sábado, 27 de diciembre de 2008

El día después de Navidad



En algún lugar, del mundo, en una dimensión paralela que desconozco, se ha dado libre el viernes y el sábado después de Navidad a los empleados, haciendo un puente para que la gente descanse a sus anchas. Yo no he tenido esa suerte, y he tenido que asistir a la obra como siempre, a pesar de haber advertido oportunamente a mis superiores de las consecuencias que esto puede acarrear. Y las consecuencias no tardan en aparecer el día de hoy.

- ¡Ingeniero, que puntual es usted! ¡Ha llegado a la hora el día 26 de diciembre!
- Mamá, ¡Hoy tuve un sueño espantoso, soñé que me obligaban a ir a trabajar un día después de Navidad!... Eeehhh…. ¡Pucha, no era un sueño! ¿Qué me mira Usted, señorita?, vuelva a su trabajo, por favor…

Ahora tengo que tratar con las ausencias post-navidad. Aplicaré todos los cursos de manejo de personal que he seguido:

- ¿Donde está el Ingeniero Huascasonco? ¿No ha llegado?
- Ha avisado que no puede venir, que está enfermo…
- Señores, esto nos deja un grave problema por dilucidar… ¿Enfermo significa empachado de pavo o resaqueado de champán y cerveza?


- ¡Adelioooo! Ven aquí… Tú, que hasta el día de hoy no has sido más que el chupe nro. 23 en el escalafón, ha llegado el momento de reconocer tu fidelidad casi perruna, y ascenderte hasta el puesto de ese irresponsable del Ingeniero Huascasonco, y además... ¿Qué te pasa, Adelio, que tienes esos ojos tan rojos y esa cara? ¿Tú también has estado tomando hasta tarde en Navidad? ¿Por qué no me contestas? Ahh, estás afónico… Si, pues, la noche de Navidad estuvo un poco fría… Yo también estoy medio zombi, como ves, pero eso no afecta mi rendimiento…
- ……
- Bueno, si, me vine en pijama y me tuve que poner el mameluco encima, pero ya estoy despierto ahora…. Ohhh... Está bien, Adelio, buscaré a otro que haga ese trabajo…

Otro problema son aquellos que sí han hecho una pausa para recordar el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, en vez de venir a este trabajo de…

- Ingeniero… están avisando que no nos va a llegar la pintura que solicitamos… El proveedor no atiende hasta el lunes…
- Hmmm…. Voy a llamar a nuestra oficina central para avisar que busquen otro proveedor urgente…
- Ya lo intenté, inge, pero en nuestra oficina tampoco atiende nadie… Les han dado libre hasta el lunes…

Mi plan de venganza también fracasa. Todo el personal de la oficina ha desconectado sus radios y sus celulares. Los imagino gozando en alguna playa sin sentimiento de culpa alguna.

Ahora viene el Ingeniero de Seguridad y Buenas Costumbres, la persona más formal de la planta.
- Ingeniero, ante todo, Feliz Navidad, espero que la haya pasado bien en compañía de su familia… Mi presencia se debe a que debo notificarle que el día de hoy, mientras hacía mi recorrido habitual por la planta, he encontrado a dos de sus trabajadores sobre el andamio situado en la pared este del edificio de máquinas, el cual tiene dos cuerpos, los trabajadores se apreciaban visiblemente cansados y en estado de dormitación …
- ¿Qué?
- Estaban durmiendo en lo alto del andamio…
- ¿Tenían puesto el equipo de seguridad para trabajo en altura?
- El reglamento de Seguridad, en su sección 4.3.5.1, establece claramente que para realizar cualquier trabajo de riesgo, el trabajador debe estar despierto…
- ¿El reglamento dice específicamente eso?
- Así es, ingeniero, ese párrafo se agregó en la última revisión, porque ese caso ya ha ocurrido antes… Le informo que en el transcurso del día usted recibirá por escrito una reprimenda formal, y los dos trabajadores deberán pasar una charla de inducción sobre la seguridad en el trabajo…
- ¿Esa charla podría ser inmediatamente? Así mis trabajadores tienen tiempo de dormir…

Por último, en la tarde, llega el supervisor del cliente, también con cara de alguien que acaba de despertar.
- Ingeniero, buenas tardes, vengo a ver el progreso de la obra… ¿Por qué hay tan poca gente trabajando?
- A ver… según el registro, tenemos personal que se ha reportado enfermo, personal que pidió permiso el día 24 para viajar a su tierra, personal que salió a almorzar y ya no ha regresado, y personal que se ha escondido a dormir en algún lugar de la planta, he destinado una cuadrilla a buscarlos, pero no han regresado todavía, me temo que también se han quedado dormidos…

Me he ganado otra reprimenda escrita por esta maldita manía de decir siempre la verdad. A la hora de salir a mi casa, me llama mi superior, que acaba de regresar de la playa.
- Ingeniero, vaya planeando el trabajo para trabajar este fin de semana y la semana de año nuevo…

viernes, 19 de diciembre de 2008

Paseando con Papa Noel



Ahora que ya el ambiente navideño está en todo su ambiente, me fui a dar una vuelta por la ciudad a ver si encuentro algo que les pueda regalar a mis sobrinos. Cual no sería mi sorpresa al encontrar al mismísimo Papa Noel. No a alguien disfrazado de Papa Noel, sino al mero mero, al inimitable, al único. Me saludó con una gran sonrisa.
- ¡Hola Tonto! ¿Te acuerdas de mi, verdad?
- Claro que sí, Don Papa, me acuerdo que te metías por la ventana a mi cuarto, porque yo no tengo chimenea…
- No me digas así, dime Don Nico, si quieres… Y si, pues… me acuerdo del perro que tenías, que le habías enseñado a darme la patita… buenos tiempos aquellos…
- ¿Te acompaño un rato? Así vamos conversando… Te puedo ayudar a cargar tu bolsa…
- Gracias… Ten cuidado nomás… Ahora es peligroso ser Papa Noel… Vas a ver…
En efecto, a la siguiente esquina nos atacó un furibundo comerciante.
¡Oe, Chombo! ¿Dónde te habías metido? ¡Seguro que has estado chupando otra vez! ¡Pero yo te voy a enseñar a llegar tarde, pedazo de…!
- Hey, cuidado, - intervine - Se está confundiendo de Papa Noel, este es el de a de veras…
- Oiga, tiene razón, este es disfraz fino… Disculpe, pero es igualito al Chombo…

Seguimos pasando y aparece un niñito que se ha separado de su madre. Se acerca, y sin decir nada le encaja a Papa Noel un furioso patadón, para luego irse corriendo, protegido por sus padres.
- ¿Qué pasó?
- No sé… Desde hace algún tiempo ocurre esto… Parece que alguien les enseña a los niños a patear a Papa Noel…
- Y eso que no has visto cómo agarran a los que se disfrazan de pollos…

Ahora pasamos por un centro comercial, donde escuchamos mi peor pesadilla: Las canciones navideñas de Luis Miguel.
- Vámonos, Don Nico, cada vez que escucho esto me dan ganas de asesinar a alguien… A Luis Miguel, por ejemplo…
- Luis Miguel… Si, me acuerdo de él también… Le dejé de dar regalos porque se volvió un niño demasiado engreído…
- Ah… Y ahora se está vengando… Pero no te pongas triste, vámonos a otro sitio…
Pero no tenemos tiempo de irnos. Nos intercepta otro Papa Noel, pero este sí con barba falsa y panza de almohadón. Viene en son de guerra y le da un empellón a Don Nico.
- ¡Oiga! ¡Usted no puede estar aquí! ¡Este es mi territorio, y nadie más que yo trabaja aquí!
- Ya nos ibamos… Y además, demuestre usted un poco mas de respeto con el verdadero Papa Noel…
- ¿El verdadero? Sí, seguro… ¡Anda a contarle esa a tu vieja!

Ahora empiezo a entender lo difícil que debe ser la vida de Papa Noel. Por suerte se acerca un grupo de chiquillos.
- ¡Papa Noel! ¿Cuándo me traes mi PlayStation?
- ¡Papa Noel! ¡Mi Barbie Malibú con spa y centro de belleza!
- ¡Papa Noel! ¡A mí también! ¡Mi auto a control remoto!

- ¡Un momento, un momento! Dije, tratando de dispersar un poco la multitud. ¿Quiénes de ustedes se ha portado bien este año?
Casi me linchan por aquella pregunta. Pero Papa Noel, más canchero que yo, los recibe con ternura.
- A ver niños, cuéntenme lo bueno que han hecho este año… Yo sabré si están mintiendo…
Al ver el rostro del verdadero Papa Noel, los niños comprenden que será inútil tratar de engañarlo, y se van uno a uno.

- Así se está poniendo todos los años… Los niños se portan mal, y quieren que les den regalos…
Por un momento me asalta el temor de que Papa Noel también sea víctima de la depresión navideña, cuando llegamos a un cruce y uno de los niños que venden caramelos a los automovilistas se acerca. Sin decir nada, Papa Noel saca de su bolsa un juguete de madera sencillo, nada especial. Cuando el rostro del niño se ilumina al recibirlo, siento, sin saber porqué, que he presenciado un milagro.
- Ese juguete… ¿Qué tenía?
- Nada… Lo hice yo mismo… Soy carpintero ¿Sabes?
- Pero el niño…
- No tiene madre, y vive con un viejo que le hace vender en las calles… ¿Crees que hubiera sido mejor darle dinero o un juguete caro? Se lo habrían quitado y se habría quedado sin nada. Ahora tendrá algo de felicidad en esta Navidad…
- Entonces, los juguetes de la bolsa…
- Los he hecho todos yo mismo… Hace mucho tiempo, antes del traje rojo, los trineos y los árboles de Navidad, yo repartía juguetes de madera a los niños más necesitados, a cambio de ver la sonrisa de sus rostros… Poco a poco dejé de ser Nicolás y me convertí en Papa Noel, pero nunca he olvidado mi misión, aunque los demás parezcan creer que solo se trata de comprar cosas inútiles…

Me despedí de Don Nico. No pensaba que fuera Papa Noel quien me enseñara algo de lo que significa la Navidad…

sábado, 13 de diciembre de 2008

Un tonto en el trabajo


Esta semana encontré un artículo que explica varias de las cosas que han estado pasando en mi centro de trabajo. Como siempre, los estudiosos norteamericanos han descubierto algo de lo que todos sabiamos desde hace tiempo, pero que nadie se había atrevido a publicar antes.

El artículo es cortesía del blog "Empowerment": Haciendo clic en el enlace verán el post original.

