jueves, 26 de diciembre de 2013

Papa Noel, después de Navidad


Ayer, después de una llamada de emergencia, tuve que apersonarme al hospital, en mi condición de ex ayudante honorario de Papa Noel. El cómo llegué a ser ayudante honorario del Viejo Nicolás es un asunto que viene de largo, cuando ayudaba repartiendo regalos a los niños de los barrios pobres, a ver si me ligaba una de las ayudantas, que estaba de muy buen ver.

En fin, al llegar al hospital, me encuentro nada menos que a Papa Noel, siendo atendido en la sección de Emergencias. Al consultar con el médico de guardia, me respondió con tal cantidad de síntomas encerrados en su incomprensible jerga médica, que decidí que lo mejor era preguntarle a Don Nico en persona. El problema es que Papa Noel llevaba encima una multitud de tubos, jeringas, respiradores y vendas, como si en vez de curarlo lo quisieran convertir en Robocop. Tengo que esperar un rato a que despierte del aparente shock en que se encuentra, mientras arreglo los problemas para los que me han llamado, al parecer es que su ficha médica no aparece por ningún lado, Papa Noel no está inscrito en ningún plan de seguros, y ni siquiera tiene su pasaporte sellado.

Después de arreglar el papeleo, discutir con una funcionaria que insistía en saber el apellido materno de Papa Noel para anotarlo en su ficha, y alejar a todos los curiosos que querían sacarle una foto para publicarla en las redes sociales, puedo darle un poco de tranquilidad para que me cuente lo sucedido.
Cada año esto se pone peor, hijo – empieza a contarme. – Sabes que no puedo entrar a las fronteras de ningún país sin que me persigan aviones cazas con misiles, me hagan disparos de advertencia y me quieran hacer aterrizar en un aeropuerto militar.

- Cálmate, tío – le trato de consolar – A lo mejor te han estado confundiendo con un OVNI…
- No solo es eso – me responde. – cada vez que paso por la ciudad tengo que respirar todo el smog y el olor de los basureros, el médico me dice que tengo los pulmones hechos polvo… Y cuando llego a las casas ¿Qué obtengo? Nomás dejo el trineo un momento y ya me quieren robar los renos. Antes el trineo tenía ruedas, pero el año pasado se las llevaban y dejaban en trineo apoyado sobre unos ladrillos. Hasta ahora, que lo dejo con cadena, cuando regreso lo encuentro lleno de graffitis.
- Si, tío pero al menos en las casas te reciben bien ¿Verdad?
- ¡Cuando llego a las casas! ¡Ya la gente no es como antes! ¡Si te contara todo lo que me pasa! Hay gente que me espera con rifles y me pide que les entregue la bolsa de los regalos, Hace una hora una señora me agarró a palazos apenas me vio… Bueno, al menos se disculpó, dijo que creía que era su marido, que llega borracho todas las noches como a esa hora… También hay niños que esperan a que llegue, para abrir sus regalos y después quieren que se los cambie… Una chica ya adolescente me invitó de su ponche y no sé qué le había echado, creo que me quería pepear… Otra me soltó al pitbull, y así… Si esto sigue así es el último año que salgo a repartir regalos, en serio… ¡Así ya no se puede!
- ¡Vamos, Don Papa! Mejor ahora sí tú solo repartes regalos a los que se han portado bien… A los demás, que se arreglen los padres, que para eso están…
- Esa era la idea, sobrino, pero me han hackeado la lista que tenía, han quitado a un montón que se habían portado bien y han puesto a otros… Además, desde Octubre he estado recibiendo cartas oficiales de congresistas diciendo que incluya en la lista a sus recomendados o que me atenga a las consecuencias…

Trato de consolar lo mejor que puedo a Papa Noel, cuando llega el médico con los resultados de los exámenes y la traducción del diagnóstico.
- Su amigo tiene un severo problema de colesterol, hay que hacer más ejercicio, mister, además de un principio de neumonía… Ha estado saliendo de noche ¿Verdad? Viejito picarón, que habrá estado haciendo… Tiene golpes varios, parece que se ha peleado, mordidas de perro, ya lo hemos vacunado,  pero eso no es lo que me preocupa, joven – me lleva a un aparte - ¿Sabe que el señor se ha pasado toda la noche diciendo que es Papa Noel? Necesita ayuda psiquiátrica… le estoy haciendo una cita para la próxima semana… Otra cosa: va a tener que pagar por la atención y por los exámenes, no tiene derecho a seguro porque nos ha declarado que solo trabaja un día al año, y antes de que me olvide, me avisan que el señor estaba con unos animales, pues se los han llevado al veterinario para que lo vacunen, ahora le paso la cuenta…

No me siento orgulloso de lo que hice después, sacando a Papa Noel entre los gritos y reclamos de todo el personal, que exigían que les pague las cuentas, y que negaban en todo momento saber algo sobre el saco de regalos que desapareció misteriosamente mientras lo atendían.

¡Qué falta de espíritu navideño! Me dice una señora al verme pasar con Papa Noel, medio drogado por los calmantes, con destino a algún lugar donde le permitieran terminar de pasar el día.

domingo, 22 de diciembre de 2013

El Nacimiento


Hacer el nacimiento en mi casa siempre había sido una tradición en mi casa. Desde mi niñez, recordaba el armado del nacimiento como un acontecimiento importante, que marcaba más que ninguna otra señal, la llegada de la época navideña. Aunque esta tradición se ha ido devaluando con los años. Mi padre en esos años recordaba que en su niñez, allá en la provincia, el nacimiento ocupaba toda una habitación de la casa de mis abuelos y era motivo de visitas de la gente de la vecindad, la que todas las noches era recibida con chocolate y galletas. Había algunos que colocaban casas iluminadas, trenes que daban la vuelta a la montaña imaginaria hecha de papel grueso pintado que formaba el nacimiento, dejando una cueva donde se colocaban las figuras de arcilla de la Sagrada Familia. 
Nuestra migración a la capital redujo el nacimiento a una esquina de la casa, donde aún había lugar para rebaños de ovejas, pastores, soldados romanos y ángeles. La modernidad nos ha dejado, a la vez que casas cada vez más pequeñas, menos espacio para el nacimiento, aparte de la competencia con los árboles navideños recubiertos de nieve falsa. El pesebre ocupa ahora una repisa pequeña en una esquina adornada con luces hechas en China que cantan una canción mientras se encienden y se apagan. La gente también ha cambiado. Ya no se hacen recorridos para visitar los nacimientos del vecindario. Apenas algunas visitas de los amigos y parientes más próximos, donde nadie pregunta por el pesebre, pero se quejan si es que no hay un árbol de navidad, y critican la falta de espíritu navideño de quienes no lo ponen.

Este año, que tan especial ha sido para mí, no dejé de colocar un árbol, pero quise recuperar algo de la tradición del nacimiento, ahora que mi hijo ya tiene edad para ayudarme. Ayudado por los recuerdos, traté de acomodar papeles y cartones para dar una impresión de una montaña rodeando una especie de cabaña de ramas que compró mi esposa en el mercado navideño, donde apenas entraban las figuras de María, José, el Burro y el Buey. Lo endeble de mi construcción impedía colocar rebaños de ovejas bajando de la montaña como los que veía en mi niñez. No hay tanto sitio tampoco, solo para el ángel y para la Estrella de Belén. Los Reyes Magos han quedado al filo de la repisa, con riesgo de caerse en cualquier momento. 

Mientras colocaba con mi pequeño hijo las figuras de tamaños desiguales que había conseguido, trataba de contarle el tiempo en que toda una familia compartía este momento, del tamaño de las figuras de antes, y de que esto era la navidad, no esa versión que nos han vendido las películas, con árbol, con Santa Claus y sin Niño Jesús. Para mi alegría, mi niño me ayuda con entusiasmo a colocar las figuras e incluso me sugiere los mejores lugares para colocar las luces y las figuras. Sin embargo se siente muy decepcionado al saber que todavía no vamos a colocar al Niño. Trato de explicarle que todavía no ha nacido, que la colocación del Niño en el pesebre se hará a la medianoche de Navidad. De nada sirve ofrecerle que siendo el menor de la familia, le corresponderá el honor de colocarlo en su sitio cuando llegue el momento.
-          ¡Pero La Virgen y San José van a estar solos mirando la cuna vacía! ¡Van a pensar que el niño se les ha perdido! Llora desconsolado.
Decido que es una buena razón para romper un poco la tradición y dejo que ponga la figura de Jesús en el pesebre.

