jueves, 30 de abril de 2015

Lugar de citas


Hoy estoy un poco flojo. Y para no dejar de publicar algo, en esta ocasión hago y cortar y pegar de algunos posts antiguos que vieron la luz hace tiempo ya, así que es probable que los que entren aquí no los hayan leído. Esto me sirve, además de autobombo, para rescatar párrafos sueltos que se defienden solos, como se puede ver. Disfruten y recuerden.

Los búhos tienen fama de gran sabiduría, tal vez por la mirada de profesor universitario que tienen. Claro, nunca he visto a ningún búho resolviendo ecuaciones complejas en una pizarra, pero eso no quita la justicia de la opinión de la gente.
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- No necesitas explicarme el valor de la literatura… Una vez un libro me salvó la vida.
- Es que el arte nos ayuda a vivir y enriquece el espíritu…
- No, vendí ese libro y el dinero me salvó de un gran aprieto…
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El principio de incertidumbre postula que la observación influye en la velocidad y en la posición de una partícula. Hoy he presenciado la demostración. Apenas ese policía se puso a observarlo, el taxista que me llevaba bajó la velocidad.
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Ser Dios no es fácil. Hay que estar en todas partes. Si alguien te pregunta algo, tienes que saberlo todo, y hay que ver la de tonterías que pide la gente. Claro, se es todopoderoso, pero eso no significa que uno siempre tenga ganas de hacer las cosas.
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Sé que te mereces un poema, una epopeya, una novela épica, siquiera un tomo con 30 rapsodias o un libro de versos alejandrinos. Sé que la Divina Comedia se quedaría corta de palabras ante ti, pero por ahora, te enviaré un mensaje de texto.
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¿Nos volveremos alguna vez tan adictos a la internet que preferiremos ver un arco iris o una puesta de sol en la pantalla de la computadora en vez de salir a la calle a verlo con nuestros propios ojos? Lo peor: Parece que ya está empezando a ocurrir.
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...Dicen que Alonso Quijano era un hombre sabio allá en su pueblo, pero no tenía el reconocimiento de sus vecinos. Solamente cuando perdió la cabeza y se convirtió en Don Quijote, fue conocido y celebrado por el mundo entero. Porque la sabiduría no basta, hay que agregarle la locura.
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Puedo afirmar, sin temor a equivocarme en más de un 10%, que estoy 97% seguro de que mis respuestas son 82% válidas, dentro de un margen de error del 12% sobre un universo equivalente al 53% de la población que influye en la opinión del 23% de las personas que considera al 99.9% de la gente incapaz de dar una opinión adecuada sobre el 50% de las cosas. Y eso es una verdad estadística. (Estadísticas)

sábado, 25 de abril de 2015

El sapo equivocado


La historia no es como la cuentan los libros infantiles. Al menos no lo es totalmente. Es verdad que había una princesa, y es verdad que había un príncipe convertido en sapo. Lo que no han recogido esas historias es que la magia residía no en el sapo, sino en la princesa. La princesa tenía el poder, otorgado sin pedirlo e ignorado por ella misma, de convertir en humano a aquel a quien diera un beso de amor. La leyenda de aquel príncipe castigado por su orgullo y condenado a tomar la forma de un sapo era solo el complemento de la historia.

Aquella tarde en el estanque, el príncipe lamentaba tener que vivir atrapando moscas con su lengua cuando llegó la bella princesa. El príncipe le habló, pues no había perdido la facultad del habla, y le contó sobre el cruel hechizo. Nada le dijo sobre el hecho que no se le había dicho nunca cómo revertir el embrujo, y que los demás animales le habían hablado sobre la leyenda de la princesa que tenía la facultad de convertir en humanos a los animales con un beso. Porque los animales también tienen leyendas y cuentos de hadas que no comparten con los humanos, que no comprenden que la magia no se limita a la gente, y que también afecta a los animales y a las plantas.

