jueves, 30 de julio de 2015

Autoayúdame a autoayudarte


Cuenta una antigua leyenda de la tribu Opa, que el demonio, deseoso de confundir a los hombres y alejarlos del camino recto, dijo primero a los hombres que la contemplación del propio ombligo les daría la sabiduría. Cuando los hombres se dieron cuenta de que esto no era cierto, el demonio les convenció que la forma de las nubes guardaba el secreto del saber infinito. Los hombres pasaron mucho tiempo estudiando las formas celestiales hasta que cayeron en la cuenta de que no eran más sabios que antes. El demonio aún pudo convencer al hombre una tercera vez, diciendo que el secreto de la sabiduría podía encontrarse meditando inmóvil, con los ojos cerrados y sin hablar. Los hombres lo intentaron una vez más y cayeron nuevamente en la trampa. Escarmentados, los hombres juraron no volver a creer en las palabras del demonio y lo expulsaron de la tierra. Enfadado, el demonio les envió a los hombres blancos con sus cuentas de vidrio con espejos, sus televisores a color, sus revistas llenas de publicidad y sus libros de autoayuda, para hacerlos vivir eternamente engañados.

Esta leyenda es real, no importa que nunca haya existido la tribu Opa, que en verdad esa tribu seamos todos nosotros y que la leyenda se me acabe de ocurrir. Siempre que haya una persona a quien no le guste pensar, habrá otra que quiera prestarle sus pensamiento a cambio de mantenerlo distraído. Por eso es que uno de mis sueños imposibles es escribir un libro de autoayuda que acabe con todos los libros de autoayuda de la misma manera que El Quijote acabó con el resto de las novelas de caballería. En esta labor, además de recopilar los textos perdidos de Abu Navid, me he dedicado a recoger las mayores joyas de esta vertiente del arrejuntamiento de letras (me niego a llamarle literatura) para dejarlas aquí.

Como sabemos, un libro de autoayuda se basa en la repetición de frases que deben ser a su vez repetidas por el acólito lector a fin de lograr el éxito, la felicidad, ser millonario, casarse con una supermodelo o lo que su corazón desee. Los resultados de esta búsqueda han sido francamente espectaculares y la cosecha de frases ha sido especialmente fértil. Aquí dejo algunas muestras de mi empeño:

La revisión de los títulos de los libros es una aventura en sí misma. Un buen autor de libros de autoayuda debe tener un título con mucho punch, un título demoledor, y si está encerrado entre signos de admiración, tanto mejor. Hay títulos como el directo “¡Tú eres grandioso!”, el casi blasfemo pero impactante “Cómo convertir el agua en vino”, y hasta el hedonista “Porque yo lo merezco”.

Después del título, viene el prólogo, donde he encontrado frases de este calibre:
"En el duro camino de la vida, este libro de autoayuda te servirá como un poderoso 4x4 que te ayudará a llegar a tu destino con mucha más facilidad y comodidad."

Ya que la gran mayoría de los libros de autoayuda han sido escritos en Norteamérica, es muy común que los consejos y frases encontrados aquí tengan un marcado tinte capitalista. Encontrando cosas como:
No soy monedita de oro para gustarle a todos, soy un cheque en blanco, tengo el valor que tú me das. (“La Oveja que se comió al Lobo” – Bruce Krenzler)
Si el dinero pudiera comprar la felicidad ¿Cuánto pagarías por ella? Y si supieras que el dinero no puede comprar la felicidad ¿Qué harías con ese dinero? (“¿Dinero o Felicidad? ¿Por qué no ambos?” – Dharma Fink)

 Pero la mayoría hace un acercamiento por el lado del misticismo con tintes filosóficos, dejando frases como esta, encontrada en “7 historias que cambiarán tu vida” de Ambrose Chapel, y la segunda que aparece en su continuación “7 historias que volverán a cambiar tu vida”:

No critiques a alguien sin saber por lo que ha pasado, no quieras saber lo que le ha pasado, no caigas en el chisme y la curiosidad malsana, mejor déjalo que se arruine solo. 

Si no sabes lo que Dios tiene reservado para ti, Dios te dará la respuesta. Si no te responde, es que Dios te da libre albedrío para escoger tu camino.