Tiziana Casciaro y Miguel Sousa Lobo reportan un estudio en el que se investigaron más de 10,000 relaciones de trabajo encontrando que los compañeros de trabajo tienden a ser elegidos no por su capacidad sino por su simpatía. En la investigación se clasificaron a los compañeros de trabajo de acuerdo a cuatro arquetipos:

· El patán competente: sabe mucho pero nadie lo tolera
· El tonto simpático: no sabe mucho pero todo mundo lo quiere
· La estrella competente: es capaz y agradable
· El patán incompetente: ni sabe ni es agradable

El más interesante resultado de la investigación es que la gente prefiere tener como compañero de equipo a alguien que es un tonto simpático que a un patán competente. Los tontos simpáticos pueden llenar espacios entre grupos y personas que de otra forma impedirían la interacción.
La conclusión de los autores es que los managers debieran proteger a los tontos simpáticos asignándolos a posiciones donde su talento para llenar espacios no se desperdicie y ayudar a los patanes competentes a desarrollar habilidades sociales.
Es decir, ¡Protejamos a los tontos en el trabajo! Mi futuro depende de ello.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Diógenes, un tonto filósofo



Siguiendo con mi intención de mostrar ejemplos de los tontos que me han precedido en la tarea de mostrar al mundo que las cosas no son como los inteligentes las piensan, hoy narraré en mi tonto estilo la vida de Diógenes el Cínico, quien más que cínico, era tonto, como veremos a continuación:

Diógenes nació en Sinope, y era hijo de un ciudadano acomodado, como decimos de las personas que le hacen asco a los pobres, pero no quieren que los demás se enteren que son ricos. Precisamente para ver que hacía con la plata del papá, Diógenes consultó al oráculo. Como el oráculo da siempre respuestas inciertas, le respondió algo así como "Crea tus propios valores". Diógenes tomó la respuesta por el lado menos amable, y fue hallado culpable de falsificar monedas, hecho que le mereció la expulsión de la ciudad. Diógenes no lo sabía, pero el que lo botaran como a un perro era un anticipo de su destino. “Yo me voy, pero ustedes se van a tener que quedar” fueron sus palabras de despedida.

Rodando, rodando, llegó hasta Atenas, donde conoció a Antístenes, el fundador de los Cínicos. Ser cínico no era, como lo es hoy, un adjetivo destinado a nuestros políticos cada vez que los escuchamos defenderse de las acusaciones que les hacen. Un cínico era alguien que vivía la vida simple, sin complicaciones, tomando el ejemplo de un perro. Diógenes, como decíamos, se hizo discípulo de Antístenes, a pesar de que éste no quería tener discípulos y lo botaba de su lado por las buenas o por las malas.
Diógenes tomó entonces la forma de vivir de los cínicos, e instaló su domicilio en la plaza de Atenas. “Es tan buen sitio que hasta los dioses viven aquí” decía, refiriéndose a los templos de la plaza ateniense. Por lo demás, tener edificios públicos y templos le parecía a Diógenes un desperdicio de mármol y otros recursos.

Para Diógenes, la felicidad consistía en no codiciar nada y conformarse con la menor cantidad de bienes (gran ejemplo para toda la clase política). En su afán de desprenderse de todo lo superfluo, botó todo lo que tenía, y dormía en un tonel, siendo así el precursor de los “homeless” y del Cavo del 8. Un día, que estaba henchido de orgullo por no poseer nada, vió a un niño tomar agua haciendo pocillo con las manos, y exclamó: “Ah, pucha, todavía me sobraba algo”, y tiró su jarrito de barro.

Para alimentarse recurría sin pudor a la mendicidad, y aprendió a comer cualquier cosa, incluso carne cruda o descompuesta. Una vez uno de sus amigos tardaba más de lo habitual en darle las sobras de la semana, y Diógenes le dijo: “Ya, pues, que te estoy pidiendo para mi comida, no para mi entierro”.

Otra de sus gracias fue pasear en pleno día con una linterna. Cuando alguien le preguntaba que hacía, la respuesta era: “Busco a un hombre”. Esto le creó alguna mala fama, pues los atenienses empezaron a creer que estaba saliendo del closet, como se dice ahora.

También tuvo sus ratos malos. Durante un viaje, su barco fue atacado por piratas, y los terminaron vendiendo como esclavo en Creta. Su dueño le dio la libertad después de un tiempo. Con lo que se demuestra que no hay tonto sin suerte.

El más famoso de sus episodios ocurrió cuando estaba tomando el sol indispensable para mantener su famoso bronceado natural, y un grandote se le atravesó. “¿Tú quién eres?” le dijo. “Yo soy Alejandro Magno” le respondió, sorprendido de que no lo reconociera, a pesar de ser el dueño de toda Grecia y alrededores. Como Alejandro respetaba mucho a los filósofos, quiso mostrarse magnánimo y le dijo: “¿Hay algo que desees? Yo puedo proporcionártelo”. Diógenes, que en su vida aduló a nadie, no iba a empezar ahora, y le respondió: “Que te quites para un costado, que me estás tapando el sol”. Alejandro, aunque tenía el genio vivo y había mandado a varios a conversar con Plutón por menos que eso, quedó sorprendido y se retiró sintiendo un gran respeto por aquel que no le temía ni lo adulaba.

La muerte de Diógenes está envuelta en el misterio, aunque las historias todas se refieren a un fin tonto. Algunos dicen que murió intoxicado después de comer un pulpo crudo, otros refieren que simplemente se cansó de vivir y contuvo la respiración para no fastidiar a nadie. Por último, hay quien afirma que murió a consecuencia de las mordeduras de un perro. Yo no creo esta última. Los perros no son tan malagradecidos para morder a alguien que vive como ellos.

Me despido.

sábado, 29 de noviembre de 2008

El tonto eres tu




Me dices tonto por brincar de alegría por un simple atardecer
Tonto tú que que agachas la cabeza por el brillo del sol.

Me dices tonto por perder el tiempo imaginando el mundo ideal
Tonto tú que dices trabajar y no logras nada.

Me dices tonto por correr de prisa a un sueño invisible
Tonto tú que dices tenerlo todo y deseas las cosas de los demás.

Me dices tonto por apagarme en un sueño profundo y real
Tonto tú que ni las sábanas de seda acarician profunda tu alma.

Me dices tonto por creer el universo infinito
Tonto tú que sólo conoces el camino del trabajo a casa.

Me dices tonto por endulzar mis oídos con música extraña
Tonto tú que solo escuchas las necedades del mundo.

Me dices tonto por pasar horas leyendo la mente de un extraño en hojas de papel
Tonto tú rodeado de kilos de papeles pero ninguna carta de amor.

Me dices tonto por saciar mis ojos con el más simple charco de agua de lluvia
Tonto tú que apenas tienes tiempo de lavarte el rostro.

Por último, me dices tonto por llamarte tonto
Tonto yo por hacerte caso...


Esta es una tontería del blog Dividiendo entre cero, al cual agradezco la deferencia de permitirme reproducirlo.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Pobre Bush


El día de hoy George Bush ha llegado a mi país. Pobre Bush. Ha llegado en su famoso Air Force One al aeropuerto militar, así que no sabrá lo que es llegar a nuestro aeropuerto, ahora que está tan bonito. Luego va en un auto blindado y con lunas polarizadas hacia el hotel. Aunque quisiera ver el paisaje, sus guardaespaldas no lo dejarán. Están convencidos de que cualquier lugar fuera de los United States está lleno de enemigos y su vida peligra. Aunque no les falte un poquito de razón, no se expondrán al alcance de los nativos. Son pobres y esa es razón suficiente.
Ya en su hotel, lo mantendrán aislado del resto del mundo. Cuando salga a una de las reuniones programadas durante la visita, cerrarán las calles a su paso, así ni siquiera sabrá cómo son los autos o sus conductores en este país. Aún así, si alguien se le acerca con malas intenciones, para eso ha traído a uno de sus portaaviones, dispuesto a arrasar con la ciudad si es que algo le pasa.
Durante su visita solamente hablará con personas que ya lo conocen o que han sido cuidadosamente seleccionadas, cuyas vidas han sido cuidadosamente investigadas y aprobadas por sus servicios de inteligencia. Esas personas han sido aprobadas porque piensan exactamente igual que George Bush. Es que no es bueno contradecir al hombre más poderoso de la nación más poderosa del mundo.
Las preguntas que se le hagan, si es que se le hace alguna, deberán ser declaradas previamente, analizadas y contestadas por sus asesores, para que así George Bush solo tenga que repetir lo que le dicen sus asesores y no pueda decir algo inconveniente. Sin sus asesores no sabría ni siquiera en qué país está. Por lo menos, y durante estos días, recordará que está en Perú, que es un estado de ese país llamado Latin America, que es un territorio montañoso con llamas y gente pobres redskins, y que necesita ayuda para erradicar la cocaina, aunque no es políticamente correcto arrasar las plantaciones con napalm y matar a todos los campesinos que la cultivan.
Durante las recepciones en las que será el invitado de honor, no podrá probar el cebiche ni la papa a la huancaína. Invitarle algo que tenga ají será considerado por sus agentes de seguridad como un atentado contra su vida. Sería muy indecoroso que el hombre más poderoso del mundo suspenda alguna importante reunión debido a una diarrea.
Tampoco nadie le podrá ofrecer un pisco sour, ya que es un alcohólico en rehabilitación. Aunque le quede un mes y medio en el cargo, una recaída sería catastrófica para el mundo, ahora que la bolsa de New York está tan sensible.
Al final de las reuniones, firmará acuerdos para que sus amigos tengan aún más millones, se tomará fotos con otros jefes de estado de países que no podría decir ni en que continente quedan, y se llevará algún recuerdo previamente revisado por sus agentes de seguridad, no sea que tenga alguna sustancia que le pueda afectar de alguna manera.
Cuando termine todas esas reuniones, se irá como vino. Sin ver a nada ni a nadie. Si es que alguien le pregunta en casa cómo es el Perú, no podrá responder, pues solo ha estado en el auto, en un hotel con ventanas tapadas y en reuniones en salas iguales a las que encuentra en cualquier país del mundo.
Pobre Bush. Está en mi país pero no conocerá el Perú.

domingo, 16 de noviembre de 2008

El primer día de sol



En un post anterior, indicaba que el clima se porta en nuestra ciudad como los propios habitantes de Lima. La primavera es uno de esos casos. Llega tarde y pidiendo disculpas por el retraso.

Cuando en el mundo civilizado (es decir, en el extranjero) se anuncia el principio de la primavera, esta empieza puntual, el frío invernal se retira, los árboles, no cortos ni perezosos, empiezan a reverdecer y el cielo se limpia de nubes. Todo muy organizado y programado. Aquí, en cambio, se hacen todas las celebraciones habituales de inicio de la primavera bajo un cielo totalmente cubierto de nubes y un frío invernal. Los árboles, como si con ellos no fuera la cosa, siguen tan verdes como todo el año. Y el clima sigue igual hasta fines de octubre, en que empiezan a aparecer tímidos rayos de un sol frío que duran pocos minutos y no quitan la sensación invernal. No parece sino que la primavera, al igual que el resto de los limeños cuando se les encarga algo, se hace el que está empezando a trabajar y se disculpa diciendo “Ahorita empiezo, un ratito nomás”.