Quedaron en que la princesa regresaría a la tarde siguiente a besar al sapo, cumpliendo la promesa dada, que un miembro de la nobleza no puede romper. Pero algo pasó poco antes de la hora acordada, no se sabe bien qué pasó exactamente, algún contratiempo, tal vez una serpiente que apareció en el estanque y que hizo ocultarse a todos los batracios, quizá pasó que era un día nublado y no se veía el sol y el principesco sapo no podía saber a ciencia cierta si la hora de la cita ya había pasado. Lo que sí sabemos es que la princesa acudió puntual a la cita y vio a un sapo sentado sobre una de las piedras que afloraban a la superficie del agua. Incapaz de diferenciar a un sapo de otro lo tomó por aquel con el que había hablado el día anterior y lo cogió para besarlo. El sapo se encontró de repente rodeado de unas manos pálidas, largas y duras. Se vio cerca de un rostro liso y pecoso, horroroso para los gustos de los sapos, y protestó croando enérgica e inútilmente, pues los humanos no comprenden el idioma de los animales. De nada sirvieron los intentos de zafarse de ni sus quejas. La determinación de la joven, su deseo de acabar con la tarea lo antes posible y el desconocido poder de transformación hicieron el prodigio de transformar a un sapo en hombre.

El verdadero príncipe vio como la princesa se marchaba con un desconocido con dirección al castillo para no volver jamás. No se supo, pues la historia no lo cuenta, si el príncipe hizo algún esfuerzo para aclarar el error, para llegar al castillo, o si se conformó con su suerte el resto de su vida como sapo.
El sapo tomado por príncipe tampoco tuvo muchas oportunidades de aclarar el error, pues no conocía todavía el lenguaje de los hombres, circunstancia que los demás atribuyeron a ser un príncipe de un reino lejano y que hablaba otro idioma. Más tarde decidió callar, presa del temor de todos los animales de ser muerto por los humanos, que matan a todos los animales que no les son útiles.

Hoy la princesa se ha convertido en reina y el sapo se ha convertido en rey, casado hace ya muchos años con quien lo convirtiera en humano. Pero aún extraña su vida como sapo, sin más preocupaciones que cazar algunas moscas con las que alimentarse, sin tener que ocuparse en cuestiones de protocolo, en problemas de estado y sin tener que convivir con los humanos de piel dura y blanca, que no gustan del agua ni del placer de croar en las noches de luna. Ha vuelto varias veces al estanque de donde saliera una vez, pero ya nadie lo conoce allí, y el príncipe que debió ocupar su lugar no ha vuelto a aparecer, devorado tal vez por una serpiente o aplastado por algún niño travieso que escapó de la escuela. No puede hablar con los animales del campo y preguntarles si conocen un beso mágico, una caricia o un pellizco con la facultad de retornarlo a su condición original. A nadie puede contar que la magia estaba en realidad en la princesa y que él era simplemente un sapo equivocado en un estanque equivocado.

lunes, 20 de abril de 2015

Y el dinosaurio seguía allí


Había una vez, un escritor. Y un dinosaurio. Allá por los años 50, Augusto Monterroso escribió un cuento muy corto, al grado que es imposible de citar, sino que se debe copiar completamente, no sé qué problemas le habrá ocasionado este detalle con el tema de los derechos de autor, porque mucha gente no lo cita sino lo transcribe completito. El cuento en mención es el famoso “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.” Ya ven, lo tuve que copiar completo. El mérito de Monterroso es haber escrito este cuento antes de que existiera el twitter, antes de que la gente supiera lo que es un microcuento, y antes de que la gente se la diera de escritor redactando una línea desde su celular. No sabemos a ciencia cierta si Monterroso pensaba realmente alcanzar la inmortalidad con solo siete palabras, no sabemos si esto era simplemente una broma a sus amigos, al editor o al público, porque una vez impreso, el texto deja de pertenecer al autor y queda en manos del público para su análisis y disfrute. El escritor ya no podrá arrepentirse, no puede cambiar ni una letra del cuento, el cual quedará hasta el fin de los siglos tal como está.

