sábado, 26 de julio de 2008

El Perú es Súper, lo dicen los europeos



¿Cómo te sientes por ser peruano? Normalmente siempre estamos criticando a nuestro país, sin darnos cuenta de lo que tenemos. Menos mal que de vez en cuando los extranjeros nos recuerdan que el Perú es un país maravilloso. Esto es algo que me contó alguien que regresó hace poco del extranjero:
En un país de Europa que no vale la pena mencionar (al fin y al cabo, ahora Europa es una sola) fui a visitar a unos amigos. Lo largo del viaje y la diferencia de horas hicieron estragos en mi estómago, lo cual me tuvo un día completo sin salir de la casa. Ante el riesgo de echar a perder todo el programa que mis anfitriones habían hecho para mí, una de las amigas de quien me hospedaba insistió en llevarme a su médico. No sabía yo que por allá están de moda las “medicinas alternativas”, que es como se conoce allá a los yerberos y homeopáticos. Así pues, fui al consultorio con la inevitable música de Enya en la sala de espera. El consultorio era… imagínense cómo se vería el departamento de un hippie cuando crece. La conversación fue más o menos así:
- Buenos Días Señor, y que la paz sea con Usted.
- Buenos Días…
- ¿Qué es lo que le acontece? Encontraremos juntos la solución para sus males…
- Es simplemente un dolor de estómago, creo que me ha caído mal la comida de aquí…
- Ajá, ya me parecía especial esa energía que siento en Usted… Es algo que no he encontrado antes… Sin duda viene Usted de muy lejos… Pero, dígame ¿Ha tomado Ud. algo para ese dolor?
- Sólo un tecito digestivo que traje desde mi país.
- Oh, Usted confía en remedios que traen desequilibrio al alma… Yo tengo la solución… Tengo hierbas con poderes que van más allá del conocimiento de la ciencia oficial, pero que de donde provienen se consideran sagradas y pueden curar todos los males trayendo equilibrio a su alma…
- Oiga, ¡Pero si esto es lo mismo que he estado tomando!
- No puede ser, estas hierbas son cosechadas por sacerdotes especialmente para mí.
- Esto es muña, y yo la he comprado en el supermercado en Perú antes de venir aquí, mire aquí tengo unas bolsitas de té filtrante que traje…
- ¿Qué? ¡No puede ser Posible! Entonces… ¡USTED ES PERUANO!!! ¡Es un honor conocer a alguien que proviene de ese maravilloso país! Yo fui una vez a su capital Macchu Picchu, en un viaje de iluminación, donde conocí a los altos sacerdotes del dios Sol… Vea, le voy a mostrar uno de los máximos símbolos que traje de allí, Yo lo uso para reforzar mi energía y absorber los rayos solares…
- Esto es una chacana, y en el reverso dice “Peru Posible 2001”… Esto es una insignia política…
- Si… He oído hablar de que allí los indígenas obtuvieron el poder después de 500 años, con el apoyo de los dioses ancestrales… ¡Debe haber sido una época maravillosa!
- Ehh… ¿Volvemos a mi consulta?
- Por favor… Por Usted le haré un examen completo, y no se preocupe, que lo haré sin costo… ¡Nunca había conocido a un peruano!

El examen fue minucioso, aunque hecho con evidente nerviosismo por parte del médico. Al final, parecía feliz por no encontrar nada.

- Señor, le felicito está Ud. perfectamente, mejor que yo…
- Pero… ¿Y el dolor de estómago?
- Es algo perfectamente normal, ya que Ud. viene del país con mayor energía cósmica del mundo, y la baja energía de aquí ha resentido su cuerpo… En un día o dos su cuerpo se acostumbrará la baja energía de aquí y los dolores desaparecerán… Ahora, hábleme de esas maravillosas hierbas que ha traído con Usted…