Al día siguiente, apurado por las compras navideñas, recoger el vale del pavo y otras ocupaciones de la temporada, me sorprendo al llegar a casa y encontrar a mi hijo triste, con una lágrima a punto de salir.
-          ¡El Niño Jesús se está muriendo de frío! ¡Se va a enfermar!
La figura del Niño Jesús es, en efecto una que solo tiene puesto una especie de pañal. Decidimos entonces cortar una tela blanca para envolver al niño, de manera que forme una cobija. Poco a poco, me voy acostumbrando a no hacer mucho ruido en la sala para que el Niño Jesús no se asuste y se ponga a llorar, a apagar las luces cuando se hace tarde para que pueda dormir, y a escuchar a mi hijo cantarle para que se duerma.

Este año, ha sido mi hijo el que me ha enseñado una lección. Nuevamente creo en la Navidad. Hay algo más allá del marketing, de la locura por comprar cosas que tal vez no necesitemos. El armar un nacimiento y compartirlo con tu hijo, el contarle la historia de los Reyes Magos, el volver a recordar a Jesús en un pesebre.

Feliz Navidad.

domingo, 15 de diciembre de 2013

La ventanilla del avión


Estoy sentado en el asiento de ventanilla del avión, y en este momento me pregunto si esta fue una buena elección, porque este vuelo se hace de noche. Debe ser la costumbre mía de siempre querer ver hacia donde voy, ya sea en carro, bus, tren o avión.

Para tranquilizarme me pongo los audífonos y pongo mi reproductor de mp3, lo que también me hace sentirme un poco anticuado, junto a una chica que esta viendo una serie en su IPhone.Mi mp3 tiene un sentido del humor algo retorcido. Pudo haberme puesto "Come fly with me", pero no, su mejor elección es "Space Oddity" de David Bowie. "Check ignition and may gods love be with you".
Lo ultimo que necesito ahora es que me digan"Ground control to major Tom, your circuits dead, there's something wrong", que algo sale mal y nos quedamos flotando en una lata alrededor de la luna.Como siempre me ocurre en estos casos, aparecen paranoias relacionadas con alguna película.

En la sala de espera, mientras espero la llamada para abordar, observo a un alegre grupo de jóvenes. De pronto, uno de ellos empieza a gritar "¡Vamos a morir!" Pronto dos guardias de seguridad reducen al joven y lo sacan para que no haga publicidad negativa a la aerolínea.

Una vez sentados, puedo ver a lo lejos las llamas de un avión que estalló al despegar. Menos mal que el joven que gritaba iba en otro vuelo, pienso. De todas maneras estoy vigilando desde mi ventanilla que el motor de mi lado no explote en pedazos. y si lo hace, seré el primero en enterarme y en avisar a la tripulación. Ya en el aire, mientras trato de explicar a un turista que en realidad se puede vivir feliz en un país donde no hay Nutella, miro casualmente por la ventanilla y veo una nave espacial que nos sigue. No se preocupe, esto pasa todo el tiempo, me dice el turista.

Me traen los snacks después de limpiar el piso de serpientes que alguien ha soltado. Algún chistoso logró pasarlas por la aduana, seguramente. Aprovecho para preguntar a la azafata: Dígame, ¿Estos aviones se estrellan con frecuencia? - No, solamente una vez - Me responde con una sonrisa.

Mas tarde, mi vigilancia desde la ventanilla rinde frutos por fin. Puedo ver a un ser extraño, un monstruo con cara de gremlin destruir uno de los motores. Oiga, azafata, estamos en peligro. No hay peligro, no se preocupe, me responde mientras se pone el paracaídas. El piloto anuncia por los altavoces que el avión ha iniciado el descenso, y que llegaremos a tierra en exactamente 35 segundos, y que este será un poco fuerte, ya que hemos perdido todos los motores. Esta es una grabación, dice el piloto, que fue el primero en saltar. Cualquier consulta, comentario o último deseo, la caja negra les escuchará gustosamente.

Ya estoy planificando nuestra vida como náufragos en una isla misteriosa manejada por una siniestra organización, cuando escucho una voz por los altavoces pidiendo disculpas por el retraso y anunciando que por fin podremos despegar.Había sido un buen sueño después de todo.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Cuatro tonterías cortas


La primera
- ¿Por qué dejas sonar tu celular antes de contestar?
- Porque me gusta mucho la canción que le puse de tono.
- Entonces ponle una canción que no te gusta para que respondas rápido.
- Estás loco ¿Verdad?


La segunda
 - Señorita, no se puede subir con tacos a la caminadora…
- ¿Y cómo diablos quiere que aprenda a caminar con tacones por la calle?


La tercera
 - … Y el sembrador esparció las semillas por el campo. Algunas cayeron en el camino, otras cayeron entre las zarzas y no pudieron crecer, otras cayeron en terreno seco, pero algunas cayeron en terreno fértil y prosperaron…
- ¡Es la peor justificación para enviar spam que he escuchado!


La última
Suena mi celular.
- Oye, te he mandado un correo ¿Lo has leído?
- No, pero ya que me has llamado, puedes decirme de qué se trata.
- No, léelo y dime qué opinas…
- ¿Pero qué dice el correo?
- Cuando lo leas me contestas, chau…

El correo en mención no tenía nada que no me hubiera podido decir por teléfono. Me quedo pensando en que algo no funciona bien ni con el correo ni con el teléfono.

martes, 3 de diciembre de 2013

Menos mal

  • Menos mal que no soy un escritor famoso, así la gente no me exige una nueva obra, ni critica mi estilo, ni se queja de los finales de lo que escribo.
  • Menos mal que este blog no tiene fines de lucro. A estas alturas, ya estaría perdiendo plata.
  • Menos mal que no vivo en Venezuela. Odiaría dejar mi Suprema Felicidad en manos de una dependencia del gobierno.
  • Menos mal que no se escucha lo que pienso. Así conservo a muchos amigos.
  • Menos mal que tengo una cara de tonto a prueba de Photoshops. La gente sabe que puede confiar en mí.
  • Menos mal que no vivo pendiente de cuándo se cae Facebook, o Twitter, o los Blackberrys.
  • Menos mal que cuando no me gusta algo, no dedico mi vida a prohibirlo, como hacen otros.
  • Menos mal que no vivo en los tiempos antiguos, cuando para conseguir a una mujer, había que matar dragones, derrotar brujas, y clavar mi espada en los pechos de los enemigos.
  • Menos mal que no vives en los tiempos antiguos, cuando las mujeres tenían que besar sapos, soportar encantamientos o vivir encerradas a que las rescate un príncipe que nunca voy a ser yo.
  • Menos mal que el mundo, a pesar de lo que dicen muchos, todavía no se acaba. Tengo mucho trabajo atrasado.
  • menos mal que ya se está acabando el año. Ya me estaba aburriendo este, ha estado muy largo.
  • Menos mal que ayer por fin terminó el pasado y desde hoy puedo vivir el presente.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

El número 7



Los antiguos babilonios, grandes observadores del cielo, se detenían a mirar las estrellas en las noches claras del cielo en aquella región. Y encontraron que dentro del firmamento había algunas luminarias que podían moverse trazando un recorrido. Poder desplazarse cuando todo lo demás es estático en el cielo es un signo de poder, concluyeron. Así, la imaginación dotó a estas luminarias de carácter divino, convirtiendo a cada uno de ellas en un dios. Y estos eran siete. Siete entonces fueron los dioses del cielo y el siete se convirtió en un número sagrado, símbolo de la perfección. Todo aquello que apareciera en un conjunto de siete era signo de grandeza. El arco iris, con sus siete colores, también se convirtió en sagrado.
Grande fue la influencia de los babilonios sobre las culturas que surgieron después. Persas, Griegos, Etruscos, Hebreos, y luego Romanos y cristianos heredaron la consideración sagrada a este número, heredando las costumbres y leyendas relacionadas a este número: La creación del mundo en siete días, los siete días de la semana, los siete dioses principales, los siete sacramentos. Las listas de las cosas importantes era compuesta por siete elementos: Las siete maravillas del mundo, los siete sabios de Grecia,
Las siete colinas que rodeaban a Roma, los siete cielos y los siete círculos del infierno, las siete virtudes cardinales y los siete pecados capitales, las siete notas musicales… Todo lo importante debía estar en grupos de siete.
Otros números también eran usados, pero no tenían el prestigio del siete. El dos tenía la dualidad del día y la noche, el tres la Santa Trinidad, los cuatro puntos cardinales, los cinco sentidos. Ninguno, sin embargo, tenía el poder místico del siete.
¿Cuántas veces debo perdonar a mis enemigos? ¿Siete veces? Preguntaban a Jesús el Nazareno – Setenta veces siete – era la respuesta con el significado del perdón ejercido un número muy grande de veces.
Por estas razones, el siete era también muy utilizado en las historias, pues daban al lector la impresión de que se hablaba de algo importante y con valor. Los siete enanos, las siete vidas del gato,  el séptimo hijo de un séptimo hijo.
Más tarde los matemáticos se han entretenido hallando ingeniosas aplicaciones y ecuaciones que incluyen al número siete. El lector curioso podrá acceder a ellas en muchos sitios de internet. Aquí solo coloco alguno de los más interesantes, donde cada multiplicación genera los mismos números en el mismo orden, cambiando solo el número de inicio:

