viernes, 30 de agosto de 2013

Canto a la Tontería



Voltaire escribió en el siglo XVIII que cualquier cosa que sea demasiado estúpida para ser dicha, puede ser cantada. Voltaire, recordemos, compartió época con músicos grandes como Bach y Vivaldi. ¿Qué tal si le hubiera tocado, como a nosotros, aguantarse a Pipe Peláez y a Tito Rojas?
Las canciones malas siempre me han procurado una especie de placer retorcido. Las oigo con interés genuino y llevo un registro minucioso de sus frases disparatadas. Woody Allen se imaginó el infierno como un lugar repleto de malos músicos. Es posible que tenga razón, pero yo no arrojaría a esos malos músicos a la paila de Satanás, sino que más bien armaría con ellos una banda sonora divertidísima.
Empezaría, cómo no, con Ricardo Arjona: “y es tanta mi fe que aunque no tengo jardín ya compré una podadora”. Luego seguiría con un verso del acordeonero Juancho Polo Valencia que siempre me ha parecido un absurdo delicioso: “¡con tanta democracia con que yo te enamoraba!”
¿Y qué tal Galy Galiano, quien en vez de decirle a su ex amada que todavía la recuerda le dice que conserva “viviente su recuerdo en el cofre encefálico”?
En el Museo Universal del Disparate hay de todo. Dejo atrás a Galy Galiano y ahí mismo me topo con Charly Zaa, justo cuando el tipo está cantando un despropósito monumental: “en el azabache de tu blonda cabellera”. Más allá está Cristian Castro mostrándole al mundo que, al igual que Zaa, tiene problemas serios con los colores: “y es que este amor es azul como el mar azul”. ¿Acaso podría ser azul como el Mar Rojo? Me escapo saltando por la ventana y ¡zas!, me encuentro de frente con Fonseca, quien entona uno de los versos más patéticos de la historia: “eres el negativo de la foto de mi alma”.
A continuación me espera Rey Ruiz con una frase absurda en la que queda claro que no sabe ni escribir ni sacar cuentas: “fue mi media mitad”. ¿Su “media mitad” quiere decir algo así como el veinticinco por ciento? Tanto Bécquer como Pitágoras deben estar revolcándose en sus tumbas.
Se nos perdió la poesía de antaño, definitivamente. La de Agustín Lara y Rafael Hernández, la de José Barros y Enrique Santos Discépolo, la de José Alfredo Jiménez y Alfredo Zitarrosa. Por rebajar el nivel de las letras para ponerlas al alcance de todo el mundo, las casas disqueras convirtieron la música popular en un carnaval de melodías insulsas, estribillos estúpidos y percusión alocada.
Eso desesperaría al ya citado Voltaire, pero a mí, insisto, me divierte.
Oigo a Chayanne cantando una cursilería enorme: “tu pirata soy yo y mi mar es tu corazón”. Entonces veo un disco de mi admirado Juan Luis Guerra. Seguro va a entonar algo hermoso y de ese modo se acabará el placer que estoy sintiendo en este Museo Universal del Disparate. Pero no: también Guerra anda hoy cantando tonterías: “vives en el óleo de mis días y hasta en el sudoku de mi sinfonía”.
Amén. Amén.

Otra de las tonterías que encuentro en la red y la cual suscribo casi en su totalidad, y por eso se merece un lugar aquí, entre tanta tontería. El original lo encontré aquí: http://www.elpuercoespin.com.ar/2013/03/13/canto-a-la-tonteria-por-alberto-salcedo-ramos/

viernes, 23 de agosto de 2013

Cómo sacar un clavo con otro clavo


Algunas personas me han preguntado últimamente si en verdad es posible sacar un clavo con otro clavo. Claro, algunas personas tienen un concepto de mí como una persona inteligente que sabe muchas cosas, otras piensan simplemente que soy un tonto. De una manera u otra, todos esperan de mí una respuesta interesante y digna de recordarse.

