miércoles, 29 de agosto de 2007

Los empleados fantasmas


Ocurrió un día, hace tiempo. En el tiempo en que estaba pateando latas, aceptaba de vez en cuando cachuelitos por aquí y por allá. Uno de esos encarguitos consistía en hacer cierta investigación en diferentes empresas, tanto privadas como estatales.

En una de esas empresas, después de identificarme y esperar media hora, logré subir al piso indicado. Al entrar, siguiendo las instrucciones del huachimán, me perdí en el laberinto de cubículos. Los trabajadores del piso estaban cada cual inmerso en su trabajo y ni siquiera me hacían caso. Decidí hacer lo que suelo hacer en estos casos: buscar el baño para reagruparme y pensar en qué fue lo que me había dicho exactamente el huachimán al ingresar.

Buscando el baño llegué a un pasadizo con una puerta que, a diferencia de las otras, parecía más gastada y vieja. Al abrirla, descubrí a la media luz lo que parecía un almacén de objetos en desuso, con percheros, escritorios de madera barnizada, telefonos de discado y enormes máquinas de escribir. Debe ser el archivo, pensé, disponiéndome a cerrar la puerta, cuando un bulto en el que no había reparado me saludó:

- Buenos Días...

- Ehhh... Buenos Días... Disculpe, ¿Sabe dónde está la oficina del Sr. Sifuentes?

- ¿Señor Sifuentes? No, no lo conozco, debe ser uno de los nuevos...

- ¿De los nuevos?

- Si, de los que llegaron después que nosotros...

- ¿Qué oficina es esta?

- Esta oficina es la de... ¡Oye, Rogaciano, ¿Qué oficina es esta?

- Mantenimiento de tarjetas, pues! Dijo otro bulto al fondo de la oficina, este sí en la oscuridad total.

- ¿Y que hace la oficina de Mantenimiento de tarjetas?

- Bueno, recibimos las tarjetas perforadas de la computadora y las archivamos hasta que se necesiten...

- ¿Qué? ¿El sistema trabaja con tarjetas perforadas?

-Creo que ya no, porque hace tiempo que no nos llega ninguna...

- Entonces... ¿Qué hacen ustedes todo el día?

- Nada...

- ¿Nada?

- Le explico, Antes todo este piso estaba ocupado por la computadora, pero un día se hizo una reorganización y se cambió el sistema, y despidieron a todos los que trabajaban aquí, menos a nosotros.

- ¿Y por qué fue eso?

- Es que el encargado de hacer la nueva distribución, al hacer el plano, no consideró a esta oficina, que está medio escondida, como Usted ha visto.

- ¿Y no intentaron avisar a los encargados del cambio?

- Claro que si, pero aquí solo subían los practicantes contratados, al supervisor no lo vimos nunca. Después nos dimos cuenta de que si en la nueva area de sistemas se daban cuenta que estábamos aquí, nos despedirían también, así que no dijimos nada.

- Y por eso es que...

-Por eso Usted ve que no nos han cambiado el mobiliario, ni los utiles de oficina, ni siquiera los focos del techo...

- Pero... ¿Cómo cobran sus sueldos?

- Eso es fácil... La nueva computadora fue cargada con los datos de la anterior, y como nosotros nunca fuimos despedidos, se siguen girando los cheques de pago...

- ¿Y la gente que los ve entrar a la oficina?

- Ellos nunca nos ven... Están demasiado ocupados con sus propios trabajos.

- Voy a hablar con el Sr. Sifuentes, estoy seguro de que él podrá hacer algo por ustedes...

- No se moleste, joven... La gente aquí lleva tanto tiempo ignorándonos que ya no nos ve aunque estemos al frente de ellos y les quitemos sus tazas de café ¿No es cierto, Rogaciano?

- Mire joven, aquí en este cajón tengo varios vasos de plástico, tijeras, engrampadores... de todo...

- Así es acá, por eso es que le podemos contar todo esto. Sabemos que ya nada va a cambiar...