142857 x 1 = 142857
142857 x 2 = 285714
142857 x 3 = 428571
142857 x 4 = 571428
142857 x 5 = 714285
142857 x 6 = 857142
142857 x 7 = 999999

Con el añadido de que el número 142857 es la parte periódica de 1/7. Es decir:
1/7 = 0.142857

En fin, el día de hoy, un nuevo evento se añade a esta lista de singularidades, rarezas y cuestiones filosóficas con el número siete. Hoy, este blog cumple siete años.

jueves, 21 de noviembre de 2013

El buceador y el montañista


En una empresa requerían cierta vez contratar a una persona para uno de los puestos de la organización. Sabido es que actualmente las empresas dejan esta labor a empresas especializadas de reclutamiento, pero tras dos intentos infructuosos, decidieron dejar de lado esta opción y encargaron a la jefa de Recursos Humanos la búsqueda de la persona apropiada para el puesto. La encargada lo primero que hizo fue consultar en su red de contactos por si alguien conocía a quien cumpla con los requisitos. Los requisitos, por lo demás, nunca estuvieron muy claros. Se quería a alguien que, aparte de unos requisitos de educación bastante confusos, pudiera cumplir con las cualidades personales que la empresa tiene en sus planes de negocio. Ante la duda, la encargada recibía a todo tipo de personas: Con título, sin título, con experiencia, sin experiencia, con experiencia en otras áreas, en fin, de todo. La búsqueda parecía no dar resultados y los tiempos apretaban. Fue en uno de los últimos días cuando aparecieron dos personas especiales, diferentes a los que se habían presentado antes.

La primera persona apareció en la mañana, recomendada por alguien conocido. Su traje no era todo lo elegante que se suele llevar a una entrevista de trabajo, pero cumplía con lo mínimo que se pide para estas cosas. Se presentó a sí mismo como un buceador.
-          ¿Por qué nos podría interesar un buceador en nuestra empresa? - Fue la pregunta que surgió de manera automática.
-          Un buceador tiene las cualidades que esta empresa necesita – Respondió el postulante – un buceador sabe lo que es trabajar bajo presión, se sumerge en el trabajo asignado, analizando los problemas a profundidad, sabe cuándo se debe respirar y cuando se debe echar el aire. Además, los buceadores no son gente superficial. Saben que una falla en su equipo les puede costar la vida, por eso son muy cuidadosos, pero cuando ven las oportunidades favorables, se zambullen sin ningún temor. Los buceadores son también gente que llega siempre hasta el fondo del asunto, y de vez en cuando encuentran verdaderos tesoros en la profundidad. Saben cuándo es el momento apropiado para salir a la superficie y mostrarse. Si lo que busca es alguien que pueda hacer carrera, un buceador es alguien que ya ha estado en el fondo y conoce lo que cuesta ascender. Un buceador, por lo tanto, es el elemento ideal que necesita su empresa.

Estas razones causaron buena impresión en la reclutadora, quien estuvo de acuerdo con las ideas del postulante y la convencieron de las bondades de tener a un buceador dentro de la empresa. Pero aún faltaba el último postulante, quien se presentaría en la tarde para su entrevista de trabajo. Decidió esperarlo antes de tomar la decisión final.

A la hora indicada se presentó el último postulante. Su ropa, aunque limpia y con una elegancia casual, no era lo que uno esperaría en una entrevista para una gran empresa. Al fin y al cabo, las modernas tendencias de reclutamiento recomiendan indican que la apariencia no es el factor determinante, pensó la encargada, al hacerlo pasar.
-          ¿Qué cree que puede aportar usted a nuestra empresa? – preguntó.
-          Yo, señorita, soy montañista – dijo, como si la respuesta se explicara sola.
Ante la mirada confundida de la encargada de Recursos Humanos, el postulante explicó:
-          Un montañista está acostumbrado a escalar posiciones, está fuertemente orientado a una meta, está dispuesto a llegar a lo más alto, puede ver el panorama que otros no están acostumbrado a ver, y no se conforma con menos que las alturas. Un montañista puede trabajar y rendir incluso cuando la atmósfera está enrarecida, no necesita de mucho oxígeno para trabajar, y no se rinde ante el esfuerzo. Sabe trabajar en equipo, y utiliza todas las herramientas disponibles para llegar al final, pues sabe que si no lo logra, será considerado un fracaso, no lo arredran los climas adversos ni los vientos fuertes, sabe capear una tormenta y se agarra de cualquier saliente para evitar la caída. Es alguien que no se conforma con menos que llegar a la cima. En suma, un montañista tiene las cualidades que su empresa necesita.

La reclutadora, ante las dos posibilidades encontradas ese día, dudó entre las cualidades de uno y de otro. ¿Cuál sería el que reuniera las mejores cualidades para la empresa? ¿El buceador? ¿El montañista? Decidió consultar a su gerente.

-          ¡No me venga con metáforas y contrate al que cobre menos! Fue la seca respuesta.

viernes, 15 de noviembre de 2013

Las Fresas


Un rey fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles, arbustos y flores se estaban muriendo. El Roble le dijo que se moría porque no podía ser tan alto como el Pino. Volviéndose al Pino, lo halló caído porque no podía dar uvas como la Vid. Y la Vid se moría porque no podía florecer como la Rosa. La Rosa lloraba porque no podía ser alta y sólida como el Roble.

Entonces encontró una planta, una Fresa, floreciendo y más fresca que nunca. El rey preguntó:
—¿Cómo es que creces saludable en medio de este jardín mustio y sombrío?
—No lo sé. Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste, querías fresas. Si hubieras querido un Roble o una Rosa, los habrías plantado. En aquel momento me dije: "Intentaré ser Fresa de la mejor manera que pueda."


Cuento budista, encontrado en internet.

sábado, 9 de noviembre de 2013

De gatos y humanos


Dentro de la eterna batalla entre perros y gatos, los gatos tienen cierta ventaja en cuanto a su consideración de los humanos. Los perros tienen a su favor la fidelidad, la obediencia y la demostración instantánea de afecto que es mover la cola. Los gatos, en cambio, tienen un carisma especial que no tienen los perros. Este carisma, contra lo que algún desavisado pudiera pensar, proviene en gran parte del desconocimiento. Con los perros, el dueño conoce la vida y los movimientos: Sabe dónde duerme, dónde pasea y con quién sale a jugar. Los gatos, por el contrario, tienen una vida privada que cuidan celosamente: Comen, pasean y se divierten sin pedir permiso del dueño, sin culpas ni remordimientos, usando la casa solo como lugar de descanso.

El dueño solo conoce al gato en sus momentos de descanso, acurrucado en un sillón. Los humanos creen entonces que son dueños de un animal flojo y perezoso, desconociendo totalmente su verdadera vida, la que transcurre allá afuera. Sobre todo, el mayor error que comete el dueño es ese: cree que es su dueño. El gato en realidad no pertenece a nadie sino a sí mismo, y no tiene que rendir cuentas a los humanos. Cuando un perro escapa un día, volverá al siguiente con el rabo entre las piernas y las orejas gachas. Un gato puede desaparecer por varios días y regresará sin pedir disculpas e indiferente a los reclamos humanos. Es tal vez por eso que a las mujeres les gustan los gatos y a los hombres les gustan los perros. Los hombres quieren a alguien que les obedezca sin discutir y las mujeres quieren a alguien independiente. Aunque las mujeres digan que los hombres son unos perros, preferirán al gato que las trata como aquel antiguo amante.

Y los hombres cuentan o imaginan las aventuras felinas con chismosa admiración. Las siete vidas, el caer de pie, son leyendas creadas por la envidia del hombre hacia la condición felina, que es la más cercana al hombre en carácter y manías. Una vez en un trabajo, estaba en una fábrica donde la dueña del comedor tenía una gata, a la veíamos siempre merodeando en busca de algo de comida que cayera de algún plato o la que los comensales tuvieran a bien darle. Era esta gata de vez en cuando tema de conversación entre los trabajadores. Yo por mi parte vigilaba al llegar que la gata estuviera rondando por allí, no sea que haya terminado primero en la olla y después en mi plato, disfrazada de estofado. Un día que no la encontramos esperándonos a la hora del almuerzo preguntamos por ella a la dueña. – Ya no para mucho por aquí porque está de amores con un gato – me dijo. Al instante empezó la búsqueda de más datos, cómo ha sido eso, dónde lo conoció, qué andan haciendo. Es que la gata no era una gata sucia y de malas pulgas, sino más bien una gata bien presentada que supongo debía verse atractiva a los ojos gatos. Con inocultable orgullo, la dueña nos contaba que había aparecido en el vecindario un gato muy lindo, todo blanco y de ojos azules, y que ahora andaba con ella por todos lados. - ¡Chapó su gringo la gata! - Fue el comentario unánime.
En efecto, a los pocos días tuvimos oportunidad de verlo, una vez que el gato vino al comedor a buscar a su gata. Era en realidad como nos habían contado, un gato gringo de ojos azules, acompañando a la gata nativa de color borroso. A los pocos días volvimos a ver a la gata sola en el comedor. La dueña, ante la avalancha de preguntas, accedió al fin a contarnos que el gato había pasado un par de noches apasionadas con la gata y después de eso ya no había vuelto a buscarla. – ¡Igual que los humanos! – le dijimos. – No, no es igual - nos replicó – Lo que pasa es que para los gatos el acto de amor es doloroso, y si la gata vuelve a encontrar al gato lo agarra a golpes y arañazos – Igual que los humanos – le respondimos a coro.

