jueves, 28 de octubre de 2010

Epílogos


Sara e Isaac
La esposa de Abraham nunca supo con certeza lo que había pasado esa vez que su esposo fue con su hijo a la cima del monte. Pero intuía que debió ser algo grave. Lo notó porque desde aquel día el pequeño Isaac se portó bien y tomó toda su sopa. Lo que le inquietaba era la expresión de terror de su hijo cuando alguien le decía que “era un niño muy sacrificado”.

Penélope y Ulises
Después de un tiempo de haber recuperado su casa, su esposa y su reino, parecía que todo había vuelto a la normalidad. Al menos eso era lo que pensaba Penélope. Esos cambios de carácter, esa tristeza y esa mirada perdida que ponía a veces pudieron deberse a la costumbre de la nostalgia, después de tanto tiempo lejos, pensaba. Hasta que lo sorprendió un día escuchando un CD con los cantos de las sirenas.

Alicia
Muchos años después, cuando ya era una respetada psicoanalista, Alicia aún preguntaba a sus pacientes si en alguno de sus sueños habían visto alguna vez a un conejo blanco o a un gato que desaparecía hasta dejar solamente su sonrisa…

Cenicienta
Después de su boda con el príncipe, y una vez que tomó a su cargo el mantenimiento del castillo, Cenicienta se convirtió en la más temida por toda la servidumbre, a quienes hacia trabajar arduamente hasta hacer que el castillo quede siempre impecable. Nada parecía contentarla, y las criadas se preguntaban cómo es que una princesa conocía tantos secretos de limpieza para quitar las manchas y la suciedad, lo que las dejaba sin disculpas a la hora de hacer su trabajo.

domingo, 24 de octubre de 2010

1500 iones


Paseando por un centro comercial abierto recientemente, me encontré con un anuncio de unas nuevas pulseras energéticas. El anuncio que la acompañaba dice que proporciona ¡1500 iones! Aquí mi cerebrito de ingeniero sonó la alarma. ¿Para qué necesito yo 1500 iones? Decididamente esa cantidad no me alcanza para hacer esa bomba de neutrones con la que algún día conquistaré el mundo. Atacar a mis enemigos con energía ionizada sería una buena idea, pero no creo que pueda causar mucho daño con miserables 1500 iones. - ¡Esto debe tener alguna utilidad! - Pensé para mí mismo.

Afortunadamente había un televisor junto a la vitrina de las pulseras, que pasaba un video explicativo. Bueno, explicativo es un decir, porque no me aclaró demasiado la cosa. Presentaba comentarios de deportistas de los que no había oído hablar antes, diciendo que la famosa pulserita les incrementa la concentración, la energía y el equilibrio. Mirando más de cerca la vitrina, no me pareció ver nada especial, solo una pulsera con una etiqueta de esas que tienen un holograma como el de las tarjetas de crédito o los sellos de garantía en los empaques de muchos productos.

Me dejó pensando el tema de los iones ¿Qué harán esos 1500 iones para lograr esos maravillosos efectos? Sin duda son iones amaestrados, que cuando vean que me estoy cayendo me empujarán al lado opuesto, evitando que me desplome. Además, para mejorar mi concentración, bajarán el volumen de la música que siempre escucho cuando estoy revisando algún informe excepcionalmente difícil. Y además, incrementarán mi energía, ya que son iones. Podré abandonar mis intentos de morder una pila AA para aumentar mi energía por las mañanas.

¡Un momento! Debo asegurarme primero de que sean iones positivos. Tampoco es cuestión de andar cargado de energía negativa por la calle. Haría que todo me salga mal y alejaría la suerte de mi lado. ¿Cómo que sí son iones negativos? ¡Ah! Es para atraer a las energías positivas, pues, los opuestos se atraen. Así mi paso por esta ciudad será beneficioso, atrayendo las buenas vibras, la paz y la armonía, mucho Yang para mi Ying.

