sábado, 27 de septiembre de 2008

Libros para Tontos



Normalmente las grandes transnacionales y negocios no consideran a los tontos como un público objetivo o como un sector de mercado apetecible. Excepto la colección de libros para “dummies”. Para el que no lo sabe, dummy es tonto en inglés. Pero como aquí se considera aún ser llamado tonto como una ofensa, han dejado la palabrita sin traducir. Me imagino que muchos habrán comprado uno de esos libros y después se han enterado de que estaban leyendo un libro para tontos. Y ahora tenemos una colección bastante extensa que enseñan un sinfín de actividades, como bien apunta Rudolf en su blog Always Look at the Bright Side of Your Life.
Reconozco que no he comprado a la fecha ninguno de esos libros, no por que sea un sabio, sino más bien porque soy tan tonto que no me doy cuenta de que necesito alguno de ellos. Yo supongo que, sabiendo que en realidad que son libros para tontos, se hace difícil recomendarlos:
- Oye, he leído el libro “Ortografía para Tontos”, y está muy bueno, me ha servido bastante…
- Sí, me imagino que era un libro justo para ti…

- ¿Crees que sería buena idea comprar el libro “Economía Doméstica para Tontos”?
- Si, yo creo que deberías comprar toda la colección…

Otra pregunta sería ¿Cómo se compra uno de estos libros? Me imagino sonrisas compasivas de la cajera y miradas burlonas de el cliente de al lado, que está llevando “Así Hablaba Zaratustra” de Nietzsche.

- ¿Se lleva Usted el libro “Computación para Tontos”?
- Ehh…. Si… pero no es para mí… Es para un amigo…
- Sí, seguro… También tenemos “Cómo mentir para Tontos”…

Algún otro cliente llevaría su libro a la caja con mucho cuidado, para que los demás no vean lo que está comprando, y después de revisar cuidadosamente en la librería que no haya nadie que lo conozca y pueda revelar que lo ha visto comprando ese tipo de libros:

- Señor… me llevo este libro…
- ¡OYE, CARLITOS, MIRA, EL SEÑOR ESTA COMPRANDO “ORIGAMI PARA TONTOS”!... Disculpe señor… Es que Carlitos creía que nadie se iba a llevar ese libro…

Las situaciones difíciles han de ser frecuentes:

- Cristina me ha regalado el libro “Cultura General para Tontos”… ¿Qué me habrá querido decir?...
- A mí me enamorada me regaló “Baile para Tontos”, y yo le regalé “Limpieza Dental para Tontos”

En fin, cada tonto con su tema. Yo por mi parte, he pensado en escribir un libro para esa colección. ¿Será una buena idea un libro “Escribir Tonterías Para Tontos”?

domingo, 21 de septiembre de 2008

La reunión de los celulares


Hay sitios donde la gente esta a la moda y sitios donde la gente no lo está. Así de simple, pero hay sitios donde la gente está tan a la moda, que cruza el límite de lo sensato. Un ejemplo es con los celulares. Nuestra ciudad a veces parece una competencia de quien tiene el celular más bonito, con más funciones y de mejores colores. La competencia también está en quién usa más celulares al mismo tiempo. Un vendedor amigo mío, hace gala de la colección de celulares que lleva colgados en el cinturón:
- Lo que pasa es que este es mi celular de claro, este es el de movistar, este el RPM y este es el nextel… Además en mi bolsillo llevo mi blackberry, y este celular, que es el mío, que llevo para mis llamadas personales…

Otra de las competencias que tuve que soportar esta semana, es la de los tonos de llamada. Ocurrió durante una reunión que tuve con los directivos de cierta compañía. Al ser gente de alto rango en dicha empresa, observé caras de desagrado al iniciar la reunión solicitando que apaguen los celulares durante la presentación. Como suele suceder, los directivos siempre tienen esas “llamadas muy importantes que no se pueden perder” y nadie apagó su celular o lo puso en modo vibrador. Es que parte de la importancia de la gente es que escuchen el timbre del teléfono para que los demás sepan que es una persona muy ocupada, aunque quien llame sea la cocinera preguntando que es lo que va a cocinar.