Ya que soy una persona meticulosa y no me gusta decepcionar a la gente que confía en mí, he decidido investigar el tema, consultar a renombrados especialistas en la materia y hacer pruebas personalmente para verificar la hipótesis. Hecha pues mi investigación acerca de esta área del conocimiento y la técnica, paso a describir los resultados en forma de instrucciones sobre el estado del arte de sacar un clavo con otro clavo:

Lo primero que debe hacerse, al igual que con cualquier otra actividad, es verificar detenidamente la situación. Se debe considerar el tipo de clavo que se quiere sacar. Los clavos de cabeza grande no son fáciles de sacar, porque dañan mucho el material cuando se hace el esfuerzo de sacarlos. Aunque no es imposible, se necesita de mucha técnica y esfuerzo, si uno no tiene experiencia en el proceso, se recomienda aplicar el procedimiento solamente a los clavos sin cabeza.
También se debe analizar el material del clavo. Los clavos de madera están hechos de acero dúctil que resiste los esfuerzos para sacarlo. El acero usado en los clavos de cemento, en cambio, es muy frágil, por lo que se pueden quebrar con facilidad. Cuando se habla de sacar un clavo con otro clavo, generalmente se asume que dicho clavo está introducido en madera, aunque también se suelen encontrar clavos en cemento, ladrillo, plancha de madera prensada o yeso. El material influye de manera decisiva en la técnica a utilizar.
Como regla práctica, se utilizan las tablas de Lobensky-Grohmann, que a partir del material del clavo y del medio embebedor (es decir, el material sobre el cual se ha introducido el clavo), la longitud del clavo y la longitud libre (Distancia entre el extremo embebido del clavo y la cara exterior por la que saldrá), se obtiene el porcentaje de posibilidad de éxito al intentar sacar un clavo con otro clavo.
De acuerdo a las tablas anteriores, se obtiene también el tipo de clavo y del martillo con el que se debe hacer el procedimiento. Existen en el mercado kits de martillo y clavo de acuerdo a las características del trabajo.

Una vez hecha planificación del trabajo, se debe iniciar con el procedimiento. Es importante la precisión del golpe del clavo removedor sobre el clavo removido. La fuerza debe aplicarse en la dirección correcta sobre la cabeza del clavo para evitar en lo posible daños al material base. La fuerza de golpeo depende también del material base.
Los kits antes mencionados aseguran precisión y efectividad en la tarea mediante un dispositivo direccionador del golpe y un medidor de la fuerza de golpeo. Los martillos automáticos son también utilizados, pero estos no son muy efectivos en cuanto al direccionamiento, y son de mayor utilidad cuando el clavo removido ya está a medio camino dentro del material base.

Al golpear un clavo con otro clavo, se debe cuidar mucho del efecto rebote. Este es el cambio de dirección del golpe al rebotar en la cabeza del clavo embebido que se desea remover. Si se presenta este efecto, se corre el riesgo de que el clavo removedor se desvíe y que se quede incrustado en el material colindante al primer clavo.
La fuerza, dirección y frecuencia de golpeo se deben mantener constantes para sacar el clavo. Los ejecutantes inexpertos suelen caer en el error de golpear más rápido cuando ven el extremo saliendo por la cara opuesta de la madera, desviando la dirección de la fuerza por el efecto rebote. Si se logra mantener las variables de golpeo, se terminará el trabajo con éxito. Nuevamente, existen en el mercado extractores de clavos que ayudan en esta etapa final.

Al terminar el trabajo, el clavo ha sido extraído y queda a elección del cliente el destino del clavo que fue liberado. Algunos deciden conservarlo como recuerdo, otros deciden que es mejor que sea desechado. No falta quien quiere reutilizarlo para otros usos, pero esto nunca es posible. La cabeza queda inutilizable por el esfuerzo de sacarlo. 

Por último, lo más importante: Todo el procedimiento anterior es válido para trabajos mecánicos de carpintería o albañilería. Nada de lo anteriormente expuesto se aplica a los corazones rotos, ni puede usarse como metáfora para los sentimientos de las personas. En tales casos no se cumple aquello de que un clavo saca a otro clavo.

sábado, 17 de agosto de 2013

La princesa triste



Cuando la infelicidad llega a un alma, cuando no hay cura aparente para la tristeza, llega el cambio.