Nuevamente pasaron algunas semanas, el gato blanco de ojos azules no volvió a ser visto por los alrededores, pero descubrimos que el choque y fuga con el gato gringo no había dejado de tener consecuencias. Por el comedor empezaron a rondar cuatro o cinco gatitos muy bonitos de color borroso y ojos azules, hijos de la gata residente, huérfanos de un padre, que seguramente no volverá a aparecerse jamás, para no sufrir una golpiza y verse obligado a casarse y pasar una pensión a los frutos de la unión gatuna.
Al poco los gatitos también desaparecieron del comedor dejando a una madre resignada. La dueña insistía en que los había regalado, aunque a mí no dejaba de parecerme sospechoso que ese día precisamente hayan servido estofado en el comedor.

Por alguna razón, cada vez que cuento esta historia a quienes gustan de mis tonterías, mis oyentes creen que estoy disfrazando una historia ocurrida a alguien, a la hija de la cocinera o qué sé yo, sin poder creer que esta historia en realidad pasó casi tal cual la cuento. Como reacción, cada vez que cuento esta historia se vuelve más antropomórfica y menos gatuna. Algún día, tal vez la termine contando como la historia de la bella joven que conoció a un gringo que la abandonó dejándola embarazada. Que no me digan después que el animal más cercano al hombre no son los gatos.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Frases twitteables 25


  • El instrumento, mal afinado, tocaba canciones subidas de tono.
  • Alguien me dijo que el presente es el material con el que fabricamos el futuro.
  • Me hace falta el folleto de instrucciones para armarme de valor.
  • La próxima vez que le pidas un deseo a una estrella fugaz, asegúrate de que no sea un avión cayendo envuelto en llamas.
  • A veces, es bueno decirle a alguien tonto, no como insulto, sino como diagnóstico.
  • Para todos, era el bufón de la corte. Pocos sabían que era quien en realidad gobernaba el reino.
  • Al profesor de matemáticas: ¿Tiene algunos números imaginarios que le sobren? Son para un amigo.
  • Tu autobiografía mal estructurada, llena de borrones, faltas de ortografía, partes inventadas, errores de estilo, es tu fiel reflejo.
  • La CIA, el FBI, la NSA, vigilan cada uno de mis pasos. Y en cada una de esas agencias hay alguien que se muere de risa a costa mía.
  • Todo aquello que alguna vez se nos dijo que nos liberaría, se convirtió, más temprano que tarde, en otra forma de esclavitud.
  • Voy a colaborar para este desierto con un grano de arena.
  • Para todos, era el bufón de la corte. Pocos sabían que era quien en realidad gobernaba el reino.
  • Nadie se ha dado cuenta, pero al final Pinky y Cerebro sí lograron conquistar el mundo.
  • Si no sabes a dónde vas ¿Por qué llevas tanta prisa?
  • Mi creatividad consiste en hacer mal las cosas de una manera que nadie había pensado antes.
  • Mi amigo imaginario tiene más seguidores en Facebook que yo.
  • El mejor invento del capitalismo para eliminar a los izquierdistas es el pago de sueldos.
  • Nadie sabe lo que tiene, hasta el examen médico.
  • Novela de misterio china: Se comete un asesinato en medio de una multitud. El asesino se mezcla entre la gente, la policía arresta a 3,167 sospechosos de acuerdo a la descripción de los testigos.
  • Mientras caía cuesta abajo, me encontré con varios conocidos.
  • Si la materia se transforma en energía, ¿Por qué los gordos son tan perezosos?
  • Algún día entenderé los chistes que se dicen de mí.
  • En esta empresa se solicitan kamikazes. Se ofrece un buen seguro de jubilación.
  • ¿Cómo quieren que encuentre la salida del laberinto con ese minotauro molestando a cada rato?
  • Este gobierno hace todo lo posible por demostrarnos que tiene sentido del humor.
  • Tan inocente y tranquilo que parecía ese lápiz, y mira lo que escribió.

domingo, 27 de octubre de 2013

Tan lejos, tan cerca

Hay canciones, películas, momentos que le afectan a uno, y se vuelven parte de la vida. Las razones dependen de cada uno, de sus gustos, de su preferencia, de lo que ha vivido y de lo que ha aprendido en esta escuela de la vida, pues uno nunca sabe cuándo la vida le va a regalar una enseñanza. Esa escena o esa canción le acompañará el resto de su existencia. Esta en especial ocurrió hace bastante tiempo, pero - trampas de la memoria - solo hoy, que escribo este post, me he dado cuenta de que hace ya veinte años que vi esta película, afortunadamente en su versión con audio original y subtítulos. Y es por eso que recuerdo siempre su título en alemán: "In weiter ferne, so Nah" En español, fue presentada con la muy cercana traducción de "Tan Lejos, Tan Cerca".
La película tuvo, según recuerdo, un breve paso por la cartelera limeña, por lo que tuve que esperar un tiempo para verla en el cine club de la Filmoteca de Lima. En ese tiempo yo estudiaba alemán y me había aficionado a ver los ciclos de cine que presentaba la Filmoteca cuando aun estaba en el Museo de Arte del Paseo Colón.

La película me marcó mucho. La idea de los ángeles de la guarda que nos vigilan y nos cuidan es una que conservo hasta hoy. Especialmente la escena en que uno de los ángeles, representado por Nastassia Kinski, acompaña a un joven suicida en sus últimos momentos. Hasta ahora no puedo ver esa escena sin emocionarme profundamente. Ahora que reviso por internet escenas de la película, descubro que el tiempo no ha menguado la emoción que sentí cuando la vi por primera vez.


Como dije antes, tuve la suerte de ver la película en su versión original con subtítulos, pues parte de los diálogos son en alemán y parte en inglés, disgresión necesaria para permitir la actuación de estrellas americanas como Peter Falk y Willem Dafoe. Y esta es una de las críticas que se hizo en su momento a este filme, acusándolo de ser un producto hecho para venderse en el mercado internacional. No me parece el caso, y aunque así fuera, ojalá todas las películas comerciales fueran como esta.

Otra de las cosas que me impresionó de la película fue la canción "Stay" de U2. La mejor canción que ha hecho este grupo, y otra de las razones por las que escribo esto. Cada vez que la escucho, recuerdo la película, y me vuelvo a emocionar. Para mi, canción y película son inseparables, sin contar con que el video fue dirigido también por Wim Wenders, el director de la película (La relación entre Wim Wenders y Bono, y en general con la música, da para varios posts).

Cuando vi la película por primera vez, todo encajó perfectamente: El idioma alemán, el tema de los ángeles, la música. Los ángeles cuidando de las personas, obligados a ser testigos silenciosos, sin poder hacer nada para evitar su sufrimiento, ya que los humanos han dejado de escucharlos, y preguntándose por que los hombres han perdido el contacto con los ángeles. Es por eso que Cassiel (Otto Sanders) decide convertirse en humano, encontrándose con las mismas limitaciones que antes lamentara en la humanidad. Es entonces cuando surge la pregunta fundamental de la película, de labios de Lou Reed: ¿Por qué no puedo ser bueno?



Y esta es otra de las cosas que me dejó la película: Lou Reed. Desde esa vez empecé a escuchar más  música de él, supe que anteriormente había hecho u disco llamado precisamente "Berlin", y pasó a ser uno de mis autores preferidos. Pero siempre me quedó la pregunta que hiciera en el film:  ¿Por qué no puedo ser bueno?

Esta pregunta es en realidad el motivo de estas líneas, como un homenaje a Lou Reed. ¿Por qué no puedo ser bueno? Como él mismo dice en otra escena, Si lo supiera, sin duda te lo diría.

miércoles, 23 de octubre de 2013

El reloj cucú


En las casas antiguas, o en aquellas que se quieren dar algo de distinción antigua, están los relojes cucú, que marcan la hora con el canto de un pequeño pájaro mecánico. Siempre me dio la impresión de que estos son la versión light de los grandes relojes de pedestal, que parecían una columna y marcaban hasta los cuartos de hora con campanadas. Hoy en día estos han sido reemplazados por versiones chinas a pilas que marcan la hora con una larguísima canción electrónica, o una voz femenina de acento chino inocultable que te dice “Son las Cuatlo y cualto”. El chiste normalmente es divertido por uno o dos días, después este sonido llega a convertirse en insoportable y es desconectado de cualquier manera.
Y estos, los relojes que marcan la hora con algún sonido mecánico o eléctrico, han hallado siempre su lugar en la tranquilidad de las casas, lejos del mundanal ruido, listos para arruinar las siestas de la gente decente. 