- Señores, quiero que observen estas gráficas de rendimiento de la empresa y verán la tendencia…
Parecía que estaba logrando mi objetivo de interesar al auditorio, cuando un grito de Tarzán irrumpió en la sala:
- AAAAAAAUUAAAAAUUUAAAAAAAAA!
Uno de los asistentes contestó en voz baja el celular con tono de Tarzán sin siquiera pedir disculpas. El encanto estaba roto, y tuve que concentrarme para seguir con la exposición. Hasta que sonó otro timbre, esta vez con voz de mujer charapa:
- Oye, contesta, pues, te estoy llamando!!!!
No había acabado de retomar el hilo de la exposición cuando sonó ahora una voz infantil:
- Papito, te están llamando por teléfono!!!!
- Por favor, señores, les vuelvo a pedir que pongan sus celulares en vibrador o que los apaguen, por favor….
Me hubiera sorprendido a estas alturas que mi pedido tuviera aceptación, y por toda respuesta obtuve la música del Chavo del 8, que servía de tono para otro celular.
Después de escuchar consecutivamente la música de los locos Addams, Madagascar y el Arbolito, perdí los papeles, lo reconozco:
- ¡Por favor! El próximo que suene el celular salga de la sala para contestarlo, y si me interrumpen de nuevo, daré por terminada la exposición y…
Esta vez el celular que sonó fue el mío, con un tono de música trance. Allí acabó la reunión, pues todos aprovecharon el tiempo que me demoré en decir “llámame después, que estoy en una reunión” para salir de la sala y poder conversar y mandar sus mensajes de texto a sus anchas, algunos con una evidente sonrisa de felicidad al mirarme.
Mientras me iba masticando el fracaso de la reunión, suena el prrp prrp de un mensaje de texto llegando a mi celular:
“¡Obtén los nuevos tonos de celular para tu móvil! Ahora con nuevos tonos! Envia un mensaje de texto al #XXX con la palabra TONO” Costo US$ 0.50 incl. IGV. www.tonocelular.com”
Es una buena terapia arrojar el celular desde un tercer piso, aunque algo costosa.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Jose Maria Eguren, un tonto sublime

Hoy me toca rescatar a un tonto que iluminó las letras peruanas a principios de ese siglo XX cambalache del que hablaba el tango: José Maria Eguren.

José Maria nació poco antes de la Guerra del Pacifico, en una familia de cierto abolengo pero sin mucha plata. La infancia la pasó en la campo, en la hacienda familiar y en Barranco, que en esa época era también como vivir en el campo. Era desde pequeño un niñito flaco y debilucho, de los que se enferman al primer soplo de viento, y por eso tenía un tutor y no iba al colegio, lo cual probablemente le salvó la vida, ya que hubiera sido el clásico ganso del colegio a quien todos golpean y de quien todos se burlan. Chema (supongo que lo hubieran llamado así) creció entonces tímido y soñador, es decir, todo un tonto.
Como la mayoría de los introspectivos, tenía afición por la lectura. Me lo imagino devorando los libros de la biblioteca familiar y los que llegaban a la casa. Baudelaire, Corneille, Rimbaud, Darío. Tomó como arma la poesía para expresar lo que le desbordaba del alma (¡y pensar que otros sufrimos para mantener un mísero blog!). La poesía de Eguren se nutre de las sagas nórdicas, los cuentos europeos, y de una imaginación imparable.
Manuel Gonzales Prada, quien tenía todo el carácter que le faltaba a José María, le convenció de publicar su primer libro “Simbólicas” en 1911, portándose como el niño más grande de la escuela que protege al más débil. Y ciertamente le hacían falta defensores, porque la crítica literaria del momento destrozó el libro. Es que no podian entender algo tan sencillo como esto:

Desde la aurora
Combaten los reyes rojos,
Con lanza de oro.
Por verde bosque
Y en los purpurinos cerros
Vibra su ceño.
Falcones reyes
Batallan en lejanías
De oro azulinas.
Por la luz cadmio,
Airadas se ven pequeñas
Sus formas negras.
Viene la noche
Y firmes combaten foscos
Los reyes rojos

Las críticas realmente afectaban a José María, que era muy tímido y apocado. Felizmente tenía una manchita de admiradores que lo defendían entre los que estaban Abraham Valdelomar, Cesar Vallejo, y Jose Carlos Mariátegui, quienes lo animaron a perseverar en la poesía. Posiblemente a ellos debemos que haya seguido publicando libros como “La canción de las figuras” y “Poesias”.