A cambio de no cobrarme la consulta, le tuve que dejar unos sobrecitos del té digestivo, la dirección en donde me estaba quedando, mi correo electrónico y todo lo que le pude contar del Perú, aunque quedó algo decepcionado al saber que yo no hablaba quechua.
El dolor, tal como lo predijo el médico, pasó al día siguiente, aunque el médico me hizo una visita de cortesía en donde le tuve que enseñar todo lo que había traído de Lima. Al salir, ya era un fanático del Pisco peruano, de la papa a la huancaína y del rocoto que le pude invitar. El resto de mi estancia en Europa, tuve constantes llamadas del médico para interesarse en mi estado de salud y para saber “cómo estaba mi energía cósmica”.
En mi última semana, el médico se comunicó conmigo para invitarme a su consultorio y agradecerme las atenciones que yo había tenido con él. Cuando llegué, había todo un grupo de profesionales de la medicina alternativa esperándome:
- Compañeros, les presento al señor… ¡ES PERUANO!
El resto de la velada la pasé tratando de explicar a los presentes lo que sabía de la ruda, la muña, y el huacatay. Era de verse las caras de admiración cuando les hablé del olluco y de la kiwicha. Aunque suene a tontería, nunca me sentí más orgulloso de ser peruano.
Hace ya un tiempo que regresé de Europa, y el médico me sigue escribiendo por correo electrónico, se preocupa por mi salud, y me sigue pidiendo datos sobre los maravillosos frutos de mi país. Según me cuentan, ahora está en Europa promocionando el huacatay como una medicina que repara la energía cósmica perdida y alinea el ying y el yang. ¡EL PERU ES SUPER!

domingo, 20 de julio de 2008

Lima en Julio de 1821



Por motivos de arreglar una herencia relacionada con mi antepasado Galván Perez de Fuendeabajo, tuve que hacer un viaje a la Lima de 1821. No dejé de aprovechar la oportunidad de ver cómo se vivió la independencia del Perú. Aquí un apretado resumen de lo que encontré:

Llego al puerto del Callao en un día bastante brumoso y frío, Primero tenemos que pedir permiso de desembarco al barco inglés que está guardando el puerto. Siempre me había preguntado qué pintaba Lord Cochrane en nuestra historia. Luego tengo que superar el miedo del trayecto entre el barco y el muelle del puerto, que se realiza en un caballito de totora, tengo que estar parado sobre el caballo de totora y sujetando los hombros del remero. Al menos este me dice que es raro que se vuelquen con un pasajero. En el muelle me espera Don Cayetano Ordoñez, quien será mi guía durante mi visita. Si el viaje para llegar al muelle fue algo que no esperaba, tampoco el viaje hasta la ciudad de Lima se parecía a lo que pensaba. Este lo hacemos en un coche de caballos, por un camino lleno de saltos, y con un conductor armado. Don Cayetano me alcanza también un arcabuz. – La guardia de caminos ha dejado la cuidad junto con el virrey camino a las sierras, y han aparecido algunos bandoleros – me explica. El viaje dura una hora, sin incidentes hasta llegar a la casa de Don Cayetano, en donde me recibe un regular número de parroquianos, quienes desean saber las noticias que trae el barco. Quieren saber si es cierto que se está alistando un ejército desde Puerto Rico para defender el virreinato.

Después de instalado, acompaño a Don Cayetano a la tertulia de los Villagarcía, donde me doy cuenta que Lima es en este momento un hervidero de rumores. Se habla de que San Martín, quien está en el pueblo de Miraflores (a menos de una hora de la ciudad) entrará con su ejército en cualquier momento a establecer un gobierno provisional hasta que llegue un príncipe europeo o (francés o alemán, me dicen) para ser coronado rey. Se desata una polémica lo que hará San Martín con el clero. Algunos dicen que expulsará a todos los clérigos, abrirá todos los conventos y confiscará los bienes de la iglesia. Don Cayetano está de acuerdo conmigo en que ello no ocurrirá, pues tiene el apoyo en Lima del propio arzobispo. A Don Laureano Villagarcía, dueño del solar donde estamos, le desagrada la idea. - ¿En que mundo vivimos, en que se ponen de acuerdo el arzobispo y el masón para rebelarse contra el Rey, a quien Dios ha encomendado el gobierno de esta tierra?
Tratando de no meterme más en política, soy invitado a un aparte de la tertulia. Una sorpresa más: Están jugando a los dados,.y prácticamente soy obligado a jugar. Las pocas monedas que traigo me duran una media hora. Afortunadamente la falta de dinero es cada vez más común en Lima, según me explican. – Desde que los barcos salen de Buenos Aires ya Lima no es Lima, antes salía un barco cada dos semanas, y ahora… Bueno, el de Usted fue una excepción porque llegaron dos en un mes, me explica Don Melchor Aristegui, quien me cuenta además que trata de vender todas sus cosas para regresar a España, y que dos de sus hijos han ido a Miraflores a unirse al ejército revolucionario. –Pero cuando vengan a quitarme mis cosas, ¡Les meteré un disparo, aunque sean mis hijos, para que aprendan a meterse conmigo!