Hasta ahora, que tenemos un reloj cucú en nuestra propia oficina.
En realidad, nadie pidió, que yo sepa, un reloj en la oficina. Los relojes en la oficina deben ser silenciosos. Los jefes y gerentes han sido enseñados en sus Universidades de Administración de Negocios que los relojes de oficina deben ser discretos, con un tictac inaudible, para no interrumpir la concentración de los trabajadores. Marcar las horas con un dindón, canto o semejante tampoco es aconsejable, no sea que los trabajadores se den cuenta de la hora que es y se les ocurra irse a sus casas a la hora de salida.

Pero ahora tenemos un reloj cucú en la oficina: Nadie lo pidió, como hemos dicho, pero allí está. La primera vez que lo escuché, me pareció uno de los ruidos que suele escucharse en cualquier oficina, así que no le presté mayor atención. A la hora siguiente, lo volví a escuchar, y ya me pareció algo diferente, algo fuera de lugar en medio del ruido de llamadas telefónicas, voces de mando ordenando que el trabajo se termine lo antes posible y la ocasional visita de la señora que viene a negociar dulces, chocolates y jugos. Fue entonces que me di a la tarea de ubicar la fuente de aquella voz que marcaba cada hora, sin mucha precisión, en verdad. El canto del cucú no tiene una exactitud inglesa ni mucho menos, pero se acerca dentro de los 3 o 4 minutos de la hora exacta. Los de la oficina ya hemos aprendido en estos días a bajar el volumen más o menos a la hora, hasta escuchar a nuestro reloj cucú recitar la hora en la mañana, con su canto agrio y rasposo:
-   Pucha, ya son las diez, y no he avanzado nada…
Una hora después, minuto más, minuto menos, lo escucharemos nuevamente con su canción:
-  ¡Las once! Y yo sigo aquí…
Todos en la oficina seguimos trabajando, hasta que llega la siguiente hora:
-   Ya son las doce, vamos a almorzar, después seguimos trabajando.

Y esta voz se convierte en una orden más autorizada que la del jefe, que al vernos a todos saliendo tan disciplinadamente, no le queda más que seguirnos hacia el almuerzo también.
A l regreso, el reloj cucú se convierte en una cuenta regresiva hacia la hora de salida, y a cada hora cambia su canto hacia algo así como:
-  ¡Todavía faltan tres horas para la salida!
-  ¡Dos horas!
-  ¡Menos mal que ya solo falta una hora!

Curiosamente, estas alarmas horarias han causado un efecto positivo en la productividad, pues la gente, al ver que falta menos para la hora de salida, redoblan sus esfuerzos para acabar con el trabajo del día, hasta que llega la última campanada:
-  ¡Por fin! ¡Ya nos podemos ir!

Y el reloj cucú, que se ha convertido en el guardián de las horas dentro de la oficina, ha ordenado a todos que se retiren pacíficamente. Los jefes tienen que poner todo su empeño cuando quieren que alguien se quede después de esa hora, ya que es muy difícil quedarse después de que el reloj ha hablado y dicho su última palabra.

Y ese justamente es el problema. La gerencia aún no decide si la presencia de un reloj cucú en nuestro lugar de trabajo es beneficiosa o perjudicial para el logro de los objetivos de la empresa. Y debe tomar una decisión radical cuanto antes, pues el ejemplo está cundiendo. Son ya varios los que cada hora empiezan a hacerle coro al reloj cucú, marcando las horas con su canto.

Mientras tanto, aquí seguimos esperando la hora exacta para escuchar a nuestro reloj cucú.

jueves, 17 de octubre de 2013

La lección de Abu Navid


En aquellos tiempos en que Abu Navid El Apócrifo no era aún muy conocido, antes de sus primeros viajes, no era raro encontrarlo ejerciendo el oficio de tejedor al frente de su casa. Los caminantes que lo conocían se detenían para conversar con él y obtener algo de su sabiduría, que ya era conocida en el pueblo. En uno de esos días en que el maestro Navid se encontraba ocupado en su labor, se le acercó un joven.
-   Salve, maestro – Le saludó - He venido en busca de tu consejo, pues se dice que eres el más sabio de este pueblo, y…
Navid le interrumpió rápidamente: -  Tal vez sea conocido en este pueblo por mi poca o mucha sabiduría, pero también me estoy haciendo conocido como un tejedor que no entrega a tiempo sus encargos, y esta fama suele ser más duradera que la otra.  Vuelve, pues, mañana, y te daré la lección que buscas.
Navid El Apócrifo continuó con su trabajo sin dar oportunidad al joven para siquiera despedirse.

Al día siguiente, el joven regresó y encontró a Abu Navid aun tejiendo la pieza del día anterior. Apenas levantó la mirada para ver al joven, haciendo una seña para que guardara silencio y esperara. El joven se sentó en el piso y esperó, tal como se le había indicado. Así pasó una hora, y otra más. El joven, que había tratado de mantenerse paciente durante ese tiempo, no pudo contenerse más y se levantó para hablar. Nuevamente, si levantar la vista de su trabajo, Navid le indicó con un gesto que esperase. Así pasó otra hora hasta que el maestro terminó al fin su trabajo. Casi al mismo tiempo, llegó el mercader que había entregado el trabajo. Después de un rápido examen de la prenda el mercader se retiró tras pagarle el precio acordado. Abu Navid quedó solo con el joven.
-  Estoy fatigado, ya puedes retirarte – Le dijo al joven – Yo entraré a mi casa y comeré algo, luego descansaré un poco.
-  Pero… ¿Y la lección que me prometiste? – dijo el joven, sorprendido y molesto.
- Te acabo de dar una lección importante – respondió el maestro – Si tienes un deber que realizar, no dejes que nada te interrumpa, luego podrás disfrutar de los frutos de tu labor. Ahora, con tu permiso, me retiraré a dormir – Dijo, levantándose y entrando en la casa.

viernes, 11 de octubre de 2013

Historias incompletas


Una mujer pasa por mi lado, llorando. Lleva con un andar vacilante a un perro al que abraza como si fuera un niño. La razón por la que está llorando, el porqué está llevando al perro en brazos y hacia dónde va es un misterio para mí. Su historia es una que no podré contar, yo solo soy un extraño, alguien que solo pasa casualmente por su lado.

En el lugar donde trabajo, dos de los empleados pasan conversando ruidosamente poco antes de la hora de salida. Tal vez están planeando el fin de semana en alguna fiesta o en un partido de fulbito. El caso es que no puedo entender lo que hablan, porque los dos obreros están hablando en quechua. Empiezo a imaginar que alguno de los dos ofrecerá una fiesta en su casa por el nacimiento de su hijo, o tal vez van a celebrar la fiesta patronal de su pueblo. Nuevamente soy un intruso en una historia que me es totalmente ajena.

Una de las empleadas de la oficina ha pedido su baja en la empresa. No ha dado razón para abandonar su trabajo, tal vez solo a su jefe inmediato, quien la está dejando partir casi de un día para otro. Solo los rumores dentro de su oficina tratan de dar alguna luz sobre el tema. Se habla de su enamorado, quien la llamaba constantemente, de que ha conseguido un puesto mejor en una empresa de la competencia, de un embarazo no deseado, en fin, la cantidad de versiones da fe de que nadie en realidad sabe la razón de este retiro. Hay una historia, sin duda, pero nadie la conoce, excepto su protagonista.

Un día, de pronto, aparece un gato en mi casa. Se instala silenciosamente en mi patio, como si fuera un conocido que llega de lejos y pide un lugar donde descansar un momento en un viaje. Las preguntas por el vecindario sobre si pertenece a alguien no arrojan resultado alguno. A falta de un dueño, le doy alojamiento por unos días, lo alimento y le dejo quedarse unos días. Tras haber repuesto fuerzas, el gato se va y no lo vuelvo a ver más. De dónde vino, cómo llegó a mi casa y hacia dónde se fue, es un misterio que el gato no puede contarme, y que aunque yo pudiera entenderlo, quizá no tendría interés en compartirla conmigo.

