sábado, 31 de diciembre de 2011

El ultimo post del año

Ahora que este año se va, derrotado al fin, aprovecho para saludar a mis pocos lectores y desearles un maravilloso 2012.
El próximo año seguiré hasta donde pueda publicando más historias amables en este blog. Las frases ingeniosas en mi nueva cuenta de twitter tienen más futuro, a juzgar por la cola de frases que tengo esperando ser publicadas.
Este año tiene pinta de ser más movido que el anterior. Nos veremos tratando de salvar el mundo de las maldiciones mayas (Los peruanos estamos desaprovechando la oportunidad de inventar una maldición inca que haga venir a los turistas por aquí), tratando de hacer algo útil con el día extra que nos toca por ser año bisiesto, y como dice Mafalda, tratemos de no desperdiciar los 366 días nuevecitos que nos quedan por delante.
Feliz año.

lunes, 26 de diciembre de 2011

Olvidos


Hay olvidos involuntarios.
Hay olvidos innecesarios.
Hay olvidos de odio, de venganza y de despecho.
Hay olvidos piadosos, que olvidan ofensas, engaños, pecados.
Hay olvidos cortos, olvidos largos, olvidos interminables.
Hay olvidos nuevos, olvidos antiguos y oxidados.
Hay olvidos recurrentes, que aparecen cuando menos los esperamos.
Hay olvidos fingidos.
Hay olvidos precarios, que solo esperan una oportunidad para convertirse en recuerdos.
Hay olvidos rebeldes, que no admiten intentos de recuperación.
Hay olvidos que, a pesar de todo, dejan una huella.
Hay olvidos en acto de defensa propia.
Hay olvidos inocentes, olvidos culpables y olvidos alevosos.
Hay olvidos vergonzosos.
Hay olvidos perdonables.
Hay olvidos indiferentes.
Hay olvidos secretos y olvidos públicos.
Hay olvidos en primera persona, en segunda persona, en plural.
Y hay olvidos completos, como el tuyo, que ya no recuerdas que alguna vez me recordaste.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Una Noche de Paz

Una noche, en pleno frente de guerra en Bélgica, en 1914, los ejércitos de Alemania e Inglaterra se encontraban atrincherados a poca distancia uno de otro. Parecía una noche más de aquella interminable guerra librada entre el barro y la nieve. Pero no era una noche cualquiera. Era la Nochebuena de 1914, y los soldados de ambos bandos estaban cansados, hambrientos y con frío, extrañando a sus familias y enterrando a los muertos que habían caído por avanzar unos cuantos metros en aquella tierra fangosa.

Uno de los soldados del ejército alemán, nostálgico como debía estarlo en esa fecha, hizo un pequeño árbol de navidad con uno de los abetos del bosque y le encendió una vela. Aquello era una insensatez, pues ofrecía un blanco fácil ante el enemigo, pero no le importó. Los enemigos, a unos 50 metros, miraron extrañados la luz que aparecía sobre la trinchera, sin atinar a hacer nada. A este prodigio le siguió otro igual, otro soldado encendió otra vela, y luego otro más. Alguien levantó una pizarra que decía en inglés "Feliz Navidad".

El ejército inglés no podía creer lo que veía, y a nadie se le ocurrió aprovechar la ventaja táctica que suponía una enemigo casi descubierto. El asombro fue aún mayor cuando empezaron a escuchar cánticos:
"Stille Nacht, Heilige Nacht
Alles schläft, einsam wacht
nur das traute, hochheilige paar
Holder Knabe in lockigen Haar
Schlaf in himmlischer Ruh
Schlaf in himmlischer Ruh..."

Era el villancico "Noche de Paz", nunca más acertado para la ocasión. Los soldados ingleses empezaron a su vez a acompañarlos en su propio idioma:
"Silent Night, Holy Night
All is calm, all is bright
Round you Virgin Mother and Child
Holy infant so tender and mild
Sleep in heavenly peace
Sleep in heavenly peace...".

Si alguna vez existió el Espíritu de la Navidad, este descendió aquella noche sobre el frente occidental de la Primera Guerra Mundial.

