viernes, 21 de febrero de 2020

Frases para después de la ruptura


Un amigo, que circula hoy por el camino que todos han transitado alguna vez, que es el de la soledad, cuando parece que todo el mundo insiste en invitarte a sitios a donde no tienes pareja a quien llevar, me pidió mi inspiración prestada para una diatriba demoledora, algo que haga sentir así de miserable como ella lo hizo sentir a él. Me excusé diciéndole que aprenda a matar sus pulgas solo, porque no tengo ningún interés en convertirme en un Cyrano de Bergerac al revés, que el ataque a las mujeres no es mi estilo, y por último, bastante trabajo tengo ya tratando de que alguna mujer se me acerque como para estarles soltando frases ofensivas. - Oye, yo veo tu twitter y de vez en cuando sueltas una de esas frases vengativas que son las que yo busco -, me respondió. Y remitido a las pruebas, me sacó unos ejemplos que no me dejaron otra opción que bajar la cabeza y aceptar mi culpa.

Aun con la negativa de agregar material nuevo, le dejé al menos con unas cuantas de las frases de mi lista de twitter para que me deje tranquilo, y que presento ahora como frases para después de la ruptura, que puede que a alguien le sirvan en algún momento.
  • Cuando me dijiste que buscabas una media naranja, no me dijiste que lo que querías era hacer jugo.
  • Creíste llegar a merecer un libro. Apenas llegaste a ser una nota a pie de página. 
  • Pude escribirte todo un libro, un poema épico, un gran discurso… Y tú te conformabas con un mensaje de whatsapp cada hora. 
  • No te ilusiones. Tienes los pies muy grandes para ser la Cenicienta. 
  • Quise entonar una canción para ti, pero me dejaste solo de guitarra. 
  • Pudiste ser mi canción, pero no diste la nota. 
  • Yo compuse canciones por ti, tú quisiste los derechos… 
  • Así como Neruda, me gustas cuando callas en el karaoke. 
  • Le has hecho al amor lo mismo que Arjona le hizo a la poesía. 
  • Me puse a escribir tu historia, y había tanto por cambiar que al final no sabía en qué borrón habías quedado. 
  • Creías estar escribiendo una historia de amor, y solamente estabas llenando un checklist. 
  • Desde que te conocí, por tí soñaba. Tal vez sería bueno que no seas tan aburrida. 
  • ¿Qué sabe una galleta de la suerte de tí, de mí y de lo nuestro? 
  • Te bajé la estrella más brillante del cielo y tú dijiste que no era esa la que querías, sino la del costado.
  • A ti que que dices que todos los hombres son iguales, ya te quiero ver en China a ver qué dices. 
  • Tú que dices que solo fui un accidente en tu vida, yo también digo que fuiste un accidente, pero del tipo Chernobyl. 
  • Me pediste más tiempo. Te voy a dar cadena perpetua. 
  • Te llevaste lo mejor de mí. Económicamente hablando. 
  • Si el mundo se acabara hoy, lo pasaría contigo... para asegurarme de que te mueras. 
  • Cada vez que te decía que hoy estabas más bella que ayer, tú entendías que estabas más fea que mañana. 
  • Quiero ser el último hombre en tu vida. Es decir, aquel que ha de matarte. 
  • Cuando mueras, compraré el cementerio y pondré en su lugar una discoteca para que todos bailen sobre tu tumba. 
  • Ni yo era un sapo ni tú eras una princesa. Creo que ambos estábamos en el cuento equivocado.
  • Cupido, apunta bien la próxima vez, por favor. No quiero hacer el ridículo una vez más. 
  • No te confundas. Las mujeres maquilladas no son como las pintan.

martes, 11 de febrero de 2020

Un caso muy difícil


Como uno de los propósitos de Año Nuevo, me propuse encontrar una pareja, y como yo sí trato de cumplir con mis propósitos, aún sigo con la misión que me propuse. Investigando sobre el tema, descubrí que Cupido ya no es un niño con los ojos vendados que dispara sus flechas por el bosque. Ahora es un adulto con una esposa y un hijo que mantener. Por eso es que ya no está concentrado en el trabajo y no me manda a nadie desde hace mucho.

Decepcionado de los dioses paganos, tuve entonces que encargarme del asunto personalmente. Los resultados tampoco han sido positivos. Me he plantado con mi mejor sonrisa y he iniciado conversaciones con mis más exitosas ocurrencias, sin tener mayor suerte que antes. Las mujeres simplemente no parecen tener ninguna intención de acercarse a mí. Las pocas que me han dirigido la palabra han preguntado primero “¿A qué te dedicas?” para desecharme al enterarse de que no tengo un alto cargo en alguna gran empresa, y que ni siquiera tengo amigos o relaciones en algún ministerio, que eso se está buscando mucho también en estos días.

