lunes, 30 de agosto de 2010

Mi Blogday



Sin fanfarrias, sin reuniones aparatosas (producto de mi miedo a que los demás sepan lo aburrido que soy en persona) y sin mayores pretensiones, me integro este año al "día del blog" o "blogday", como se desee llamarlo.
En virtud a las reglas de este jueguito, recomendaré 5 blogs de gente a la que no conozco (en realidad la gente con la que frecuento ni siquiera sabe lo que es un blog, y aquellos conocidos míos que tienen un blog se cuentan con los pulgares de una mano). En realidad, los blogs que recomiendo los pueden encontrar en la barra lateral de este blog. Los que verán aquí son algunos a los que la flojera me ha impedido hasta la fecha colocarlos allí. Y les invito a aceptarlos tal como son: simples recomendaciones de un tonto que anda buscando otros tontos tan tontos como él mismo:

No soy fea, soy exótica
Un blog, digamos, "femenino", pero que tiene varios posts con ingenio.

1,017 cuentos, que se dice pronto
Sitio de microcuentos, que al parecer tiene el ambicioso proyecto de escribir 1017 cuentos, de los cuales la mayoría son muy buenos, y al que sigo por la morbosa curiosidad de saber qué hará cuando llegue al cuento número 1,017.

Beatles y solistas
Uno de los más informados que he visto sobre los Beatles, y que incluye además las carreras solistas de mi grupo favorito. Para fanáticos desde el nivel 1 hasta el nivel 5.

El Mosquitero
Un blog que sigo desde hace tiempo, y que ha tenido la deferencia anteriormente de permitirme un espacio en su blog, y hacerme promoción. Esta es una parte de mi agradecimiento.

Frases robadas
El último de la lista es el último de mis descubrimientos personales. Un blog que hace del "cortar y pegar" casi un arte, porque no copia por copiar. Se nota una selección y un sentido. O sea, no piratea a lo bruto, como tantos otros blogs.

sábado, 28 de agosto de 2010

4 Microcuentos para lectores apurados

Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.
(Augusto Monterroso)

Explicación

- ¿A dónde se va el tiempo perdido?
- No se va a ningún lado. Simplemente desaparecen.
- ¡No puede ser! ¡El tiempo que se pierde, tal vez otro lo aprovecha, o algo!
- No. Simplemente se pierde.
- Es que… no lo entiendo… ¡Debe pasar algo con ese tiempo!
- Te lo explicaré de esta manera: En un partido de fútbol le dan tres puntos al ganador ¿Verdad?
- Sí…
- ¿Y cuando el partido queda empatado?
- Se le da un punto a cada uno…
- Son dos puntos ¿Y qué pasa con el punto que sobra?
- Ahhhh… ya entendí.


Dormir

De pronto, sin sentirlo ni notarlo, descubrió que al fin se había podido conciliar el sueño. El cansancio logró al fin lo que la leche tibia, los calmantes y todos los remedios caseros no habían logrado. El episodio de insomnio que ya había llegado a considerar como propio y eterno, llegaba a su fin en el instante menos esperado. En ese momento solamente pensó en reclinar la cabeza sobre el asiento del conductor y rendirse al apacible sueño mientras el auto flotaba suavemente hacia el fondo del abismo.

Fuego y agua
El de ellos era uno de esos amores que nacen de las diferencias. Ella era de fuego y él era de agua. A pesar de todas las advertencias, se unieron en un abrazo infinito, sin considerar que ello les llevaría a la destrucción. Así que pasó lo que tenía que pasar. Al unirse el fuego y el agua, ambos se consumieron mutuamente. Solo fue testigo del fin un vagabundo que pasaba casualmente. Recogió los restos de hirviente agua en una taza y se preparó un té calientito, justo para estas noches en que hace tanto frío.

martes, 24 de agosto de 2010

Pajaros en la cabeza

Esta es una de las canciones de Ismael Serrano que les gusta a los tontos, que se sienten identificados con la letra y se sienten parte de la letra.


