jueves, 26 de diciembre de 2013

Papa Noel, después de Navidad


Ayer, después de una llamada de emergencia, tuve que apersonarme al hospital, en mi condición de ex ayudante honorario de Papa Noel. El cómo llegué a ser ayudante honorario del Viejo Nicolás es un asunto que viene de largo, cuando ayudaba repartiendo regalos a los niños de los barrios pobres, a ver si me ligaba una de las ayudantas, que estaba de muy buen ver.

En fin, al llegar al hospital, me encuentro nada menos que a Papa Noel, siendo atendido en la sección de Emergencias. Al consultar con el médico de guardia, me respondió con tal cantidad de síntomas encerrados en su incomprensible jerga médica, que decidí que lo mejor era preguntarle a Don Nico en persona. El problema es que Papa Noel llevaba encima una multitud de tubos, jeringas, respiradores y vendas, como si en vez de curarlo lo quisieran convertir en Robocop. Tengo que esperar un rato a que despierte del aparente shock en que se encuentra, mientras arreglo los problemas para los que me han llamado, al parecer es que su ficha médica no aparece por ningún lado, Papa Noel no está inscrito en ningún plan de seguros, y ni siquiera tiene su pasaporte sellado.

Después de arreglar el papeleo, discutir con una funcionaria que insistía en saber el apellido materno de Papa Noel para anotarlo en su ficha, y alejar a todos los curiosos que querían sacarle una foto para publicarla en las redes sociales, puedo darle un poco de tranquilidad para que me cuente lo sucedido.
Cada año esto se pone peor, hijo – empieza a contarme. – Sabes que no puedo entrar a las fronteras de ningún país sin que me persigan aviones cazas con misiles, me hagan disparos de advertencia y me quieran hacer aterrizar en un aeropuerto militar.

- Cálmate, tío – le trato de consolar – A lo mejor te han estado confundiendo con un OVNI…
- No solo es eso – me responde. – cada vez que paso por la ciudad tengo que respirar todo el smog y el olor de los basureros, el médico me dice que tengo los pulmones hechos polvo… Y cuando llego a las casas ¿Qué obtengo? Nomás dejo el trineo un momento y ya me quieren robar los renos. Antes el trineo tenía ruedas, pero el año pasado se las llevaban y dejaban en trineo apoyado sobre unos ladrillos. Hasta ahora, que lo dejo con cadena, cuando regreso lo encuentro lleno de graffitis.
- Si, tío pero al menos en las casas te reciben bien ¿Verdad?
- ¡Cuando llego a las casas! ¡Ya la gente no es como antes! ¡Si te contara todo lo que me pasa! Hay gente que me espera con rifles y me pide que les entregue la bolsa de los regalos, Hace una hora una señora me agarró a palazos apenas me vio… Bueno, al menos se disculpó, dijo que creía que era su marido, que llega borracho todas las noches como a esa hora… También hay niños que esperan a que llegue, para abrir sus regalos y después quieren que se los cambie… Una chica ya adolescente me invitó de su ponche y no sé qué le había echado, creo que me quería pepear… Otra me soltó al pitbull, y así… Si esto sigue así es el último año que salgo a repartir regalos, en serio… ¡Así ya no se puede!
- ¡Vamos, Don Papa! Mejor ahora sí tú solo repartes regalos a los que se han portado bien… A los demás, que se arreglen los padres, que para eso están…
- Esa era la idea, sobrino, pero me han hackeado la lista que tenía, han quitado a un montón que se habían portado bien y han puesto a otros… Además, desde Octubre he estado recibiendo cartas oficiales de congresistas diciendo que incluya en la lista a sus recomendados o que me atenga a las consecuencias…