Es que aquí no tenemos, como en otros sitios, cuatro estaciones. Solamente tenemos temporada de calor y temporada de frío. Para no sentirnos tan mal hemos inventado una cosa llamada “media estación”, que es el pequeño lapso de cambio de temporada y en que no sabemos si va a ser un día veraniego o un día con frío, nubes, garúas y toda la cosa invernal. Claro que, para los turistas, nos ponemos alegres el 23 de setiembre por el día de la primavera, y nos ponemos tristes cuando empieza el otoño. No vaya a ser que alguien diga que la globalización no nos toca también a nosotros.

Así, pues el invierno ha durado hasta ayer. Ayer sí ha hecho un sol fuerte, con ínfulas veraniegas. Casi sin aviso, casi de sorpresa. Es que el clima, se porta también como un peruano, que la llegada de la inspección se pone a chambear duro para mostrar que hace su trabajo.
Los limeños, que nunca sabemos cuándo va a cambiar el clima, y a estas alturas del año ya hemos olvidado cómo son los días de sol, sentimos que nos sacado la lotería de la primavera, y salimos a la calle felices y contentos con ropas veraniegas. Las mujeres vuelven a salir con sandalias y minifaldas, y los hombres muestran su físico en camiseta. Pero a estas alturas del año todos estamos aún con la piel blanca, pues no hemos tenido tiempo de salir a la azotea ni de ir a ese gimnasio que tiene lámparas para broncearse bajo techo (si, pues, es mal visto ir a la playa sin estar totalmente bronceado). Hoy hemos parecido una procesión de fantasmas. Hasta yo me he sorprendido de mí mismo al salir en camisa manga corta y pensando que alguien en la calle me va a decir ”gringo”.

Las tiendas de ropa, que no sabían hasta hoy cuándo empezar a ofrecer la ropa de verano, las han sacado a toda prisa, aún oliendo a naftalina, para ofrecerla a igualmente apurados compradores, que se acaban de dar cuenta de que ya se está el fin de año a la vuelta de la esquina y no están equipados para el verano. Hasta los heladeros salen de su retiro y ofrecen helados a la gente.

Pero el sol, que también es peruano, se cansa de trabajar a media tarde y manda mudar, dejando a los transeúntes con un viento frío que nos dejará con el resfrío que se pone de moda también en esta época.

Feliz sol.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Mentalista, Médico, Estúpido

Normalmente escribo en este blog historias sobre tontos, pero esta vez narraré la de un estúpido. En un post anterior indiqué la diferencia entre un tonto y un estúpido: El tonto, cuando falla, lo hace sin intención y creyendo sinceramente que lo que hace está bien. El estúpido, en cambio realiza sus actos con plena conciencia y esperando sacar un provecho de los mismos, creyendo que los tontos son el resto de las personas. Así pues, referiré la historia como para dejar clara esta diferencia:

Carlos Santillana es un nativo de Cáceres, en España. Un día apareció en su ciudad natal anunciando sus poderes de mentalista. Comentaba que había regresado de Madrid, donde había sido asistente de una prestigiosa periodista de televisión. Como mentalista anunció varios trucos, como esconder en una conocida torre de la ciudad el número que saldría premiado en la lotería navideña, anunciar el sexo del primer hijo de la princesa Leticia, y anunciar que detendría el reloj de La Puerta del Sol cuando dieran las campanadas de fin de año. El primero es un conocido truco de cambiar el sobre, el segundo tiene una probabilidad del 50%, y en el tercero, los malvados relojeros de la Puerta del Sol impidieron que el reloj se detenga.

En Trujillo de Extremadura, anunció un truco espectacular. Se enterraría en la Plaza Mayor bajo 3,000 kg de tierra y pasaría cuatro días así. Toda una prueba capaz de dejar su nombre impreso en la posteridad. El día señalado, se vertieron efectivamente las toneladas de tierra sobre el ataúd en donde se había encerrado. Todo salía de maravillas, hasta que unos jóvenes vieron que sacaban una bolsa de plástico negro hacia una camioneta. Dentro iba don Carlos. Cuando el resto de la ciudad se enteró, se armó el escándalo. Don Carlos se defendió diciendo que no era una estafa porque no había cobrado por hacer el truco. Pobrecito.

Como el mismo había dicho, estos trucos no daban lo suficiente para comer, así que anunció un nuevo concepto en trucos, algo que ni David Copperfield, ni Chris Angel, ni David Blaine, ni ningún otro había intentado antes: Declaró que iba a a apagar todas las luces de la torre Eiffel sin necesidad de moverse de su cuarto de hotel en Madrid, y que en ese momento todos los aparatos de televisión presentarían un mensaje. Este mensaje sería el nombre de la empresa que colabore con los gastos de tan difícil truco. Un empresario español pensó (pensar es un decir, más bien fue lo bastante tonto) que era una buena inversión y firmó contrato con don Carlos. Inexplicablemente, las luces de la torre Eiffel se negaron a obedecer el mandato, y los televisores siguieron con su programación habitual.
Como resultado, la corte declaró que don Carlos debería pagar 6,000 euros al pobre empresario. Lo malo era que para entonces el mentalista había hecho un acto de desaparición y no se le pudo ubicar.

En realidad, estaba en la ciudad de Plasencia, trabajando en la profesión que según sus propias declaraciones, había obtenido sacrificadamente mientras alternaba sus estudios con la ingrata profesión de mentalista. Era médico. Trabajaba, como decíamos, en un centro médico como médico general. Las autoridades notaron que algo no cuadraba con este médico: leía los encefalogramas al revés, y no sabía interpretar una radiografía. Así que pidieron sus certificados. No hay problema, dijo, y trajo un título de médico… del Perú. Le pidieron la homologación del Ministerio, y la trajo; le pidieron las calificaciones, las notas que había obtenido, y las entregó. Aún así, el Colegio Médico de Cáceres no se dio por vencido y pidió a un médico que iba a viajar a Perú que preguntara por Carlos Santillana en la universidad en la que en teoría había conseguido ser médico. En Perú comprobaron que su número de colegiado correspondía al de otra persona, que sí era un médico reconocido como tal.

El Colegio de Cáceres avisó entonces del supuesto fraude de Santillana, comunicándoselo a todos los colegios de España. El antiguo mentalista se enfadó con los responsables del Colegio de Médicos y les llegó a amenazar con denunciarles.

Mientras tanto, el caso puso al descubierto una red de tráfico de títulos profesionales que lleva ya varios detenidos, incluyendo al famoso mentalista, y que nos ha puesto las cosas más difíciles de lo que ya eran a los peruanos que queremos viajar a España. Todo por un estúpido que cree que los demás son tontos.

En sus últimas declaraciones, ha dicho que es víctima de un complot y que es un inocente médico que nada más no sabe hacer cirugías. Ese tipo de declaraciones ya las hemos visto por aquí bastante últimamente y ya sabemos lo que significan.

Este es un ejemplo, como dije al principio, de un estúpido y no de un tonto. Espero que ahora quede clara la diferencia.


PD. A diferencia de otras, esta vez la historia es real. Puede leerse aquí:

sábado, 1 de noviembre de 2008

El Día del Halloween Criollo



El día 31 de octubre, nuestra Lima muestra nuevamente esa duplicidad que la separa del resto del Perú, a la vez que la acerca de la peor manera al resto del mundo. ¡Celebremos el Halloween!, ¡No importa que sea una fiesta que nada tiene que ver con nosotros, que para eso sirve la globalización!
Para que los patrioteros no se quejen, les pondremos música criolla al día de las brujas. Peruanicemos el Halloween, señor, que es la manera de integrarnos al mundo. Nosotros los peruanos también tenemos nuestras brujas y espantos, ¿Qué se cree usted, jovencito? ¿No ha oído hablar de las brujas de Cachiche, de los chamanes del norte, del pishtaco, del Tuno y hasta del Jarjacha?
¿Calabazas? ¿Dónde cree usted que está, en Estados Unidos? ¡Agarre un zapallo y córtelo con dibujitos de caras, que así es más barato, y además, más peruano! ¡Habráse visto!
¡Si no le gustan los valses, que es música para viejos, escuchemos al Grupo 5, a los Calientes, Yaipenes y demás, que eso también es música peruana, aunque a los criollos de antaño no les guste!
¡Si lo que busca usted es la historia del Halloween, inventaremos que el 31 de Octubre es el día en que los cantantes criollos salen de sus tumbas para cantar en peñas y restaurantes, tocando cajones de muertos y huesos de quijada de burros muertos a latigazos! ¡También le contaremos la historia de José Antonio, el jinete sin cabeza que va en caballo de paso por la Pampa de Amancaes!
Para celebrar, nos disfrazaremos del zombie de Felipe Pinglo, flaco como una calavera, y el fantasma de Lucha Reyes, cantando “Regresa”, yéndonos abajo del puente y la Alameda, donde pena el fantasma de Chabuca Granda!
¡Ahora mismo usted podrá encontrar disfraces de Marinera resbalosa, de pirata que no quiere una tumba ni una cruz ni corona, o de Plebeyo! ¡Los hay en todos los tamaños, desde la talla Cecilia Barraza, hasta la talla Fabiola de la Cuba!
¡Los niños pedirán dulces de puerta en puerta, y recibirán suspiros a la limeña, alfajores, chocotejas y mazamorra morada!
¡Así se celebra el Halloween en mi tierra, señor!

domingo, 26 de octubre de 2008

¿Y si no hubiera Dios?



Mirando otros blogs, veo de vez en cuando algún post que habla de Dios. Y normalmente encuentro entre los comentarios a alguien defendiendo su ateísmo de manera tan fanática que me hace pensar en que si el ateismo fuera una religión estas personas serían fundamentalistas predicando una Jihad contra cualquier Dios que se le ponga al frente.
Me gusta una frase de la Madre Teresa, cuando le preguntaron por qué existe el hambre en el mundo. Porque tú y yo no compartimos lo que tenemos, fue la simple respuesta.
Ahora que es el mes morado, es bueno pensar un poquito. Pondré algunas reflexiones apresuradas a continuación:

¿Qué pasaría si no hubiera Dios? ¿Significaría que no existen el bien y el mal? No creo, ya que eso lo vemos todos los días. Muy bien, entonces nadie me premiará por el bien que haga ¿y es por eso que haría una buena acción o ayudaría a alguien que me necesite? ¿Por una mezquina recompensa? Entonces no he hecho el bien. Ha sido un acto de interés.

¿Tendríamos entonces permiso para hacer el mal a nuestros semejantes? Si no tendré una recompensa en el cielo, tampoco tendré un castigo en el infierno. ¿Y qué gano haciéndole mal a alguien? Sería entonces un estúpido gastando tiempo y energías en algo que ni me va ni me viene.