- Además, ya nos acostumbramos a estar así... Venimos, nos sentamos, conversamos y nos vamos.

- Antes eramos cuatro en esta oficina, pero dos de ellos dejaron de venir. Nunca supimos lo que les pasó. Quizá renunciaron, quizá murieron... Simplemente dejaron de venir.

Busqué deseperadamente una excusa para salir de esa oficina.

- Ehhh, creo que voy a seguir buscando la oficina del Sr. Sifuentes.

- Adiós, joven, que le vaya bien...

Bajé por donde había venido y le conté al guardia lo que había pasado. Al instante me rodearon todos los guardias del edificio y llamaron al Jefe de Seguridad.

- ¿Que ha pasado aquí?

- Aquí el señor se ha encontrado con los empleados fantasmas...

- Disculpe señor - Me dijo el Jefe de Seguridad - Por favor no esté contando esas historias por aquí... Asusta a la gente, y después los empleados no quieren venir, sea tan amable...


Salí del edificio sin saber si lo que había visto eran realmente empleados fantasmas o empleados olvidados por el avance de la tecnología, si realmente los guardias no lo veían o no los querían ver.

Desde entonces no me gusta quedarme demasiado tiempo en la oficina, no sea que yo también me convierta en un empleado fantasma o en un fantasma empleado.

domingo, 26 de agosto de 2007

Arroz con mango de tonterías

En vista de mi actual falta de inspiración para escribir un post completo sobre un solo tema, aquí algunas ideas de posts que estuve barajando anteriormente, expuestos como tonterías sin orden ni concierto:

En nuestro país parece que siempre hacemos las preguntas equivocadas. Al que me pregunta que cuándo se jodió el Perú, le respondo que en vez de preguntarnos eso, preguntémonos cuándo empezamos a desjoderlo. Creo que sería más constructivo.

Hablando del tema de los peruanos, creo que me gustaría ser chileno. Cada vez que escucho a alguien despotricando contra Chile, me doy cuenta de que los chilenos tienen un gran amor a la patria, obedecen contentos a su presidenta, comprenden y obedecen las grandes cuestiones geopolíticas y, sobre todo, saben ver negocios que están en nuestras narices y de los que nosotros ni siquiera nos damos cuenta. Después recuerdo que he conocido a algunos chilenos y que ellos no son mejores ni peores que nosotros, simplemente no pierden el tiempo renegando de su mala suerte ni de sus malvados vecinos.

Y sobre las conspiraciones, ninguna me parece peor que la de las radios. Ahora el dial está plagado de música ochentera en rock y en salsa. Y nos quieren vender los años ochenta como los mejores años. Recuerden señores, que los años 80 fueron el primer gobierno de... ese mismo. Esto es una conspiración que quiere que recordemos esos años como un paraíso, para que votemos por ellos otra vez, y les demos los 50 años en el poder que siempre han reclamado.

Parafraseando a Serrat, prefiero los pasacalles a los desfiles, los disfraces a los uniformes, los bailes a las marchas, y los coros a los himnos. Desmilitaricemos de una vez por todas las fiestas patrias, y recordemos que para amar al Perú no hace falta cuadrarse.

En este mundo plagado de Bush, Chavez y demás, nos queda aún una esperanza: LISA SIMPSON PARA PRESIDENTA!

...Y Mafalda como vicepresidenta.

