lunes, 30 de enero de 2017

Tan parecido a la vida


Hace unos días decidí que ya era tiempo de pasar mis días en tranquilidad, dedicarme a las tareas caseras y mirar televisión. Así que compré una bolsa de papitas fritas para disfrutar del rato. Al abrirla descubrí que las papitas estaban todas rotas y quebradas, en nada semejantes a lo que se veía en el envoltorio. Desde entonces busco una bolsa de papitas que no esté destrozada por dentro. Tan parecido al amor.

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Estoy esperando el bus solo en el frío de la calle. Ya llevo veinte minutos bajo un cielo gris cuando al fin veo el bus en la lejanía. Por un instante me alegro de poder llegar a mi destino, solo para ver pasar el bus sin detenerse en mi paradero. Tan parecido a mi suerte.

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Veo el vídeo de la fiesta del fin de semana y solo entonces me doy cuento que debo enfrentar la realidad de que nunca he sido un gran bailarín y que en realidad mis amigos se han estado riendo de mi todos estos años. Tan parecido a mi vida.

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En la playa, cuando estoy de lo más tranquilo en el agua, viene una ola traicionera que me revuelca y me deja mareado y vomitando agua salada. Tan parecido a la vida.

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En el trabajo descubro que la realidad no se parece en nada a lo que me enseñaron en la universidad, ni siquiera a los libros o a los cursos que he seguido sobre mi carrera. Es como ese examen que todos hemos pasado alguna vez, en donde las preguntas no se parecen en nada a lo que hemos estudiado. Tan parecido a la vida.

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Si yo fuera dado a las metáforas, diría que la vida está tratando de decirme algo.

sábado, 21 de enero de 2017

Frases Twitteables 42



Hace tiempo que no ponía por aquí mis frases twitteables, que en realidad son frases twitteadas, porque las saco del archivo de lo que publico en twitter (búsquenme como @TontodelaColina) y que pongo aquí para el que se perdió algunas de ellas. Aquí las que tocan hoy.
  • - ¿Qué libros te llevarías a una isla desierta? - ¿Qué? ¿También hay que llevar libros?
  • Es cierto que nadie es perfecto, pero también es cierto que nadie es tan imperfecto.
  • Puedo predecir el momento exacto de tu muerte, con una exactitud de cincuenta años más o menos.
  • Los astros no están a mi favor. Estoy considerando mudarme de galaxia.
  • Yo también tengo problemas con la bebida, lo bueno es que las reconciliaciones son fabulosas.
  • Dime a quién citas y te diré quién eres.
  • - Los que no aprenden de la historia están condenados a repetirla. - Es cierto, fue por eso que tuve que repetir ese curso.
  • Hay gente que hace una tormenta en un vaso de agua sobre si el vaso está medio lleno o medio vacío.
  • Esos días en que no sé si me falta inspiración o es que ya dije todo lo que tenía que decir.
  • Un día de estos los protectores de los animales me querrán prohibir que cuente ovejas.
  • -Han llegado los años de las vacas flacas… - ¡A mi enamorada me la respetas, no le digas así!
  • Últimamente he estado viviendo al límite inferior.
  • Del cubo de Rubik aprendí que cuando arreglas un lado, se te desordena otro.
  • Hay personas que con decir "Te lo dije" creen exculparse de toda responsabilidad.
  • Deshojar margaritas lo hace cualquiera. Hacerlo con dientes de león, eso sí es un deporte extremo.
  • Si amas un tweet, déjalo ir. Si te lo retwittean, regresará. Si te lo roban, dirán que nunca fue tuyo. O algo así.
  • Tal vez es cierto que el abismo es un pedazo de cielo que se cayó.
  • Hoy la moda retro es mandar powerpoints por email.
  • Añoro los tiempos en que ser bueno era ser bueno, no solo ser un poco menos malo que el resto.
  • - Qué romántico es besarse bajo la lluvia ¿Verdad? – Hace cuarenta días que me dices lo mismo, Noé.
  • Hay lunes que más bien son un afterweekend.
  • ¿Cómo que no me quieres? ¿Acaso crees que una margarita me va a mentir?
  • Tal vez sea cierto que todo está escrito, pero también es cierto que a mucha gente no le gusta leer.
  • Me pidió espacio. Y tenía razón, ha engordado mucho últimamente.
  • La historia de una de las mentes más brillantes de su generación, que un día decidió abandonar todo y convertirse en un tonto.
  • En realidad el fin del mundo ya fue hace tiempo, pero no nos hemos dado cuenta porque nos metieron a todos en la matrix.
  • Solo por curiosidad. ¿Qué es más difícil, entender a un genio o entender a un tonto?
  • Cuentan que Jacob cocinaba las mejores lentejas en el Antiguo Testamento. Su hermano daba lo que fuera por ellas.
  • Lo mío no es improvisación. Es planificación dinámica en tiempo real. (Hoy estuve inspirado con las excusas)