Pero, con tanta gente mal encarada que anda por aquí ¿Me bastará con 1500 iones para enfrentarlos? A un ión por persona, solo podré rechazar a 1500 personas negativas. Para alguien que gusta de caminar como yo, eso significa que la pulsera me durará una o dos semanas apenas. Me pregunto si esa batería se recarga con una pila o algo. Tal vez pueda ponerle algo del uranio que me sobró de mi última bomba atómica. Yo sé que eso produce muchos iones. No, mejor pregunto a la vendedora.

- Señorita, ¿A cuánto está la pulserita esta? ¿Qué? ¿S/. S/. S/. S/. + S/. ? ¿Tanto? ¿De qué hacen los iones? ¿Que es un secreto? Oiga, los iones no cuestan tanto… ¡Si hasta tengo yo unos cuantos en mi bolsillo, que los guardo en mi monedero! ¡Véalos, señorita! ¿Cómo le voy a estar mintiendo a usted? Ah, tiene razón, es que a usted le falta un microscopio electrónico, pues. Bueno, por lo menos me dirá que minerales tiene ¿Verdad? Lo que pasa es que yo soy alérgico a la Kryptonita, y el médico me dice que no me acerque a ella. ¿No sabe? Pues estamos mal así, oiga… La otra cosa que quería saber es sobre eso de los 1500 iones ¿Cómo sé que no me están vendiendo pulseras de 250 iones..? Sí, pienso contarlos antes de comprar… ¡Ah, si se abre el empaque se pueden caer los iones! Bueno… No podré comprar la pulserita entonces… Gracias señorita…

Ahora que estoy en mi casa, he encontrado un método para fabricar iones, disolviendo Cloruro de Sodio en un medio polar de monóxido dihidrógeno. Solo me queda separar los iones de cloro negativo y venderlos en el mercado negro… Mi plan de dominación mundial sigue avanzando…

miércoles, 20 de octubre de 2010

20 del 10 del 2010, a las 20:10


Este post se publica el 20/10/2010, a las 20:10 hrs.
A estas alturas del año, ya deberías haber hecho algo. No sé, algo que se parezca a los grandes planes que hiciste el año nuevo. Sí, ya sé que esos propósitos de año nuevo son una forma de descargar la conciencia de todo lo que hiciste mal el año pasado, pero ¿Y este año? ¿Dejarás de echarle la culpa a los demás, a las circunstancias, al ambiente político, las alineaciones planetarias o a cualquier otra excusa?

Bueno, un año es muy largo y cualquiera puede hacer algo. ¿Qué, no has hecho nada aún? Seguramente cuando empezó el año estabas muy ocupado y luego te atrapó la rutina. Otra vez volvemos al tema de las disculpas. ¿Y qué tal este mes? A pesar de lo que dicen otros, en Octubre sí hay milagros. Tal vez esta semana sea la semana que esperabas para hacer la diferencia. ¿Y qué tal hoy? Hoy se da la extrañísima alineación planetaria que hará que las cosas te resulten... Ya sé que no crees en esas cosas, pero no podrás averiguarlo si no lo intentas.

Hoy es el 20/10/2010, y este post se publica a las 20:10 hrs. Bonito ¿No? Tal vez todos estos números signifiquen algo después de todo.

sábado, 16 de octubre de 2010

El clon


Todo empezó de una manera casual. En una de las obras a las que tuve que ir, uno de los trabajadores se acercó a saludarme.
- ¿Cómo está, ingeniero? ¿Se acuerda de mí?
- ¿Disculpe?
- Hemos trabajado juntos en la obra del centro, hace un par de años, ¿No se acuerda?


Me retiré, confuso, después de un saludo convencional y la remembranza de unos recuerdos ajenos por parte del trabajador. Yo pensaba que todo esto se debía a la casualidad y a la circunstancia de que tengo un rostro común, fácilmente confundible.

El siguiente hecho ocurrió meses después cuando era entrevistado para un proyecto en un asiento minero. Estaba conversando con uno de los directivos cuando otro de los jefes se acercó para hacer un recado. Para mi sorpresa, se alegró de verme.