Después de la popularización de este el primer microcuento, este ha sido analizado innumerables veces, y se han hecho las pruebas necesarias para comprobar que es en realidad un cuento, Mucha tinta ha corrido sobre el cuentito de una línea, clasificándolo como relato fantástico, ironía política, la descripción de un sueño y no sé qué cosas más. La verdad, como escuché alguna vez, es que en realidad se refería a un amigo suyo a quien se referían de ese modo, y que una vez lo cuidó en el difícil momento en que pernoctaba de una borrachera. Pero esa es la magia del cuento, y lo que nos convence de que es en realidad una pieza literaria, pues cumple con el principal propósito de todo cuento: Hace volar la imaginación del lector.
A mí, por ejemplo, me pone a pensar en que el dichoso dinosaurio no era uno de los carnívoros que salen en Jurassic Park, pues de lo contrario el autor no habría despertado, o lo habría hecho dentro de la panza del dinosaurio.

Al leerlo, me queda la impresión de que en algo los latinoamericanos le ganamos a los anglosajones, con este tremendo avance de la literatura que a ellos no se les ocurrió. Y es una suerte, me imagino que de haberlo escrito un norteamericano le habrían dado el premio Nobel, los editores le habrían pedido una secuela o una precuela, y con seguridad ya habrían hecho una película basada en el cuento, tal vez hasta una miniserie. When he woke up, the dinosaur was still there. No sé, creo que el cuento pierde mucho en la traducción.

Mucha gente, viendo al cuento tan corto, se ha dedicado a completarle la historia, a agregarle cosas, a citarlo incorrectamente. Las variaciones son numerosas, principalmente aquellas que convierten el cuento en un alegato político, tipo “Cuando despertó, Fidel Castro todavía estaba allí” o “Cuando despertó, el PRI todavía estaba allí”. Como prueba de ello, he juntado algunas versiones mezcladas con las de mi propia inspiración: 
  • Cuando despertó, el dinosaurio seguía allí. Tuvo que esperar que terminara en la TV la maratón de Godzilla para que se fuera.
  • Cuando despertó, el dinosaurio seguía ahí, pero la ciudad ya no.
  • Cuando despertó, el dinosaurio ya se lo había comido.
  • ¡¡Vilma!! ¡¿Qué te dije que hicieras con el dinosaurio para cuando yo despertara?!
  • ¡Buenos días, dinosaurio! ¿Sigues aquí?
  • Quisiera tener la paciencia del dinosaurio, que cuando despierto sigue ahí.
  • ¡Mierda, Dios! ¡No has acabado con los dinosaurios aún!
  • Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí. Tuvo que abrir la puerta y sacarlo a pasear.
  • Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí. ¡Qué tal resaca!
  • Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí. Entró al baño y descubrió que el dinosaurio también había estado allí.
  • Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí. - ¡¿Cómo te atreves a hablar así de tu esposa?!
  • Cuando el paleontólogo despertó, el dinosaurio todavía estaba allí. Había que devolverlo al museo antes que se den cuenta.
  • Ya no sé qué hacer para que el dinosaurio comprenda que la fiesta ya terminó. Tal vez si me voy a dormir entienda la indirecta.
  • Cuando Noé despertó, el dinosaurio todavía estaba allí. No insistas, no vas a entrar, le dijo.
  • ¿Control de plagas? Sí, soy yo de nuevo, les llamo otra vez por el dinosaurio ¿No pueden hacer algo?
  • Ya pues, dinosaurio, ya te dije que te fueras ¿Por qué no haces caso?

miércoles, 15 de abril de 2015

Avatares en la calle


Creo que he estado demasiado conectado a las redes sociales últimamente, o alguien me está utilizando como un experimento para probar la realidad aumentada en tiempo real, o una cosa de esas, porque ahora cada vez que salgo a la calle, empiezo a ver a la gente convertida en su avatar. Muchas veces es difícil reconocer con quién estoy hablando en realidad porque no todos ponen su foto verdadera como imagen de avatar, y es increíble la cantidad de cara de huevos que circulan por las calles en un día cualquiera. Más o menos lo mismo que en la realidad, debería agregar.