Los soldados empezaron a salir de las trincheras con las manos en altos en señal de tregua, para abrazarse y desearse una Feliz Navidad. Se hizo una improvisada cena de Navidad entre los soldados de ambos bandos, en la que compartieron sus pocos alimentos y bebidas, conversaron al calor de un solo fuego ayudados por los pocos soldados alemanes que hablaban inglés, cantaron juntos y hasta jugaron un partido de fútbol en lo que podríamos llamar el primer amistoso internacional. No faltó un pequeño intercambio de regalos en aquella noche.

A la mañana siguiente, ambos ejércitos se despidieron con caballerosidad y con dos disparos al aire de cada bando, dieron fin a aquella inesperada, impensada e improvisada tregua de Navidad de 1914.

La guerra siguió su curso desde ese día, pero quiero recordar hoy un día, en que la Navidad fue realmente una Noche de Paz. Y Paul McCartney me da la razón en este vídeo que relata esta historia.

Feliz Navidad.

domingo, 18 de diciembre de 2011

San Burrito



Entre todo el mobiliario de la oficina donde estoy trabajando, hay uno que destaca nítidamente por su diferencia entre tantos papeles, planos y demás documentos: Un pequeño burro de cerámica que lleva como carga un pequeño cactus, del tamaño exacto para llevarlo en su lomo.
Cuando llegué a la oficina estaba ya plantado en su puesto, junto a una de las computadoras, con su expresión afable, como si estuviera contento de estar en una oficina tan animada (sí, pues, mi oficina es bastante animada).

Yo no sabía entonces de la creencia difundida de que colocar un cactus junta a la computadora sirve para absorber las radiaciones dañinas, y realmente no me importa. Preferiría que eso no fuera verdad, porque eso convertiría al humilde burrito en el único elemento verdaderamente decorativo de nuestro ambiente de trabajo, a diferencia de los lemas corporativos, política de la empresa, o la lapicera con el logo del área, que cumplen de verdad una función, aunque no sea más que hacer creer a la gente que tenemos un área con gente comprometida con el trabajo y la empresa.

El asunto es que llegó a nuestra oficina para proteger a la computadora de todo mal, habiendo cumplido su trabajo admirablemente hasta el momento. Ha salvado a la oficina de los ladrones que se han llevado cosas de otras oficinas, y de la pérdida de datos que también ha atacado a otras áreas de la empresa.
Pero es ahora, cuando el calor atrae insectos, y se enciende un incienso o una vela aromática para alejarlos, cuando la gente que viene de visita a la oficina relaciona la vela con alguna imagen de un santo, y el pequeño animalito se ha convertido oficialmente en San Burrito, con una congregación de fieles compuesta por los que ocupamos la oficina, quienes lo hemos nombrado como la mascota del área y patrono de los que... quieren ser como el burrito, por decirlo de alguna manera.

Como en toda congregación, hay miembros reacios. En este caso era una de las ingenieras, a quien el burrito disgustaba sobremanera. “¡Uno de estos días lo voy a tirar!” era su opinión más común cuando alguien comentaba las cualidades del burrito.

Hasta que un día, con alguna excusa (ya no recuerdo cuál) decidió pasar de las palabras a los hechos y deshacerse del burrito, su sonrisa y su carga. Un grito se escuchó entonces en la oficina ¡¿Por qué no me dijiste que era un cactus de verdad?! ¡Yo creía que era artificial! El burro se había defendido usando su carga contra los dedos desprevenidos de su enemiga. Con esta valiente acción, el burrito se ganó el derecho a permanecer en la oficina y la ingeniera no se atrevió a tocarlo nuevamente. Un par de días llevando una curita la convencieron de que había topado con fuerzas más poderosas que ella misma. Pero el burro tampoco dejó las cosas así. Poco después halló la forma de que la ingeniera abandone el proyecto, dejando en la oficina únicamente a quienes aceptaban su presencia como patrono y protector de la oficina.

