lunes, 27 de mayo de 2019

Personas tóxicas y de las otras


Cada generación tiene un lenguaje propio, que lo identifica de otras. Hay frases de moda que son reemplazadas por otras sin que nadie recuerde las anteriores. Pero hoy, a diferencia de las generaciones anteriores, tenemos internet que saca a estas frases de su nicho generacional y las pone en contacto con gente que la juzga o la trata de asimilar. Doy un ejemplo de frases de moda que usa la gente hoy en una conversación casual:
- Hoy me has tenido friendzoneada ¿Qué te ha pasado?
- Nada, sólo unos haters que me han estado haciendo bullying…
- ¿Y por qué no me wasapearte? Yo soy tu bff ¿Y me dejas en visto?
- No soy yo, es mi niño interior…
- Tienes que pensar fuera de la caja, Si no eres parte de la solución, eres parte del problema…
- Es que es difícil para mí salir de mi zona de confort.

Y menos mal que esta conversación la he inventado, porque sino iba a acabar en asesinato o en suicidio. Y me he dejado fuera una de la frases que está de moda y de las que menos comprendo: la de “persona tóxica”. La primera vez que escuché a alguien decirme “Cuidado con ese, es una persona tóxica” , entendí y respondí que lo necesitaba para que me dé una información, no para que me sirva de almuerzo. Más tarde me dieron una explicación que no entendí del todo, pues seguía pensando que tenía algo que ver con el mal aliento.
Ahora, claro, comprendo mejor que se trata de las personas que hacen daño a las que los rodean y que parecen tener un placer maligno en hacerle la vida imposible a los demás, sin miedo alguno al karma.

Analizando este término, no lo veo ahora tan falto de razón, después de ver gente que parece no servir más que para contaminar el ambiente, como distribuidor de veneno en delivery, o para demostrarnos que no es cierto que el diablo nunca duerme, sino que por el contrario, puede dormir tranquilo sabiendo que deja su labor en tan capaces manos. Pero, como siempre ocurre con las buenas ideas, estas se quedan cortas y hay que expandirlas de una manera que sea ingeniosa y que además asegure rating.
Por eso además de personas tóxicas, ofrezco algunas definiciones de personas que todos hemos visto por ahí pasando tranquilos sin que nadie los señale con un epíteto contundente y moderno:

Persona tóxica: En esto de identificar clases de personas siempre le hemos llevado mucha ventaja a los gringos, y los hemos conocido desde siempre como gente “mala leche”, “cizañeros”, “odiosos” o “venenosos”. Pero claro, ponerles un nombre traducido del inglés es más moderno y da más caché.

Persona indigesta: Es aquella que al comienzo parece buena, pero cuya constante presencia nos atosiga y al poco tiempo ya no la podemos ver ni en pintura. Está bien por un ratito, decimos, mientras hacia adentro pensamos en qué espera para irse.

Persona contaminante: Este tipo de persona llega a un lugar o a un grupo en donde todo es paz y armonía, y planta la semilla de la discordia. No siempre es adrede, ni lo que hace puede calificarse como un acto de sabotaje o mala intención, pero una vez que llega, ya nada vuelve a ser igual.

Persona purgante: Es gente que con su carácter tan especial provoca malestares estomacales, ganas de correr inmediatamente hacia el baño más próximo, y que a su vez colabora activamente con su cuota de deposiciones. Una vez yo trabajé con una persona de estas, con un resultado fulminante que incluso salió en los periódicos, aunque la empresa trató de ocultar el hecho arguyendo una intoxicación masiva.

Persona micótica: Este nombre tan raro se refiere a las personas que producen comezón en aquellos que las rodean. No es que tales individuos sufran de psoriasis, tengan pulgas o cosa por el estilo, sino que su presencia realmente causa escozor o picazón. Como muchos, yo tampoco creía en estas cosas, hasta que conocí a uno de ellos en una reunión de trabajo. La persona en cuestión empezó rascándose la barbilla en un gesto que en ese momento parecía normal, pero que luego se fue contagiando y de pronto el que menos estaba rascándose la cabeza, el brazo o restregándose contra el respaldo de su silla, signo inequívoco de comezón en la espalda. Claro, hay quien pudiera pensar en algún parásito o bicho que nos estuviera transmitiendo por el aire, pero esta persona se había incluido en la reunión vía skype.

Personas estupefacientes: Este término pareciera señalar a personas cuya presencia es como una droga, pero no es así, y es común el confundirlas con las personas adictivas. Las personas estupefacientes, en cambio, son las que provocan en quienes las rodean un estado de atontamiento en muchos casos placentero, que disminuye las facultades mentales. No he tenido nunca contacto con alguna de ellas, pero me dicen los que saben que son muy frecuentes dentro de la clase política, donde estas personas encandilan a los demás y les hacen votar por estupideces.