Trato de consolar lo mejor que puedo a Papa Noel, cuando llega el médico con los resultados de los exámenes y la traducción del diagnóstico.
- Su amigo tiene un severo problema de colesterol, hay que hacer más ejercicio, mister, además de un principio de neumonía… Ha estado saliendo de noche ¿Verdad? Viejito picarón, que habrá estado haciendo… Tiene golpes varios, parece que se ha peleado, mordidas de perro, ya lo hemos vacunado,  pero eso no es lo que me preocupa, joven – me lleva a un aparte - ¿Sabe que el señor se ha pasado toda la noche diciendo que es Papa Noel? Necesita ayuda psiquiátrica… le estoy haciendo una cita para la próxima semana… Otra cosa: va a tener que pagar por la atención y por los exámenes, no tiene derecho a seguro porque nos ha declarado que solo trabaja un día al año, y antes de que me olvide, me avisan que el señor estaba con unos animales, pues se los han llevado al veterinario para que lo vacunen, ahora le paso la cuenta…

No me siento orgulloso de lo que hice después, sacando a Papa Noel entre los gritos y reclamos de todo el personal, que exigían que les pague las cuentas, y que negaban en todo momento saber algo sobre el saco de regalos que desapareció misteriosamente mientras lo atendían.

¡Qué falta de espíritu navideño! Me dice una señora al verme pasar con Papa Noel, medio drogado por los calmantes, con destino a algún lugar donde le permitieran terminar de pasar el día.

domingo, 22 de diciembre de 2013

El Nacimiento


Hacer el nacimiento en mi casa siempre había sido una tradición en mi casa. Desde mi niñez, recordaba el armado del nacimiento como un acontecimiento importante, que marcaba más que ninguna otra señal, la llegada de la época navideña. Aunque esta tradición se ha ido devaluando con los años. Mi padre en esos años recordaba que en su niñez, allá en la provincia, el nacimiento ocupaba toda una habitación de la casa de mis abuelos y era motivo de visitas de la gente de la vecindad, la que todas las noches era recibida con chocolate y galletas. Había algunos que colocaban casas iluminadas, trenes que daban la vuelta a la montaña imaginaria hecha de papel grueso pintado que formaba el nacimiento, dejando una cueva donde se colocaban las figuras de arcilla de la Sagrada Familia. 
Nuestra migración a la capital redujo el nacimiento a una esquina de la casa, donde aún había lugar para rebaños de ovejas, pastores, soldados romanos y ángeles. La modernidad nos ha dejado, a la vez que casas cada vez más pequeñas, menos espacio para el nacimiento, aparte de la competencia con los árboles navideños recubiertos de nieve falsa. El pesebre ocupa ahora una repisa pequeña en una esquina adornada con luces hechas en China que cantan una canción mientras se encienden y se apagan. La gente también ha cambiado. Ya no se hacen recorridos para visitar los nacimientos del vecindario. Apenas algunas visitas de los amigos y parientes más próximos, donde nadie pregunta por el pesebre, pero se quejan si es que no hay un árbol de navidad, y critican la falta de espíritu navideño de quienes no lo ponen.

Este año, que tan especial ha sido para mí, no dejé de colocar un árbol, pero quise recuperar algo de la tradición del nacimiento, ahora que mi hijo ya tiene edad para ayudarme. Ayudado por los recuerdos, traté de acomodar papeles y cartones para dar una impresión de una montaña rodeando una especie de cabaña de ramas que compró mi esposa en el mercado navideño, donde apenas entraban las figuras de María, José, el Burro y el Buey. Lo endeble de mi construcción impedía colocar rebaños de ovejas bajando de la montaña como los que veía en mi niñez. No hay tanto sitio tampoco, solo para el ángel y para la Estrella de Belén. Los Reyes Magos han quedado al filo de la repisa, con riesgo de caerse en cualquier momento. 

