martes, 31 de mayo de 2011

Frases Twitteables 4

  • Hay días en que me siento tan deprimido que pienso que hasta mi reflejo en el espejo la pasa mejor que yo.
  • ¿Recuerdan cuando la gente sólo se preocupaba del qué dirán, y no del qué comentarán en el facebook o del qué twittearán?
  • Soy lacónico. No diré más.
  • Otra lección aprendida: La hoja de vida no se fuma.
  • Hoy decidí recordarte. El problema es que, desde la última vez que decidí olvidarte, me olvidé de ti y hoy ya no recuerdo cómo eras.
  • Disculpa, no quise reírme de ti… ¡Bueno, sí quise! Pero no es políticamente correcto decirlo.
  • Ay, Princesa… ¿Cuántas veces tengo que decirte que estás besando a los sapos equivocados?
  • Otra de la princesa: Tiempo después, declaró que el príncipe se veía mejor como sapo.
  • Sabio consejo: No vuelvas a llevar el celular y la billetera a la reunión de Cleptómanos Anónimos.
  • Hoy estoy en cama con un terrible resfriado. Y lo único que se me ocurre es que tal vez el resfrío sea como el vampirismo, y pueda curarme matando al que me contagió.
  • No, no era tan valiente el príncipe como dicen. Era simplemente tonto. Creyó que lo del dragón era sólo una leyenda.
  • Si es cierto que cada cabeza es un mundo, la tuya es un planeta inhabitado.
  • Con 140 caracteres basta y sobra. Al fin y al cabo, ya no nos hablamos.

jueves, 26 de mayo de 2011

Problemas de comunicacion

Pensando en cómo dejar mi mensaje a las futuras generaciones, me encontré pensando en todos los problemas de comunicación que tenemos desde que a Dios se le ocurrió confundir las lenguas en la torre de Babel. Dicen algunos que el problema no era tan grave hasta que los hombres inventaron el oficio de traductor, y ahí fue que la cosa se convirtió en un problema de proporciones bíblicas, valga la redundancia.
Y vistos los antecedentes tan poco alentadores, hice lo que siempre hago en casos semejantes: Me puse a dibujar tonterías sobre el tema. Una vez pasadas las ideas a la computadora, presento lo que quedó de tal esfuerzo, a ver si a alguien le arranca unas sonrisas, que tan buenas son para los males:



sábado, 21 de mayo de 2011

El fin del mundo


Hoy me desperté después de la siesta con la noticia de que ya había pasado el fin del mundo. - ¡Pucha, que piña que soy, otra vez me perdí el fin del mundo! - pensé. Es que ya son varias veces que se anuncia el fin del mundo y hasta sigo sobreviviendo, sin ser siquiera material para repoblar un mundo postapocalíptico ni nada por el estilo. Como hago siempre después de comprobar que soy inmune a las catástrofes planetarias, me pongo a sacar la cuenta de todas las veces que ha fallado la cuenta atrás de la humanidad, como para ver las cosas en retrospectiva, o como para admirar nuestro aguante:

Primeros años del cristianismo: De acuerdo al Nuevo Testamento, Jesús afirma que varios de los presentes estarían vivos aún cuando venga el fin del mundo. Esto hace que los primeros cristianos creyeran que el fin del mundo sería en pocos años. Otras referencias en el libro de Apocalipsis o Revelación a San Juan indican que el fin del mundo está a pocos años y que algunos de los que viven en ese momento lo presenciarán. Muchos creyeron que la destrucción de Jerusalén en el año 78 y el inicio de la diáspora judía marcaban el inicio del fin del mundo.

Año 1000: Conforme se acercaba esta fecha en el calendario, se acrecentó el pánico en Europa. Como es un número redondo, a los cristianos de esa época se les ocurrió que era una bonita ocasión para que Dios acabe con este mundo. Esta vez los enviados de anunciar el Apocalipsis eran los conquistadores musulmanes que invadían Europa. Almanzor fue identificado con el Anticristo en España, en donde realizó sus mayores conquistas.

