martes, 28 de diciembre de 2010

Feliz 2011

Para terminar el año de una manera elegante, así como el año pasado, dejo un entretenimiento matemático de esos que se me aparecen cuando estoy esperando que empiece alguna reunión, tengo un lapicero en la mano y nada de ganas de pensar en el tema de la reunión. En esta ocasión me quedé pensando cómo haría para desear feliz año 2011 en este blog, así que me puse a jugar con las cifras del año. Así me vino la idea de expresar el año 2011 como una ecuación. Si este fuera problema matemático, podría decir que he encontrado diez soluciones. Este es el resultado.

Ahora que veo el gráfico, me pongo a pensar que este año ha debido ser muy aburrido para ponerme a hacer una cosa de estas. No importa. Lo que importa en este momento es que estoy deseando a todos los pocos o muchos lectores de este blog un feliz año 2011, y que todos tengamos algo de tiempo en qué ocupar nuestras cosas y no haciendo tonterías.

Saludos.

sábado, 25 de diciembre de 2010

Sabiduría Sabinera

Joaquín Sabina es uno de esos tipos de los que uno espera siempre lo mejor al escucharlo: la frase precisa que resume una sabiduría aprendida a los golpes de vaso, entre los humos de los cigarros, en las altas horas. Me lo imagino naciendo en los siglos pasados como un trovador o un juglar, conquistando a las niñas con sus canciones, o incomodando a los grandes señores con sus verdades desnudas, por lo que se convierte en errante yendo de pueblo en pueblo. Más o menos como ahora.
Tal vez pudo ser un pícaro del siglo de Oro, compañero de Rinconete y Cortadillo, o del Lazarillo, siempre a salto de mata y repartiendo episodios picarescos por doquier. Aquí dejo algunas de las frases que más me gustan, extraídas de sus canciones:

Aprendí que estar quebrado
No es el infierno del Dante
Ni un currículum brillante
La lámpara de Aladino.

....
Al lugar donde has sido feliz
No debieras tratar de volver.

....
No pido perdón
Para qué, si me va a perdonar
Porque ya no le importa.

....
También en el infierno llueve sobre mojado
Lo sé, porque he pasado más de una noche allí

No supe cómo decirte,
Que el cielo está en el suelo,
Que el bien es el espejo del mal.

....
Para mentiras, las de la realidad
Promete todo, pero nada te da.

....
Lo peor del amor es cuando pasa,
cuando al punto final de los finales,
no le quedan dos puntos suspensivos.

....
Antes de que me quieras como se quiere a un gato
Me largo con cualquiera que se parezca a ti.

....
A menudo los labios más urgentes no tienen prisa dos besos después.

martes, 21 de diciembre de 2010

Paseando con Papa Noel (repost)

Ahora que ya el ambiente navideño está en todo su ambiente, me fui a dar una vuelta por la ciudad a ver si encuentro algo que les pueda regalar a mis sobrinos. Cual no sería mi sorpresa al encontrar al mismísimo Papa Noel. No a alguien disfrazado de Papa Noel, sino al mero mero, al inimitable, al único. Me saludó con una gran sonrisa.
- ¡Hola Tonto! ¿Te acuerdas de mi, verdad?
- Claro que sí, Don Papa, me acuerdo que te metías por la ventana a mi cuarto, porque yo no tengo chimenea…
- Es cierto, es cierto, pero no me digas Don Papa, que suena feo, dime Don Nico, si quieres… Y si, pues… me acuerdo del perro que tenías, que le habías enseñado a darme la patita… buenos tiempos aquellos…
- ¿Te acompaño un rato? Así vamos conversando… Te puedo ayudar a cargar tu bolsa…
- Gracias… Ten cuidado nomás… Ahora es peligroso ser Papa Noel… Vas a ver…


En efecto, a la siguiente esquina nos atacó un furibundo comerciante.
¡Oe, Chombo! ¿Dónde te habías metido? ¡Seguro que has estado chupando otra vez! ¡Pero yo te voy a enseñar a llegar tarde, pedazo de…!
- Hey, cuidado, - intervine - Se está confundiendo de Papa Noel, este es el de a de veras…
- Oiga, tiene razón, este es disfraz fino… Disculpe, pero es igualito al Chombo…


Yo creía que eso era lo más raro de ver al pasear con Papa Noel, pero tal como me había dicho, eso no era nada todavía. Seguimos pasando y aparece un niñito que se ha separado de su madre. Se acerca, y sin decir nada le encaja a Papa Noel un furioso patadón, para luego irse corriendo, protegido por sus padres.
- ¿Qué pasó?
- No sé… Desde hace algún tiempo ocurre esto… Parece que alguien les enseña a los niños a patear a Papa Noel…
- Y eso que no has visto cómo agarran a los que se disfrazan de pollos… -
Le dije, con la esperanza de consolarlo en algo.