¿Si no existiera el fin del mundo? Eso es algo que me molesta de aquellos que tratan de convertirme y me amenazan con el juicio final, como las madres que amenazan a sus hijos diciendo “Espera que llegue tu papá, que el te va a castigar”. La cosa es así de simple. Si yo ayudo a las personas y me porto bien, es porque sé que es lo correcto y porque así me siento bien conmigo mismo. No por miedo al Juicio Final. No porque Dios me esté vigilando y apuntando en una lista lo que no le gusta para después cobrarme cuentas.

¿Si Dios existe, por qué permite que el mundo esté como está? Asumamos que Dios no existe. Eso significa que todo lo malo que ocurre en el mundo es culpa de nosotros, y si no lo arreglamos, nadie lo va a arreglar por nosotros. Entonces los ateos no tienen disculpa para quedarse mirando cómo se hace tanta barrabasada sin hacer nada.

¿Si alguien pudiera probar que Dios no existe? Entonces significaría que estamos solos y no tenemos a nadie. Esto debería ser suficiente para unirnos y hermanarnos. Significaría entonces la prueba de que todos somos iguales y no hay un Dios que favorezca a unos y rechace a otros.
Tal vez entonces sería maravilloso que hiciéramos de cuenta que existe Dios, que quiere que todos nos amemos, que no nos pida que vayamos a la iglesia, pero si que tratemos a los demás como a quisiéramos ser tratados.

¿Y si Dios existe? Entonces lo que pasa es que puede estar en todas partes, pero no se da abasto para arreglar todas las estupideces que hacemos. Empecemos pues a tratar de aliviarle el trabajo ayudando al que nos necesita. Y no tenemos que buscar mucho para encontrar a alguien que necesita al menos una sonrisa amable, que no nos cuesta nada tampoco.

Una persona que trataba de “convertirme” me preguntó una vez ¿Usted cree en Dios? Yo, que no me había hecho seriamente esa pregunta, me puse a sacar cuentas, y le respondí: “No lo sé bien, pero de lo que sí estoy seguro es de que Dios cree en mí.”
Y a juzgar por ciertas cosas, últimamente pienso que no solo eso, sino que además me tiene una fé bárbara.

sábado, 18 de octubre de 2008

Un poema tonto




El "cortar y pegar" ataca de nuevo. Esta vez desde
donde encontré un poema tan tonto que merece estar incluido en mi humilde paginita.

Una Historia Tonta de Caballería

Creía que habia nacido caballero,
un tortazo de mi padrastro me bajó del candelero,
mejor lo dejamos en hijo de un herrero,
que más bien me parecía ser de un carcelero.

Trabajé mucho tiempo forjando hierro,
soñando en llegar a ser algún dia caballero,
con armadura y gran espada de torero,
daba la impresión que me llevaban al matadero.

Pasaron los años que parecian siglos,
y por fín me encomendaron caballero,
de la orden de San Nicolás,
de los que mucho quitas y poco dás.

Fama y fortuna es mi meta,
aparte de alguna niña Julieta,
que me esté esperando con toda su jeta,
asomada a la rendija de su puerta.

Caballo al trote, que no al galope,
pués el pobre jamelgo sufrió una caida,
dándose un buen golpe en la zurda,
que parecía más bien un ave zancuda.

!!Maldita mi suerte¡¡,
que entre mi jamelgo cojo,
y mi amada posadera,
parecia un cuento de aqui te cojo,
que una historia a lo Romeo y Julieta.

Al final me casé con mi posadera,
y tuvimos cinco hijos a base de teta,
vendí mi pobre jamelgo y compré una herrería,
a base de martillazos me gané el pan de cada día.

Esta es la historia tonta de Matias el Quejeta,
y su bella dama la posadera,
ni fueron felices ni comieron perdices,
más toda la vida fueron de narices,
soñando ella con su caballero,
con armadura y escudero,
soñando él con su doncella amada,
delgadita y con su piel aceitunada.

Y el jamelgo a lo lejos, en la quinta legua,
deseando una yegua de buen linaje,
para montarla de un buen viaje...

viernes, 10 de octubre de 2008

El Safari de Otorongos



Estoy de viaje por la selva, con un guía que conoce todos los rincones de la selva, en busca de los elusivos otorongos. Llevo mi cámara y muchas ganas de emociones fuertes. El viaje ha comenzado muy temprano y ya llevamos varias horas de camino.
- ¿Por que no hemos visto nada hasta ahora?
- Todavía falta pa’ su sitio de los otorongos, profe… Además, ellos salen más a la tarde, ahorita están durmiendo todavía, bien flojos son…
Mucho rato después, vemos por fin en un claro del bosque a un otorongo que está descansado solo sobre una piedra.
- Mira, allá hay uno…
- Pucha, mala suerte
– Dice mi guía – Ya nos vió el otorongo…
- ¿Cómo lo sabes? Si ni siquiera se mueve, y pone cara de gatito…
- Por eso mismito, pues… cuando se dan cuenta de que alguien los mira, se hacen los inocentes, pero cando creen que nadie los ve, bien feroces se ponen...
En efecto, el otorongo hacía cara de "yo no fui" mientras trataba de esconder un pequeño roedor atrás de una piedra. Decidimos irnos a una cocha o recodo del río donde se reúnen los otorongos.
- Mire, profe, los papagallos están volando en dirección contraria a la nuestra…
- ¿Y eso es bueno?
- Si, profe, los papagallos le avisan al resto de la selva donde es que están los otorongos...

En efecto, una banda de papagallos de plumaje rojo pasa gritando estruendosamente, como diciendo “Ampay, Ampay, Ampay”.
- Normalmente los otorongos son muy territoriales, tienen su sitio para ellos solos, pero de vez en cuando se reúnen por acá
– Me dice en voz baja, mientras avanzamos ocultos por la vegetación.

Ahora si observamos la reunión de otorongos en todo su esplendor. Están organizados en pequeños grupos. La mayoría está tomando el sol sobre troncos y piedras, o comiendo algún pescado del río. Ya puedo preparar mi cámara y tomar fotos que harán parecer a los del Nacional Geografic como principiantes. Busco cuáles son las escenas más interesantes.

Uno de los otorongos está rugiendo mientras el resto del grupo duerme panza arriba con aspecto de estar en plena digestión.
- Mira, parece que ese otorongo les estuviera cantando una canción de cuna…
- Así son los otorongos, profe, uno se hace el que trabaja mientras los otros duermen…
- Parece que aquí no tienen miedo que los atrapen ¿No?
- No, cuando ven que los van a enjaular, ahí mismito se hacen los enfermos y piden que los lleven a la posta de la Cruz Roja, son bien sabidos…

En otro lado, uno de los otorongos le está quitando el pescado a un tigrillo que pasa por allí.
- Ay, hijito, tienes que saber compartir – Le dice mientras se engulle el pescado entero.
- ¡Oye, no seas abusivo! Le increpé, incapaz de contenerme, - ¡Consíguete tu propio pescado!
- No me da la gana – fue la seca respuesta.
- Pero… ¡Los otorongos no saben hablar!
- ¡Claro que no, y por eso no te voy a dar declaraciones, yo no tengo por qué justificarme contigo!


Aún me encontraba estupefacto cuando caí en la cuenta de que otra vez me había quedado dormido leyendo el periódico.

sábado, 4 de octubre de 2008

La Historia de Tonto



En aquella época lejana en que la televisión a colores era todavía un deleite para pocos, aun podíamos ver en la tarde series antiguas en blanco y negro en el canal 7. Y yo veía la serie del Llanero Solitario. Siempre me preguntaba cómo puede alguien ser solitario si siempre está acompañado de “Toro”. Más aún, cuando me enteré que su verdadero nombre era Tonto. Hoy voy a dedicar este post a uno de los personajes más incomprendidos y maltratados por el cine: Tonto, miembro de nuestro club solamente por el nombre, pero grande en sus acciones.


Allá por los años en que el hombre blanco se desplazaba hacia el oeste, las tribus indias eran desplazadas desde sus bosques y valles hacia regiones cada vez más inhóspitas. Tonto pertenecía a la tribu Potawatomi, la que era presionada por mercenarios blancos para desalojar las tierras fértiles. El más feroz de estos mercenarios, y quien hizo toda una industria del desalojo de indios fue Butch Cavendish. Cuando tenía diez años, la banda de Cavendish entró a sangre y fuego en la aldea de Pahoo-Ka-Ta Wah, que era el verdadero nombre de Tonto, dejándolo como único superviviente. Vagando desfalleciente por el camino fue encontrado por el también niño John Reid, quien viajaba con su familia a México. Pronto se hicieron amigo y Pahoo-Ka-Ta Wah llamó a John “Kemo Savai”, que quiere decir “Camisa Blanca”, por la ropa que usaba. Pero en el viaje, la caravana de los Reid fue atacada a su vez por guerreros Potawatomi, en venganza por las masacres de Cavendish. Esta vez el niño indio salvado se convirtió en el salvador, preservando a la familia Reid del ataque. Ambos niños se debían la vida mutuamente y consintieron en hacer el juramento de sangre que los convertiría en hermanos.

A pesar de ello, era peligroso para una familia blanca tener a un niño indio, y Pahoo-Ka-Ta Wah fue dejado en una misión mexicana cerca de la frontera. Allí se convirtió en un niño callado y aislado, al punto que los religiosos de la misión lo llamaron “Tonto”. Después de un tiempo, Tonto escapó a una aldea Potawatomi, donde fue recibido fríamente, pues estaba ya contaminado por el contacto con el hombre blanco. Así pues, volvió a huir y se unió a otros indios renegados que vivían del pillaje y ayudaban a otros indios a ambos lados de la frontera. En ese tiempo se enteró de que la banda de Cavendish ayudaba a un terrateniente en guerra contra los Rangers de Texas y preparaba una emboscada en el paso Bryant. En busca de venganza, fue hacia allá, pero llegó demasiado tarde. Cavendish había exterminado a los Rangers. Allí encontró apenas con vida a John Reid, quien a la sazón se había unido con su hermano Dan a los Rangers de Texas.

Los hermanos de sangre volvieron a reunirse, esta vez unidos por el deseo de venganza. Para evitar represalias, ambos decidieron ocultar sus respectivas identidades. Pahoo-Ka-Ta Wah se convirtió definitivamente en Tonto, y John se convirtió en el Lone Ranger, o el Llanero Solitario. Durante la recuperación de las heridas de John, fue Tonto quien lo adiestró en el rastreo, en el tiro con pistola, y le indicó la ubicación de la mina de plata secreta de los Potawatomi, de donde extraía las balas de plata que se convirtieron en su señal. Tonto fue también quien entregó a John Reid el antifaz hecho con el cuero de la casaca de su hermano asesinado, para recordar su juramento de venganza.