Siglo XIV: La epidemia de peste negra que arrasó Europa por varios años fue interpretado por muchos como el inicio del fin del mundo. A pesar de la grave mortandad, la humanidad sobrevivió.

Año 1666: Este año, al contener la cifra 666, fue identificado por la gente como el año en que ocurriría el Apocalipsis mencionado en el Nuevo Testamento. Aparte de un gran incendio que destruyó Londres, no sucedió nada muy interesante. A propósito, el año 666 nadie se enteró, porque aún no se inventaba el calendario gregoriano.

Año 1910: El paso del cometa Halley por la tierra desata pánico al saber que la cola atravesará el planeta. Ya que la cola contiene cianuro, la atmósfera se volverá irrespirable y exterminará a toda la humanidad. El cometa pasó, la tierra atravesó la cola y la raza humana sobrevivió.

Años 1874, 1914, 1925, 1975: Los Testigos de Jehová predicen el fin del mundo en todas estas fechas, a partir de cálculos basados en el estudio de la Biblia. Al parecer, cada vez que falla una profecía nos dan una prórroga por lo bien que nos portamos.

Año 1962: La unión Soviética y Estados Unidos se ponen a pelear por una plataforma de misiles en Cuba, y están a punto de repartirse bombas nucleares mutuamente, acabando con “el mundo tal como lo conocemos”. Al final, los soviéticos se van con sus misiles y dejan a Cuba libre para recibir a los turistas en Varadero.

Año1982: Se produce la gran alineación de planetas. Siete de los nueve planetas se formaron en una línea frente al sol. Aunque se vaticinaron grandes terremotos, salida de órbita del planeta e inversión de los polos magnéticos, la Tierra se hizo la desentendida y no hizo caso a los astrónomos alarmistas.

Año 1997: El 29 de agosto se activa la Skynet, lanzando un ataque nuclear que acaba con 3 mil millones de personas e iniciando la guerra de los humanos contra las máquinas. Esta es la trama de la película “Terminator 2”, pero igual, mucha gente se asustó ese día.

Año 1999: Nostradamus profetizó que el mundo se acabaría en setiembre. Aunque la fecha es indicada con precisión en sus centurias, si el mundo sobrevivió, entonces debe tratarse de un error en la interpretación de los lectores, pues sabemos que Nostradamus nunca se equivoca.

Año 2000: Otro año con números redondos, como parece que le gusta a Dios para destruir su creación, o como les gusta a los profetas de desastres. Esta vez se aseguró que las computadoras no podrían procesar el cambio de milenio y colapsarían junto con el resto de la humanidad. Esa fecha, las computadoras se arreglaron gracias a los esfuerzos del Anticristo Bill Gates y no la cosa no pasó de inconvenientes menores. Otra alineación planetaria ocurrió también ese año, pero con solo 5 planetas así que el efecto fue menor que el de 1982. O sea: menos que nada.

Año 2012: Como esta fecha todavía no llega hay que irse preparando, porque el 21 de diciembre se acaba el mundo, y si nos descuidamos, perderemos nuestros asientos de primera fila para ver el fin de la era actual y el comienzo de una nueva época de paz alegría, muchas flores y felicidad.

Fecha indeterminada pero muy cerca: San Malaquías, en su lista de papas, indica que el actual, Benedicto XVI es el penúltimo Papa, y a la edad de 84 años, no nos va a durar mucho antes de la llegada del último, que será “Pedro Romano”, y que marcará la destrucción de Roma y el fin del papado, o el fin del mundo.

A este paso, y después de tantos fines del mundo, hasta las cucarachas se van a extinguir y nosotros vamos a seguir tan campantes, como la hierba mala que nunca muere.

miércoles, 18 de mayo de 2011

¿Recuerdas los 90's?

Sin razón alguna, estoy escuchando desde hace tres días música de los 90s. Durante este tiempo, he estado volviendo a Alanis Morrissette, Blur, Nirvana, Green Day, Fiona Apple, Alice in Chains, Garbage, Jamiroquai, Smashing Pumpkins, Hole, Smash Mouth, Wallflowers, Cranberries, Nirvana, Lisa Loeb, Gin Blossoms, Soul Asylum, Cake, Annie Lennox, Foo Fighters, Live, Blind Mellon, Stone Temple Pilots, The Verve, Kula Shaker.