Ahora pasamos por un centro comercial, donde escuchamos mi peor pesadilla: Las canciones navideñas de Luis Miguel.
- Vámonos, Don Nico, cada vez que escucho esto me dan ganas de asesinar a alguien… A Luis Miguel, por ejemplo…
- Luis Miguel… Si, me acuerdo de él también… Le dejé de dar regalos porque se volvió un niño demasiado engreído…
- Ah… Y ahora se está vengando… Pero no te pongas triste, vámonos a otro sitio…


Pero no tenemos tiempo de irnos. Nos intercepta otro Papa Noel, pero este sí con barba falsa y panza de almohadón. Viene en son de guerra y le da un empellón a Don Nico.
- ¡Oiga! ¡Usted no puede estar aquí! ¡Este es mi territorio, y nadie más que yo trabaja aquí!
- Ya nos ibamos… Y además, demuestre usted un poco mas de respeto con el verdadero Papa Noel…
- ¿El verdadero? Sí, seguro… ¡Anda a contarle esa a tu vieja!


Ahora empiezo a entender lo difícil que debe ser la vida de Papa Noel. Por suerte se acerca un grupo de chiquillos.
- ¡Papa Noel! ¿Cuándo me traes mi PlayStation?
- ¡Papa Noel! ¡Mi Barbie Malibú con spa y centro de belleza!
- ¡Papa Noel! ¡A mí también! ¡Mi auto a control remoto!

- ¡Un momento, un momento! Dije, tratando de dispersar un poco la multitud. ¿Quién de ustedes se ha portado bien este año?
Casi me linchan por aquella pregunta. Pero Papa Noel, más canchero que yo, los recibe con ternura.
- A ver niños, cuéntenme lo bueno que han hecho este año… Yo sabré si están mintiendo…
Al ver el rostro del verdadero Papa Noel, los niños comprenden que será inútil tratar de engañarlo, y se van uno a uno.

- Así se está poniendo todos los años… Los niños se portan mal, y encima quieren que les den regalos…
Por un momento me asalta el temor de que Papa Noel también sea víctima de la depresión navideña, cuando llegamos a un cruce y uno de los niños que venden caramelos a los automovilistas se acerca. Sin decir nada, Papa Noel saca de su bolsa un juguete de madera sencillo, nada especial. Cuando el rostro del niño se ilumina al recibirlo, siento, sin saber porqué, que he presenciado un milagro.
- Ese juguete… ¿Qué tenía?
- Nada… Lo hice yo mismo… Soy carpintero ¿Sabes?
- Pero el niño…
- No tiene madre, y vive con un viejo que le hace vender en las calles… ¿Crees que hubiera sido mejor darle dinero o un juguete caro? Se lo habrían quitado y se habría quedado sin nada. Ahora tendrá algo de felicidad en esta Navidad…
- Entonces, los juguetes de la bolsa…
- Los he hecho todos yo mismo… Hace mucho tiempo, antes del traje rojo, los trineos y los árboles de Navidad, yo repartía juguetes de madera a los niños más necesitados, a cambio de ver la sonrisa de sus rostros… Poco a poco dejé de ser Nicolás y me convertí en Papa Noel, pero nunca he olvidado mi misión, aunque los demás parezcan creer que solo se trata de comprar cosas inútiles…


Me despedí de Don Nico. No pensaba que fuera Papa Noel quien me enseñara algo de lo que significa la Navidad…

PD. Este es un repost de una historia que escribí hace dos años.No quería dejar de poner una historia navideña este año, pero la inspiración me está faltando desde hace un tiempito. De todas maneras es una que me gusta bastante y la dejo para aquel que no la haya leído todavía. Feliz Navidad.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Historias mañaneras


Todas las mañanas sufro de un caso de doble personalidad entre mi yo responsable y mi yo tonto, que va más o menos así:
- ¡Levántate, ya es hora!
- ¿Tan temprano? ¡No jorobes, hombre, que recién agarraba viada con el sueño!
- ¡Vamos, que hay que chambear! ¿O tú crees que la plata te la regalan?
- Nadie se va a morir si llego un poquito tarde...
- ¡O te levantas o te hago ir otra vez sin desayuno!
- ¡Pucha que eres cargoso! ¡Ya! ¡Ya me levanté! ¿Contento?
- No, a menos que pretendas ir a trabajar despeinado y en pijama...
- Te diré que ganas no me faltan... Pero, en fin... De algo hay que vivir...