Miraba a la ventana y soñaba con ser un astronauta pisando la luna
y el cielo lo cruzaban galeones, delfines, cometas, falúas.
Y en la pizarra el profesor dictaba los teoremas.
En su cabeza sonaba el canto de un gorrión, pájaros en la cabeza.

Salía siempre tarde castigado por no estar nunca donde debiera
y en casa le esperaban el tedio y la comida servida en la mesa.
De fondo el rumor de un televisor y madre suspirando.
"¿Dónde andas hijo mio? Siempre en las nubes," y nadie escucha el telediario.

Pájaros en la cabeza y volar
a donde las ventanas siempre están abiertas,
donde el humo de tus pasos nos enseña a vivir.
Pájaros en la cabeza y soñar
que aún contaré relámpagos contigo,
aunque el tiempo y la arena escondan el camino hasta ti.

El tiempo pasó y todos crecimos
bueno, no todos, algunos seguían
mirando por la ventana y sobrevolando
la moqueta azul de la oficina.

En el trabajo aún se perdía
en las selva de sus sueños
y un grito le nombraba, le arañaba
y rompía el dulce sortilegio.

Madre aún seguía sirviendo la sopa,
"¿Cuándo sentarás la cabeza?
Un día la abriremos y bandadas de cotorras
escaparán de ella".
Él sonreía sin dejar
de mirar por la ventana,
soñando mundos mejores,
lluvias que caían sobre parejas que se amaban,
claveles en los fusiles,
barcos que sueltan amarras,
cruces de faros, besos de mujeres que nunca,
nunca le miraban.

Pájaros en la cabeza y volar
a donde las ventanas siempre están abiertas,
donde el humo de tus pasos nos enseña a vivir.
Pájaros en la cabeza y soñar
que aún contaré relámpagos contigo,
aunque el tiempo y la arena escondan el camino hasta ti.

Una mañana de enero nuestro hombre
se subió a lo alto de la Torre España
para ver si al morder el azul gris del cielo
los pájaros callaban.
Mirando absorto la ciudad,
ni el rumor de su pecho escuchaba,
ni a madre, ni al televisor, ni a la oficina,
sólo un lejano batir de alas.

Cuando nos quisimos dar cuenta
nuestro chico había desaparecido.
Nadie en lo alto de la torre lo vio abandonar
la sombra gris del edificio.
Nadie lo vio caer al suelo,
nadie oyó sus carcajadas,
sólo el sonido de cien pájaros o alguno más
escapando de sus jaulas.

Nada se supo de este soñador,
del canto de sus aves,
hasta que llegaron cartas, retazos de sus alas
en forma de postales.

Pájaros en la cabeza y volar
a donde las ventanas siempre están abiertas,
donde el humo de tus pasos nos enseña a vivir.
Pájaros en la cabeza y soñar
que aún contaré relámpagos contigo,
aunque el tiempo y la arena escondan el camino hasta ti.

Pájaros en la cabeza y volar
a donde las ventanas siempre están abiertas,
donde el humo de tus pasos nos enseña a vivir.

viernes, 20 de agosto de 2010

El vendedor de promesas


Después de un buen tiempo, volví a encontrarme con el Trucha. Al verlo, instintivamente revisé mis bolsillos. Al comprobar que no tenía más que dinero para el pasaje, decidí saludarlo sin miedo a convertirme nuevamente en su fuente de ingresos del día.