Lo bueno del club de los tontos es que admiten a cualquiera.

lunes, 20 de agosto de 2007

En Pisco, 2 dias despues

He regresado a Pisco después de tiempo. Y lo he hecho por la peor de las razones: Uno de mis parientes desapareció entre los escombros el miercoles 15. No la encontraron hasta dos días después, con el resultado que más temiamos. Dentro de todos los milagros de salvación que ocurrieron ese día, a ella no le tocó ninguno. O quiza cambió el que le correspondía por uno para su hija, que fue rescatada la misma noche del terremoto. Entre tanta muerte, no hubo tiempo para velorios, las autoridades ordenan el entierro inmediato. Así pues, cuando llegamos a Pisco despues de un viaje que se alarga 6 horas, ya no hay nada que hacer. Para bien o para mal, no hemos pasado por la tortura del reconocimiento del cuerpo, la pelea con las autoridades, la reserva del nicho y el papeleo esteril.
El viaje de por si ya ha sido agotador. Empezamos en Lima, buscando en tiendas y supermercados lo que ya se ha agotado: alimentos, agua, velas, pañales. En el encargo más macabro son mascarillas, pues nos dicen que el olor de los muertos está por todas partes.
En el camino vemos las pistas partidas por la mitad, y los habitantes de los pueblos con carteles pidiendo ayuda. En la cola para pasar el puente Huamaní, cerramos las ventanas, pues nos han avisado que los presos que escaparon de la cárcel de Tambo de Mora están asaltando a los carros. Vimos como a uno de los carros lo asaltaba una muchedumbre que se llevaba las frutas que traía.
En la misma ciudad, somos desviados en la calle hacia la plaza. Es mejor, no pienso ver el espectáculo de los muertos en las calles, la destrucción de los edificios más conocidos de la ciudad, los pobladores buscando cámaras y los políticos buscando titulares, que interrumpen a los parientes buscando a sus familiares.
Buscando el camino, somos desviados a cada momento por los escombros, y descubro que es fácil perderse en una ciudad donde todos los puntos de referencia se han derrumbado.
Después de nuestra llegada, un ligero almuerzo. No hay mas. Todos los alimentos han desaparecido o han sido saqueados. La ayuda no llega a todos.
Vamos ahora a Pisco Playa, a preguntar por más familiares. Allí vemos que prácticamente todo está destruido. En la calle Demetrio Miranda no quedan mas de 10 casas en pie. No queda ni siquiera el malecón. Alli escucho las historias de los que perdieron todo y de los que salvaron de milagro. La gente se aglomera ante los periodistas extranjeros, que son los únicos que tienen un grupo electrógeno, y pueden colocar fluorescentes en la noche. El resto de la ciudad se alumbra y calienta con fogatas en la calle. Incluso los que tienen la casa aún en pie, están en la calle por temor a las réplicas, en la noche que pase, sentimos 3 réplicas muy fuertes. Por eso muchos prefieren dormir en la calle.
Los que pueden, ya se han ido a Lima, sólo quedan los que no tienen a donde ir, o que tienen algo que cuidar. Y es necesario cuidarse, pues han estado asaltando las casas que aún tienen algo, asustando a la gente diciendo que viene un maremoto y entrando a las casa de los que salen. Los presos que escaparon tienen armas y metralletas, me dicen. Debe ser cierto porque en la noche escucho una balacera. El otro ruido constante en la noche es el aullido de los perros. Ellos sienten cuando va a venir un temblor, pero han aullado toda la noche.
En la mañana, salimos temprano, los otros parientes nos seguirán cuando terminen de arreglar sus asuntos.
Siento que no nos estamos yendo, sino que estamos escapando.

sábado, 11 de agosto de 2007

Lennon en su laberinto



[Musica de fondo: Watching The Wheels - John Lennon]


Un dia de 1979. John se ha levantado tarde. Igual que ayer. Igual que todos los días desde hace tanto tiempo que ya perdió la cuenta. El mayordomo le lleva el desayuno al living, donde está viendo la televisión. En realidad no está mirando nada. Solo cambia de canales al azar. Todos los días son iguales, piensa. Este pensamiento le lleva a preguntarse cómo llegó hasta esta situación.