Y existen más clasificaciones, he visto o tenido evidencia de personas vomitivas, tusígenas, radiactivas y personas resfriantes, que son personas que vienen de Inglaterra o de países nórdicos, que son tan frías que cuando vienen a nuestro ambiente tropical basta saludarlas para sentir inmediatamente los síntomas del resfrío. Incluso yo, que soy una persona tan dulce, he sido acusado un par de veces de provocar diabetes, así que debo ser una persona diabetizante. Y yo que creía que era solo un tonto.

jueves, 16 de mayo de 2019

El gran escritor


Cuando tengo ganas de escribir, simplemente empiezo hasta donde me da el impulso, que me alcanza para tres o cuatro párrafos largos. En ese momento me detengo y aprovecho para dar una primera mirada a lo que he escrito, y si el texto no pasa esta primera lectura, lo abandono o lo dejo para un día de mejor inspiración. Muchas veces este primer texto escrito me gusta mucho y me quedo observando lo bueno que soy. Entonces me comparo con los grandes escritores, pensando en que me siento como…

Me siento como Joyce, contando cosas que solamente se me ocurren a mí, mientras el resto de la gente piensa que sólo estoy caminando por la calle.
Me siento como Hemingway, contando cosas en realidad simples, pero tan bien escritas que parecen en realidad interesantes.
Me siento como Balzac, tratando de escribir absolutamente todo en una Comedia Humana.
Me siento como Julio Verne, contando sobre cosas que jamás he visto, mientras vivo una vida tranquila en mi pueblito.
Me siento como el Barón de Munchhausen, contando las mentiras más grandiosas al punto que nadie conoce la realidad.
Me siento como Petronio, porque lo escrito me resulta bastante Satiricón.
Me siento como Kant, porque nadie entiende nada de lo que escribo, y por eso mismo todos creen que era algo muy profundo.
Me siento incluso como ese viejito que en mi niñez sacaba su silla en las calles soleadas de mi pueblo y contaba sus historias sin sentido a todo aquel que pasara.

Al final, cuando termino de escribir, me doy cuenta de que todo ha sido una tontería que no me hará ganar la posteridad. Entonces dejo la escritura y reviso qué hay de nuevo en internet. Allí encuentro reseñas y comentarios de libros que no he leído y veo a otros alabar la estructura de tal obra, el concepto de esta otra, y la metáfora subyacente en aquella. Allí me doy la gran distancia que me separa de los verdaderos escritores publicados por las grandes editoriales. Yo sólo escribo lo que se me ocurre, sin pensar en estructuras, conceptos ni metáforas.
No importa, sólo escribo para releerme después de un tiempo y reírme de mí mismo.

domingo, 5 de mayo de 2019

Lecciones aprendidas


Dentro de las tareas titánicas que emprendemos los tontos día a día, está la de educar a la gente en las cosas simples, esas que no aparecen en los grandes cursos de capacitación ni pueden ponerse en la hoja de vida para conseguir un mejor trabajo. Por eso de vez en cuando suelto una de esas frases que me han hecho conocido en mi entorno (tristemente célebre, dirían algunos) y que son pedazos de la sabiduría que he estado acumulando en estos últimos años. Son las lecciones aprendidas que la vida me ha enseñado, y que pongo aquí porque no voy a tener tiempo de decírselas personalmente a tanta alma perdida que encuentro:
  • Nadie es tan feo como se ve en su foto carnet, ni tan feliz como se ve en su Facebook. 
  • Para ser un ciudadano del mundo, hace falta primero tener visa. 
  • Los plazos no tienen términos medios: O están muy lejos o están demasiado cerca. 
  • Nunca vuelvas a llevar el celular y la billetera a la reunión de cleptómanos anónimos. 
  • Ser zurdo no significa nada sobre el carácter de una persona. Hay zurdos muy derechos y diestros muy siniestros. 
  • Hay una línea muy delgada entre lo que está de moda y lo exclusivo. 
  • El único modo infalible de predecir el futuro es esperar a que las cosas pasen y luego decir “¡Yo lo dije!”. 
  • No hay decepción tan grande como comprobar que el prólogo es mejor que el libro. 
  • Hay mujeres que esperan a un príncipe azul que las lleve a un palacio encantado, pero no quieren que les cuenten cuentos. 
  • Así como está el mundo, es mejor ser bueno. Para ser malvado hay mucha competencia. 
  • El que lo hagas todo de la misma manera no te hace tener un estilo. 
  • Un verdadero amigo es aquel que piensa en ti tanto como lo hacen tus enemigos. 
  • El que todo pase por una razón, no significa que sea la razón correcta. 
  • No importa a quien le preguntes, los buenos tiempos nunca fueron estos. 
  • Hay mujeres que se merecen una canción desafinada. 
  • Madrugar por haber estado de fiesta no cuenta para que Dios te ayude. 
  • Cuando un pobre infringe la ley, es castigado. Cuando un poderoso infringe la ley, se cambia la ley.
  • Aquellos que dicen que la vida es corta suelen tener una vida corta. 
  • Los que causan los problemas no son los que no saben, sino los que no aprenden. 
  • Las letras, al contrario que las personas, no hay que hacerles caso cuando son grandotas y hay que temerles cuando son pequeñitas. 
  • No es cierto que no hay mal que dure cien años. Lo que pasa es que nos acostumbramos y ya no le vemos lo malo. 
  • Todas esas frases que comienzan con un “a veces” significan eso mismo. Que la mayoría de las veces no se cumple. 
  • Uno sabe que está cerca de tocar fondo porque los que ya están allí te tratan de jalar hacia abajo. 
  • Las personas se dividen entre los que quieren cambiar el mundo y los que quieren cambiarse de mundo.
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