Viendo la lista anterior, y los que me faltan nombrar, no fue una década tan mala. No llega al nivel de los 80, pero es definitivamente mejor que los 70s.
¿Será qué dentro de varios años, también me pondré a revisar la música de esta década que me parece tan mala, y descubriré que no estaba así de mal?

domingo, 15 de mayo de 2011

La polilla


Había una vez una polilla. Esta polilla, al igual que todas las demás, tenía una verdadera obsesión por los focos de luz. Cada vez que la bombilla se encendía, se armaba un zafarrancho de polillas tratando de estrellarse en el globo de vidrio. Muchas polillas, durante toda la noche en que la bombilla permanecía encendida sucumbían al cansancio de tanto golpear contra la dura superficie, o al calor que emanaba de la bombilla. Algunas polillas, rendidas al fin, emprendían la retirada con la esperanza de tener éxito la noche siguiente.
Pero esta polilla era especial. Poseía un espíritu inquebrantable que le permitía soportar el ardiente calor de la bombilla, y una determinación que hacía la rendición imposible. Esa noche vio caer a muchas de sus compañeras víctimas del cansancio y el calor. Otras cayeron aplastadas por los humanos dueños de la mágica luz eléctrica, que de vez en cuando hacían el intento de espantarlas.

Pero esa noche, la polilla sabía que era la noche por la que se había preparado durante toda su vida. Ya estaba cansada de tanto intentarlo, pero decidió hacer acopio de todas sus fuerzas para un intento final. Voló con todas sus fuerzas, en el ángulo correcto, hacia el lugar que determinó más débil en la bombilla. Y lo logró.

Ese día quedó marcado en la historia de todas las polillas. Y no solo de las polillas. Entre todo el mundo de los insectos la noticia corrió como reguero de pólvora. La historia habría de contarse entre las polillas, moscas, cucarachas, garrapatas, piojos, escarabajos, libélulas, mariposas, arañas, hormigas, cochinillas, en fin, entre todos los insectos, como un triunfo del espíritu y la voluntad, como una muestra de que las acciones heroicas no son exclusivas de los orgullosos caballos, los gregarios perros o los grandes mamíferos. Incluso los humanos que lo vieron y los que llegaron a la mañana siguiente no dejarían de preguntarse cómo es que una humilde polillita pudo arreglárselas para acabar en el interior de una bombilla eléctrica.

martes, 10 de mayo de 2011

Pobre payaso

Estos son malos tiempos para ser un payaso. Sobre todo cuando el payaso en cuestión solamente quiere ver a la gente feliz. Claro, también es su trabajo y le pagan por ello, pero no es un delito hacer algo que a uno le gusta y cobrar por ello.

El caso es que al parecer a la gente ya no le gusta que la hagan reír. Cada vez hay más gente que dice temer a los payasos, que cuenta historias espeluznantes sobre payasos que matan, torturan o secuestran a los niños. Cada vez hay más gente que siente repulsión por un rostro pintado de colores alegres y una sonrisa maquillada. Cada vez hay más gente, en fin, a la que no le gustan los payasos.

Los peores son aquellos que creen a pie juntillas aquello de que todos los payasos son tristes y que ríen por no llorar, que tienen historias trágicas tras de sí y que solo ríen en el escenario. Este payaso no es así. No tiene una vida perfecta (¿Quién la tiene, en realidad?) pero al menos la puede soportar pasablemente. Pero la gente siempre asume que su vida es un desastre y que ríe por no llorar.

En su casa, a solas, piensa que tal vez a la gente ya no le gusta que la hagan reír. Tal vez la situación económica, los problemas del mundo, la política, le quitan a la gente las ganas de ensayar una sonrisa. - ¡Tan bien que le haría a la gente sonreír un poco más! - piensa.