A muchos de los que se cruzan conmigo al caminar los veo con cara de bebés. Son los orgullosos padres que ponen la foto de sus hijos como avatar. Otros muchos ponen la cara de algún famoso, tal vez avergonzados de su propio rostro. Diviso así a varios Leonardo Di Caprio, algunas Scarlett Johansson, aunque la mayoría se la llevan los personajes de Star Wars: hay Darth Vaders, Darth Mauls, Yodas. En todo caso hay menos Jar Jar Binks de lo que pensaba, al revés de lo que ocurre en la realidad. También hay personajes de Harry Potter, de Juego de Tronos y superhéroes diversos.

A las mujeres se les reconoce porque no se les ve la cara sino alguna parte del cuerpo propia o ajena: se ve un poco raro ver gente incompleta que solamente es tetas, traseros, piernas, tatuajes.

Divertido mirando a la gente circular con su imagen de avatar me quedo observando leones, Ches Guevaras, conejitos, Simpsons, letras pi y signos diversos, hasta que caigo en la cuenta de la poca cantidad de personas que usan su rostro real como avatar. Puedo hacer un juego donde el que vea una persona con su verdadera foto se tome un trago. Decido acercarse a una chica simpática sin miedo a mostrar su rostro y acompañarla, alabando su gusto por la sinceridad, pero ella me rechaza y se aleja. Mi propia visión frente a un espejo me devela la razón: Yo mismo tengo el avatar de un espantapájaros. Tonto, tonto y retonto el que critica en los demás aquellos de lo que también es culpable.

viernes, 10 de abril de 2015

La moneda


- ¿Qué estás haciendo?

Vero estaba hurgando en su monedero. Sacaba monedas, las observaba, las limpiaba y dejaba a un lado.

- Oye, ¿no me escuchaste?
- No, esta no me gusta -susurraba para sí Vero- mmm... esta está vieja. No, no, esta tampoco.

Vero abrió el cajón, sacó una cajita de madera y una pequeña llave, giró la cerradura a la izquierda y abrió la alcancía. Corrió a la cama y regó todas las monedas sobre la sábana turquesa.

- Ven, ayúdame a separar las monedas.
- ¿Para qué? No entiendo lo que estás haciendo.
- Necesito ver todas las monedas de 10 centavos que tengo.

Empezó a sacar las moneditas de 1 centavo, habían bastantes. Algunas de 25 y un par de euros que le había regalado su hermano.

- No, ninguna me sirve.

Volvió a meter todas las monedas en la alcancía, la cerró con llave, agarró su bolso y salió del cuarto.

- ¿A dónde vas?

- A la tienda - gritó Vero- necesito encontrar la moneda más bonita de 10 centavos.


¿Qué es lo que hace que una historia me guste? Hasta ahora no tengo una respuesta precisa. Hay historias simples, como esta, que cautiva mi atención y me hace incluirla aquí, sin razón alguna, o solamente por mi gusto. Este pequeño cuento lo encontré aquí: http://minicuentos.blogspot.com/2010/06/la-moneda-mas-bonita.html

domingo, 5 de abril de 2015

Inventos tontos


Dentro de mi plan maestro para legar algo a la humanidad, hacerme famoso y de paso, obtener algo de dinero extra, ya que este blog es un trabajo ad honorem, como todos saben, me he propuesto hacer un invento o descubrimiento importante, de esos que salen en las primeras planas de los diarios, de esos que hacen que mi foto salga en los encabezados y portadas de páginas web.

La manera de moda en que un inventor se hace famoso es creando una aplicación para celular, Smartphone o Tablet. Todos aplaudirán mi ingenio, darán publicidad y la caja registradora de la tienda en línea no dejará de repicar. El único detalle que me falta afinar es justamente lograr que la bendita aplicación funcione en Android, en IPhone, en lo que sea, pero que funcione, por el amor de Dios. La primera idea que he desarrollado es un app que convierte al celular en un bumerán. Lamentablemente las pruebas no han sido satisfactorias, cada vez que activo el app y lanzo el celular por el aire, no solo no regresa, sino que además se destroza contra el piso.

Algo parecido pasa con el app para convertir el celular en una balanza digital. Hasta ahora no logro que el celular no se rompa cada vez que alguien se para sobre él. Una lástima, porque el mercado de gorditos que gastan su plata en tonterías es uno muy grande y floreciente.