- ¡Hola, Trucha!
- ¡Hola, Tonto, que gusto de verte! ¡Qué bien que te encuentro! Justo uno de estos días iba a llamarte para ponerme al día con lo que te debo…
- ¿De veras? ¿Y en que andas ahora?
- ¡Ahora si estoy en un negocio bueno y casi decente, como tú dices!
- ¿Y qué negocio es ese, si se puede saber?
- Me estoy dedicando a vender promesas, ahora que va a haber elecciones.
- ¡No me digas que te has lanzado de candidato! ¿Cómo es posible?
- ¡Por favor! Ese negocio ya está maleado. Yo soy el poder tras el trono, pues. Ahora todo es imagen, y unas cuantas promesas para llenar los carteles en las calles. Y eso es lo que hago, invento promesas para candidatos a las alcaldías…
- ¿Cómo es eso?
- Todos los candidatos necesitan promesas originales para convencer al público. Lo de solucionar la violencia y bajar los tributos lo prometen todos, así que esas promesas ya no atraen votantes. ¡Ahora hay que hacer promesas nuevas! Por ejemplo, a un candidato le propuse prometer tener un departamento de Feng-Shui en la alcaldía, para ordenar la ciudad y que la gente tenga buenas vibras en el distrito. ¡Le encantó la idea! A otro le dije que tenía que prometer que la alcaldía tendría su propio helicóptero para patrullar el tránsito. Los candidatos que se quieren diferenciar del resto están como locos por mis servicios…
- ¿Qué? ¿Acaso los políticos ya no inventan sus propias promesas?
- Flaco, yo te estimo mucho pero cada día te estás volviendo más tonto... ¡Claro que no se inventan sus propias promesas! Los políticos ya no son tan inteligentes... Ahora me necesitan para que yo les invente sus promesas, para eso hay bastante demanda ahora...
- ¿Y con eso te alcanza?
- Claro que sí, además las promesas la puedo revender a más de un candidato, siempre que se postule a una ciudad lo suficientemente lejos… Además, estoy ofreciendo servicio de creación de promesas personalizadas…
- ¿Qué es eso?
- No es lo mismo prometer a una barriada y a un barrio residencial, tú sabes… Entonces a los pobres de la ciudad prometo cosas como crear impuestos para los ricos, y a los ricos les prometo no dejar entrar a los pobres a su barrio. Así quedan todos contentos y votan por mi candidato…
- ¿Y qué pasará si eligen a ese candidato? ¿Cómo cumplirá todas las promesas?
- De eso ya no me ocupo… Yo solo invento las promesas, si el candidato sale elegido, ya verá cómo se las arregla…
- Veo que tienes todo bien planificado… Y el negocio es bueno, entonces…
- Buenísimo… Y me pagan al contado… Tú sabes, no se puede confiar en las promesas de los políticos…
- Y hablando de eso ¿Cuándo me pagas lo que me debes?
- Justo ahora voy a la casa de uno de los candidatos a cobrar por un juego de promesas que he desarrollado… Solo que no me puedes acompañar porque el candidato no quiere que sepan dónde vive… Tiene no sé qué problema con el juez… Apenas voy, cobro y te llamo para pagarte… ¡Espera! No, ese dinero ya lo tenía comprometido para pagar un container de vuvuzuelas usadas del mundial que vamos a usar para la campaña… Mira ¡Apenas pase esto de las elecciones te busco para pagarte! ¡Chau, hermano! ¡Y no te preocupes, que mis promesas son fijas! Nos vemos…

Así que me quedé nuevamente sorprendido de la capacidad del trucha para escaparse y para conseguir negocios.

- ¡Este Trucha debiera ser candidato, caramba!

lunes, 16 de agosto de 2010

Los alquimistas


En los tiempos en que la ciencia estaba en manos de magos y místicos, florecía el noble oficio de la alquimia. Los alquimistas eran investigadores de las causas últimas de la vida. Estos eran con frecuencia gente que durante el día tenían oficios tales como la medicina, la herboristería o incuso la cocina, pero durante la noche se dedicaban a desentrañar los misterios de la vida y los elementos. Muchos eran atraídos por los secretos de la nobleza de los elementos, tratando de convertir el sucio, opaco y pesado plomo, en noble, magnífico y brillante oro, el más noble de los metales.