miércoles, 11 de enero de 2017

Grandes momentos de la prehistoria


A veces pienso que ya tenemos demasiada historia. No hay día en que no se conmemore algo, en que no se recuerde algún hecho pasado. Las lecciones de la historia son siempre recordadas aunque nunca se aprenden realmente. Por eso ahora, cuando ya todo parece estar inventado, me pongo a investigar los logros olvidados y sepultados en las profundidades de la prehistoria, mediante la fórmula secreta que une a la astrología inversa y los viajes astrales para volver a la época en que la gente era más simple, en que muchas de las cosas que hoy damos por sentadas tuvieron sus gloriosos comienzos. Muchos creen que la gente en esos tiempos no sabía nada y que los grandes inventos son cosa de nuestro tiempo. Pues no, por eso dejo  aquí algunos ejemplos de esos grandes momentos de la prehistoria.

La invención del número seis. En el tiempo en que aún se pensaba que todo aquello que no pudiera contarse con los dedos de una mano no valía la pena ser contado, vivió Pmnt, considerado por algunos como el primer matemático de la prehistoria. No hacía muchas generaciones que se había llegado a la idea revolucionaria de equiparar conceptualmente una cantidad de objetos con los dedos de una mano. Por aquel entonces se contaba señalando primero los bienes y luego señalando un dedo de la mano. Este método, aunque útil, no permitía contar más allá de cinco, pues se usaba una mano para señalar. Hoy se nos hace difícil comprender el cambio conceptual que significaba dejar de señalar para poder contar, y esto fue lo que descubrió Pmnt. Algunos piensan todavía que la invención del número seis fue producto de la casualidad, al considerar el puño como un dedo más al acabarse los dedos, pero Pmnt fue el primero en definir formalmente al número seis. Esto abrió todo un mundo nuevo para el hombre, quien finalmente descubrió que era posible contar cantidades mayores a los dedos de una mano. Desde ese momento fue posible la invención de números mayores, la acumulación de riquezas, la planificación y el control de tribus, y los conceptos de suma y resta. Lamentablemente, esta historia tiene un final triste: Muchos creyeron que Pmnt había llegado demasiado lejos con sus habilidades matemáticas, y el uso del número seis fue resistido e incluso prohibido, al considerarse como un invento diabólico. Las castas sacerdotales trataron de mantener este conocimiento en secreto para alejar al hombre de la codicia y la acumulación, pero Pmnt difundía su invención a todos, lo ocasionó que fuera apedreado hasta morir en uno de los disturbios entre los partidarios y detractores del número seis. Es desde esa época que el seis conlleva una connotación negativa, y hasta hoy se le asocia al demonio.

El café. En los tiempos en que las tribus prehistóricas seminómadas vagaban por el norte de África, las cabras eran parte importante de la vida diaria, que proporcionaban carne, leche, cuero y lana, además de ser capaces de comer hierbas duras y requerir poca agua. No en vano se les consideraba entonces como un regalo de los dioses a los hombres. La tribu Korbu, que buscaba un sitio donde establecerse durante el invierno, notó que las cabras de la tribu estaban inusualmente inquietas. No se tardó mucho en descubrir que la razón eran unos arbustos de frutas rojas que habían estado comiendo. Uno de los pastores, cuyo nombre ha caído en el olvido, probó la fruta y el sabor le pareció desagradable. Desencantado, arrojó las ramas al fuego. En ese momento ocurrió un doble milagro: el café comenzó a hacer efecto y los frutos tostados empezaron a emitir un olor agradable y muy penetrante, que atrajo a toda la aldea. El gran jefe pidió consejo a los ancianos sobre cómo aprovechar mejor el descubrimiento, surgiendo varias ideas como tratar de disolver los frutos en agua hirviente, preparar una pasta comestible o quemarlo para inhalar el humo. Después de semanas de intensa experimentación, labor acometida por todos los habitantes de la aldea, se encontró que la mejor manera de consumirlo era disolver los granos molidos en agua caliente. Una vez descubierto el mejor método, los resultados fueron explosivos. Se dice que en esa temporada toda la tribu se mantuvo cuatro días trabajando sin dormir, tiempo durante el cual muchos de los habitantes tuvieron visiones y entraron en posesión de entidades divinas. El gran jefe se vio obligado a prohibir el uso de la bebida para evitar que los aldeanos perdieran el contacto con la realidad. El consumo de café se reservó al inicio para ocasiones especiales, aunque después se permitió su empleo durante la temporada de cosecha, cuando el trabajo se intensificaba, y en la temporada de frío, en que se tomaba solamente en las noches. Aunque se trató de mantener el secreto, pronto se esparció la fama del pueblo que no dormía y que podía hablar con los dioses gracias a una bebida maravillosa. El café también impulsó la creatividad en las artes de la cerámica y la textilería, que se hicieron conocidas en toda la región. Se dice también que era posible reconocer a uno de los habitantes de la tribu Korbu, así como sus textiles y su cerámica, solo por el aroma que tenían impregnado, y que perduraba mucho tiempo después de que hubieran abandonado su pueblo.