Mientras colocaba con mi pequeño hijo las figuras de tamaños desiguales que había conseguido, trataba de contarle el tiempo en que toda una familia compartía este momento, del tamaño de las figuras de antes, y de que esto era la navidad, no esa versión que nos han vendido las películas, con árbol, con Santa Claus y sin Niño Jesús. Para mi alegría, mi niño me ayuda con entusiasmo a colocar las figuras e incluso me sugiere los mejores lugares para colocar las luces y las figuras. Sin embargo se siente muy decepcionado al saber que todavía no vamos a colocar al Niño. Trato de explicarle que todavía no ha nacido, que la colocación del Niño en el pesebre se hará a la medianoche de Navidad. De nada sirve ofrecerle que siendo el menor de la familia, le corresponderá el honor de colocarlo en su sitio cuando llegue el momento.
-          ¡Pero La Virgen y San José van a estar solos mirando la cuna vacía! ¡Van a pensar que el niño se les ha perdido! Llora desconsolado.
Decido que es una buena razón para romper un poco la tradición y dejo que ponga la figura de Jesús en el pesebre.

Al día siguiente, apurado por las compras navideñas, recoger el vale del pavo y otras ocupaciones de la temporada, me sorprendo al llegar a casa y encontrar a mi hijo triste, con una lágrima a punto de salir.
-          ¡El Niño Jesús se está muriendo de frío! ¡Se va a enfermar!
La figura del Niño Jesús es, en efecto una que solo tiene puesto una especie de pañal. Decidimos entonces cortar una tela blanca para envolver al niño, de manera que forme una cobija. Poco a poco, me voy acostumbrando a no hacer mucho ruido en la sala para que el Niño Jesús no se asuste y se ponga a llorar, a apagar las luces cuando se hace tarde para que pueda dormir, y a escuchar a mi hijo cantarle para que se duerma.

Este año, ha sido mi hijo el que me ha enseñado una lección. Nuevamente creo en la Navidad. Hay algo más allá del marketing, de la locura por comprar cosas que tal vez no necesitemos. El armar un nacimiento y compartirlo con tu hijo, el contarle la historia de los Reyes Magos, el volver a recordar a Jesús en un pesebre.

Feliz Navidad.

domingo, 15 de diciembre de 2013

La ventanilla del avión


Estoy sentado en el asiento de ventanilla del avión, y en este momento me pregunto si esta fue una buena elección, porque este vuelo se hace de noche. Debe ser la costumbre mía de siempre querer ver hacia donde voy, ya sea en carro, bus, tren o avión.

Para tranquilizarme me pongo los audífonos y pongo mi reproductor de mp3, lo que también me hace sentirme un poco anticuado, junto a una chica que esta viendo una serie en su IPhone.Mi mp3 tiene un sentido del humor algo retorcido. Pudo haberme puesto "Come fly with me", pero no, su mejor elección es "Space Oddity" de David Bowie. "Check ignition and may gods love be with you".
Lo ultimo que necesito ahora es que me digan"Ground control to major Tom, your circuits dead, there's something wrong", que algo sale mal y nos quedamos flotando en una lata alrededor de la luna.Como siempre me ocurre en estos casos, aparecen paranoias relacionadas con alguna película.

En la sala de espera, mientras espero la llamada para abordar, observo a un alegre grupo de jóvenes. De pronto, uno de ellos empieza a gritar "¡Vamos a morir!" Pronto dos guardias de seguridad reducen al joven y lo sacan para que no haga publicidad negativa a la aerolínea.

Una vez sentados, puedo ver a lo lejos las llamas de un avión que estalló al despegar. Menos mal que el joven que gritaba iba en otro vuelo, pienso. De todas maneras estoy vigilando desde mi ventanilla que el motor de mi lado no explote en pedazos. y si lo hace, seré el primero en enterarme y en avisar a la tripulación. Ya en el aire, mientras trato de explicar a un turista que en realidad se puede vivir feliz en un país donde no hay Nutella, miro casualmente por la ventanilla y veo una nave espacial que nos sigue. No se preocupe, esto pasa todo el tiempo, me dice el turista.