De ahí en adelante, mi yo inteligente toma el control hasta la noche en que regreso a mi casa, cuando mi yo tonto nuevamente sale a flote y de vez en cuando escribo estas tonterías sin sentido...


Y ahora, un cortipegado de yapa sobre el mismo tema, para el post no me salga tan cortito:

Buenas

Estás dormido.

Te despiertas y miras el reloj. Dice que son las 4:00 pm. Te levantas para abrir las cortinas y saludar a los pajarillos, a las nubes, al sol, a la vida.

Estás frente a la ventana, sonríes, abres rápidamente las cortinas y la madrugada te da una bofetada al mismo tiempo que te dice:

- "Eres un tonto, son las 4:00 am."

(Esto salió de: http://bailandoconmivirginidad.blogspot.com/2010/02/buenas.html)

lunes, 13 de diciembre de 2010

Muerto por tonto


Una vez que llegaron a la habitación, el detective Sherlock Janampa y su asistente encontraron al muerto tal como se lo habían descrito al llamarlo. Sentado con la cabeza sobre la mesa, donde aún estaba el frasco de pastillas ya vacío, y el vaso de cerveza que había servido para tomarlas y hacer el viaje quizá un poco más llevadero. En la mano tenía aún la nota suicida, que nadie se había atrevido a sacar todavía.

- ¿Quién llamó a la policía? – Preguntó a uno de los oficiales de guardia que le habían abierto la puerta.
- Los vecinos, mi jefe, que se quejaron del escándalo – respondió el oficial.
- Supongo que la bulla provenía de ese equipo ¿Verdad? Y el ruido era un disco de boleros cantineros ¿O me equivoco?
- Es cierto, jefe. ¿Cómo lo supo?

El detective no se dignó responder a esa pregunta. Había ya visto tantos casos en su carrera que podía identificar los detalles comunes sin apenas mirar el escenario del crimen. Además, dejar estas preguntas sin respuesta era lo que le había granjeado la reputación de ser el mejor detective de la policía. Es que el nombre de Sherlock Janampa había sido objeto de tantas bromas durante su niñez que decidió convertirse en detective para acallarlas. Era uno de esos casos en que el nombre hace al hombre.

Volviendo al muerto, la relación entre suicidios y boleros cantineros era tan cercana en su experiencia que Sherlock había pensado en desarrollar esa teoría para su examen de ascenso en la policía. Extrajo el papel que el occiso estrujaba en su mano sin vida. Era, también, una carta de suicidio común. Tan parecida a tantas otras que pensaba seriamente en investigar si alguien estaba publicando manuales para escribir cartas de suicidio para vender en los autobuses y los mercados. Era la clásica carta de no se culpe a nadie de mi muerte, mi enamorada me dejó por otro, todas esas cosas. No parecía faltar ninguno de los clichés del género. Sherlock volvió ahora su atención al frasco de pastillas. Allí fue cuando el rostro del hasta ahora impasible detective se iluminó. “Al fin un caso diferente a los demás” dijo en voz alta para que todos lo oyeran.
- Debe haber libros en esta casa ¿Dónde están?

Una vez ubicado un pequeño estante en el dormitorio, encontró sin dificultad el libro que buscaba. Decidió dar a los presentes una de esas lecciones que habían cimentado su fama dentro de la policía y que tan bien imitaban a las que había visto en las series de televisión de su niñez.