Dentro de las frases derivadas del “Tú puedes” encontramos hallazgos como este:
Quien solamente ve el amanecer desde su ventana, creerá que es pequeño, para ver las grandezas de la vida es necesario salir de casa. (“Caminante, sí hay camino” – Félix Felicis)

Un hombre compró un burro y quiso hacerlo galopar. Cuando no pudo, empezó a insultar al burro. Debió insultarse a sí mismo por pedirle a alguien lo que no puede hacer. (“El vendedor de Palmas” – Go Onidnam)

Para la mente atrevida, “imposible” es sólo una palabra. Donde otros ven una barrera, el atrevido ve un reto. (“El Libro que necesitabas” – Bail Organa)

Por último, encontré esta frase que solo puedo calificar de indescriptible. Estoy pensando en convocar a un congreso de sabios solo para descifrar su significado:

Es importante tener sueños, pero recuerda que los sueños solo los alcanzan quienes están despiertos. Tampoco permanezcas siempre despierto, pues aquellos que siempre están despiertos no pueden soñar. (“El regalo del éxito” – Max Powers)

Nuevamente, todo esto es real, aunque todas las frases citadas las haya inventado yo mismo, los nombres de los autores y libros se me hayan ocurrido mientras los escribía y todo esto no sea más que el producto de mi aburrimiento y mi tontería.

jueves, 23 de julio de 2015

Frases twitteables 38

  • Si, los justos heredarán la tierra, pero ¿Tenemos que esperar a que la suelten los injustos?
  • Soy de esos que confunden una flecha de Cupido con un alfiler en mi muñeco vudú.
  • No es fácil pensar en estos tiempos. Todos te quieren imponer sus pensamientos prefabricados.
  • Para acercarme a ella, puse en marcha mi plan B. Ella respondió ejecutando el TPlan T.
  • Está bien, vayamos al borde del abismo, pero no tan rápido, no nos precipitemos.
  • Pedí una sopa de letras y terminé tragándome mis palabras.
  • Las voces en mi cabeza me dijeron que escribiera en twitter.
  • Últimamente ya no sé si son las voces en mi cabeza o mis audífonos.
  • Yo quería que fuéramos uno para el otro, pero tú eras una para cualquier otro.
  • Cuando me pidió una cita ¿Cómo iba yo a saber que hablaba de literatura?
  • No estoy solo, tengo a mi niño interior, a mi amigo imaginario, a mi otro yo, al monstruo bajo la cama…
  • Algún día haré recordar a la gente que yo ya era tonto antes de que se pusiera de moda.
  • Siempre dejo un rastro de migajas de pan... cuando regreso de la panadería.
  • Nadie te dice que para hacer tu propio camino debes remover piedras, tumbar árboles y nivelar el terreno.
  • Hacer camino al andar a veces significa también improvisar el destino.
  • Un minuto de silencio por todas las alarmas de reloj y teléfono que han muerto hoy lunes después de despertarnos.
  • Y un mensaje de esperanza a todas las alarmas de reloj y teléfono que han sobrevivido hoy, pero que quizá caigan la próxima vez.
  • Vivir tanto te matará algún día.
  • ¿Quieres que te cuente la historia o paso de frente a la moraleja?
  • Hoy tengo ganar de cortar por lo sano. A propósito ¿Cómo te sientes?
  • Hay personas que creen que el dinero lo es todo. Cuando veo una de ellas, pienso que así se vería el dinero si es que fuera un ser humano.
  • Pensar en los de clase media como pobres de lujo o como ricos de baja calidad, depende del punto de vista.

viernes, 17 de julio de 2015

Huellas en el camino


Hay veces en que es bueno detenerse un momento para ver las huellas que estamos dejando en el camino. Inclinándome un poco, puedo ver todas las huellas que han pasado por este camino. Hay huellas profundas y huellas leves, de gente liviana sin duda. Es fácil ver que alguna vez este camino fue pisado por primera vez por alguien, y luego muchos lo siguieron, algunos de cerca y otros a mayor distancia, hasta que muchos no vieron nunca al que hizo las primeras huellas. Otros fueron por aquí solo porque los demás lo hacían, otros siguieron este camino porque no conocieron otro, por acompañar a alguien, o por flojera de buscar un camino nuevo. Al final todas las huellas están confundidas y nadie sabe cuál huella es de quién.