Me traen los snacks después de limpiar el piso de serpientes que alguien ha soltado. Algún chistoso logró pasarlas por la aduana, seguramente. Aprovecho para preguntar a la azafata: Dígame, ¿Estos aviones se estrellan con frecuencia? - No, solamente una vez - Me responde con una sonrisa.

Mas tarde, mi vigilancia desde la ventanilla rinde frutos por fin. Puedo ver a un ser extraño, un monstruo con cara de gremlin destruir uno de los motores. Oiga, azafata, estamos en peligro. No hay peligro, no se preocupe, me responde mientras se pone el paracaídas. El piloto anuncia por los altavoces que el avión ha iniciado el descenso, y que llegaremos a tierra en exactamente 35 segundos, y que este será un poco fuerte, ya que hemos perdido todos los motores. Esta es una grabación, dice el piloto, que fue el primero en saltar. Cualquier consulta, comentario o último deseo, la caja negra les escuchará gustosamente.

Ya estoy planificando nuestra vida como náufragos en una isla misteriosa manejada por una siniestra organización, cuando escucho una voz por los altavoces pidiendo disculpas por el retraso y anunciando que por fin podremos despegar.Había sido un buen sueño después de todo.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Cuatro tonterías cortas


La primera
- ¿Por qué dejas sonar tu celular antes de contestar?
- Porque me gusta mucho la canción que le puse de tono.
- Entonces ponle una canción que no te gusta para que respondas rápido.
- Estás loco ¿Verdad?


La segunda
 - Señorita, no se puede subir con tacos a la caminadora…
- ¿Y cómo diablos quiere que aprenda a caminar con tacones por la calle?


La tercera
 - … Y el sembrador esparció las semillas por el campo. Algunas cayeron en el camino, otras cayeron entre las zarzas y no pudieron crecer, otras cayeron en terreno seco, pero algunas cayeron en terreno fértil y prosperaron…
- ¡Es la peor justificación para enviar spam que he escuchado!


La última
Suena mi celular.
- Oye, te he mandado un correo ¿Lo has leído?
- No, pero ya que me has llamado, puedes decirme de qué se trata.
- No, léelo y dime qué opinas…
- ¿Pero qué dice el correo?
- Cuando lo leas me contestas, chau…

El correo en mención no tenía nada que no me hubiera podido decir por teléfono. Me quedo pensando en que algo no funciona bien ni con el correo ni con el teléfono.

martes, 3 de diciembre de 2013

Menos mal

  • Menos mal que no soy un escritor famoso, así la gente no me exige una nueva obra, ni critica mi estilo, ni se queja de los finales de lo que escribo.
  • Menos mal que este blog no tiene fines de lucro. A estas alturas, ya estaría perdiendo plata.
  • Menos mal que no vivo en Venezuela. Odiaría dejar mi Suprema Felicidad en manos de una dependencia del gobierno.
  • Menos mal que no se escucha lo que pienso. Así conservo a muchos amigos.
  • Menos mal que tengo una cara de tonto a prueba de Photoshops. La gente sabe que puede confiar en mí.
  • Menos mal que no vivo pendiente de cuándo se cae Facebook, o Twitter, o los Blackberrys.
  • Menos mal que cuando no me gusta algo, no dedico mi vida a prohibirlo, como hacen otros.
  • Menos mal que no vivo en los tiempos antiguos, cuando para conseguir a una mujer, había que matar dragones, derrotar brujas, y clavar mi espada en los pechos de los enemigos.
  • Menos mal que no vives en los tiempos antiguos, cuando las mujeres tenían que besar sapos, soportar encantamientos o vivir encerradas a que las rescate un príncipe que nunca voy a ser yo.
  • Menos mal que el mundo, a pesar de lo que dicen muchos, todavía no se acaba. Tengo mucho trabajo atrasado.
  • menos mal que ya se está acabando el año. Ya me estaba aburriendo este, ha estado muy largo.
  • Menos mal que ayer por fin terminó el pasado y desde hoy puedo vivir el presente.
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