"Qué difícil, qué difícil debe ser para un padre ver que su hija no está feliz.
El rey del Tibet tenía una hija, la princesa Denid. Ella era bella como la luz del día, tenía 20 años, pero... nunca había sonreído, nunca había reído, nunca había hablado. Y su padre se lamentaba preguntándose qué podía hacer para darle el gusto de la vida, pero no encontraba respuesta.
Sin embargo, un día, como él era rey, tomó una gran decisión, mandó quinientos caballeros vestidos de rojo sobre quinientos caballos negros a recorrer todo el país con esta noticia: que aquel que pueda hacerle decir una apalabra feliz a la princesa Denid, se casará con ella.
Uff, así que la noticia fue corriendo por todos lados y vinieron primero los príncipes, la gente de mucho poder, la gente de mucha plata a tratar de hacer hablar a la princesa Denid, a tratar de casarse con ella, tratando de sacarle una palabra feliz, un "oh!", un "ah!", un "ay, qué inteligente eres!". El primero venía con su poemita de amor, el segundo con su musiquita de amor, el tercero con su concierto de rock, el cuarto con su circo extraordinario, el quinto con su cd de Julio Iglesias (a veces funciona...). Pero la princesa Denid escuchaba un pretendiente tras otro, bostezaba y regresaba a su cuarto.
Durante ese tiempo, la noticia seguía corriendo por todos lados, hasta llegar a un valle profundo, un valle bien escondido, un valle de campesinos, hasta llegar a los oídos de un pastor: un joven, un muchacho, oh, un muchacho muy pobre... digamos que había sido víctima de la reestructuración económica del FMI, sí... Entonces, en cristiano, como no tenía chamba, se dijo "Bueno, voy a tratar de hacer hablar a la princesa Denid, oh, no tengo mucha esperanza... Total, ella debe ser muda, pero me dará un buen paseo y visitaré el castillo". Así que se fue, se fue, tranquilo, se fue, el alma ligera, se fue, sin esperanza y en el camino se encontró con una abuelita, una abuelita muy muy muy vieja, como una vieja manzana, toda arrugada. Y la abuelita le preguntó:

- A dónde vas muchachito?
- Oh, voy a tratar de hacer hablar a la princesa Denid en el castillo del rey, pero no tengo mucha esperanza; total, ella debe ser muda
- Muda, la princesa Denid? ooh, muchacho, tú dices cualquier cosa. Al contrario, tiene el don de la elocuencia, lo que pasa es que le recuerda a su pasado. Nah! escucha esta historia".

Y la abuelita le contó la historia de la princesa Denid al muchacho.

-La primera vez que la princesa Denid vino a la vida fue en el cuerpo de una tigresa y tenía a su marido, tenían hijos, eran muy felices... pero llegaron los cazadores y los mataron a todos... así fue, así fue. La segunda vez que la princesa Denid vino a la vida fue en el cuerpo de una codorniz y tenía a su marido, tenían un nido en el campo con huevitos a punto de abrirse, oh, eran muy felices! Pero los campesinos querían sembrar, quemaron el campo, todos se murieron en las llamas... así fue, así fue. La tercera vez que la princesa Denid vino a la vida fue en el cuerpo de una alondra, y tenía a su marido, tenían un nido en un árbol con huevitos a punto de abrirse, pero llegaron los niños del colegio, destrozaron el nido, agarraron a los pájaros y los mataron a todos... así fue, así fue.
Y la cuarta vez que la princesa Denid vino a la vida fue en el cuerpo de esa princesa, pero ya no quiere saber nada con los hombres... por eso no habla, por eso no habla.

Mientras el muchacho escuchaba esa historia., soñaba, cerraba los ojos y veía viejos recuerdos, manos de niños, pájaros, llamas, tigres. Estaba soñando cuando de pronto, despertó, quiso agradecer a la abuela pero... ya se había. Entonces siguió su camino hacia el castillo pero esta vez, muy pensativo.

"Paso atrás, tras, paso atrás, recordando el camino que me separa de mí. Paso atrás, tras, paso atrás recordando el camino que me separa de ti..."