Caminando por la calle, en el bus, en el parque, en todos sitios encuentro personas con una historia que contar cada una de ellas. Hay muchas historias que veo a mi alrededor, pero que desconozco y no puedo contar. Solo me queda completar alguna historia que colocar aquí, en los días en que me acompaña la inspiración.

sábado, 5 de octubre de 2013

Cambiando el cuento


La (no tan) Bella Durmiente

El príncipe, después de muchas peripecias llegó a la habitación donde yacía la Bella Durmiente, dispuesto a darle un beso y romper el encantamiento. La miró con detenimiento, pensando en todo el esfuerzo hecho para llegar, pensando en la justicia de la fama de su hermosura. No la encontró tan bella. “Que sea para otro príncipe” dijo antes de retirarse.

 ....

El lobito bueno

Érase una vez
un lobito bueno
al que maltrataban
todos los corderos.

Y había también
un príncipe malo,
una bruja hermosa
y un pirata honrado.

Todas estas cosas
había una vez.
Cuando yo soñaba
un mundo al revés.

José Agustín Goytisolo

(Palabras para Julia y otras canciones, 1979)

domingo, 29 de septiembre de 2013

Entrevista a Adán


Por fin, después de muchas gestiones y de asegurarle que se escribiría su verdadera historia, tan maltratada a través de los siglos, he conseguido por fin una entrevista con Adán, que presento aquí:

Buenos Días, señor Adán, siéntase cómodo…
¿Este micrófono va aquí? No me acostumbro todavía a vestir estas ropas… Por eso le acepté esta entrevista en verano.
Está bien… Empezamos hablando del comienzo…
Yo no estuve presente desde el principio, joven… Cuando llegué ya el mundo estaba hecho, todos los animales en su sitio, cuando me di cuenta estaba debajo de un árbol.
¿Qué hacía en ese tiempo? ¿A qué se dedicaba?
No estaba tan aburrido en ese tiempo como la gente dice, eso es algo que quiero aclarar, porque la gente ahora dice mucho de eso. Cuando llegué no había nada, y yo tuve inventar todo. Aun no se me reconoce mi aporte en multitud de actividades en donde yo fui el pionero, fíjese que fui yo el que inventó el hipo, las cosquillas y la contemplación del atardecer. Nadie me reconoce eso hoy en día…
¿Nunca hizo un recuento de sus invenciones?
En ese tiempo no había tiempo ni necesidad, no se pensaba como ahora que el mundo se iba a acabar, pero no todo me salía bien… Recuerdo uno de mis inventos que era el terroteo, que era una costumbre muy bonita que ya se ha olvidado… La gente ahora lo ha reemplazado por mirarse el ombligo tendido en una hamaca. Además, para contar algo, no hacía falta nada… Si no podía contarse con los dedos, no valía la pena.
… Y luego llegó Eva… Cuénteme de eso…
Mire, en ese tiempo el cielo estaba cerquita y para hablar con Dios no hacía falta más que alzar la voz un poco. Dios me tenía un poco consentido y me daba algunas cosas cuando se las pedía. Las sandías eran chiquitas entonces y le pedí que las agrande porque estaban muy ricas, las rosas tenían solo cinco pétalos y le dije que les pongamos más para que se vean más bonitas, cosas de ese estilo. Cuando le pedí que me haga una compañera se entusiasmó con la idea, hasta me felicitó por el consejo, y al día siguiente nomás ya estaba ella… Así nos llevábamos…
Los dos desnudos corriendo por el Paraíso ¿Verdad?
En ese tiempo no tenía nada de malo… Todo era muy natural, muy hippie…
Ahora llegamos al tema de la manzana…
No era en realidad una manzana, era algo que ya no hay por aquí… ¿Cómo le explico…? Se parecía un poco a una papa pero con corazón de fresa y con cáscara delgada como manzana, por eso la confusión… y era una de muchas reglas… No te tires del precipicio, no hables con la boca llena, no comas de este árbol... No me recordaba de todas y Eva tampoco. Ahora, claro, se dice “Ay, que desobediente” pero no se recuerda que en ese tiempo había que inventar de todo y de vez en cuando se quebraban algunas reglas en el proceso… No se hacía tanto escándalo por eso…
¿De quién fue la idea? ¿De Usted, de Eva, de la serpiente?
Un poco de cada, creo yo… En ese tiempo estábamos probando de todo para armar el menú… descubrimos la Papaya, la Naranja, las Uvas. Los pájaros nos recomendaron probar los higos, los cerdos nos enseñaron las trufas, y así… Cuando la serpiente nos enseñó ese fruto confiamos… Acuérdese que tampoco se había inventado la mentira, así que no teníamos por qué dudar. Pero lo hecho, hecho está… Nosotros lo hicimos y Dios hizo lo que prometió, porque él tampoco podía echarse para atrás. Así nos desalojaron, y nadie le echó la culpa a nadie en ese momento. Nos culpan ahora, pero yo los quisiera ver a ellos ahí, no había nada escrito, todo era de palabra… Ahora tienen los diez mandamientos bien escritos y bien claritos y no les hacen caso… ¡Y después me echan la culpa a mí! En esto quiero dejar clara mi responsabilidad. Si los demás le hacen la vida imposible al vecino, se portan mal y después se quejan de que han perdido el paraíso, yo ya no tengo nada que ver…
Hábleme de esos días en que salieron del paraíso…
Ahí si la pasamos mal… Hacía frío, había poca comida, y caminábamos mucho buscando un buen lugar… Para colmo Eva quedó preñada, así que nos quedamos en el mejor lugar que encontramos…
¿Nunca intentaron volver al Paraíso?
Al comienzo tuvimos la idea, pero después los hijos fueron creciendo y al sitio donde estábamos le llamaban “Hogar”. Uno es de donde crecen sus hijos y en ese tiempo ya no estábamos tan mal, así que ya no quisimos volver, sería dejar demasiadas cosas atrás…
Ahora lo de Caín y Abel… Tal vez esto sea difícil para Usted, pero la gente quiere saber…
Cuando eso pasó ya ellos estaban mayores y no vivían con nosotros... Esto es algo por lo que me critican… Que no sabía criar a los hijos ¡Pero si tampoco no tenía nadie de quien aprender! No se acuerdan que fui yo el que inventó la paternidad. De pequeños se peleaban, es cierto, pero creíamos que era normal… No teníamos de quién tomar ejemplo ni de quién comparar. Ya estoy cansado de que me echen la culpa de estas cosas también… Apúntelo bien y publíquelo, para que la gente sepa…
Para terminar… ¿Algo que decirle a la generación actual, a la gente que va a leer esta entrevista?
Las personas no recuerdan que yo fui el pionero de todo lo que se hace hoy, y nadie me reconoce por eso… Me equivoqué en algunas cosas pero el que inventa, tiene derecho a equivocarse. Los que no hacen nada no tienen derecho a criticarme, que lo sepan. Los que se rascan la espalda y disfrutan lo rico que se siente, no se acuerdan que fui yo el que inventó eso, los que ven a una mujer bonita nunca se acuerdan de que si no fuera por mí no tendrían nada de eso… ¡Que se dejen de fastidiar, pues!
Hasta luego Don Adán…

Hasta luego, joven, y recuerde: Ni Cristóbal Colón, ni Elvis… ¡Yo fui el primero que lo hizo todo!

lunes, 23 de septiembre de 2013

Las dos espadas


Hay cosas que el progreso nos ha quitado y de las que hoy queda solamente su valor simbólico. El objeto pierde entonces su utilidad práctica y quienes lo conservan lo exhiben ante el casual visitante con reverencia, por la historia que guardan y para admiración de quien es capaz de apreciarlas como obra de arte. Las espadas nos recuerdan un tiempo en que la milicia era una profesión honorable y las máquinas no habían convertido el acto de matar en un proceso tecnológico más.

La primera espada la vi hace ya muchos años. Una amiga mía era hija de un militar que conservaba la espada en su estudio. Esa habitación llena de libros, recuerdos y diplomas, era también el sitio donde nos juntábamos a conversar y pasar el rato. En un momento en que ella salió a atender al timbre, aproveché para examinarla. La empuñadura me pareció más bien simple y sin adornos en comparación con la funda de cuero bordado, y una placa con el nombre y la fecha., Estaba a punto de sacarla cuando regresó mi amiga. Sorprendido, di un salto y casi la hago caer al piso. La escena cómica de mis disculpas por hacer algo indebido valió la pena para que ella accediera entre risas a contarme la historia. No era una espada, en principio, era un sable, según me dijo, y le había sido entregada a su padre como muestra de que había terminado la escuela militar con honores. Cuando al fin la sacó de su funda y me dejó verla (Solo un momento, antes que llegue mi papá - me dijo) me sentí como quien observa un tesoro oculto. La hoja larga y el filo brillante me hicieron entender por qué en tiempos pasados los militares eran respetados y considerados como un ejemplo. Es por esto, pensé que alguien que porta una ametralladora automática genera miedo, pero el que porta una espada inspira respeto. El acto de matar a un adversario con esta arma implica contacto y conocimiento. Uno debe ver los ojos del enemigo, y debe tener el temple necesario para verlo morir. La muerte por arma de fuego, con fusil o escopeta, por el contrario, implica distancia, convirtiendo el acto en algo más impersonal, con menor carga emotiva involucrada. Yo, que no sé nada de armas ni de estrategias militares, ignoro si realmente era así en esos tiempos, pero recuerdo que eso es lo que pensé en ese momento. Devolvimos el sable a su sitio en la pared y le pregunté a mi amiga cuándo su padre me podría contar más. Quería saber si alguna vez fue usada en combate, si alguna vez se había manchado de sangre, que se necesitaba para dominar el arte de su manejo. El tiempo posterior no dio ocasiones para ese encuentro. Aunque conocí a su padre, siempre nuestras conversaciones duraron unos pocos momentos, y nuca se dio la ocasión de preguntarle sobre la historia de esa espada.