Naturalmente el camino fácil es el más transitado, pero este camino es de piedra y la gente que pasa por allí no deja huellas. Los que han pasado por aquí vieron lo que todos los demás, un paisaje conocido que nunca cambia, y al final no dejaron huellas y no tuvieron nada qué contar del camino. Hay quien creyó que pintar su nombre en las piedras o dejar un mensaje tallado en un árbol bastaba para ser recordado, pero nadie lee lo que está escrito, lo que importan son las huellas, no que alguien diga lo que hizo.

Hay algunos caminos menos transitados por los que la gente pasa esperando hacer algo diferente. Al inicio del camino puedo ver muchas huellas, pero con cada piedra en el camino se ven huellas que dan la vuelta hacia el camino fácil. Algunos tropiezan más de una vez con la misma piedra, y otros la retiran para ayudar al próximo que pase.Se dice que alguien alguna vez trató de borrar las huellas de otro, pero las huellas se hicieron más profundas y sus propias huellas se desvanecieron rápidamente. Y hay huellas que se encaminan directamente al precipicio, son las de aquellos que no sabían a donde iban, o de los que, incapaces de llegar a su destino, quisieron acabar con todo.

Hay también caminos difíciles con abismos a los costados, piedras obstruyendo, con cactus, caminos en subida y con muchas curvas. Aquellos que lo siguen se ven gratificados con las hermosas vistas desde lo alto y con el honor de lograr lo que pocos pudieron.

Por último, hay los que van por donde no hay huellas, ellos son los que hacen su propio camino que otros seguirán después. No saben lo que encontrarán en el camino, ni siquiera tienen la seguridad de que llegarán a su destino, solamente confían en la dirección que llevan. Ellos serán los primeros en encontrar las dificultades y los que deberán resolverlas para seguir este nuevo camino. Por un tiempo veré sus huellas solitarias en el camino que han hecho al andar.

¿Y mi camino? No estoy aun seguro de cuál de todos ellos es. A veces me parece ir por el camino de piedra, otras veces por un camino nuevo, he preguntado muchas veces cuál sería el mejor camino, pero al final la decisión siempre ha sido solamente mía. Mientras tanto, voy disfrutando del paisaje. He subido y he bajado, he tropezado he dado vueltas para llegar al mismo sitio, aunque no he pasado por el mismo lugar dos veces. Me queda la seguridad de que al menos en algunos tramos del camino mis huellas son las únicas que se ven. Y si alguien me pregunta, no quiero tampoco recomendar mi camino, tal vez no vayamos a mismo destino. Y ya es hora de volver a caminar.

sábado, 11 de julio de 2015

La tienda de animales


Buscando un regalo para mi sobrina, voy en busca de una tienda de animales que me han recomendado. En realidad tengo, sin razón alguna, varias ideas preconcebidas de lo que es una tienda de animales, desde el mismo nombre, que hace dudar si los animales son los que venden o los que compran, y yo, que los pocos animales que he tenido a lo largo de mi vida nunca vinieron de una tienda, voy con cierta desconfianza. Me imagino a unos vendedores muy en contacto con su lado animal, maquillando a los productos para que se vean más lindos y abrazables, o cosas así. La cosa no fue tan así, como narraré a continuación:

La tienda, tal como sospechaba, es reconocible desde lejos. Hay establecimientos que deben tener un ambiente especial para funcionar. Una funeraria no se puede parecer a una tienda de abarrotes, por poner un ejemplo. Y la tienda de mascotas tiene que tener un olor a animal perceptible desde media cuadra a la redonda, y tener un encargado que limpia, atiende al mostrador y además conoce perfectamente las formas legales y varias de las ilegales en que puedes conocer al animal de tu preferencia. Es que como en todo, hay mascotas de moda y otras que no.