Las puertas del castillo se abrieron. El muchacho entró, visitó todo, estaba feliz y después el mayordomo, a pesar de que el muchacho estaba muy sucio, lo condujo hacia el departamento de la princesa Denid porque era orden del rey, cualquiera podía probar su suerte. Él entró, la vio... la reconoció. Ella, oh, ella estaba bordando, sentada en una silla, ni siquiera levantó la mirada para mirarlo. Él se acercó y dijo:

- Oh princesa, tú, que ni siquiera quieres mirarme, escucha mi historia por favor... La primera vez que vine a la vida fue en el cuerpo de una tigresa y tenía mi esposa, teníamos hijos, éramos muy felices... pero llegaron los cazadores y nos mataron a todos... así fue, así fue. La segunda vez que vine a la vida fue en el cuerpo de una codorniz y tenía a mi esposa, teníamos un nido en el campo con huevitos a punto de abrirse, oh, éramos muy felices! Pero los campesinos querían sembrar, quemaron el campo, nos morimos en las llamas... así fue. La tercera vez que vine a la vida fue en el cuerpo de una alondra y tenía a mi esposa, teníamos un nido en un árbol con huevitos a punto de abrirse, pero llegaron los niños del colegio, destrozaron el nido, nos agarraron a ambos y nos mataron... así fue, así fue.
Y la cuarta vez que vine a la vida fue en el cuerpo de ese muchacho que tú ni siquiera quieres mirar, pero yo, a diferencia tuya, en ese cuerpo de hombre, he decidido ser feliz!

La princesa levantó la mirada, secó una lágrima, agarró la mano del muchacho y dijo:

-Te estaba esperando.

Luego, lo condujo hacia el baño para hacerlo tomar un baño en la tina porque estaba muy sucio por el viaje. Después, entraron en el cuarto, cerraron la puerta y se echaron a volar."



(Cuento encontrado durante mis excursiones por otros blogs. Esta vez el cortipegado proviene de http://merintofobia.blogspot.com/2011/04/cuantos-cuentos.html)

domingo, 11 de agosto de 2013

Por qué el pollo cruzó el camino


Érase una vez un pollo, y érase una vez un camino. No se sabe (como se ignoran también la mayoría de los detalles de este cuento) cómo es que llegó el pollo al borde del camino. Tal vez en algún momento cruzó por la mente del ave la duda sobre cruzar o no cruzar, tal vez fue la conclusión de una cadena de hechos y circunstancias más allá de nuestra comprensión, porque aquí se juzgan los hechos, y no las intenciones. Lo cierto es que el pollo cruzó el camino, y desde entonces nada ha vuelto a ser igual, el hecho es irreversible y no hay vuelta atrás.

Un automovilista que pasaba casualmente por el camino fue testigo del suceso, sin apenas dar crédito a sus ojos. ¡Un pollo cruzando el camino! ¡Esto era inaudito! ¿Por qué? ¿Qué habría pasado para que el pollo tomara decisión tan radical? El conductor, que era hombre serio y respetuoso de la ley, y también para dar fe de que lo que había visto era verdad, se detuvo en la siguiente oficina de control de caminos a denunciar el hecho. Una vez en la oficina, los empleados, que ya sabían del hecho gracias a las cámaras de vigilancia ubicadas en puntos estratégicos del camino, habían dado ya la voz de alarma y tenían ya las órdenes sobre cómo proceder ante este hecho, pero la presencia de un testigo complicaba el plan de ocultamiento organizado desde los más altos niveles. Los oficiales de la ley primero intentaron convencer al conductor de que en realidad no había visto nada, y todo era una ilusión óptica, un espejismo o una ilusión creada por el consumo de alcohol. ¿Por qué habría un pollo de cruzar el camino? ¡No había razón alguna! Al negarse el conductor a retractarse, se ordenó la prisión preventiva, con la amenaza de denunciarlo como cómplice del cruce. Después de varias horas, el automovilista fue dejado en libertad bajo la promesa de no revelar a nadie lo que había ocurrido.

Lo que no sabía la policía es que el conductor, mientras estaba de camino a la oficina de control de carreteras había llamado a un amigo, comentando el extraordinario hecho. Este amigo, llamó a su vez a otros que hicieron lo mismo, formando una cadena que más pronto que tarde llegó al periodismo. Primero fueron las estaciones de radio y televisión que interrumpieron su programación habitual para dar cuenta de la noticia: “Tenemos reportes sin confirmar de que hace unas horas, un pollo habría cruzado el camino. Se desconocen aún los motivos del hecho. Seguiremos informando”. Al día siguiente, los diarios de mayor circulación ya lo tenían en sus titulares, acompañados de declaraciones de funcionarios del gobierno que trataban de tranquilizar a la población indicando que se trataba de hechos sin confirmar y que se investigarían las causas en cuanto se tenga la confirmación del hecho. En el transcurso de la tarde, los programas periodísticos ya habían llamado a connotados expertos en comportamiento pollístico para dilucidar las causas del temerario cruce. Psicólogos e investigadores sociales daban su opinión sobre los posibles motivos; historiadores confirmaban la falta de antecedentes del hecho; expertos en comportamiento decían que ya se había advertido sobre la posibilidad y que las advertencias habían sido ignoradas por las altas esferas gubernamentales. El gobierno seguía negando el hecho.