La segunda espada la conocí ya varios años después. En ese tiempo trabajaba para una empresa que hacía servicios que me hacían visitar a distintas compañías. En una de ellas me entrevisté con el dueño de una empresa, de ascendencia japonesa. La conversación en realidad era mitad de temas laborales y mitad conversación coloquial, como creo que es mi estilo. En algún momento indiqué que el logotipo de la empresa parecía un emblema samurái. El señor, que ya tenía cierta edad, se mostró encantado por la observación, y la conversación se convirtió en una narración de la historia de su vida, apoyada por algún libro, documentos escritos en japonés, y la espada. Era cierto, el empresario en cuestión descendía de un samurái que llegó al Perú hacía más de un siglo trayendo su honor y su espada. Ya sabía, por películas, que estaba en presencia de una Katana, pero nunca había visto una directamente. Comprendía entonces por qué se les consideraba una obra de arte tanto como un arma. Tan solo la funda de madera laqueada merecía admiración. Sin soltar nunca la espada, la sacó un poco de su funda para mostrarme la hoja. La hoja también estaba tallada y tenía en realidad como me había dicho el filo de una hoja de afeitar. Esta espada si había sido usada en combate, defendiendo a su señor, había conocido la victoria y la traición, el honor y el respeto, en un tiempo se mostró orgullosa al sol, y en otro tuvo que ser ocultada, siendo testigo de una parte de la historia de Japón y del Perú, hasta llegar a su sitio actual.

Difícil me es decir hoy cuál de las dos espadas me impresionó más al conocerla. Fueron épocas distintas. Quizás si las hubiera conocido en orden inverso, o en diferentes momentos, otra hubiera sido mi impresión. Aunque no estoy a favor de matar en ninguna de sus formas, tengo que reconocer que hubo alguna vez un tiempo en que esto se hacía por causas más honorables, que quienes lo hacían en un momento dado creían realmente en aquello que representaban, y que en algún momento acabar con una vida era, de alguna forma, más humano.

martes, 17 de septiembre de 2013

Introducción a las fábulas para animales


Durante muchos siglos
la costumbre fue ésta:
aleccionar al hombre con historias
a cargo de animales de voz docta,
de solemne ademán o astutas tretas,
tercos en la maldad y en la codicia
o necios como el ser al que glosaban.
La humanidad les debe
parte de su virtud y su sapiencia
a asnos y leones, ratas, cuervos,
zorros, osos, cigarras y otros bichos
que sirvieron de ejemplo y moraleja,
de estímulo también y de escarmiento
en las ajenas testas animales,
al imaginativo y sutil griego,
al severo romano, al refinado
europeo,
al hombre occidental, sin ir más lejos.
Hoy quiero —y perdonad la petulancia—
compensar tantos bienes recibidos
del gremio irracional
describiendo algún hecho sintomático,
algún matiz de la conducta humana
que acaso pueda ser educativo
para las aves y para los peces,
para los celentéreos y mamíferos,
dirigido lo mismo a las amebas
más simples
como a cualquier especie vertebrada.
Ya nuestra sociedad está madura,
ya el hombre dejó atrás la adolescencia
y en su vejez occidental bien puede
servir de ejemplo al perro
para que el perro sea
más perro,
y el zorro más traidor,
y el león más feroz y sanguinario,
y el asno como dicen que es el asno,
y el buey más inhibido y menos toro.
A toda bestia que pretenda
perfeccionarse como tal
........................................ —ya sea
con fines belicistas o pacíficos,
con miras financieras o teológicas,
o por amor al arte simplemente—
no cesaré de darle este consejo:
que observe al homo sapiens, y que aprenda.

Ángel González

(Grado elemental, 1962)

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Frases twitteables 24


La inspiración, como sabemos, viene por rachas. A veces la inspiración le hace a uno escribir relatos largos y otras veces da solamente para hacer tweets. Estoy ahora en racha de escribir textos largos. No obstante, he guardado algunas frases twitteables de los tiempos en que sobraban, y de los que no habían pasado por aquí. Dejo la última cosecha entonces:
  • Ya es hora de decirle a mi amigo imaginario que pague su parte del alquiler.
  • He pasado la página solo porque estaba en blanco.
  • Es loable la sensibilidad social de muchas empresas que ponen a retardados mentales en el área de atención al público.
  • Todas las noches, dirigía su telescopio hacia el cielo, buscando aquella estrella fugaz que por fin le concediera aquel deseo.
  • Ni Marte ni Júpiter son nada del otro mundo.
  • Muchos años después, Blancanieves se convirtió en reina y empezó a sentir celos de la belleza de su hija.
  • La conspiración mundial que hace que los panes caigan con el lado untado hacia abajo.
  • Regla televisiva: Si no entiendes el comercial, es de perfume.
  • Los desiertos no serían lo mismo sin espejismos.
  • Aristóteles, después de asistir a una reunión del partido, declaró que el hombre es un animal político. Y que ese político es un animal.
  • Se dice que hubo un sabio tan antipático, que Sócrates, después de conocerlo, para marcar distancias, prefirió decir “Yo sólo sé que nada sé”.
  • Todo aquello que alguna vez se nos dijo que nos liberaría, se convirtió, más temprano que tarde, en otra forma de esclavitud.
  • Quisiera hacer una reflexión, dijo el espejo.
  • -      Me he enamorado de la novia de mi mejor amigo. – No seas tonto, tú no tienes amigos.
  • Los duendes existen. Hoy maté a uno.
  • Yo me esfuerzo por ser un verbo, pero todos me ven solo como un adjetivo.
  • El instrumento, mal afinado, tocaba canciones subidas de tono.
  • La conquista del mundo incluye a los tontos, los flojos, los hipócritas. No crean que es tan simple.
  • Ese espejo gastado, es hoy solo un pálido reflejo de lo que fue alguna vez.
  • Debo esmerarme, con el precio que pagan por mi cabeza no me alcanza ni para el té.
  • Alguien me dijo que el presente es el material con el que fabricamos el futuro.
  • Señores pasajeros: Les habla el piloto de la nave, desde este momento deben apagar sus celulares. Todo lo que pasa desde ahora quedará entre nosotros.
  • Laptop de terror o ciencia ficción: HP Lovecraft.

jueves, 5 de septiembre de 2013

La piedra en el camino

La vida se asemeja a un camino por donde cada uno transita. El camino, dependiendo del recorrido, puede ser una tranquila vereda rodeada de árboles que nos dan sombra y en cuyas copas cantan hermosas aves. Aunque el paisaje es bonito, sabemos que no nos podemos detener a descansar. Simplemente caminamos alegres disfrutando de la vista. Otras etapas del camino pueden ser senderos rocosos cuesta arriba, con un recorrido sinuoso que nos hace dudar de que realmente estemos avanzando.
Y existen también las piedras en el camino. Algunas piedras son muy pequeñas y se meten en los zapatos, ocasionando molestias al caminar. En estos momentos es una buena idea detenerse un momento para sentarse y sacarse la piedra.
Algunas piedras nos hacen tropezar y maldecir al camino. Estas piedras nos golpean la canilla y el tropezón nos golpea los codos, el brazo, la cabeza. Sin embargo, a algunos les agrada la experiencia y vuelven por el camino para encontrarse con la misma piedra y volver a tropezar.

Hay también piedras mucho más grandes. Estas obstruyen todo el camino, dejándonos con la duda de seguir por otro camino, o tratar de rodearla. Pero la piedra ha llegado hasta allí por algo.  La piedra quiere que nos esforcemos, que pensemos cuál es la mejor decisión a seguir. El primer impulso siempre es rodearla, pero es imposible. Un lado del camino da al abismo y el otro da sobre la pared de la montaña. El regreso significa la derrota, el fracaso, la vuelta sin gloria. La opción correcta, pero a la vez la más difícil, es mover la piedra. Al mover la piedra abriremos el camino a quienes vienen detrás, para que ellos no encuentren las dificultades que nosotros. Pero una sola persona no puede mover la piedra. Necesitará otros que lo ayuden, necesitará amigos, familia. Nadie ha dicho nunca que mover una piedra que obstruye todo el camino sea tarea fácil, pero sabemos que es lo que hay que hacer. Al final, la piedra que ha sido retirada quedará como recuerdo de que pudimos vencer las dificultades. Los siguientes que pasen agradecerán a quien hizo su camino más fácil.