Tímidamente, me acerco a ver las jaulas que están en la parte exterior de la tienda, viendo a los gatitos bebés. Se me acerca el dependiente, un joven que sin duda tiene una cara que hace juego con los productos que vende.
-          Buenos Días, señor. ¿Está buscando una mascota? Tenemos precios, tamaños, colores…
-          Sí, estoy buscando algo para mi sobrina.
-          Ah, muy bien tenemos perritos Chihuahua, que están muy de moda, puede verlos aquí…

Los tales Chihuahuas no me parecen tan bien, parecen aterrados al verme, o más bien aterrados con la perspectiva de ser recibidos por mi sobrina, quien a su corta edad ya lleva una cantidad impresionante de mascotas muertas. Se les ve temblorosos y con el terror reflejado en sus ojos. El dependiente se apresura a explicarme que ese es el aspecto natural de los Chihuahuas, y que no tengo nada de qué preocuparme. Se equivoca, porque cuando me dice el precio de cada uno, veo que la cosa realmente es para preocuparse. El efecto Paris Hilton a elevado al cielo el precio de estos cachorros.
-          Están bien los cachorros, pero yo estaba buscando una tortuga – Le digo, como quien cambia de tema. El dependiente me mira con cara de extrañeza.
-          Las tortugas ya no se usan, señor, se van reír de la niña, le van a hacer bullying y le van a crear un trauma ¿Quiere que ella pase la vida yendo al psicólogo cuando sea grande?
-          Es que las tortugas son más durables, no hay que sacarlas a pasear, y no es fácil que se escapen, no se alejan mucho…
-          Las tortugas son A-BU-RRI-DAS, señor, usted no va a ver a nadie que le saque fotos a una tortuga para el facebook, tiene que llevarle una mascota fotogénica.
-          ¿Qué me recomienda entonces?
-          Ahora se están llevando mucho los ferrets, le puedo mostrar…
-          Oiga, ¡Esto es una comadreja!
-          No, señor es un ferret…
-          ¿Y cuál es la diferencia?
-          Estos son importados.
-          ¿O sea que me quiere vender una comadreja importada? Para eso me voy a mi pueblo, le traigo una y le saco su carnet de extranjería, oiga, no me quiera engañar.
-           Vea, señor, ya veo que usted es un cliente exigente, así que le voy a mostrar nuestros productos Premium, venga por acá, por favor.

El vendedor me llevó a un cuarto interior, no sin antes verificar que nadie nos veía. Allí encontré a varios animales que a primera vista no parecían tener nada especial. Mi rostro de incredulidad debía ser patente, porque el vendedor empezó a explicarse inmediatamente.
-          Cada uno de estos animales son especiales, tienen cualidades diferentes, para clientes que saben apreciar lo bueno. Vea este loro, es para clientes con problemas de asertividad, le hemos enseñado a decir frases de autoayuda del propio Paulo Coelho…
Era cierto, apenas me vio, el loro empezó a decir “Vamos, tú puedes, ¡Eres un guerrero de la luz!”. 

Debo admitir que me impresionó. Ya empezaba a imaginar cómo sacarle partido a un animal así, tal vez cobrando para que la gente escuche sus conferencias. Pero el vendedor tenía otros animales que mostrarme.
-          Este es un perro policía, ya sé que me va a decir que parece un perro chusco, lo que pasa es que es un policía de civil, que puede infiltrarse entre el resto y reunir información valiosa, y cuando sea el momento apropiado aparecerá para hacer el trabajo sucio, y cualquier cosa que haga dirá que simplemente estaba haciendo su labor, que solo sigue órdenes.

La cosa ya me estaba gustando, esto sí era más de mi nivel. ¿Y este canario? Pregunté al ver uno en una pequeña jaula.
-          Oh, no, este no es del equipo, lo hemos traído como entrenamiento para que el perro policía lo haga cantar… Mire más bien este gato, lo tenemos entrenado por la mafia siciliana, lleva ratones y pájaros muertos a las personas que usted elija, como amenazas de muerte.
-          ¿En serio hace eso?
-          Claro que sí, justo la semana pasada lo enviamos con un par de pescados muertos para informarle al Padrino que Luca Brasi está durmiendo con los peces…