Al día siguiente, mientras comentaba la escasez que empieza a sentirse en Lima debido a que el ejército patriota ha cortado las vías al sur, llega de improviso la noticia de que San Martín ha entrado en la ciudad. En efecto poco después vemos pasar a los uniformes de los libertadores, junto con una gran cantidad de mestizos y criollos pobres que no son parte del ejército, pero hacen diversas labores (aunque la mayoría no son más que porteadores). En la puerta de la ciudad se ha creado un escándalo, me dicen, pues muchos tratan de salir de la ciudad, pero los patriotas insisten en registrarlos para que no se lleven nada de valor. Muchos quieren unirse a las fuerzas del virrey, pero nadie parece saber en donde está. La mayoría dice que quizá está en Castrovirreyna, a pocos días de Lima.
En los días siguientes el ejército se tiene que convertir en policía, pues no hay quien ponga orden en la ciudad. Los patriotas ocupan además los cargos de gobierno y las alcaldías. Se convoca a un cabildo abierto que decide adherirse a la independencia, la que será proclamada en el próximo cabildo abierto, a fines de mes.

Así las cosas, el 28 de Julio desde el balcón de la Plaza Mayor, San Martín declara la independencia del Perú. Luego de la declaración, San Martín y su comitiva van a los Barrios Altos a repetir el acto, de modo que la declaración de Independencia se convierte en una procesión. Todos los que estamos presentes estallamos en vivas y vítores, por supuesto, pero muchos consideran una coacción el que se nos invite amablemente durante los días siguientes a firmar el acta de independencia, que está en la puerta de la catedral.
Los limeños al menos tienen motivos esa noche para hacer lo que mejor saben: una fiesta, a la que fue casi todo el mundo en Lima, para divertirse y para no ser acusado de godo.

Los siguientes días son de incertidumbre. El ejército circula pidiendo colaboraciones “para la causa”, la escasez de alimentos se agudiza, ya que los godos, como se llama a los realistas, se han atrincherado en el Real Felipe en el Callao y no permiten la llegada de más barcos. A los que tenemos que salir de la ciudad (yo incluido) solo nos queda intentar el viaje por tierra hasta Paita, que está libre hasta el momento. Los demás puertos no pueden recibir a barcos de gran calado.

De esta manera abandono Lima un poco a su suerte. Ahora comprendo que en la escuela me pintaron estas cosas como algo demasiado fácil.

domingo, 13 de julio de 2008

Vladimiro el marketero

Esta semana la comidilla de los diarios, revistas y grandes pensadores del país ha sido un aviso publicitario en el que aparece Vladimiro, manifestando que durante los inolvidables años de su paso por el poder absoluto, no había huelgas y todos los sindicatos estaban tranquilitos. El publicista que tuvo la idea de hacer este aviso se dio cuenta de que Vladimiro es un personaje popular, que tiene una imagen definida, y lo ha utilizado para un spot que ha tenido éxito, tal como lo han tenido otros comerciales tan cuestionables como los de Tongo, o el de la sombrilla.
Posiblemente la gente ya empieza a pensar que Don Vladi (como se le conoce cariñosamente) no es tan malo como nos lo han estado pintado y se está convirtiendo en ese personaje mediático engreído del público, digno sucesor de Poggi, la Mujer Boa, o esa porrista del Boys que aparecía en las portadas de los diarios chichas. Entonces, vendrán los publicistas y lo aprovecharán para vender otros productos. Ya antes perdieron la magnífica oportunidad de promocionar las camisas Pierre Cardin con su imagen, y esta vez no van a dejar pasar la ocasión. Ya me imagino algunos de los nuevos comerciales que veremos en estos días con la imagen de Don Vladi:

(Imágenes de Vladi sentado en el banquillo) ¡La justicia llegará pronto! ¿Cuál será el veredicto? ¡No se pierda “Bailando con las Estrellas”, en este su canal!

Detergente “White Magic”. Lava hasta el alma de Vladimiro.

¿Sabes qué carrera terminó este hombre? (Imagen de Vladi) ¡Ninguna! ¡Estudia una carrera corta en nuestro instituto! ¡Tu puedes ser como el!

Este hombre sabe cómo conservar los recuerdos en video (Imagen de Vladi). Usa nuestras videograbadoras, que graban cuando sonríes… ¡Y sabemos que tú sonríes cuando ves dinero!