- ¿Está entrevistando al ingeniero para el puesto? ¡Qué bien! Puede contratar al ingeniero, yo he trabajado con él y sé que es bueno…

Obtuve el trabajo ese día, sin poder preguntarle a esa persona de dónde me conocía y agradecerle la recomendación. Como él trabajaba en la oficina principal, no lo volví a ver, pero en el sitio de la mina, encontré a varias personas que de repente me saludaban con familiaridad y que decían haber trabajado conmigo. Al comentar esto con compañeros de trabajo, solo me respondían que en el ambiente de estos trabajos todo el mundo se conoce.

Cuando terminó el proyecto, dejé por un tiempo de tener esos “episodios”, como comencé a llamarlos. Cada vez que comentaba el hecho con alguien nos enfrascábamos en estériles discusiones acerca de clones, gemelos perdidos, dimensiones paralelas y dobles. Siempre se llegaba a la conclusión de que es muy difícil para alguien hallar a su propio doble, pues tiende a hacer el movimiento contrario que uno mismo.
Hasta que entré en un nuevo proyecto fuera de la ciudad. Cuando llegué, la obra estaba recién iniciando, y había poca gente trabajando. Aquí volvieron a ocurrir los “episodios”, pero de manera más frecuente. Apenas el segundo día, uno de los jefes de diseño a quien jamás había visto, me saludó.
- ¡Ingeniero! ¡No lo esperábamos tan pronto! ¿Cómo está?

Fue inútil tratar de explicar que se trataba de una confusión. Aún así, la gente parecía sorprendida de verme en la obra, y usando un uniforme diferente del que esperaban. Todo esto me convenció. Mi clon existe, trabaja en algo similar a mi propia profesión y vendrá en las próximas semanas, según los que me confundieron. Pero por alguna razón el viaje de mi otro yo siempre se retrasaba y no podíamos juntarnos.

El último día de mi permanencia en obra, uno de los choferes de las camionetas me llamó al verme. Para entonces yo estaba ya un tanto acostumbrado a ser confundido, así que no le di mayor importancia al episodio.

- ¿Qué hace usted aquí, ingeniero, si lo acabo de dejar en el taller?

Tuve que pedirle que me repitiera todo ¡Mi clon, tanto tiempo esquivo, estaba aquí! De inmediato le pedí al chofer que me llevara a donde mi otro yo. Al llegar, me señaló al hombre que estaba parado en la esquina. No pude evitar una exclamación de admiración. Era yo. Era mi clon, mi duplicado, mi dimensión paralela, todo lo que me había negado a creer hasta ese momento. Lo saludé, pero lo que no esperaba eran las palabras con las que me recibió.

- ¿Así que usted es el que ha estado usurpando mi vida todo este tiempo?

martes, 12 de octubre de 2010

El nuevo gerente

Una empresa entendió que había llegado el momento de cambiar el estilo de gestión y contrató un nuevo gerente general. El nuevo gerente vino con la determinación de hacer cambios y volver a la empresa más productiva. El primer día, acompañado por sus principales colaboradores, hizo una inspección en la empresa.
En la planta todos estaban trabajando, pero un muchacho estaba recostado contra la pared con las manos en los bolsillos. Viendo una buena oportunidad para dejar bien clara su filosofía de trabajo, el nuevo gerente le preguntó al joven:
- ¿Cuánto gana usted por mes?
- Mil doscientos soles, señor, ¿por qué? - Respondió el muchacho sin saber de qué se trataba.
El gerente sacó S/. 1,200 del bolsillo y se los entregó al joven, diciendo:
- Aquí está el sueldo de este mes. Ahora desaparezca y ¡no vuelva nunca más!
El joven guardó el dinero y se fue, de acuerdo a las órdenes recibidas. El gerente entonces, orgulloso, pregunta a un grupo de operarios:
- ¿Alguno de ustedes puede decirme qué hacía ese joven?
- Si, señor – respondieron atónitos los operarios -¡Vino a entregar una pizza!