Esta, que es una simple metáfora de la vida, nos sirve para aprender algunas cosas que necesitamos. Y algunas cosas que debemos recordar, por lo que de vez en cuando esta lección se me cruza en el camino. Como hace poco, cuando iba por el área de la obra en donde estoy trabajando, y encontré lo que parecía una enorme piedra sobre un pedestal, como si estuviera lista para ser cargada por una grúa. 


Al acercarme veo la placa que está en la piedra:




Así es. Las lecciones están donde quiera, para que no las olvidemos. La metáfora se convierte en una realidad y la realidad nos recuerda a la metáfora.

viernes, 30 de agosto de 2013

Canto a la Tontería



Voltaire escribió en el siglo XVIII que cualquier cosa que sea demasiado estúpida para ser dicha, puede ser cantada. Voltaire, recordemos, compartió época con músicos grandes como Bach y Vivaldi. ¿Qué tal si le hubiera tocado, como a nosotros, aguantarse a Pipe Peláez y a Tito Rojas?
Las canciones malas siempre me han procurado una especie de placer retorcido. Las oigo con interés genuino y llevo un registro minucioso de sus frases disparatadas. Woody Allen se imaginó el infierno como un lugar repleto de malos músicos. Es posible que tenga razón, pero yo no arrojaría a esos malos músicos a la paila de Satanás, sino que más bien armaría con ellos una banda sonora divertidísima.
Empezaría, cómo no, con Ricardo Arjona: “y es tanta mi fe que aunque no tengo jardín ya compré una podadora”. Luego seguiría con un verso del acordeonero Juancho Polo Valencia que siempre me ha parecido un absurdo delicioso: “¡con tanta democracia con que yo te enamoraba!”
¿Y qué tal Galy Galiano, quien en vez de decirle a su ex amada que todavía la recuerda le dice que conserva “viviente su recuerdo en el cofre encefálico”?
En el Museo Universal del Disparate hay de todo. Dejo atrás a Galy Galiano y ahí mismo me topo con Charly Zaa, justo cuando el tipo está cantando un despropósito monumental: “en el azabache de tu blonda cabellera”. Más allá está Cristian Castro mostrándole al mundo que, al igual que Zaa, tiene problemas serios con los colores: “y es que este amor es azul como el mar azul”. ¿Acaso podría ser azul como el Mar Rojo? Me escapo saltando por la ventana y ¡zas!, me encuentro de frente con Fonseca, quien entona uno de los versos más patéticos de la historia: “eres el negativo de la foto de mi alma”.
A continuación me espera Rey Ruiz con una frase absurda en la que queda claro que no sabe ni escribir ni sacar cuentas: “fue mi media mitad”. ¿Su “media mitad” quiere decir algo así como el veinticinco por ciento? Tanto Bécquer como Pitágoras deben estar revolcándose en sus tumbas.
Se nos perdió la poesía de antaño, definitivamente. La de Agustín Lara y Rafael Hernández, la de José Barros y Enrique Santos Discépolo, la de José Alfredo Jiménez y Alfredo Zitarrosa. Por rebajar el nivel de las letras para ponerlas al alcance de todo el mundo, las casas disqueras convirtieron la música popular en un carnaval de melodías insulsas, estribillos estúpidos y percusión alocada.
Eso desesperaría al ya citado Voltaire, pero a mí, insisto, me divierte.
Oigo a Chayanne cantando una cursilería enorme: “tu pirata soy yo y mi mar es tu corazón”. Entonces veo un disco de mi admirado Juan Luis Guerra. Seguro va a entonar algo hermoso y de ese modo se acabará el placer que estoy sintiendo en este Museo Universal del Disparate. Pero no: también Guerra anda hoy cantando tonterías: “vives en el óleo de mis días y hasta en el sudoku de mi sinfonía”.
Amén. Amén.

Otra de las tonterías que encuentro en la red y la cual suscribo casi en su totalidad, y por eso se merece un lugar aquí, entre tanta tontería. El original lo encontré aquí: http://www.elpuercoespin.com.ar/2013/03/13/canto-a-la-tonteria-por-alberto-salcedo-ramos/

viernes, 23 de agosto de 2013

Cómo sacar un clavo con otro clavo


Algunas personas me han preguntado últimamente si en verdad es posible sacar un clavo con otro clavo. Claro, algunas personas tienen un concepto de mí como una persona inteligente que sabe muchas cosas, otras piensan simplemente que soy un tonto. De una manera u otra, todos esperan de mí una respuesta interesante y digna de recordarse.

Ya que soy una persona meticulosa y no me gusta decepcionar a la gente que confía en mí, he decidido investigar el tema, consultar a renombrados especialistas en la materia y hacer pruebas personalmente para verificar la hipótesis. Hecha pues mi investigación acerca de esta área del conocimiento y la técnica, paso a describir los resultados en forma de instrucciones sobre el estado del arte de sacar un clavo con otro clavo:

Lo primero que debe hacerse, al igual que con cualquier otra actividad, es verificar detenidamente la situación. Se debe considerar el tipo de clavo que se quiere sacar. Los clavos de cabeza grande no son fáciles de sacar, porque dañan mucho el material cuando se hace el esfuerzo de sacarlos. Aunque no es imposible, se necesita de mucha técnica y esfuerzo, si uno no tiene experiencia en el proceso, se recomienda aplicar el procedimiento solamente a los clavos sin cabeza.
También se debe analizar el material del clavo. Los clavos de madera están hechos de acero dúctil que resiste los esfuerzos para sacarlo. El acero usado en los clavos de cemento, en cambio, es muy frágil, por lo que se pueden quebrar con facilidad. Cuando se habla de sacar un clavo con otro clavo, generalmente se asume que dicho clavo está introducido en madera, aunque también se suelen encontrar clavos en cemento, ladrillo, plancha de madera prensada o yeso. El material influye de manera decisiva en la técnica a utilizar.
Como regla práctica, se utilizan las tablas de Lobensky-Grohmann, que a partir del material del clavo y del medio embebedor (es decir, el material sobre el cual se ha introducido el clavo), la longitud del clavo y la longitud libre (Distancia entre el extremo embebido del clavo y la cara exterior por la que saldrá), se obtiene el porcentaje de posibilidad de éxito al intentar sacar un clavo con otro clavo.
De acuerdo a las tablas anteriores, se obtiene también el tipo de clavo y del martillo con el que se debe hacer el procedimiento. Existen en el mercado kits de martillo y clavo de acuerdo a las características del trabajo.

Una vez hecha planificación del trabajo, se debe iniciar con el procedimiento. Es importante la precisión del golpe del clavo removedor sobre el clavo removido. La fuerza debe aplicarse en la dirección correcta sobre la cabeza del clavo para evitar en lo posible daños al material base. La fuerza de golpeo depende también del material base.
Los kits antes mencionados aseguran precisión y efectividad en la tarea mediante un dispositivo direccionador del golpe y un medidor de la fuerza de golpeo. Los martillos automáticos son también utilizados, pero estos no son muy efectivos en cuanto al direccionamiento, y son de mayor utilidad cuando el clavo removido ya está a medio camino dentro del material base.

Al golpear un clavo con otro clavo, se debe cuidar mucho del efecto rebote. Este es el cambio de dirección del golpe al rebotar en la cabeza del clavo embebido que se desea remover. Si se presenta este efecto, se corre el riesgo de que el clavo removedor se desvíe y que se quede incrustado en el material colindante al primer clavo.
La fuerza, dirección y frecuencia de golpeo se deben mantener constantes para sacar el clavo. Los ejecutantes inexpertos suelen caer en el error de golpear más rápido cuando ven el extremo saliendo por la cara opuesta de la madera, desviando la dirección de la fuerza por el efecto rebote. Si se logra mantener las variables de golpeo, se terminará el trabajo con éxito. Nuevamente, existen en el mercado extractores de clavos que ayudan en esta etapa final.

Al terminar el trabajo, el clavo ha sido extraído y queda a elección del cliente el destino del clavo que fue liberado. Algunos deciden conservarlo como recuerdo, otros deciden que es mejor que sea desechado. No falta quien quiere reutilizarlo para otros usos, pero esto nunca es posible. La cabeza queda inutilizable por el esfuerzo de sacarlo. 

Por último, lo más importante: Todo el procedimiento anterior es válido para trabajos mecánicos de carpintería o albañilería. Nada de lo anteriormente expuesto se aplica a los corazones rotos, ni puede usarse como metáfora para los sentimientos de las personas. En tales casos no se cumple aquello de que un clavo saca a otro clavo.
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