Y hay que cuidar mucho los chistes en estos tiempos. En cualquier momento alguien se siente ofendido por cualquier alusión a apariencia, raza, religión, color político, sexo, o todas esas cosas que se han puesto de moda para que la gente se queje de discriminación. La corrección política ha llegado muy lejos, piensa.

Aún así, la gente le dice que tendría más éxito si se disfraza de mujer, como hace tanto cómico barato, si dice groserías no aptas para niños y hace bromas de doble sentido. Eso vende, le dicen. Pero no, no se siente bien diciendo esas cosas delante de los niños.

Sí, en realidad son malos tiempos para ser un payaso.

jueves, 5 de mayo de 2011

Dia nefasto


El día empezó muy temprano, como de costumbre. Apenas levantado, abrió la ventana. Las nubes oscurecían el cielo, como si aún no hubiera amanecido. Al entrar al baño, descubrió, demasiado tarde, que no había agua caliente. Tuvo que bañarse con agua fría, cosa que odiaba, pensando en si sería el fusible, el calentador, o que había un inoportuno corte de electricidad. Descubrió que era esa última razón al tratar de encender la cafetera.

Con frío y sin desayunar, salió a la calle maldiciendo el hecho de que el auto estuviera en reparación, la llegada del invierno y que el bus arrancara justo cuando él llegaba, haciéndolo esperar bajo la lluvia.

Al llegar a la oficina, encontró a su jefe esperándolo justo al lado del reloj de asistencia, para verificar su tardanza. El jefe le hizo saber claramente lo que opinaba de gente tan irresponsable que se quedaba dormida cuando había tanto trabajo importante por hacer, y le indicó que debía reflexionar acerca de su futuro en la empresa si esto se volvía a repetir.

No fue sino hasta pasadas las 10 y media cuando por fin pudo darse un respiro del trabajo urgente y atrasado para ir por una taza de café de la máquina, con tal mala suerte que un tropezón con una de las secretarias le hizo derramar el precioso líquido sobre sus pantalones claros. Al salir del baño después de un intento de limpieza que no hizo más que esparcir la mancha, se encontró nuevamente con su jefe, quien le dio otro de sus sermones sobre la responsabilidad, el tiempo que los empleados pueden dedicar al baño y sobre su futuro en la empresa.

En la tarde las cosas, si cambiaron, lo hicieron sin duda para peor. Los trámites no salen como es debido, los correos electrónicos no llegan a su destinatario y las llamadas se cortan en el momento menos oportuno. Todo el trabajo prometido para el día de hoy no está ni siquiera cerca de terminarse a tiempo, lo que le hará quedarse otra vez en la oficina hasta tarde.
A pesar de quedarse después de que todos se han ido y tratar de terminar, recibe una llamada de su jefe. Ha estado en una reunión con uno de sus clientes, quien le informa que han perdido el importante trabajo cuya aprobación dependía de las gestiones que debía haber terminado hoy. Ante tan importante pérdida, alguien tiene que responsabilizarse, y ya que no puede ser el jefe, tendrá que hacerlo su subordinado inmediato. El día de mañana irá a la oficina solamente a recoger sus cosas.

Derrotado, sale a la calle sin prestar atención siquiera al auto que pasa junto a él y lo salpica de barro. Mientras camina sin rumbo fijo, es asaltado y despojado de su billetera y su celular. Ya tantas cosas han pasado este día que lo toma con tranquilidad, como si fuera algo normal.

Ahora llega como puede a su casa y medita sobre los hechos del día. Sin pronunciar palabra ni dar alguna otra muestra, pasa la noche sentado, con la mirada perdida. Al ver las primeras luces del alba ya tiene una decisión firme. Coge un revólver que guarda para casos de emergencia y se dirige caminando tranquilamente a las oficinas del diario de la mañana.
Después de algunas consultas hechas en tono impersonal, se dirige a una oficina, y sin decir palabra, descarga tres tiros sobre el cuerpo del encargado de los horóscopos, quien había augurado el día anterior que todo le iría bien, y que en ese día encontraría la felicidad.
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