Las historias del Llanero Solitario sólo cuentan una parte de las aventuras de los hermanos de sangre. En realidad, ellos ayudaban tanto a los blancos como a los indios. Es falso que Tonto fuera tan solo el acompañante o “sidekick” del héroe. Cuando estaban en territorio indio, era Tonto el jefe del equipo y el Llanero simplemente el acompañante. Cuando estaban en las ciudades de los blancos, Tonto aprovechaba su nombre y hacia el papel de indio ignorante que hablaba un pobrísimo inglés (que hablaba perfectamente, además del español y varias lenguas indias), lo que le permitía enterarse de los planes de los blancos, que hablaban libremente al creer que no los entendía. Por su parte, John se quitaba el antifaz en las aldeas indias y se convertía en Kemo Savai, viviendo a la usanza india.

Después de muchas aventuras, lograron vengarse de la banda de Cavendish, quien fue muerto por el Llanero al negarse a rendirse, a pesar de los intentos de Tonto, quien quería llevarlo para ser juzgado por el Consejo de la Cinco Naciones Indias.
La muerte de Cavendish marcó el fin del Llanero Solitario y su hermandad con Tonto. Tonto quería mantener al Llanero en actividad, pues aunque ya habían sido vengados, las naciones indias corrían mas peligro que nunca. John Reid no solamente se negó, sino que además traicionó a Tonto apoderándose de la mina de plata de los Potawatomi, John decidió recuperar su identidad y fue a reunirse con el hijo de su hermano Dan.

Decepcionado, Tonto fue a vivir a una de las reservas indias en Michigan, de donde huyó al poco tiempo cansado de la miserable vida de los indios en las reservaciones y de las injusticias de los blancos. Sorprendentemente, decidió ir a vivir a Westchester, en Nueva York, con el fin de evitar la suerte de Jerónimo, preso en una reservación india y obligado a desfilar para los blancos. Allí moriría en la pobreza y sin reconciliarse con su antiguo hermano de sangre.

Esta es la historia. No crean lo que les cuentan en las películas hechas por los blancos que dicen que un hombre con un compañero indio sigue siendo solitario.

sábado, 27 de septiembre de 2008

Libros para Tontos



Normalmente las grandes transnacionales y negocios no consideran a los tontos como un público objetivo o como un sector de mercado apetecible. Excepto la colección de libros para “dummies”. Para el que no lo sabe, dummy es tonto en inglés. Pero como aquí se considera aún ser llamado tonto como una ofensa, han dejado la palabrita sin traducir. Me imagino que muchos habrán comprado uno de esos libros y después se han enterado de que estaban leyendo un libro para tontos. Y ahora tenemos una colección bastante extensa que enseñan un sinfín de actividades, como bien apunta Rudolf en su blog Always Look at the Bright Side of Your Life.
Reconozco que no he comprado a la fecha ninguno de esos libros, no por que sea un sabio, sino más bien porque soy tan tonto que no me doy cuenta de que necesito alguno de ellos. Yo supongo que, sabiendo que en realidad que son libros para tontos, se hace difícil recomendarlos:
- Oye, he leído el libro “Ortografía para Tontos”, y está muy bueno, me ha servido bastante…
- Sí, me imagino que era un libro justo para ti…

- ¿Crees que sería buena idea comprar el libro “Economía Doméstica para Tontos”?
- Si, yo creo que deberías comprar toda la colección…

Otra pregunta sería ¿Cómo se compra uno de estos libros? Me imagino sonrisas compasivas de la cajera y miradas burlonas de el cliente de al lado, que está llevando “Así Hablaba Zaratustra” de Nietzsche.

- ¿Se lleva Usted el libro “Computación para Tontos”?
- Ehh…. Si… pero no es para mí… Es para un amigo…
- Sí, seguro… También tenemos “Cómo mentir para Tontos”…

Algún otro cliente llevaría su libro a la caja con mucho cuidado, para que los demás no vean lo que está comprando, y después de revisar cuidadosamente en la librería que no haya nadie que lo conozca y pueda revelar que lo ha visto comprando ese tipo de libros:

- Señor… me llevo este libro…
- ¡OYE, CARLITOS, MIRA, EL SEÑOR ESTA COMPRANDO “ORIGAMI PARA TONTOS”!... Disculpe señor… Es que Carlitos creía que nadie se iba a llevar ese libro…

Las situaciones difíciles han de ser frecuentes:

- Cristina me ha regalado el libro “Cultura General para Tontos”… ¿Qué me habrá querido decir?...
- A mí me enamorada me regaló “Baile para Tontos”, y yo le regalé “Limpieza Dental para Tontos”

En fin, cada tonto con su tema. Yo por mi parte, he pensado en escribir un libro para esa colección. ¿Será una buena idea un libro “Escribir Tonterías Para Tontos”?

domingo, 21 de septiembre de 2008

La reunión de los celulares


Hay sitios donde la gente esta a la moda y sitios donde la gente no lo está. Así de simple, pero hay sitios donde la gente está tan a la moda, que cruza el límite de lo sensato. Un ejemplo es con los celulares. Nuestra ciudad a veces parece una competencia de quien tiene el celular más bonito, con más funciones y de mejores colores. La competencia también está en quién usa más celulares al mismo tiempo. Un vendedor amigo mío, hace gala de la colección de celulares que lleva colgados en el cinturón:
- Lo que pasa es que este es mi celular de claro, este es el de movistar, este el RPM y este es el nextel… Además en mi bolsillo llevo mi blackberry, y este celular, que es el mío, que llevo para mis llamadas personales…

Otra de las competencias que tuve que soportar esta semana, es la de los tonos de llamada. Ocurrió durante una reunión que tuve con los directivos de cierta compañía. Al ser gente de alto rango en dicha empresa, observé caras de desagrado al iniciar la reunión solicitando que apaguen los celulares durante la presentación. Como suele suceder, los directivos siempre tienen esas “llamadas muy importantes que no se pueden perder” y nadie apagó su celular o lo puso en modo vibrador. Es que parte de la importancia de la gente es que escuchen el timbre del teléfono para que los demás sepan que es una persona muy ocupada, aunque quien llame sea la cocinera preguntando que es lo que va a cocinar.

- Señores, quiero que observen estas gráficas de rendimiento de la empresa y verán la tendencia…
Parecía que estaba logrando mi objetivo de interesar al auditorio, cuando un grito de Tarzán irrumpió en la sala:
- AAAAAAAUUAAAAAUUUAAAAAAAAA!
Uno de los asistentes contestó en voz baja el celular con tono de Tarzán sin siquiera pedir disculpas. El encanto estaba roto, y tuve que concentrarme para seguir con la exposición. Hasta que sonó otro timbre, esta vez con voz de mujer charapa:
- Oye, contesta, pues, te estoy llamando!!!!
No había acabado de retomar el hilo de la exposición cuando sonó ahora una voz infantil:
- Papito, te están llamando por teléfono!!!!
- Por favor, señores, les vuelvo a pedir que pongan sus celulares en vibrador o que los apaguen, por favor….
Me hubiera sorprendido a estas alturas que mi pedido tuviera aceptación, y por toda respuesta obtuve la música del Chavo del 8, que servía de tono para otro celular.
Después de escuchar consecutivamente la música de los locos Addams, Madagascar y el Arbolito, perdí los papeles, lo reconozco:
- ¡Por favor! El próximo que suene el celular salga de la sala para contestarlo, y si me interrumpen de nuevo, daré por terminada la exposición y…
Esta vez el celular que sonó fue el mío, con un tono de música trance. Allí acabó la reunión, pues todos aprovecharon el tiempo que me demoré en decir “llámame después, que estoy en una reunión” para salir de la sala y poder conversar y mandar sus mensajes de texto a sus anchas, algunos con una evidente sonrisa de felicidad al mirarme.
Mientras me iba masticando el fracaso de la reunión, suena el prrp prrp de un mensaje de texto llegando a mi celular:
“¡Obtén los nuevos tonos de celular para tu móvil! Ahora con nuevos tonos! Envia un mensaje de texto al #XXX con la palabra TONO” Costo US$ 0.50 incl. IGV. www.tonocelular.com”
Es una buena terapia arrojar el celular desde un tercer piso, aunque algo costosa.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Jose Maria Eguren, un tonto sublime

Hoy me toca rescatar a un tonto que iluminó las letras peruanas a principios de ese siglo XX cambalache del que hablaba el tango: José Maria Eguren.

José Maria nació poco antes de la Guerra del Pacifico, en una familia de cierto abolengo pero sin mucha plata. La infancia la pasó en la campo, en la hacienda familiar y en Barranco, que en esa época era también como vivir en el campo. Era desde pequeño un niñito flaco y debilucho, de los que se enferman al primer soplo de viento, y por eso tenía un tutor y no iba al colegio, lo cual probablemente le salvó la vida, ya que hubiera sido el clásico ganso del colegio a quien todos golpean y de quien todos se burlan. Chema (supongo que lo hubieran llamado así) creció entonces tímido y soñador, es decir, todo un tonto.
Como la mayoría de los introspectivos, tenía afición por la lectura. Me lo imagino devorando los libros de la biblioteca familiar y los que llegaban a la casa. Baudelaire, Corneille, Rimbaud, Darío. Tomó como arma la poesía para expresar lo que le desbordaba del alma (¡y pensar que otros sufrimos para mantener un mísero blog!). La poesía de Eguren se nutre de las sagas nórdicas, los cuentos europeos, y de una imaginación imparable.
Manuel Gonzales Prada, quien tenía todo el carácter que le faltaba a José María, le convenció de publicar su primer libro “Simbólicas” en 1911, portándose como el niño más grande de la escuela que protege al más débil. Y ciertamente le hacían falta defensores, porque la crítica literaria del momento destrozó el libro. Es que no podian entender algo tan sencillo como esto:

Desde la aurora
Combaten los reyes rojos,
Con lanza de oro.
Por verde bosque
Y en los purpurinos cerros
Vibra su ceño.
Falcones reyes
Batallan en lejanías
De oro azulinas.
Por la luz cadmio,
Airadas se ven pequeñas
Sus formas negras.
Viene la noche
Y firmes combaten foscos
Los reyes rojos

Las críticas realmente afectaban a José María, que era muy tímido y apocado. Felizmente tenía una manchita de admiradores que lo defendían entre los que estaban Abraham Valdelomar, Cesar Vallejo, y Jose Carlos Mariátegui, quienes lo animaron a perseverar en la poesía. Posiblemente a ellos debemos que haya seguido publicando libros como “La canción de las figuras” y “Poesias”.