Aún sigue aquí, con su sonrisa, su cactus, y una velita o incienso, cuidando la oficina y a quienes trabajamos en ella, dándonos protección y buena vibra, Como tiene que ser.

martes, 13 de diciembre de 2011

Peligro, candidato


No creo ser una de esas personas a las que "les pasan cosas". Pero de vez en cuando, las tonterías me atacan, como pidiendo ser publicadas en este blog. Como hace unos días, en que me tocó ir a la votación en el Colegio de Ingenieros. Yo pensaba que a un ingeniero se le convence con razones y no con volantes, con programas y no con lemas. Al parecer me equivoqué, pues en la entrada del centro de votación me encontré a señoritas repartiendo volantes, banderolas y hombres adultos disfrazados de tigre tratando de hacer que vote por tal o cual lista.
Pero sin duda el candidato que se llevó las palmas fue el que muestro aquí. No imagino mejor razón para no votar por alguien que ver su afiche sobre un camión de combustible y bajo la palabra "PELIGRO". Apenas lo ví, mi reacción inmediata fue sacar el celular y tomar la foto que ven aquí.
Con este tipo de publicidad, no me sorprendió saber que el candidato en cuestión no ganó las elecciones. Afortunadamente.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Frases twitteables 7

Este post es el equivalente a marcar tarjeta en la oficina y luego irte. Ante la persistente falta de ideas para publicar, recurro nuevamente a las frases sueltas, que ya deberían estar apareciendo en mi cuenta de twitter. Y lo peor es que la mitad de estas frases ni siquiera son mías, sino son las que he ido encontrando mientras deambulo al azar por los blogs ajenos. 
  • Parece ser que ahora sólo a los zombies les interesan las mujeres por su cerebro.
  • Ella era casi perfecta; de no ser por ese maldito poster de Ricardo Arjona en su cuarto, quizás hoy sería la madre de mis hijos.
  • Sacando la cuenta de esta etapa de falta de inspiración, la imaginación ya no es lo que era.
  • En esta etapa de mi vida, sospecho que alguien me ha estado vendiendo arcoíris usados.
  • Dicen que del amor al odio solo hay un paso… ¿Bailamos?
  • A pesar de lo que le dijeron, lo intentó. Y logró lo imposible. Cuando los demás se dieron cuenta, lo despidieron por contradecir a sus superiores.
  • Los artefactos son cada vez más inteligentes. Dentro de poco se reirán de nosotros cada vez que intentemos hacer algo.
  • Si usted ha llegado a cierta edad sin haber adquirido ningún talento, tal vez sea hora de que empiece a pensar en una carrera política.
  • Últimamente están anunciando el fin del mundo tantas veces con fecha y hora, que empiezo a pensar que ese trabajo lo está haciendo alguna empresa o dependencia estatal y como tal, nunca se termina en la fecha prevista.
  • No soy perfecto, pero la mayoría de la gente no nota la diferencia.
  • Pertenezco al numeroso grupo de personas que dicen no pertenecer a ningún numeroso grupo de personas.
  • Hay gente que tira una moneda para decidirse. Otra gente tira un billete para que decidan por él.
  • Me gusta esa expresión tan guapa que pones al decir “Yo pagaré la cuenta”.

lunes, 5 de diciembre de 2011

El examen

En el examen de religión, el profesor había planteado una única pregunta a sus alumnos de entre trece y catorce años: “¿Quién es Dios?”. Sólo le faltaba por puntuar uno de los exámenes, el de contenido más sorprendente. Dudaba entre la nota de honor y la reprobación, no había término medio. Antes de tomar una decisión, se concedió una última lectura:

 “Cuando juego al fútbol, Dios es el balón; cuando veo una película, la pantalla es Dios; cuando leo un libro, Dios es la página; cuando me baño en la playa, las olas son Dios; cuando escucho un disco, Dios es la canción; cuando beso a una chica, los labios de ella son Dios; cuando me contemplo en el espejo, Dios soy yo.”

Al leer lo del beso a la chica, estuvo a punto de decidirse por el reprobatorio; pero, en ese momento, sintió una punzada en el corazón, que él muy devoto, atribuyó a un aviso del Todopoderoso, así que cogió el bolígrafo y escribió debajo del texto del examinado: “Cuando el profesor te pone una nota, Dios es el profesor”.

(Robo en descampado, es decir, Cortipegado, del blog "Cuentos a la luz de la luna" que encontraremos en el link: DIOS DA LA NOTA - Un cuento de Salvador Robles) 
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