- A ver, señores… ¿Qué opinan de este caso?
- Es un caso de suicidio clásico – Dijo uno de los policías – Tenemos la ausencia de violencia, todo está en su lugar, la nota suicida…
- Es cierto – asintió el otro policía – No hay lugar a dudas…
- ¡Pues se equivocan! ¡Este hombre murió por tonto!
- Pero, jefe… Todo apunta al suicidio… ¿Cómo que murió por tonto? – dijo el asistente, en medio del asombro general.
- Vea usted la carta de suicidio… ¿Qué observa en ella?
- No veo nada raro… Dice que su enamorada, una tal Yanett Cañaña, se está viendo con otro y que por eso se suicida…
- Esa tal Yanett, como usted la llama, es conocida en el barrio como la “Monedita”, porque el que la encuentra en la calle, se la lleva… Y para que alguien esté con ella y no sepa que ha estado con todo el mundo en 6 distritos diferentes, se necesita ser un verdadero tonto…
- ¿Y las pastillas? Eso prueba que se suicidó ¿Verdad?
- Eso es otra prueba de que el muerto era un tonto… Vean ustedes el libro que se encontró en su habitación… Es un libro de homeopatía y remedios naturales… Y el frasco de pastillas es de una botica naturista, vean ustedes… Es para tratar la depresión y el decaimiento… El tonto creyó que servían como somníferos y se tomó todo el frasco… Pero yo las conozco y sé que son solamente para engañar a la gente, en realidad es agua con azúcar…
- Y si las pastillas no hacen nada ¿Por qué murió entonces? - Intervino uno de los policías.
- ¡Porque era tan tonto que creyó todo lo que decía la etiqueta! ¡Apunte, asistente, se ha encontrado que el occiso murió por tonto, y vámonos a la comisaría, que el caso está resuelto!

Mientras salían, el detective Sherlock Janampa pensaba que al fin había encontrado un caso distinto. “Suicidarse con pastillas de azúcar, esta sí que es buena…

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Al Señor Platanazo

Estimado Sr. Platanazo,

Estoy seguro que Usted no me recuerda. Al fin y al cabo, yo no soy más que un personaje secundario en esta historia, de la cual además, usted mismo tomó parte solamente de una manera incidental. Pero los compañeros de la oficina hemos convenido que la única solución posible debe venir de parte de Usted. Con el fin de aclarar las cosas, trataré de referir el asunto tal como sucedió, para que usted comprenda el profundo trastorno que ocasionó en nuestra hasta entonces tranquila vida de oficina:

Todos los días, después del almuerzo, un grupo de los que trabajamos en la oficina acostumbramos dar una vuelta por el parque en busca de un poco de sol. Y esa vuelta pasa justo por la puerta del local donde ustedes están grabando esa teleserie que tanta gente ve cada noche y en la que usted, Sr. Platanazo, participa como uno de los actores principales. Y fue justamente uno de esos días en que pasábamos casualmente por ese local, cuando Usted salió por la puerta y subió a su camioneta 4x4.

Fue así como una de nuestras compañeras de trabajo, quien hasta ese momento no había dado señal alguna de comportamiento anormal, y a quien más bien, considerábamos como persona centrada y equilibrada en todas sus cosas, lo vió a Usted. En ese instante ella se detuvo en seco por la emoción de verlo, mientras pedía con voz nerviosa una cámara fotográfica. El problema era que no hubo manera de acercarla a más de 5 metros de la camioneta. Todos notamos que Usted se había percatado de la escena, en que uno de mis compañeros trataba de entregar a nuestra amiga su celular con cámara, yo trataba de empujar a nuestra amiga hacia la camioneta, y ella, a su vez, trataba de esconderse detrás de otra compañera, a quien lleva una cabeza de altura. Supongo que dicha escena debe haber sido divertida por unos momentos, durante los cuales Usted bajó la luna de la camioneta, esperando el desenlace, hasta que finalmente, al ver que nuestra compañera parecía incapaz de acercarse un centímetro más, subió la ventanilla y continuó su camino.

Durante el resto de la tarde, nuestra amiga entró en un estado casi catatónico, producto del casi-encuentro, la casi-foto, casi-pedida de autógrafo y la casi-lo que se le haya ocurrido hacer a nuestra amiga. Fue inútil pedir explicaciones, pues ese día sólo se le escuchó decir de cuando en cuando la frase ¡Qué vergüenza! en voz baja.

Al día siguiente, durante el almuerzo, la moral de nuestra compañera no había sufrido mayores cambios, y yo mencionaba las escasas probabilidades de que volviera a ocurrir un encuentro semejante al del día anterior. Pero volvió a ocurrir. Al llegar a la esquina del parque divisamos nuevamente su camioneta a punto de salir. Nos dio tiempo a cruzar la esquina y a acercarnos, pues Usted, al parecer, notó nuevamente nuestra presencia, ya que detuvo el auto y bajó la ventanilla, repitiendo la operación de exactamente 24 horas antes, pero esta vez a menor distancia. Esta vez, nuestra amiga, ya sea por efecto de la vergüenza del día anterior, por el valor acumulado durante la noche, o porque nosotros la estábamos empujando con más ganas, consiguió acercarse por el lado opuesto al del conductor y atreverse a saludarlo. Usted, que como artista, se debe sin duda a su público, la saludó amablemente y hasta mencionó que era una linda chica. Incluso en ese momento todavía necesitó de nuestra ayuda para acercarse al lado del conductor y posar para una foto tomada por el celular de mi otro compañero.