Esto hizo que algunos reyes conservaran a alquimistas dentro de sus cortes, con la esperanza de aumentar sus tesoros fácilmente. Pero los verdaderos alquimistas despreciaban el poder terreno. Además, el conocimiento de la transmutación metálica era peligroso para los reyes, pues si el más pobre de los metales podía ser transformado en el más precioso de los tesoros, entonces cualquier hombre tendría la oportunidad de convertirse también en un noble de sangre real. Por esto, cuando los reyes querían contratar a un alquimista, solo los más incapaces e inescrupulosos acudían al llamado, lo que dio muy mala fama a la profesión.

La idea de purificar los metales, desapareciendo la suciedad y dejando la brillantez aplicaba según los alquimistas tanto a la materia como a la carne, y mediante los secretos de la mezcla de los cuatro elementos primigenios, esperaban liberar al plomo de sus impurezas y a la carne de sus pecados, desapareciendo las enfermedades y removiendo la suciedad del pecado original, con lo que el hombre volvería a ser puro e inmortal, como lo fue antes de ser expulsado del paraíso. El material que habría de amalgamarse con aquello que de impuro condena al hombre y a las cosas a lo efímero y condenable, fue llamado desde entonces la piedra filosofal.

Como hemos visto, la búsqueda de tal material estaba intrínsecamente acompañada por una búsqueda de la espiritualidad, convertir a cualquier metal en oro y a cualquier hombre en inmortal era, pues, una amenaza tanto para los reyes como para la iglesia, por lo que los alquimistas fueron duramente perseguidos y muchos tuvieron que realizar sus actividades en secreto, y otros tuvieron que esconder sus hallazgos. Se dice que un alquimista judío logró encontrar el secreto de la vida en las sucias juderías de Praga, creando al ser llamado Golem. En cuanto a los que alcanzaron el éxito en la transmutación, guardaron celosamente el secreto, convencidos de que el ser humano no estaba aún preparado para tal conocimiento.

Es difícil incluso hoy conocer con exactitud el legado de los alquimistas, pues la persecución, el secreto y la traición de discípulos indignos han diluido el avance del conocimiento que lograron. Se sabe que mediante las leyes de la mezcla y la experimentación lograron obtener el mortero que se endurece con el agua, la forma de conservar los embutidos, y la margarina. Dentro de los secretos perdidos para siempre (o al menos, ocultos hasta hoy) se encuentran el vidrio irrompible, el procedimiento del bronce templado y la forma de ablandar las piedras y moldearlas para la construcción de edificios.

Tal vez existen aún los alquimistas, escondidos como personas normales con trabajos normales, comunicándose entre ellos con códigos secretos y logrando la transmutación y la liberación de las enfermedades y los pecados en pequeña escala. Tal vez los reconozcamos en aquellas personas de vida sencilla que comercian metales preciosos, o en aquellos que en conversaciones casuales dejan escapar recuerdos de hechos ocurridos en siglos pasados. Tal vez el resto de la ciencia es mentira y la verdad se halla en los cuatro elementos y los siete metales.

jueves, 12 de agosto de 2010

frases twitteables


  • Era tan torpe que subió a un avión y le rompió la caja negra.
  • Intento ser un ciudadano del mundo, pero no me dan visa.
  • ¿Así que empezaste ese largo camino que te llevaría a la gloria, y te detuviste porque te entró una piedra en el zapato?
  • Del amor al odio hay sólo un paso… Así que yo di un paso al costado.
  • Hubo un tiempo en que Pinocho se dedicó a la política. Nadie sospechó quién era en realidad quien movía sus hilos.
  • No importa lo que me digan, sigo opinando que a la realidad le hace falta una buena fotoshopeada.
  • No hijito, el monstruo debajo de tu cama no te quiere comer… se está escondiendo de ti…
  • Si escuchas al pastor gritando que viene el lobo, no le hagas caso… es otra cortina de humo del gobierno para distraernos…
  • Restaurante “La Venganza”: Donde los platos se sirven siempre fríos.
  • “La solución a tus problemas está dentro de ti”, le dijeron. Así que vendió su riñón.
  • Los lunes son la peor forma posible de pasar una séptima parte de tu vida.
  • Los que aseguran que es imposible no deberían interrumpir a los que estamos intentándolo.
  • Un pesimista le vendió un vaso a un optimista, diciéndole que estaba medio vacío. El optimista lo compró pensando que era una ganga pagar ese precio por un vaso medio lleno.
  • La vida es como una caja de chocolates… Nunca sabes cuál te va a tocar… Y a ti tocó el de relleno de licor ¿Verdad?