La búsqueda en internet tampoco ha dado resultado alguno. Llevo un récord perfecto de ningún “like” en las más conocidas aplicaciones de dating, tal vez porque hasta ahora no he podido hacerme una foto de perfil en donde no salga con cara de tonto. Nadie ha respondido tampoco a mis “likes”, lo que me ha llevado a la conclusión de que solo me gustan las mujeres que no se merecen a alguien como yo. Esto no es tan malo, pienso yo, porque la mayoría de los perfiles que encuentro allí parecen estar cortados con la misma tijera, diciendo que son gente que le gusta la sinceridad (cosa poco creíble con la cantidad de filtros que usan) y que gustan de una buena conversación con una copa de vino (y no mencionan al vino entre sus preferencias). Viendo los perfiles, descubrí además que lo que está de moda ahora para las mujeres no es buscar un “compañero de vida” sino un “Sugar Daddy”, que en castellano significa alguien que les pague todos sus gustos, por caros que sean. Y yo no califico ni para la primera cuota de una mujer así.

Ante la poca efectividad de los intentos anteriores, me he comunicado con algunos altos mandos de la iglesia para ver qué santo es el que tiene la mejor performance en conseguir parejas para gente como yo. Como mi caso es difícil, he recibido confirmación del cura de mi barrio de que las fuerzas celestiales están llamando a su equipo de respuesta especial, algo así como un comando SWAT, o Navy Seals, pero con aureola. Ya me han prometido la asistencia de San Valentín, San Antonio, San José, Santa Rita, y San Judas Tadeo, que es el arma secreta de este Dream Team celestial. Lo único que pide el citado curita es una generosa donación a la parroquia, a lo que he respondido que así como estoy, le pongo una catedral si es que obtengo resultados antes de la próxima boda a la que me inviten, que es la ocasión más a propósito para presentar a la nueva pareja.

El caso es que ya pasó el Año Nuevo, el Año Nuevo chino y todavía no veo resultados. Me informan que los santos han organizado una serie de casualidades de probabilidad ínfima para acercarme con una mujer que no se avergüence de ser vista conmigo en público. Parece que existe la traba burocrática de que lo que para mí sería un premio, para una mujer sería un castigo o una penitencia, y los santos no están autorizados a este tipo de cosas. El hecho es que mi caso tiene a los santos pidiendo milagros. San Valentín ya se ha excusado diciendo que se acerca su propio día y ya no puede descuidar a sus feligreses, San Antonio se hace el desentendido cuando le preguntan, Santa Rita me ha preguntado si mejor no pido un perrito o algo más fácil, como la paz mundial por ejemplo, y el cura de mi parroquia ha vuelto a pasar el cesto de las limosnas, abandonado el sueño de una nueva catedral.
Me hacen difícil conservar la esperanza.

martes, 4 de febrero de 2020

Cuentos de hadas, una opinión


Se dice que los cuentos de hadas enseñan a las mujeres a ser débiles y sumisas, pero poco se habla del efecto que tienen en los niños. Y yo opino que enseñan a los hombres a tener falsas expectativas con las mujeres. Por culpa de los cuentos de hadas los jóvenes buscan mujeres de piel tan blanca como la de Blancanieves, con pies tan pequeños como los de Cenicienta, cabello tan largo como el de Rapunzel, tan delicada que puede sentir un guisante a través de veinte cobijas. Ni que decir que esperan que un feo como la Bestia lleve a la Bella a su castillo y al final ella se quede allí por su gusto. ¿Cuántos jóvenes habrá que han creído que aunque sean feos como un sapo, siempre habrá una bella princesa que los quiera besar?

Créannos que los cuentos de hadas tal vez sean machistas, pero eso tampoco nos hace mucho favor a los hombres. Por mi parte siempre me pareció demasiado difícil que para conquistar a una princesa haya que atravesar bosques encantados, luchar con monstruos o gigantes. Lejos de hacernos más valientes, nos han hecho que nos conformemos al final con mujeres menos princesas y más accesibles.

Yo, que incluso desde niño veía los cuentos de hadas como la versión para jardín de infantes de las telenovelas, caí en ese cuento de hadas electrónico de Súper Mario, en el que un humilde plomero obtiene a la princesa rubia después de mil peripecias y peligros. A mí me mataban siempre en los primeros niveles, como presagio de mi suerte amorosa en la vida real, pero algunos amigos llegaron al final, rescataron a la princesa para solamente sentir un vacío existencial y preguntarse si había valido la pena todo el esfuerzo y sacrificio.
Esa es la pregunta: ¿Y qué hay de los finales de los cuentos de hadas? Me imagino que eso de comer perdices está bien, aunque nunca he probado una, pero acaba y el cuento y a uno no le dicen absolutamente nada sobre cómo hacer después, que es donde está lo importante. La princesa en cuestión va a creer que eso del heroico príncipe le va a durar a uno toda la vida. Me imagino a la princesa tiempo después del final feliz recriminando a su consorte que ha luchado contra un dragón para rescatarla y ahora ni siquiera tiene ánimo para pedir rebaja a la hora de comprar muebles para el castillo.

Ahora vemos en las noticias que la última Cenicienta de la vida real está renunciando a la condición de princesa de Inglaterra para reintegrarse a la vida civil, tan fuerte ha sido el choque de convertirse en parte de la realeza. No descarto la idea de que fue más bien el príncipe el que convenció a su nueva esposa que eso de la nobleza no es como lo pintan y que, como en un cuento de hadas al revés, su sueño era dejar de ser príncipe y ser feliz en una vida de plebeyo, con dinero, claro está, pero plebeyo al fin y al cabo, en un final que ningún cuento ni telenovela pudo prever.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...