Es que Eguren no tenía material para ser una estrella de las letras. Era una persona amable, que no se metía con nadie, no le interesaba la política, ni las discusiones teóricas sobre los movimientos poéticos. Ni siquiera quiso abandonar su casa de Barranco para vivir la vida limeña. Digamos que solo hacía poesía. Además de pintar, pasear por el campo y tomar fotografías. Llegó a fabricar una cámara diminuta que tomaba fotos del tamaño de una uña. Daba largas caminatas entre Barranco y Lima, y hasta recorría el camino en bicicleta, lo que le ganó fama de excéntrico.
Su simpatía y el estar siempre pensando en “otra cosa”, le granjearon la simpatía de sus amigos, lo cual, como hemos dicho eran quienes se encargaban de defenderlo y levantarle la moral, como merece un tonto de su categoría.
Pero, como obviamente es muy difícil vivir de la pintura, la poesía y la fotografía, y en el Perú, esto se torna en algo casi imposible, el dinero de la familia se fue consumiendo, ya que llegó a una edad avanzada sin habérsele conocido “un trabajo decente” como decían nuestros abuelos a todo aquello que no tiene que ver con el arte. Así tuvo que dejar sus paseos por el campo y esperar el prestadito y la colecta de los amigos. Gracias a la campaña hecha por sus amigos, tomó el cargo de bibliotecario en el Ministerio de Educación. Un trabajo es un trabajo, aunque se trabaje para el gobierno, con paga reducida y la obligación de mudarse a Lima. Ese cargo, como las todas las dádivas que da el gobierno a los intelectuales, le duró poco, y el cargo fue suspendido por falta de presupuesto. Lo único que le quedó fue la poesía y la pintura, con las que quedó hasta el final de su vida, incapaz de reclamar debido a su timidez y a que sus defensores de antes murieron antes que él.
Solo al final de su vida se le dio el reconocimiento a su poesía, y ni siquiera en ese entonces se interesó en recibir los homenajes y siguió viviendo tan tranquilo como antes, hasta su muerte.Esta es una muestra de que los tontos debemos enfrentar a la incredulidad de la gente normal, incapaz de comprendernos. Pero no importa. Persistimos.

sábado, 6 de septiembre de 2008

Dedicatoria



A ti, que ese día que pensabas ir a aquella fiesta a donde yo también iba a ir, decidiste repentinamente que no era una buena idea y preferiste ir al cine.
A ti, que perdiste el bus en el que yo iba, o que decidiste esperar otro que tuviera más asientos libres.
A ti, que pensaste que una cita a ciegas organizada por uno de mis amigos era una mala idea.
A ti, que saliste de aquella discoteca poco antes de que yo entrara, porque tenías que levantarte temprano al día siguiente.
A ti, quien el tráfico hizo cambiar de opinión e ir a otra playa aquel día.
A ti, que pensaste que sería una buena idea cambiar tu ruta habitual justo el día en que yo pasaría por allí.
A ti, que no conseguiste cupo para inscribirte en aquel curso en que yo ya me había inscrito.
A ti, que cuando equivocaste el número telefónico y terminaste llamando a mi casa, no había nadie quien respondiera.
A ti, a quien el frío hizo regresar a su casa cuando yo pasaba por tu calle.
A ti, a quien un imprevisto te hizo regresar de esa ciudad un día antes de que yo llegara a ella, dejando la habitación de ese hotel desocupada cuando yo llegué.
A ti, a quien la muchedumbre te impidió encontrarme aquel año nuevo.

A ti, a quien sigo esperando que te cruces en mi vida.

sábado, 30 de agosto de 2008

Los vergonzosos comienzos

- ¿Qué es esa música que estas escuchando?
- No sé… Solo he encendido la radio…
Así comienza una de las largas charlas sobre música con el Loco Beatle, quien presume de saber más de música que nadie. Ya el otro día me salió con unas bandas de los 70s que yo no conocía ni en pelea de perros, y me manifestó su profundo desprecio por alguien que ni siquiera gusta de Frank Zappa.
- A ver… te voy a mostrar que los cantantes de ahora cuando empezaron eran unos (XXXX)!
- Eso de los comienzos de Britney Spears y de Ricky Martin ya los conozco -
dije con aires de triunfo.
- No me refiero a esos, pues, que esos no cantaban antes, no cantan ahora ni van a cantar en su (XXXX) vida…
Mi amigo es (y siempre se lo digo) como la Flor de la Canela, porque anda derramando lisura.
- Yo te hablo de otros comienzos que no se conocen mucho… ¿Escuchas a Juanes?
- Ehhh…
- Pues antes de hacer ese pop mezclado con cumbia tenía un grupo de rock tipo grunge… se llamaba "Ekhimosis"...

- Pues te diré que no lo imagino sin camisa negra…
- ¿Y Maná? También ellos cantaban rock en inglés, se llamaban "Green Hat", después se cambiaron a “Sombrero Verde”, antes de dárselas de roqueros con sacarina…


- Pobres los alternativos…
- Así es… Hablando de alternativos, te puedo mostrar el primer disco de Alanis Morrissette, cuando era una niña que quería parecerse a Debbie Gibson o Tiffany (¿No las conoces? De lo que te has salvado!)
- Ahí sí me agarraste…

- Y la peor de todas… ¡Alejandro Sanz! Su primer disco lo grabó bajo el nombre de Alejandro Magno, y el disco se llamaba… “Los chulos son pa’ cuidarlos”
- Pucha, cómo se parece a Pablito Ruiz…

Voy a investigar el tema, creo, no vaya a ser que Sui Generis empezó cantando boleros o que… ¡Noooo!,


Christina y los Subterráneos empezó con una canción llamada “Hago Chas y Aparezco a tu Lado”!!

domingo, 24 de agosto de 2008

Intermedio musical 3

Esta es una canción de Silvio Rodriguez que algún día tenía que poner por aquí.





Ojalá que las hojas no te toquen el cuerpo cuando caigan
para que no las puedas convertir en cristal.
Ojalá que la lluvia deje de ser milagro que baja por tu cuerpo.
Ojalá que la luna pueda salir sin tí.
Ojalá que la tierra no te bese los pasos.

Ojalá se te acabé la mirada constante,
la palabra precisa, la sonrisa perfecta.
Ojalá pase algo que te borre de pronto:
una luz cegadora, un disparo de nieve.
Ojalá por lo menos que me lleve la muerte,
para no verte tanto, para no verte siempre
en todos los segundos, en todas las visiones

ojalá que no pueda tocarte ni en canciones
Ojalá que la aurora no dé gritos que caigan en mi espalda.
Ojalá que tu nombre se le olvide a esa voz.
Ojalá las paredes no retengan tu ruido de camino cansado.
Ojalá que el deseo se vaya tras de tí,
a tu viejo gobierno de difuntos y flores.

Ojalá se te acabé la mirada constante,
la palabra precisa, la sonrisa perfecta.
Ojalá pase algo que te borre de pronto:
una luz cegadora, un disparo de nieve.
Ojalá por lo menos que me lleve la muerte,
para no verte tanto, para no verte siempre
en todos los segundos, en todas las visiones...

sábado, 16 de agosto de 2008

Un Tonto contra el Nintendo



Hace años, cuando mis hermanos y yo teníamos nuestra primera computadora, esta estaba siempre encendida, por motivos de tareas, instalando programas o simplemente jugando. Tanto tiempo estaba encendida que a mi papá le interesó el tema y me pidió que le enseñe a manejarla. Por una razón u otra, siempre evadíamos en tema. Es que es incómodo enseñarle esas cosas a tu propio padre. Hasta que un día se puso decidido, y un día en que me encontró en plena sesión de pac-man me dijo: ¿En vez de estar jugando, por qué no me enseñas a usar la computadora?
No había escapatoria, así que le enseñé lo que se estilaba enseñar en esos tiempos (eran las épocas gloriosas del DOS): Cómo se colocaba el diskette, como se iniciaban los programas, cómo se copiaban archivos, cómo se borraban archivos y cómo se formateaba un disco. Al final de una hora de lección, le pregunté: ¿Y? ¿Has entendido?
¡Si! Fue la clara respuesta – ¡Ahora enséñame a usar la computadora!

Felizmente, ahora ya se puede defender medianamente con el Windows y el Microsoft Word, pero siempre me quedó la idea de que la brecha generacional es tan profunda que separa inevitablemente a los padres de los hijos cuando hay una computadora de por medio.
Por esta razón, siempre he tratado de mantenerme actualizado en lo que se refiere a los programas, y si bien he renunciado a aprender el lenguaje Visual Basic y el Dreamweaver, me puedo manejar con discos virtuales, con este blog, con el Messenger y con algunas cosas más, que me permitían pensar en que la brecha generacional no me pillaría desprevenido. Esto fue hasta la semana pasada.

Este fin de semana vinieron a visitarme mis sobrinos, y uno de ellos me presentó su nuevo Nintendo DS, el que es la nueva forma en que los niños se pueden dedicar a otra cosa mientras sus padres los llevan a cualquier sitio.
- ¡Mira tío, te voy a enseñar mi Nintendo!
- A ver… ¿Que juegos tiene?
- Tiene Zelda, Mario Kart, Mario Olympics…
- ¿No tiene Pac-Man?
- ¿Qué cosa?
- Ehhh… ¿Tiene algo que yo sepa jugar?
- Creo que tiene un Sudoku… ¡Pero ese es un juego para mayores!
- Entonces enséñame a jugar uno de tus juegos
(Aunque sería mejor si me dices cómo se inicia el juego del Sudoku)
- Mira, tienes que indicar aquí para que empiece el juego, con el lápiz apuntas, y disparas así…
- ¿Qué toco qué? ¿Apunto cómo? ¿Disparo cómo?
Lógicamente, mi sobrino se cansó luego de un rato, después de mirarme con esa misma cara con que yo miraba a mi papá muchos años antes, y que quiere decir algo así como “Creo que estás un poco viejo para estas cosas”.

De repente, yo mismo me siento viejo, y la brecha generacional que había estado tratando tanto tiempo de evitar me ha alcanzado por fin. Yo mismo creo que me veo un poco ridículo jugando al Sudoku en un Nintendo DS.
Y aún falta lo peor.
- Ven, Tío, te voy a enseñar a jugar el Guitar Hero…
Auxilio.

domingo, 10 de agosto de 2008

Mas Preguntas Tontas



Hace un tiempo escribi un post sobre las preguntas que hace un tonto. Después me dí cuenta de que ni siquiera soy un tonto original, encontrando en otros blogs más preguntas tontas. Estas las he sacado del blog en http://aniramita.wordpress.com/. La flojera me hace hoy compartirlas:


1º ¿Por qué el pan de molde es cuadrado, si el choped, salami, mortadela… son redondos, ¿Quién tiene la culpa de esto, los tranchetes?

2º ¿Por qué cuando te duele una herida, siempre llega alguien que te dice: te duele? Eso es que se está curando… que me imagino a Jesucristo con los clavos, y la virgen: ¿Te duele? Fenomenal!! En tres días vas a estar como nuevo…

3º ¿Por qué en las pelis de miedo siempre aparece una puerta cerrada de la que sale mucha luz por la rendijas, qué hacen los espíritus ahí detrás, fotocopias???!!