domingo, 8 de agosto de 2010

La cita

Otro video que encontré navegando por ahí.
También me ha pasado así una que otra vez...

miércoles, 4 de agosto de 2010

El filósofo y su alumno

Esta es otra de las historias que he recopilado sobre Abu Navid, aquel antiguo filósofo sufí a quien se atribuyen todas las historias morales que han pasado por mi cabeza a través de los siglos. En el tiempo en que Abu Navid, el apócrifo, se había establecido como tejedor en la aldea de Hazir, concurrían a su casa muchas personas en busca de su sabiduría. Uno de ellos, un muchacho, iba todos los días con alguna pregunta que Navid contestaba con cada vez menos ánimo. Un día, el muchacho le preguntó:
- ¿Cómo puedo, Oh Maestro, hallar la sabiduría y convertirme en un hombre tan sabio como tú lo eres?
- Es fácil - le respondió – Pero debes analizar las cosas hasta hallar su esencia. Esto necesita paciencia y práctica.

Ante el rostro incrédulo de su aprendiz, Abu Navid le dio un pedazo de papel con un símbolo escrito en él.

- Estudia este papel y regresa en una semana. Entonces me dirás lo que has aprendido de él.

A la semana siguiente regresó el estudiante.
- Maestro, he estudiado lo que me diste y he encontrado que representa el valle sagrado de Herión, con el río Anfeles corriendo por él. Es en este valle en donde nació el profeta Salaam, y se inició el camino de la sabiduría de nuestro pueblo. Significa que para obtener la sabiduría debemos regresar a nuestros orígenes y aprender del pasado, aprendiendo de nuestros antiguos maestros.
- No has aprendido aún lo bastante, muchacho
– Le replicó Abu Navid. – Llévate nuevamente el papel y regresa la próxima semana, después de estudiarlo.

Otra semana pasó, y el joven regresó a la tienda de Abu Navid.
- Maestro, tenías razón. No había aprendido lo suficiente. He estudiado nuevamente el papel y he aprendido que representa los tres caminos de la vida. Los caminos de los lados son los caminos del mal. Son sinuosos y llevan a la perdición. Pero entre ellos se encuentra el camino del bien, que es recto y lleva hacia el paraíso. La sabiduría consiste en encontrar el camino recto y no desviarse de él, evitando los desvíos.
- Has progresado, ciertamente
– respondió Abu Navid – pero aún no has encontrado el verdadero sentido contenido en ese papel. Estúdialo una semana más y regresa con la respuesta.

A la tercera semana regresó el joven.
- Maestro, me avergüenza decirte lo equivocado que estaba antes, pero ahora he hallado realmente la sabiduría contenida en ese papel. En realidad es un símbolo que representa las tres partes del universo. Vemos el mundo infernal debajo, y la orbe celeste arriba. Entre ellos está nuestro mundo. Eso significa que nuestro mundo está entre el paraíso y el infierno, y que somos nosotros quienes debemos decidir hacia cuál de ellos se inclinará nuestra vida. Solo de nosotros depende la sabiduría.
- Veo que ya estás en el camino a la sabiduría
– Le dijo Abu Navid – Ahora devuélveme el papel.

De pronto, el rostro de Abu Navid se puso pálido al ver el papel, lo volteó varias veces, y lo observó fijamente, lleno de confusión. Al fin solamente pudo decir:
- ¡Vaya, me equivoqué de papel! Este es el dibujito que me dió el mercader Farid para que se lo teja en una manta. Vuelve mañana, que te daré el papel que debí haberte dado hace tres semanas...
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