No nos percatamos en ese momento, pero desde ese instante, nuestra amiga cambió. El estado de ánimo, la actitud y hasta la personalidad anterior de nuestra compañera pasaron a ser parte del pasado. La frase ¡Me dijo linda! fue escuchada en la oficina durante el resto del día varias veces. Más aún, cada vez que solicitaba algo a alguno de los compañeros, notábamos un creciente tono de mando, un tono que parecía indicar que todo el resto de los presentes no valía tanto como ella, que había conocido al Platanazo y que hasta había recibido un piropo de su parte.

Ignoro si Usted, Señor Platanazo, está consciente del efecto que causa en las personas del sexo femenino que se le acercan, o si Usted conoce de psicología lo suficiente como para determinar el impacto de la presencia de alguien como usted. El ego de nuestra amiga ha sufrido desde entonces una hinchazón alarmante desde todo punto de vista, y al resto de la oficina nos trata ahora como a seres de una casta inferior, seres indignos que no han tenido contacto con un actor como Usted.

Para que note Usted cómo las cosas se han salido de control, le comentaré que al día siguiente del encuentro, la casualidad hizo que nos encontráramos ya no con Usted, sino con otro de los actores de la teleserie, pero ni rubio, ni alto, ni con la apostura con que lo ha favorecido a Usted la suerte. Esta vez, desprovista ya de toda timidez, nuestra amiga se acercó resueltamente, y como dicho actor siguiera su camino, le espetó un ¡Saluda, pues, Eric! que dejó al pobre actor corrido y farfullando un saludo de compromiso mientras se metía rápidamente por la puerta del local de filmación.

Es por eso el motivo de esta carta, señor Platanazo. Si conoce Usted el antídoto para los efectos que ocasiona su presencia, o si cree que alguna actitud suya puede ayudarnos a recuperar a nuestra amiga tal como era antes, le rogamos nos la haga saber. Los que trabajamos en la oficina se lo agradeceremos infinitamente. A cambio estamos dispuestos a hacer promoción a su serie de TV y a todas aquellas presentaciones en las que Usted participe. Aquí hemos pensado que si Usted tiene un rostro que cambia a las personas, también debe tener una expresión que sirva de contraparte a tales efectos, por lo que le rogamos encarecidamente que haga caso a nuestro pedido.

Muchos saludos y suerte en sus proyectos,

El Tonto de la Colina.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Cómo saber si tu gato planea matarte

Amasa sus patas sobre tu cuerpo.
Puedes pensar que es una muestra de afecto, pero en realidad está comprobando la fragilidad de tus órganos internos.

Hay excesiva arena fuera de su contenedor.
Después de usar su arena, excava, y la patea sin ton ni son. Es una práctica típica en el enterramiento de cadáveres.

Te mira fijamente.
Si sorprendes a tu gato mirándote intencionadamente, no apartes la mirada, ya que sería una señal de flaqueza. Si lo haces, un ataque por su parte es muy probable.

Te trae animales muertos (pájaros, ratones, etc).
Esto no es un regalo, es una amenaza.

Se esconde en lugares oscuros y escondidos, desde donde te observa.
Hará esto muy a menudo para estudiar tus hábitos.

Duerme sobre tus aparatos electrónicos.
Los humanos poseen una tecnología superior, tu gato lo sabe y hará cualquier cosa para trastocar cualquier comunicación con el mundo exterior.

Te manosea la cara con sus patas mientras duermes.
Los gatos no son muy buenos asfixiando gente, pero eso no quiere decir que no lo intenten.

Sale disparado de una habitación en la que acabas de entrar.
Cuando tu gato hace esto, en realidad es un intento frustrado de emboscada.

Después de leer esto, presta más atención a tu gato, y nunca lo subestimes. Y sobre todo ándate con mucho cuidado.

Este post lo encontré en el blog Algo que contar, y lo pongo aquí hoy.
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