Algunos días después se seguía comentando el tema. Unos a favor, otros en contra, otros negando el hecho, muchos planteando su propia teoría de por qué el pollo había cruzado el camino. Cuando parecía que el asunto pasaría a ser uno de esos pequeños misterios de pronto olvido, alguien filtró a la prensa una foto de las cámaras de seguridad de la carretera mostrando al pollo en el acto de cruzar el camino. Ahora que el hecho era innegable, la discusión creció. Ahora se hablaba de ocultamientos del gobierno y de la responsabilidad de las políticas estatales. Hubo incluso quien aventuró que este no era un hecho aislado y que tal vez habría otros casos que no habían sido divulgados. Hubo marchas exigiendo explicaciones de por qué un pollo había cruzado el camino. Hoy los pollos cruzan el camino. ¿Qué serán capaces de hacer mañana? ¿Sería este el inicio de una revolución animal? Algunos empezaron a decir que esta era una de las señales de que el mundo está próximo a su fin.

El sitio señalado por la fotografía se convirtió rápidamente en lugar de encuentro de periodistas y expertos que informaban y opinaban desde el lugar de los hechos, entrevistando a los vecinos y a los turistas que se tomaban fotos cruzando el camino como antes lo hiciera el pollo. El asunto se convirtió en tema de interés nacional.

El Congreso de la República ordenó una comisión investigadora y se llamó a declarar al ministro. El ministro, por su parte ya había tomado medidas y estaba listo para ese día. Durante la reunión con la comisión investigadora anunció que, después de una paciente labor de seguimiento, el pollo había sido atrapado y en esos momentos estaba siendo interrogado para saber por qué había cruzado el camino. La historia registra el momentáneo alivio de la población y el triunfalismo del gobierno. La nación entera esperaba ansiosa los resultados del interrogatorio. ¿Por qué el pollo cruzó el camino? Se convirtió en un tema común en las redes sociales y en las conversaciones cotidianas.

Cuando parecía que ya no podría haber conmoción mayor sobre el tema, el gobierno anunció que el pollo había fallecido durante su detención. La versión oficial fue que el pollo se había suicidado en su celda, y que no había revelado los motivos por los que cruzó el camino. El escándalo remeció los cimientos del gobierno, ocasionando la caída de varios ministros. Se hablaba ahora que entre las razones del pollo se hallaban implicados secretos de altísimos funcionarios del gobierno, de que el pollo sólo había cumplido órdenes de algún oscuro personaje, de que alguna potencia extranjera estaría implicada en el asunto. El nuevo gabinete prometió investigar el tema y ofrecer una respuesta a la población.

El tema, que parecía próximo a desvanecerse, tomó fuerza todavía un tiempo después cuando, en plena campaña de elecciones, el candidato opositor retó al presidente a esclarecer por qué el pollo había cruzado el camino. La falta de respuesta hizo perder las elecciones al candidato oficialista. En ese tiempo también se difundió la noticia del deceso en circunstancias misteriosas de uno de los implicados en el caso. Se decía que esa persona sabía en realidad el secreto de por qué el pollo había cruzado el camino, y que su muerte se debió a que estaba dispuesto a revelarlo a la opinión pública.

Aún hoy se sigue hablando de las teorías sobre las razones por las que un pollo cruzó una vez el camino, misterio que permanece como uno de los grandes misterios de la historia de nuestro país. Tal vez ahora, que el nuevo gobierno ha prometido desclasificar los documentos de la investigación, puedan aparecer nuevas luces sobre el tema, aunque hay quien dice que lo que aparezca, si es que algo es revelado, será tan sólo una cortina de humo para distraer y tranquilizar a la opinión, porque la verdad es tan terrible que derrumbará los cimientos de nuestra sociedad si es conocida. Mientras tanto, aún podemos especular sobre por qué el pollo cruzó el camino.

lunes, 5 de agosto de 2013

Espejos



Como cada nueva mañana, debo enfrentarme nuevamente al espejo que cuelga de la pared. Este espejo tiene varias cualidades y algunos defectos, como el ser bastante temperamental. Algunos días me recibe con una sonrisa amplia, otros días simplemente no tiene deseos de verme y esquiva mi imagen. Cada día es más independiente de mi voluntad y me muestra solamente lo que se le antoja en ese momento. No se debe creer que un espejo solamente refleja lo que se le pone al frente, error común en el que caen la mayoría de las personas.

