Hace años, cuando mis hermanos y yo teníamos nuestra primera computadora, esta estaba siempre encendida, por motivos de tareas, instalando programas o simplemente jugando. Tanto tiempo estaba encendida que a mi papá le interesó el tema y me pidió que le enseñe a manejarla. Por una razón u otra, siempre evadíamos en tema. Es que es incómodo enseñarle esas cosas a tu propio padre. Hasta que un día se puso decidido, y un día en que me encontró en plena sesión de pac-man me dijo: ¿En vez de estar jugando, por qué no me enseñas a usar la computadora?
No había escapatoria, así que le enseñé lo que se estilaba enseñar en esos tiempos (eran las épocas gloriosas del DOS): Cómo se colocaba el diskette, como se iniciaban los programas, cómo se copiaban archivos, cómo se borraban archivos y cómo se formateaba un disco. Al final de una hora de lección, le pregunté: ¿Y? ¿Has entendido?
¡Si! Fue la clara respuesta – ¡Ahora enséñame a usar la computadora!
No había escapatoria, así que le enseñé lo que se estilaba enseñar en esos tiempos (eran las épocas gloriosas del DOS): Cómo se colocaba el diskette, como se iniciaban los programas, cómo se copiaban archivos, cómo se borraban archivos y cómo se formateaba un disco. Al final de una hora de lección, le pregunté: ¿Y? ¿Has entendido?
¡Si! Fue la clara respuesta – ¡Ahora enséñame a usar la computadora!
Felizmente, ahora ya se puede defender medianamente con el Windows y el Microsoft Word, pero siempre me quedó la idea de que la brecha generacional es tan profunda que separa inevitablemente a los padres de los hijos cuando hay una computadora de por medio.
Por esta razón, siempre he tratado de mantenerme actualizado en lo que se refiere a los programas, y si bien he renunciado a aprender el lenguaje Visual Basic y el Dreamweaver, me puedo manejar con discos virtuales, con este blog, con el Messenger y con algunas cosas más, que me permitían pensar en que la brecha generacional no me pillaría desprevenido. Esto fue hasta la semana pasada.
Este fin de semana vinieron a visitarme mis sobrinos, y uno de ellos me presentó su nuevo Nintendo DS, el que es la nueva forma en que los niños se pueden dedicar a otra cosa mientras sus padres los llevan a cualquier sitio.
- ¡Mira tío, te voy a enseñar mi Nintendo!
- A ver… ¿Que juegos tiene?
- Tiene Zelda, Mario Kart, Mario Olympics…
- ¿No tiene Pac-Man?
- ¿Qué cosa?
- Ehhh… ¿Tiene algo que yo sepa jugar?
- Creo que tiene un Sudoku… ¡Pero ese es un juego para mayores!
- Entonces enséñame a jugar uno de tus juegos (Aunque sería mejor si me dices cómo se inicia el juego del Sudoku)
- Mira, tienes que indicar aquí para que empiece el juego, con el lápiz apuntas, y disparas así…
- ¿Qué toco qué? ¿Apunto cómo? ¿Disparo cómo?
Lógicamente, mi sobrino se cansó luego de un rato, después de mirarme con esa misma cara con que yo miraba a mi papá muchos años antes, y que quiere decir algo así como “Creo que estás un poco viejo para estas cosas”.
- ¡Mira tío, te voy a enseñar mi Nintendo!
- A ver… ¿Que juegos tiene?
- Tiene Zelda, Mario Kart, Mario Olympics…
- ¿No tiene Pac-Man?
- ¿Qué cosa?
- Ehhh… ¿Tiene algo que yo sepa jugar?
- Creo que tiene un Sudoku… ¡Pero ese es un juego para mayores!
- Entonces enséñame a jugar uno de tus juegos (Aunque sería mejor si me dices cómo se inicia el juego del Sudoku)
- Mira, tienes que indicar aquí para que empiece el juego, con el lápiz apuntas, y disparas así…
- ¿Qué toco qué? ¿Apunto cómo? ¿Disparo cómo?
Lógicamente, mi sobrino se cansó luego de un rato, después de mirarme con esa misma cara con que yo miraba a mi papá muchos años antes, y que quiere decir algo así como “Creo que estás un poco viejo para estas cosas”.
De repente, yo mismo me siento viejo, y la brecha generacional que había estado tratando tanto tiempo de evitar me ha alcanzado por fin. Yo mismo creo que me veo un poco ridículo jugando al Sudoku en un Nintendo DS.
Y aún falta lo peor.
- Ven, Tío, te voy a enseñar a jugar el Guitar Hero…
Auxilio.
Y aún falta lo peor.
- Ven, Tío, te voy a enseñar a jugar el Guitar Hero…
Auxilio.
HAHA
ResponderBorrarjajaja la tecnologia nos hace viejos
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