Estas son algunas de las historias que he encontrado en la prehistoria, y que comparto hoy. Aún quedan varias para compartir, y que verán algún día. Háganme acordar que queda pendiente anotar los profundos cambios culturales y sociales que ocasionó la invención del jabón y la leyenda que rodea a la invención del juego del detín marín. Pero por hoy lo dejaremos aquí. Buenas noches.

lunes, 2 de enero de 2017

Nada nuevo bajo el sol

El primer selfie stick, 1925
Hace cosa de tres milenios, siglos más, siglos menos, Salomón dijo, escribió y puso en la Biblia para que no se olvide, la frase: “No hay nada nuevo bajo el sol”. Dicen que esta frase se le ocurrió después de escuchar a los juglares del palacio contar los mismos chistes de la época de Enoc. Lo curioso es que desde ese tiempo la cosa no ha cambiado mucho, no sólo porque nos siguen contando los mismos chistes, sino porque hasta ahora nos siguen presentando como la gran novedad cosas que ya existían desde hace mucho. E internet está lleno de cosas que la gente cree que son la gran novedad pero que en realidad existen desde hace mucho. Ya que hoy me encuentro aburrido frente a la computadora, me pongo a demostrar que varias de las cosas que encontramos hoy en internet son mucho más antiguas de lo que creemos.

Los primeros muros de Facebook: En la antigua China del siglo V a.C. aparecieron los “dazibaos”, que eran hojas que cualquiera podía colocar sobre los muros públicos. El dazibao podía tratar cualquier tema y ser escrito por cualquiera. Sobre este papel los vecinos de la ciudad solían colocar también otros papeles con sus comentarios, igual que como se hace ahora en el muro de Facebook.

Los primeros emojiles: nadie me va a negar que los primeros emojiles son los jeroglíficos egipcios que se usaban hace más de cuatro milenios. En ese tiempo, Ptah el egipcio, para avisar que estaba cansado por haber trabajado como un buey, dibujaba en su puerta un buey con un arado y un hombre recostado, tal como lo haría cualquier Juan del día de hoy en el Whatsapp. Y la colección de emojiles de ese tiempo incluía dibujos de papiros, escarabajos, barcos, manos, plumas y todo lo que necesitaba en ese entonces para expresarse.

Los primeros tweets: Desde hace muchos siglos, se han utilizado palomas mensajeras para enviar noticias. Simplemente se amarraba un pedazo de papel a la pata de la paloma y se enviaba para que el mensaje llegue volando a su destino, donde el receptor diría después que esa noticia “me la dijo un pajarito”. Claro que los mensajes no podían ser muy largos, porque la pata de la paloma tiene una capacidad limitada de caracteres que se pueden escribir, pero de todas maneras creo que era más que los actuales 140, así que no me digan ahora que todo progreso es para mejor.


El primer meme: Este no es tan antiguo como los anteriores, pero de todas maneras precede con mucho a la internet. Durante la Segunda Guerra Mundial, apareció escrito en muchas paredes la frase “Kilroy was here”, que pronto fue acompañada de un dibujo simple de una persona asomando. Como con los actuales memes, nadie sabe con seguridad como surgió ni quién fue el creador, pero se hizo popular y los soldados americanos la dejaban dibujada mientras avanzaban por el frente europeo.

Pokemon Go: Lo más moderno que nos ha llegado es el Pokemon donde hay que salir a la calle a capturar bichos. Pues esto lo hacía desde su niñez Satoshi Tajiri, el creador de Pokemon, quien salía con pequeñas cajitas (antecesoras de las pokebolas) a capturar insectos en su pueblo natal antes de mudarse a Tokio, donde la escasez de insectos le hizo buscar una manera de hacerlo usando un Game Boy. Me lo imagino hoy viendo a la gente buscando bichos con su celular y recordando sus viejos tiempos en que llegaba a su casa con sus nuevos grillos, mariquitas y escarabajos aunque los demás niños se rieran de él. Ahora quién se ríe pues.

El primer influencer: A fines del siglo XVIII, Johann Wolfgang  von Goethe escribió el libro "Las desventuras del Joven Werther", que trata de un joven enamorado de una dama que no puede corresponderle. A pesar de hacer un viaje a la capital para olvidar, no solamente no lo logra, sino que a su regreso su amada ya se ha casado con otro. Al final de la novela, Werther se suicida. La novela tuvo un éxito tremendo, a tal grado que muchos jóvenes hacían la peregrinación a los lugares descritos en la novela, se vestían como el personaje principal e incluso hubo muchos casos de suicidio que imitaban el final de Werther. El caso alcanzó tal extensión que se hablaba de la "Werther-Fieber" (Fiebre de Werther) que hacia a los jóvenes melancólicos y potenciales suicidas. Goethe lamentaría el resto de su vida el efecto de esta novela, y el hecho de que muchos de los que se acercaban a visitarle solo conocían esta obra, incluso después de haber escrito "Fausto" y otras obras capitales de la literatura alemana.
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