Cada vez estoy más convencido de que los espejos tienen vida propia, y que poco a poco se van desligando de las formas que representan, casi como una pintura impresionista. Mi espejo, por ejemplo, me muestra una imagen que cada vez se parece menos a mí. Me muestra diferente, más delgado,  con ojos más profundos y cuando sonrío, me devuelve un gesto que no se parece a lo que yo le enseño. Una tarea tan simple como afeitarme se vuelve cada vez más difícil, pues el espejo me alarga la cara, constriñe mis mejillas y hace saltar mis pómulos, ansioso de verme cortarme con la máquina.

Comprendo entonces el miedo que muchas personas tienen  hacia los espejos. Es fama que Borges les temía, y opinaba que una de las ventajas de su ceguera era no tener que enfrentarse a ellos. Al no poder ver, se veía libre de su efecto. "La copulación y los espejos son abominables, pues multiplican el número de los hombres", escribió en uno de sus cuentos más célebres.

Ya en la antigüedad, los babilonios, y los hebreos, como sus herederos espirituales, denostaban a los espejos como fuente de soberbia y vanidad. Los griegos narraban, como historia ejemplar, la leyenda de Narciso, quien murió de amor al ver su propio reflejo en un espejo de agua. En la edad media, cuando aún los espejos eran hechos de plata, los alquimistas buscaban un material que, al ser convertido en espejo, reflejase las verdaderas intenciones del reflejado.

La idea de que el espejo pudiera servir como una ventana a un mundo diferente es también muy antigua. Generalmente se pensaba que el mundo que se encontraba detrás del espejo era mágico y donde las fantasías de los hombres podían hacerse realidad, creencia que era combatida vigorosamente por la Iglesia, temerosa  de un mundo donde la mano izquierda fuera la dominante, y donde el corazón latiera del lado derecho. La superstición decía también que las parejas que copulaban en presencia de un espejo engendraban hijos zurdos, de tendencias siniestras.

La historia del espíritu encerrado dentro de un espejo pasó por muchas versiones antes de convertirse en el espejo encantado del cuento de Blancanieves. En algunas versiones la reina desaparecía devorada por el espejo como precio por las respuestas que el espíritu especular le brindaba.

Aun en el siglo XIX, con la conquista del mundo por la razón y la técnica, permanecía el temor al misterio del espejo, considerándolo como la forma de ver el alma de las personas. El retrato de Dorian Gray es en realidad una alegoría del espejo que reflejaba el alma de su poseedor. También de allí proviene la idea del odio que los vampiros sentían hacia los espejos, que no devolvían su reflejo.

La época actual ha hecho del espejo una amenaza omnipresente. Gimnasios, tiendas, ascensores y fachadas completas de edificios son ahora espejos siniestros que reflejan sin que podamos ver a quien se esconde detrás. El mundo oculto del otro lado ya no es una dimensión fantástica, ahora es justificado el temor a una cámara o a una ventana desde donde somos observados, vigilados y analizados con propósitos nunca buenos y siempre ocultos.

A pesar de esto, mucha gente confía sus secretos a los espejos. Los espejos nos conocen como realmente somos, sin maquillajes ni disfraces. Ante el espejo, los políticos practican su sonrisa de almidón, dice Sabina. Muchos hablan al espejo, contando lo que no dirían a nadie más. En realidad los espejos ya están más que suficientemente listos para conquistar nuestro mundo y dejarnos relegados a ser una visión espúrea de la nueva realidad. Nosotros seremos entonces los que quedemos del otro lado, los que solo existiremos cuando otro nos observe.
Por eso he venido hoy sin peinarme ni afeitarme, señor, no crea que es por desprolijidad de mi parte. Piénselo la próxima vez que pase frente a un espejo.
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