Es que Eguren no tenía material para ser una estrella de las letras. Era una persona amable, que no se metía con nadie, no le interesaba la política, ni las discusiones teóricas sobre los movimientos poéticos. Ni siquiera quiso abandonar su casa de Barranco para vivir la vida limeña. Digamos que solo hacía poesía. Además de pintar, pasear por el campo y tomar fotografías. Llegó a fabricar una cámara diminuta que tomaba fotos del tamaño de una uña. Daba largas caminatas entre Barranco y Lima, y hasta recorría el camino en bicicleta, lo que le ganó fama de excéntrico.
Su simpatía y el estar siempre pensando en “otra cosa”, le granjearon la simpatía de sus amigos, lo cual, como hemos dicho eran quienes se encargaban de defenderlo y levantarle la moral, como merece un tonto de su categoría.
Pero, como obviamente es muy difícil vivir de la pintura, la poesía y la fotografía, y en el Perú, esto se torna en algo casi imposible, el dinero de la familia se fue consumiendo, ya que llegó a una edad avanzada sin habérsele conocido “un trabajo decente” como decían nuestros abuelos a todo aquello que no tiene que ver con el arte. Así tuvo que dejar sus paseos por el campo y esperar el prestadito y la colecta de los amigos. Gracias a la campaña hecha por sus amigos, tomó el cargo de bibliotecario en el Ministerio de Educación. Un trabajo es un trabajo, aunque se trabaje para el gobierno, con paga reducida y la obligación de mudarse a Lima. Ese cargo, como las todas las dádivas que da el gobierno a los intelectuales, le duró poco, y el cargo fue suspendido por falta de presupuesto. Lo único que le quedó fue la poesía y la pintura, con las que quedó hasta el final de su vida, incapaz de reclamar debido a su timidez y a que sus defensores de antes murieron antes que él.
Solo al final de su vida se le dio el reconocimiento a su poesía, y ni siquiera en ese entonces se interesó en recibir los homenajes y siguió viviendo tan tranquilo como antes, hasta su muerte.Esta es una muestra de que los tontos debemos enfrentar a la incredulidad de la gente normal, incapaz de comprendernos. Pero no importa. Persistimos.

sábado, 6 de septiembre de 2008

Dedicatoria



A ti, que ese día que pensabas ir a aquella fiesta a donde yo también iba a ir, decidiste repentinamente que no era una buena idea y preferiste ir al cine.
A ti, que perdiste el bus en el que yo iba, o que decidiste esperar otro que tuviera más asientos libres.
A ti, que pensaste que una cita a ciegas organizada por uno de mis amigos era una mala idea.
A ti, que saliste de aquella discoteca poco antes de que yo entrara, porque tenías que levantarte temprano al día siguiente.
A ti, quien el tráfico hizo cambiar de opinión e ir a otra playa aquel día.
A ti, que pensaste que sería una buena idea cambiar tu ruta habitual justo el día en que yo pasaría por allí.
A ti, que no conseguiste cupo para inscribirte en aquel curso en que yo ya me había inscrito.
A ti, que cuando equivocaste el número telefónico y terminaste llamando a mi casa, no había nadie quien respondiera.
A ti, a quien el frío hizo regresar a su casa cuando yo pasaba por tu calle.
A ti, a quien un imprevisto te hizo regresar de esa ciudad un día antes de que yo llegara a ella, dejando la habitación de ese hotel desocupada cuando yo llegué.
A ti, a quien la muchedumbre te impidió encontrarme aquel año nuevo.

A ti, a quien sigo esperando que te cruces en mi vida.
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