(Otro caso de "cortar y pegar". Aunque este lo tengo hace tanto tiempo que ya olvidé de dónde salió. Espero que lo disfruten)

domingo, 10 de octubre de 2010

Hoy pude haber escrito sobre…


Hoy que al fin tengo algo de tiempo libre, pude haber escrito sobre nuestro último Premio Nobel, y cómo todos hablan de tal acontecimiento, sobre cómo muchos hablan de la justicia hecha a nuestro más notable escritor, y que esto y que lo otro, sin haber leído ninguno de sus libros, y apenas recordando lo que vieron en alguna de las películas basadas en sus libros.

Pude haber escrito algo sobre John Lennon, que hubiera cumplido otro cumpleaños ayer, de lo que hemos hecho con el mundo en su ausencia, y de cómo de alguna manera, nos hemos quedado sin voz desde entonces.

Pude haber escrito sobre las cosas que me han pasado esta semana, y que dan tema no para una, sino para muchas entradas, ya que he tenido, como si fuera un festival de cine, historias introspectivas, surrealistas, aparatosas, taquilleras y personalistas.

Pude haber escrito sobre la locura en que se ha vuelto mi calle desde hace un tiempo, a causa de las obras que realizan al mismo tiempo el alcalde de la ciudad y la obra gubernamental más aparatosa, en busca de los votos que le faltan para la próxima elección.

Pude, incluso, escribir sobre la curiosa casualidad de que este post se publicó el dia 10 del mes 10 del año 10, a las 10, y sobre las consecuencias numéricas y astrológicas de semejante coincidencia.

Pude haber escrito, en fin, sobre tantas cosas, que al final me quedé sin escribir sobre nada.

viernes, 8 de octubre de 2010

La Moraleja

Hoy, mis estimados lectores, voy a contar un cuentito que…
- Oye, ¿Y ese cuento tiene moraleja?
- No, no tiene. Es solo un cuento.
- ¿Pero cómo que no tiene moraleja? ¡Los cuentos se hacen con moraleja!
- Pues este cuento no. No tiene moraleja.
- ¡Pero tiene que tener una moraleja!
- No tiene por qué. Además, es un cuento, no una fábula.
- Los buenos cuentos siempre deben tener una moraleja. Así el cuento sirve para enseñar a los que no saben…
- Este cuento no quiere enseñar, solo quiere divertir un poco…
- ¿Divertir? Entonces mejor cuenta un chiste. Los que quieren leer un cuento quieren que tenga su moraleja.
- ¡Ya te dije que este cuento no tiene moraleja!
- Entonces es un mal cuento…
- ¡No es un mal cuento! Además, si el lector es lo piensa un poco, encontrará su propia moraleja…
- ¡Ah, claro! Le dejas todo el trabajo al lector y tú haces la parte fácil… ¡Qué cómodo!
- Mira, hoy no tengo ganas de escribir un cuento con moraleja, así que te puedes quedar con las ganas.
- Si quieres yo le escribo la moraleja…
- ¡No! Es mi cuento y lo escribo como yo quiero.
- ¿Ni siquiera una moraleja chiquita?
- ¡No!
- Está bien, pero cuando la gente te reclame la moraleja, no vengas aquí a lamentarte…
- ¿Por qué no te vas mejor a molestar a otra persona?
- Creo que sí… Al fin y al cabo, no me interesa estar con una persona que escribe cuentos sin moraleja.
- Adiós, pues…

Moraleja: Nunca vuelvas a escribir un post cuando te está mirando alguien que solo se interesa en la moraleja.

lunes, 4 de octubre de 2010

Religión + Imaginación

En los tiempos en que yo era joven e inexperto, iba a la iglesia al catecismo, como preparación para la primera comunión. Nos enseñaba un curita que, hoy me doy cuenta, era un pozo de ignorancia, pero suplantaba esta falta con una dosis enorme de fantasía. Tal vez por eso nos caía bien a los niños, al contrario que a nuestros padres, que preferían al otro cura, que era uno de esos gringos con ojos azules y bicicleta.
Pues bien, el curita de mi cuento nos contaba las historias de la biblia de una manera más o menos pegada al texto oficial, pero sazonada con los productos de su imaginación desbordada, que echaba a volar sobre todo cuando alguno de los mocosos nos atrevíamos a hacerle alguna pregunta. Sus clases eran algo así como:

- Y Jesús dijo que si Ustedes tienen la fe del tamaño apenitas de un grano de mostaza… A propósito ¿Saben de qué tamaño es un grano de mostaza? A que no saben… seguro que ustedes solo conocen la mostaza que viene con el hot dog… No pues, la mostaza es más chiquita que una lenteja, más chiquita todavía que el anís, y de allí sale un arbolote grandote, como para que todos podamos dormir la siesta en su sombra… Como les decía, si ustedes tienen fe… A ver, Carlitos, tú, que estás distraído pensando en el recreo para jugar trompo… ven para acá… ¿Ves ese cerrote que se ve a lo lejos? ¡Acércate, pues, que no te voy a pegar…! Mira ese cerro allá… ¡Quiero que me lo muevas y lo arrojes a la playa! ¿Cómo que no puedes? Es que te falta fe, pues… ¡Pero Jesús sí que podía! Tu fe es chiquitita, chiquitita, y si la pudiéramos ver, seguro que se estaría peleando con las moléculas y los átomos…

Y todos nos reíamos con la explicación. Para la mancha de chiquillos que íbamos a la iglesia, que no conocíamos aún a Cantinflas y su interpretación del Padrecito, aquello nos parecía de lo más divertido. Nunca faltaban las preguntas.

- ¿Y la vez que Jesús multiplicó los panes?
- Esa vez fue que se le hizo tarde predicando, y la gente estaba desde la mañana con hambre, entonces agarró y cogió los panes que habían traído para el desayuno sus discípulos y empezó a partirlos en pedacitos, pedacitos… Con eso alcanzó para todos los que estaban allí, que eran un montón, gente como para llenar el estadio… Seguro que alguien habrá llevado mantequilla o jamonada para echarle al pan, porque toda la gente quedó contenta y aguantó hasta la tarde…

- ¿Ha visto “Ben-Hur”, Padre?

Hoy sé que lo más probable era que no la hubiera visto, o que lo haya hecho cuando él también era un mocoso, pero eso no le impediría tener una respuesta a la mano:

- Sí, sí me acuerdo de esa película, era de dos chicos que eran bien amigos, de esos que andan juntos para arriba y para abajo, pero que después se enemistan porque uno es judío y el otro romano…


Pero esas historias son mentiras… La que es verdad es la de “Los Diez Mandamientos”, cuando Moisés agarra su vara y parte en dos a las aguas del Mar Rojo… Allí pasaba la gente al costado del agua como por un caminito, y podía saludar a los peces que se acercaban a mirar por el agua, como cuando miran por la pared de la pecera… Allí cogieron algunos con la mano, para freírlos a la hora de la cena, junto con un poco de yuyo para acompañar...

Juro que varios años después, cuando ya pasaban esa película en la televisión, estuve buscando esa escena, hasta que me convencí de que era solo la imaginación del curita.

A veces también discutíamos los temas de actualidad, como por ejemplo la situación en el Medio Oriente:

- Sí pues, muchachos, hasta ahora los judíos siguen molestos con el faraón de Egipto, con los filisteos y los cananeos que viven en Palestina, que los tuvieron de esclavos en el tiempo de la Biblia… Por eso los atacan, y como ya no tienen a Sansón, se han conseguido unos aviones modernos, con bombas atómicas…

A pesar de todas las exageraciones e inventos – y aquí he puesto solo algunas – el curita logró interesarnos en la religión, y a mí, por lo menos, me enseñó el poder de la imaginación. Recuerdo que salíamos de la clase de catecismo diciendo siempre:

- Esto sí que es religión, y no lo que enseña el otro cura…
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