Tampoco estoy avanzando mucho en mi proyecto de utilizar la energía negativa de las personas para recargar el celular. Si logro hacer que este cargador funcione, voy a revolucionar la industria, porque conozco gente con energías negativas suficientes no solo para cargar el celular, sino hasta para echar a volar un avión de pasajeros.

Mientras hago que mi cargador funcione, estoy desarrollando una aplicación para deshojar margaritas virtuales, invento que me va a salir muy ecológico y que salvará multitud de margaritas sacrificadas y que no tienen la culpa de tanta pareja jugadora y tanto tonto que todavía se pregunta si lo quieren o no.

En el área de los descubrimientos, debo indicar que lo vengo intentando desde que era un niño y encontré en una excursión a un río una papa fosilizada. Era perfecta, cualquiera que la viera decía al instante “parece una papa”. El problema fue que nadie quiso tomar en serio mi descubrimiento, a pesar de la contundente evidencia visual.

Tal vez con un descubrimiento en el área de la medicina la pueda hacer, si un señor doctor que hacía un experimento para curar los infartos se sacó la lotería descubriendo el viagra, a mí también me puede tocar la suerte. Fruto de mis investigaciones he podido desarrollar una efectiva pomada para los mosquitos, pero no ha resultado muy práctica, debido a lo difícil que es atrapar un mosquito para poder echarle la pomada.

Otro medicamento que estuve desarrollando fue una pomada para evitar la caída del cabello, los resultados iniciales fueron muy prometedores, hasta que me hicieron notar que la pomada era en realidad un pegamento que hacía que los cabellos se queden pegados a la cabeza y no caigan al piso. Aun pienso que con una buena promoción todavía puedo conseguir bastantes incautos que compren mi pomada.

Rompiéndome la cabeza para hacer que estos inventos funcionen, he pedido consejo a mis amigos, a ver si alguien tiene una idea original que pueda convertir en un invento o en un descubrimiento revolucionario. Como siempre, recibo el acertado consejo de mi amigo el Trucha, que se conoce todos los tejes y manejes y todos los trucos de negocios, sin fijarse en leyes o normas de ética. Estás enfocando el problema de manera equivocada, me dice. Ya todo está inventado, y lo que crees que todavía no existe, va a salir a la venta el próximo mes, y en dos meses los chinos van a sacar una copia más barata y van a arruinar el mercado, como siempre. Lo que tienes que hacer es lo que hacen los gringos ¿Y qué hacen los gringos? Agarran algo que existe desde tiempos inmemoriales, le ponen nombre y después se hacen ricos dando conferencias y explicando lo que todos sabemos. Mira por ejemplo el bullying, que ha existido desde siempre y que aquí le decíamos “agarrar de lorna a alguien”. Vino un gringo, le puso un nombre en inglés y se forró de plata explicándolo. ¿Que a alguien lo agarran de lorna en el trabajo? Ahora lo llamaremos “mobbing”, lo patentamos y nos llenamos de plata, así funciona la cosa, hermano.

El consejo me pareció bueno, no pude encontrarle defectos a su razonamiento, así que esta semana me quedé observando las actitudes de los demás en el trabajo para ver si encontraba algo a lo que ponerle nombre. Tanta fue mi atención en observar el comportamiento de mis compañeros y colegas que la gente empezó a correr la voz de que yo me quedaba parado mirando a la gente como tonto, haciendo un… ¡Lo encontré! ¡Este comportamiento no tiene nombre todavía! Después de poco pensar se me ocurrió el nombre de “Sillying”, ya que tiene que ser un nombre en inglés para que tenga más punche, y que puedo traducir como “quedarse mirando como tonto el trabajo de los demás”. Todas las empresas tienen a alguien que lo practica, pero el tema jamás ha sido tratado en los grandes congresos.

Ya estoy preparando los discursos en los que presentaré mi descubrimiento al mundo, mi nombre será recordado, los medios de comunicación hablarán de mí, seré famoso, publicaré libros, daré conferencias. Mi lugar en el Olimpo de los inventores y descubridores está asegurado. Sabía que esto de mirar como tonto a los demás daría algún resultado un día. 
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