4º ¿Por qué cuando yo compré el piso no me dieron la canica que tienen los demás vecinos (pero todos) y que se les cae o la echan a rodar a partir de las doce de la noche?

5º ¿Por qué en las iglesias ponen pararrayos?, no las protege dios? Un poquito de confianza, no??

6º ¿Por qué cuando llegamos a lo alto de una montaña nos ponemos las manos en las caderas?

7º ¿Por qué abrimos la boca cada vez que miramos al techo?

8º ¿Por qué nos da por ir a la nevera cada cuarto de hora si siempre hay lo mismo?

9º ¿Por qué si nunca usamos las páginas amarillas, cuando las ves en el portal te pones
contentísimo y, de hecho, piensas en cogerlas todas?

10º ¿Por qué cuando nos sonamos los mocos abrimos el pañuelo y miramos lo que hemos echado? ¿Qué esperamos encontrar? ¿Berberechos???

11º ¿Por qué cuando nos cuelgan el teléfono nos quedamos mirándolo como si el teléfono tuviera la culpa?

12º ¿Por qué cuando nos llaman al móvil sentimos la necesidad irrefrenable de ponernos a andar de un lado a otro?

13º ¿Por qué cuando estamos en un lugar alto nos obsesionamos con ver nuestra casa, ‘mira, mira ahí, al lado del edificio rojo….’

14º ¿Por qué cuando echamos una carta al buzón no podemos evitar mirar por la ranura e investigar qué hay dentro, qué esperamos encontrar? Un cartero enano?

15º ¿Y por qué abrimos los ojos cuando estamos a oscuras? ¿qué creemos, que tenemos superpoderes??

16º ¿Por qué nos da tanta vergüenza quedarnos en calcetines cuando vamosa una zapatería? ¿Por qué en cuanto nos traen el calzado que hemos pedido nos lo ponemos a toda leche?

17º ¿Por qué hay tanta gente que cuando come un helado de cucurucho, a la mitad, muerden el piquito de abajo, no saben que por ahí les va a chorrear???!!

18º ¿Por qué nos hace tanta gracia que se nos quede la marca del reloj cuando nos ponemos morenos en verano que en cuanto lo vemos se lo decimos al de al lado, ‘mira, se me ha quedado la marca, parece que llevo reloj, pero no’

19º ¿Por qué cuando un aparato eléctrico no funciona no se nos ocurre otra cosa que apretar con más fuerza el botón de encendido??!!

20º ¿Por qué cuando alguien se va a poner gotitas en los ojos abre la boca de esa manera tan extraña? ¡es colirio, no tequila!!!!

21º ¿Por qué cuando cogemos una caja de medicamentos, por muchas vueltas que le demos, siempre la abrimos por el lado que no es y aparece el prospecto, ahí, doblado?

22º ¿Por qué cuando vas de viaje te sientes culpable si no visitas los museos?

23º ¿Por qué cuando nos enfadamos nos cruzamos de brazos? ¿Qué ganamos con ello?

24º ¿Y por qué cuando tenemos miedo nos metemos debajo de las sábanas? ¿Creemos que un cuchillo no las atraviesa?

25º ¿Por qué has mirado al techo al leer la séptima pregunta?

sábado, 2 de agosto de 2008

El alcalde

El alcalde de Opatambo, Jilbert Cusicusi, en esos meses que preceden a las elecciones, se encontraba a la búsqueda de algo más qué inaugurar. Ya había inaugurado la "Remodelación Integral de la Plaza Mayor", pomposo nombre para la colocación de nuevas losetas en la glorieta de la plaza; también había inaugurado la "Puesta en Valor de los Restos Arqueológicos de la Huaca Opatambo", que consistía únicamente en un enmallado alrededor de la citada huaca (convertida a la sazón en un cerro de tierra informe) y una placa conmemorativa con su nombre, para el "Futuro Museo de Sitio", que ya estaba prometiendo para su próximo periodo en la alcaldía. Se encontraba, pues, cavilando sobre si sería conveniente reinaugurar la caseta de peaje en el camino de tierra que llevaba a la capital de la provincia, cuando apareció Digno Palpán, quien le servía de asistente en la alcaldía, mensajero, chofer, y además se daba tiempo para limpiar la casa del alcalde. Jilber decidió que Digno debería hacerse cargo de tener las ideas que a él le faltaban.

- Digno, necesito una obra qué inaugurar para esta semana, y dile a Margarito, el de la cerrajería, que me vaya preparando la placa!
- Don Jilber, ¿Pero qué vamos a inagurar?
- ¡De eso es lo que te vas a encargar tú! ¡Anda y busca algo! ¡Yo no puedo ser el único que piensa aquí! ¡Además, ya te dije que no me digas Don Jilber! Tú me tienes que llamar Doctor...
- Ya voy, Doctor Don Jilber...

Digno era realmente eficiente en su cargo. Era por eso que continuaba al lado del alcalde. Por eso y porque carecía de la ambición que había separado al Teniente Alcalde y a los demás regidores del lado del Doctor Don Jilbert. Además, tenía la facultad de conformarse con un cuarto en la casa del alcalde y un almuerzo diario en la alcaldía como único sueldo. Todo esto lo hacía insustituible.
En efecto, en la tarde ya Digno tenía una idea de algo que el alcalde podía inaugurar.

- Don Doctor Gilber... He estado en la cancha y ya tengo una idea de lo que puede hacer...
- ¿En la cancha? Querrás decir en el "Estadio Municipal Gilbert Cusicusi"... ¡Seguro que has ido nomás para tomar cerveza con los que juegan allí...!
- He tomado un poquito nomás, Don Doctor... Pero allá podemos hacer una inauguración...
- ¡El estadio lo he inaugurado hace cuatro meses, no puedo remodelarlo en tan poco tiempo!
- No el estadio, lo que se necesita es una enfermería allí... Hay que poner un cuarto con camillas, un enfermero, las cosas que usan los médicos, como en la posta...
- ¿Qué te crees, que la plata de la alcaldía es tuya? Con un botiquín y una camilla tenemos.... ¡El Tópico de Primeros Auxilios Deportivos del Estadio Municipal Gilbert Cusicusi! ¡Encárgate, Digno, del equipo del tópico, y no te olvides de la placa!
- Pero necesito plata para comprar el botiquín, y además el de las placas ya no quiere trabajar si no le pagan...
- ¡Ya te he dicho varias veces que de la plata me encargaré yo después! ¡Tu encárgate de que las cosas se hagan!

El encontrar una obra para inaugurar era solo la primera de las preocupaciones del alcalde. Ahora tenía que encontrar la forma de inaugurarla, de alguna manera que los habitantes recordaran hasta el día de las elecciones, y que hiciera olvidar el chasco de las losetas de la glorieta, que se quebraron todas con el baile de la inauguración.
- ¡Ya está...! ¡Un partido de fútbol con el equipo de Cocachacra!

La inauguración se organizó según lo planeado: Se anunció "El Clásico provincial entre los equipos del "Deportivo Opatambo" y "Los Diablos Rojos de Cocachacra"; se mandó reparar los arcos de la cancha, y se equipó el tópico con una camilla hecha de palos de escoba y una frazada, además del préstamo del botiquín de la camioneta del alcalde. El problema de la placa fue resuelto con unas cervezas invitadas el día anterior al dueño del negocio.

El día de la inauguración, el sol invitaba al consumo de cerveza, que el alcalde repartió a sus allegados y a quienes consideraba que no tenían aún decidio su voto. El partido transcurrió sin incidentes durante el primer tiempo. El resultado de empate a uno no era lo que preocupaba al alcalde, lo que le preocupaba era precisamente la falta de incidentes. ¡Estos maricas no me van a dejar sin la inauguración! se le escuchó decir al dirigirse a la banca del equipo de Opatambo.

- ¡Qué m... se han creído ustedes! ¡El ultimo partido les han metido tres goles, yo se los traigo acá para vengarnos y ustedes se dejan empatar jugando como mujercitas! ¡Pu..., que ahorita me pongo una camiseta y me voy a sacarles su mugre a esos chontriles! ¡Ya saben, en el segundo tiempo quiero que se bajen a tres por lo menos!

Acto seguido, fue a la banca de Cocachacra.
- ¡Oigan, hijos de ...., ya les dije a los de mi equipo que les saquen su m..., porque en el partido anterior nos ganaron por culpa del árbitro, y yo las cosas las arreglo como los machos, así que... ya saben!

Al empezar el segundo tiempo, ya los ánimos estaban caldeados y no pasaron muchos minutos antes de que un artero foul dejara a un jugador de Cocachacra retorciéndose de dolor al costado del campo. Fue la ocasión de estrenar la camilla. Digno y otro asistente cargaron al jugador herido hasta la puerta del tópico, donde el alcalde los detuvo.
- Señoras y señores que me acompañan en esta trascendental ocasión: Después de largo tiempo, puedo al fin cumplir uno de los más caros anhelos desde que asumí el cargo de alcalde: Dotar al Estadio Municipal de un Tópico de Primeros Auxilios, que se había convertido en un clamor popular. De este modo puedo cumplir con lo que ofrecí en mi campaña. Sepan ustedes que yo soy una persona que cumple con obras, y que seguuiré cumpliendo si es que me apoyan en la próximas elecciones. Declaro con esta emotiva ceremonia inaugurado el "Tópico de Primeros Auxilios Deportivos del Estadio Municipal Gilbert Cusicusi". ¡Arriba Opatambo! ¡Mueran los de Cocachacra...! Gracias, pueblo sacrificado y combativo... Ya pueden hacer pasar al herido...

El resto del partido, al fin, fue como don Glbert esperaba. Hubo otros cinco lesionados, la camilla resultó insuficiente y hubo que comprar más algodón, gasa y curitas para los lesionados de ambos bandos, incluyendo al alcalde de Cocachacra, alcanzado por un certero cabezazo de su homólogo de Opatambo. La fiesta se prolongó hasta la noche y la gente salió contenta por la cerveza y el espectáculo, comentando lo necesario que había resultado el tópico.

El alcalde, a pesar de salir cojeando por la patada que le dió como respuesta el alcalde de Cocachacra, pudo dormir tranquilo esa noche, pensando en el importante paso que había dado ese día en sus aspiraciones reeleccionarias. El sueño de la casa en la capital de la provincia le parecía más cercano, al igual que la terminación del segundo piso en la casa en su pueblo.