Hubo un tiempo en que cada día presentaba un nuevo reto: conciertos, manifestaciones en favor de la paz, periodistas, grabaciones. Y Yoko. Es por ella que está en este piso exclusivo de New York separado del mundo. Ya intentó pasar un tiempo sin ella y fracasó. Y recuerda. Es por ella que está aquí. Se retiró de todo para tenerla a ella aquí. Y a Sean. Para que Sean tuviera un padre que cuide de el. Un padre como el que él mismo no tuvo. Como no lo tuvo ni siquiera su otro hijo, Julian. Pero algo falla en este plan: Yoko está fuera atendiendo los negocios, Sean está con los institutrices y John se aburre mortalmente.

Como atendiendo al llamado que no ha hecho, Sean aparece. Quiere ver otra vez "Yellow Submarine". John lo acompaña solamente por unos minutos. Descubre que la cinta ya no le trae recuerdos. Pero no es así. Mas bien, los recuerdos son otros, son recuerdos de verla en familia, de Sean diciendo que aquel de bigotes se parece a su papá. Cansado de no hacer nada, sale a la terraza pensando que no sabe como ser millonario. Tanto trabajo y tantas peleas solo han servido para descubrir que preferiría seguir en una callecita de Liverpool sin que nadie lo conozca. Pertenecer nuevamente a la clase trabajadora. Pero para ser un trabajador hay que saber hacer algo, y solo hay una cosa que John sabe hacer. Va en busca de una guitarra, y siente instintivamente vergüenza al tener que pedirle al mayordomo que se la traiga.

Al rasgar las cuerdas, es atacado por la frustración de recordar que la última vez con unos amigos cambió la afinación para tratar de lograr unos acordes jamaiquinos. Una trampa de la nostalgia le hace recordar a Paul, quien siempre le afinaba la guitarra. Conscientemente, llama otros recuerdos para exorcizarlo. Y sonríe porque estos recuerdos son menos amables. Son recuerdos mucho mas recientes: Se recuerda a si mismo mirando una y otra vez los noticieros que le informan de lo que le pasa a Paul. Paul encontrado con droga en el aeropuerto de Tokio. Paul recluido en una celda. Paul enfrentando una condena de diez años. Paul saliendo de la cárcel y enfrentando a la prensa. Paul suspende su gira mundial y regresa a Inglaterra. No, piensa, Paul no vendrá a afinarle la guitarra.

John piensa por un momento en regresar a seguir viendo televisión. Esta vez no, se dice a si mismo. Recuerda otra de sus guitarras en un armario de su dormitorio. Esta vez nadie la buscará por el. Al sentir nuevamente las cuerdas empieza a jugar con los acordes conocidos. Chuck Berry, Carl Perkins, Hank Williams, el blues. Y casi sin darse cuenta, va hilando una canción. No está creando una letra, simplemente está describiendo cómo se siente.
I'm just sitting here watching the wheels go round and round... Estoy de vuelta, piensa.

sábado, 4 de agosto de 2007

Esta Cancion...

Hoy me toca compartir otra canción, esta vez de George Harrison. Es muy buena y el video también es muy bueno.
Esta canción fue escrita por George después de pasar una semana en una corte en los Estados Unidos defendiendo su canción "My Sweet Lord" de una acusación de plagio (que terminó perdiendo) de una canción de las Chiffons llamada "He's So Fine".




Acá una traduccion de la letra:

Esta canción no oculta nada
Esta canción no es ni blanca ni negra, hasta donde sé
No viola el copyright de nadie, así que . . .
Esta canción la permitiremos
Esta canción está en Mi
Esta canción es para tí y para . . .
Esta tonada no tiene nada brillante
Esta tonada no es buena ni mala o lo que sea
Mi asesor me dice que está bien
Ya que esta canción se me ocurrió
Sin darme cuenta
Esta canción puede ser tú, puede ser . . .
Este riff no trata de ganar medallas de oro
Este riff no es alegre ni aburrido
Bien hecho o raro
Puede acabar siendo otro peso que soportar
Pero esta canción bien puede ser
Una razón para ver - que
Sin tí no hay razón para . . . esta canción


Felicidades... y Hare Krishna para ti también...
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...