¡Ya pasó de moda ser un monstruo en computación! ¡Ahora es ser el más malo! ¡Atrévete a ser el Vladi de la Computación estudiando en Vladidat!

Definitivamente, Vladi puede vender mucho más que máscaras de Halloween como hasta ahora.

viernes, 4 de julio de 2008

Mensaje Hallado en una Botella



Durante la obra en que estoy trabajando, tuve que hacer unos trabajos en la playa. Allí encontré una botella con un mensaje dentro. Esto es lo que se podía leer en ella.

"A quien pueda leer esto:

Mi nombre es… no importa. Lo importante es mi historia. Yo era parte de la tripulación del “Espondilus”, buque mercante que llevaba un cargamento de arroz vietnamita, trigo y suficientes granos para esconder el contrabando que llevaba la tripulación para recursearse una vez llegados al Callao. Es que la nave andaba en problemas desde el inicio. El barco fue retenido por deudas impagas de derechos portuarios en Shanghai y nos tuvo un mes impagos y comiendo de los granos que debíamos transportar.
A los doce días de viaje uno de los motores rompió el eje y no teníamos repuesto. La situación era crítica, pues por radio nos avisaron que se acercaba una tormenta. El capitán decidió forzar el único motor que nos quedaba para alejarnos de la zona de tormenta, pero el otro motor se venció antes de que pudiéramos ponernos a salvo. Nuestra única opción fue encerrarnos en nuestras cabinas hasta que pasara la tormenta. Esta duró tres días, durante los cuales perdimos la navegación y la comunicación, producto de los rayos. Incapaces de ubicarnos (al parecer el capitán no conocía las estrellas mas que en el horóscopo), estuvimos a la deriva una semana. Al octavo día, divisamos una isla, a la que bajamos en un bote para hacer aguada dos marineros y yo, a pesar del fuerte viento que amenazaba una nueva tormenta. En efecto, cuando estábamos llegando el mar se embraveció de repente y una ola volcó nuestro bote. Las olas me separaron del bote y me llevaron a la costa. Supongo que los otros pensaron que yo me había ahogado, pues la nave partió (o fue arrastrada) sin esperarme más.
En la isla, encontré una cavidad, más que una cueva, donde me refugié de la tormenta por dos días. Al tercer día empecé a buscar cangrejos en la playa para alimentarme. Ni pensar en hacer un fuego o siquiera secarme pues la lluvia seguía cayendo no ignoraba que la temporada de lluvias duraría otro mes más.
Cuando escampaba un poco, salía a explorar, y comprobé que la isla era apenas una franja de tierra con poca vegetación. Recolectaba agua de lluvia en todas las conchas que pude encontrar y me alimentaba de cangrejos, arañas de mar e incluso las algas que llegaban a la playa. A través de la bruma pude ver dos o tres veces la silueta de un barco, pero me veía imposibilitado de hacerles señales para que me rescataran. Lo único que me quedaba era esperar a la primavera para que mejore la visibilidad.
Con la primavera llegó un poco más de claridad y pensé que solo sería cuestión de tiempo antes de que alguien llegara a rescatarme. En efecto, poco después llegó un barco al que puse mi mejor cara de náufrago. Pero ellos no me hicieron caso, tomaron unos instrumentos y se pusieron a medir la isla sin prestarme atención. Cuando intenté abordar su bote fui echado de mala manera. Al menos pude robarles unas papitas fritas, uno de sus cuadernos, en donde escribo este mensaje, y una botella de gaseosa.
Cuando regresaron, eran muchos más, y empezaron a construir cabañas. Me echaron de la casa que había hecho en mi cueva y empezaron a construir un tobogán gigante en ese lugar. Por dos veces invadí sus lanchas para que me llevaran, pero ambas veces fui echado al mar sin más miramientos.
Desde hace tres días han empezado a llegar turistas gordos y viejos que me toman fotos y me arrojan restos de comida, pero nadie me quiere sacar de esta mi isla, a la que han convertido en un beach resort de una transnacional. Esconderé la botella con este mensaje en uno de sus deslizadores con la esperanza de que alguien con sentido de humanidad lo encuentre."

He hecho algunas indagaciones en Internet, y pude contactarme con un trabajador de “Pacific Summer Resorts Inc” a quien comenté este caso. “Ohh, no te ocupes de eso, nosotros cuando llegamos aquí encontramos a un loco que nos hizo laberinto cuando llegamos, pero lo mandamos a otra isla, creo. Desde entonces no sabemos de él…”
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