- ¡Y esos imbéciles de la oposición creen que es fácil ser alcalde!

sábado, 26 de julio de 2008

El Perú es Súper, lo dicen los europeos



¿Cómo te sientes por ser peruano? Normalmente siempre estamos criticando a nuestro país, sin darnos cuenta de lo que tenemos. Menos mal que de vez en cuando los extranjeros nos recuerdan que el Perú es un país maravilloso. Esto es algo que me contó alguien que regresó hace poco del extranjero:
En un país de Europa que no vale la pena mencionar (al fin y al cabo, ahora Europa es una sola) fui a visitar a unos amigos. Lo largo del viaje y la diferencia de horas hicieron estragos en mi estómago, lo cual me tuvo un día completo sin salir de la casa. Ante el riesgo de echar a perder todo el programa que mis anfitriones habían hecho para mí, una de las amigas de quien me hospedaba insistió en llevarme a su médico. No sabía yo que por allá están de moda las “medicinas alternativas”, que es como se conoce allá a los yerberos y homeopáticos. Así pues, fui al consultorio con la inevitable música de Enya en la sala de espera. El consultorio era… imagínense cómo se vería el departamento de un hippie cuando crece. La conversación fue más o menos así:
- Buenos Días Señor, y que la paz sea con Usted.
- Buenos Días…
- ¿Qué es lo que le acontece? Encontraremos juntos la solución para sus males…
- Es simplemente un dolor de estómago, creo que me ha caído mal la comida de aquí…
- Ajá, ya me parecía especial esa energía que siento en Usted… Es algo que no he encontrado antes… Sin duda viene Usted de muy lejos… Pero, dígame ¿Ha tomado Ud. algo para ese dolor?
- Sólo un tecito digestivo que traje desde mi país.
- Oh, Usted confía en remedios que traen desequilibrio al alma… Yo tengo la solución… Tengo hierbas con poderes que van más allá del conocimiento de la ciencia oficial, pero que de donde provienen se consideran sagradas y pueden curar todos los males trayendo equilibrio a su alma…
- Oiga, ¡Pero si esto es lo mismo que he estado tomando!
- No puede ser, estas hierbas son cosechadas por sacerdotes especialmente para mí.
- Esto es muña, y yo la he comprado en el supermercado en Perú antes de venir aquí, mire aquí tengo unas bolsitas de té filtrante que traje…
- ¿Qué? ¡No puede ser Posible! Entonces… ¡USTED ES PERUANO!!! ¡Es un honor conocer a alguien que proviene de ese maravilloso país! Yo fui una vez a su capital Macchu Picchu, en un viaje de iluminación, donde conocí a los altos sacerdotes del dios Sol… Vea, le voy a mostrar uno de los máximos símbolos que traje de allí, Yo lo uso para reforzar mi energía y absorber los rayos solares…
- Esto es una chacana, y en el reverso dice “Peru Posible 2001”… Esto es una insignia política…
- Si… He oído hablar de que allí los indígenas obtuvieron el poder después de 500 años, con el apoyo de los dioses ancestrales… ¡Debe haber sido una época maravillosa!
- Ehh… ¿Volvemos a mi consulta?
- Por favor… Por Usted le haré un examen completo, y no se preocupe, que lo haré sin costo… ¡Nunca había conocido a un peruano!

El examen fue minucioso, aunque hecho con evidente nerviosismo por parte del médico. Al final, parecía feliz por no encontrar nada.

- Señor, le felicito está Ud. perfectamente, mejor que yo…
- Pero… ¿Y el dolor de estómago?
- Es algo perfectamente normal, ya que Ud. viene del país con mayor energía cósmica del mundo, y la baja energía de aquí ha resentido su cuerpo… En un día o dos su cuerpo se acostumbrará la baja energía de aquí y los dolores desaparecerán… Ahora, hábleme de esas maravillosas hierbas que ha traído con Usted…

A cambio de no cobrarme la consulta, le tuve que dejar unos sobrecitos del té digestivo, la dirección en donde me estaba quedando, mi correo electrónico y todo lo que le pude contar del Perú, aunque quedó algo decepcionado al saber que yo no hablaba quechua.
El dolor, tal como lo predijo el médico, pasó al día siguiente, aunque el médico me hizo una visita de cortesía en donde le tuve que enseñar todo lo que había traído de Lima. Al salir, ya era un fanático del Pisco peruano, de la papa a la huancaína y del rocoto que le pude invitar. El resto de mi estancia en Europa, tuve constantes llamadas del médico para interesarse en mi estado de salud y para saber “cómo estaba mi energía cósmica”.
En mi última semana, el médico se comunicó conmigo para invitarme a su consultorio y agradecerme las atenciones que yo había tenido con él. Cuando llegué, había todo un grupo de profesionales de la medicina alternativa esperándome:
- Compañeros, les presento al señor… ¡ES PERUANO!
El resto de la velada la pasé tratando de explicar a los presentes lo que sabía de la ruda, la muña, y el huacatay. Era de verse las caras de admiración cuando les hablé del olluco y de la kiwicha. Aunque suene a tontería, nunca me sentí más orgulloso de ser peruano.
Hace ya un tiempo que regresé de Europa, y el médico me sigue escribiendo por correo electrónico, se preocupa por mi salud, y me sigue pidiendo datos sobre los maravillosos frutos de mi país. Según me cuentan, ahora está en Europa promocionando el huacatay como una medicina que repara la energía cósmica perdida y alinea el ying y el yang. ¡EL PERU ES SUPER!

domingo, 20 de julio de 2008

Lima en Julio de 1821



Por motivos de arreglar una herencia relacionada con mi antepasado Galván Perez de Fuendeabajo, tuve que hacer un viaje a la Lima de 1821. No dejé de aprovechar la oportunidad de ver cómo se vivió la independencia del Perú. Aquí un apretado resumen de lo que encontré:

Llego al puerto del Callao en un día bastante brumoso y frío, Primero tenemos que pedir permiso de desembarco al barco inglés que está guardando el puerto. Siempre me había preguntado qué pintaba Lord Cochrane en nuestra historia. Luego tengo que superar el miedo del trayecto entre el barco y el muelle del puerto, que se realiza en un caballito de totora, tengo que estar parado sobre el caballo de totora y sujetando los hombros del remero. Al menos este me dice que es raro que se vuelquen con un pasajero. En el muelle me espera Don Cayetano Ordoñez, quien será mi guía durante mi visita. Si el viaje para llegar al muelle fue algo que no esperaba, tampoco el viaje hasta la ciudad de Lima se parecía a lo que pensaba. Este lo hacemos en un coche de caballos, por un camino lleno de saltos, y con un conductor armado. Don Cayetano me alcanza también un arcabuz. – La guardia de caminos ha dejado la cuidad junto con el virrey camino a las sierras, y han aparecido algunos bandoleros – me explica. El viaje dura una hora, sin incidentes hasta llegar a la casa de Don Cayetano, en donde me recibe un regular número de parroquianos, quienes desean saber las noticias que trae el barco. Quieren saber si es cierto que se está alistando un ejército desde Puerto Rico para defender el virreinato.

Después de instalado, acompaño a Don Cayetano a la tertulia de los Villagarcía, donde me doy cuenta que Lima es en este momento un hervidero de rumores. Se habla de que San Martín, quien está en el pueblo de Miraflores (a menos de una hora de la ciudad) entrará con su ejército en cualquier momento a establecer un gobierno provisional hasta que llegue un príncipe europeo o (francés o alemán, me dicen) para ser coronado rey. Se desata una polémica lo que hará San Martín con el clero. Algunos dicen que expulsará a todos los clérigos, abrirá todos los conventos y confiscará los bienes de la iglesia. Don Cayetano está de acuerdo conmigo en que ello no ocurrirá, pues tiene el apoyo en Lima del propio arzobispo. A Don Laureano Villagarcía, dueño del solar donde estamos, le desagrada la idea. - ¿En que mundo vivimos, en que se ponen de acuerdo el arzobispo y el masón para rebelarse contra el Rey, a quien Dios ha encomendado el gobierno de esta tierra?
Tratando de no meterme más en política, soy invitado a un aparte de la tertulia. Una sorpresa más: Están jugando a los dados,.y prácticamente soy obligado a jugar. Las pocas monedas que traigo me duran una media hora. Afortunadamente la falta de dinero es cada vez más común en Lima, según me explican. – Desde que los barcos salen de Buenos Aires ya Lima no es Lima, antes salía un barco cada dos semanas, y ahora… Bueno, el de Usted fue una excepción porque llegaron dos en un mes, me explica Don Melchor Aristegui, quien me cuenta además que trata de vender todas sus cosas para regresar a España, y que dos de sus hijos han ido a Miraflores a unirse al ejército revolucionario. –Pero cuando vengan a quitarme mis cosas, ¡Les meteré un disparo, aunque sean mis hijos, para que aprendan a meterse conmigo!

Al día siguiente, mientras comentaba la escasez que empieza a sentirse en Lima debido a que el ejército patriota ha cortado las vías al sur, llega de improviso la noticia de que San Martín ha entrado en la ciudad. En efecto poco después vemos pasar a los uniformes de los libertadores, junto con una gran cantidad de mestizos y criollos pobres que no son parte del ejército, pero hacen diversas labores (aunque la mayoría no son más que porteadores). En la puerta de la ciudad se ha creado un escándalo, me dicen, pues muchos tratan de salir de la ciudad, pero los patriotas insisten en registrarlos para que no se lleven nada de valor. Muchos quieren unirse a las fuerzas del virrey, pero nadie parece saber en donde está. La mayoría dice que quizá está en Castrovirreyna, a pocos días de Lima.
En los días siguientes el ejército se tiene que convertir en policía, pues no hay quien ponga orden en la ciudad. Los patriotas ocupan además los cargos de gobierno y las alcaldías. Se convoca a un cabildo abierto que decide adherirse a la independencia, la que será proclamada en el próximo cabildo abierto, a fines de mes.

Así las cosas, el 28 de Julio desde el balcón de la Plaza Mayor, San Martín declara la independencia del Perú. Luego de la declaración, San Martín y su comitiva van a los Barrios Altos a repetir el acto, de modo que la declaración de Independencia se convierte en una procesión. Todos los que estamos presentes estallamos en vivas y vítores, por supuesto, pero muchos consideran una coacción el que se nos invite amablemente durante los días siguientes a firmar el acta de independencia, que está en la puerta de la catedral.
Los limeños al menos tienen motivos esa noche para hacer lo que mejor saben: una fiesta, a la que fue casi todo el mundo en Lima, para divertirse y para no ser acusado de godo.

Los siguientes días son de incertidumbre. El ejército circula pidiendo colaboraciones “para la causa”, la escasez de alimentos se agudiza, ya que los godos, como se llama a los realistas, se han atrincherado en el Real Felipe en el Callao y no permiten la llegada de más barcos. A los que tenemos que salir de la ciudad (yo incluido) solo nos queda intentar el viaje por tierra hasta Paita, que está libre hasta el momento. Los demás puertos no pueden recibir a barcos de gran calado.

De esta manera abandono Lima un poco a su suerte. Ahora comprendo que en la escuela me pintaron estas cosas como algo demasiado fácil.
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