Yo ya estaba entusiasmado, aunque el precio era más alto que los otros, dentro de todo el grupo de animales especiales escogí para mi sobrina una tortuga coquetona, son unas mascotas muy durables, no hay que sacarlas a pasear, y no es fácil que se escapen, no se alejan mucho, y sobre todo, son muy fotogénicas, el vendedor me aseguró que dentro de muy poco se van a poner de moda y van a aparecer junto a sus dueños en todos los perfiles de Facebook…

domingo, 5 de julio de 2015

Yo leí la Biblia y me reí


Sí, pues, un día me puse a leer la Biblia. Mucha gente le tiene miedo a leer la Biblia, y los causantes de ese miedo son justamente los que insisten en convencer a todo el que tengan enfrente de que hay que leerla para obtener la salvación. Y es cierto, han logrado convencer a todo el mundo que el que lee la Biblia se convierte en un estúpido monotemático que no sabe hablar de otra cosa. A esa clase de gente le recomiendo siempre tratar de leer El Quijote, que también tiene muchas enseñanzas y es bastante divertido.

Como decía, me puse un día a leer la Biblia, y como todo un tonto, prefiero las historias a las enseñanzas, y las historias divertidas a las historias serias. ¿Qué? ¿Hay historias divertidas en la Biblia? Claro que las hay. Lo que pasa, nuevamente, es que la gente, sobre todo los que se la toman al pie de la letra, cree que es un libro totalmente solemne, muy serio, no se hacen chistes sobre esto, que es sagrado, te vas al infierno si te ríes. No, no es así, y lo voy a demostrar.

¿Han leído la historia de Sodoma y Gomorra? Pues era un lugar donde se hacían fiestas legendarias, algo así como las after party del jet set. Pues Dios al ver tanto desmadre se puso a pensar seriamente en cerrarles el negocio a los promotores de tanta diversión pecaminosa. Así que buscó a Lot y le dio el encargo de buscarse 50 personas buenas a ver si se salvaban las dos ciudades. ¿Y cuál fue la reacción de Lot? Discutirle a Dios hasta que consiguió dejarle la cuota en diez personas buenas, e incluso pensando que con su familia, que eran todos decentes, completaba la cuota. Debo admitir que cuando leí este pasaje me moría de la risa al imaginar la escena de Lot regateándole a Dios como quien le regatea el precio al bodeguero de la esquina. Definitivamente este Lot era judío, pensé.

La otra muestra de que la Biblia fue escrita por judíos es el libro de Números. Nunca ningún pueblo antes o después se puso a sacar cuentas en un libro sagrado. ¿Será que el que armó la Biblia dejó el registro para impuestos traspapelado allí? Me imagino que se quedó allí por el efecto sedante que tiene en quien lo lee, es imposible terminar una página sin quedarse dormido, debió haber sido el equivalente en los tiempos antiguos de leerse la guía telefónica o contar ovejas para conciliar el sueño.

Pasando al Nuevo Testamento hay otras historias que parecen más episodios de sitcom que una historia seria. El primer milagro de Jesús fue en una fiesta de bodas. No fue planeado, y si uno lo mira bien, no era de lo más cristiano malgastar el primer milagro convirtiendo el agua en vino habiendo tanto ciego, paralítico o leproso en donde podía haber dado un mejor ejemplo. Pero no, Jesús, como buen hijo, le hizo caso a su mamita y salvó a los novios de la deshonra que significaba – igual que ahora – que en una fiesta se acabe el licor. Pero lo más cómico ocurrió después, cuando algunos de los invitados empezaron a quejarse de que habían guardado el mejor vino para después. 

La lectura de este pasaje me convenció primero de que Jesús era conocedor de los buenos vinos, y segundo, de que ya para entonces era todo bondad y compasión, porque yo en su lugar hubiera fulminado con un rayo a los quejosos. Ese, creo yo, debe haber sido el segundo milagro, dejar tranquila a esa gente que está viendo que le hacen el milagro y todavía reclama. No hemos cambiado mucho desde entonces.

El leer la Biblia me ha ganado entonces algunas sonrisas impensadas, para escándalo de algunos, como cuando trataba de conversar con alguien de esos que no aceptan otro tema de conversación. Para tratar de llegar a un punto medio, le dije: “Mira, a ti te gusta hablar de la Biblia y a mí me gusta hablar de música ¿Qué te parece si hablamos del rey David, que también era músico? ¿Qué opinas de su música?”
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