sábado, 28 de abril de 2012

La convención de superhéroes


Después de todo el jaleo ocurrido, y ahora que tenemos un tiempo de descansar después de limpiar todo el estropicio ocasionado por la Convención Internacional de Superhéroes, nos toca disculparnos por no haber cumplido con las expectativas del público, pasando a explicar las razones por las cuales las cosas no salieron de la manera en se habían planeado:

Inspirados por el éxito en anteriores ocasiones, en que nuestra ciudad ha cumplido con albergar reuniones de grandes mandatarios y personalidades mundiales, emprendimos la tarea de organizar la Convención de Superhéroes, donde los paladines de la justicia mundial pudieran intercambiar experiencias y enterarse de los últimos avances de la tecnología anti supervillanos.
Los primeros problemas surgieron con la llegada de las personalidades a nuestro aeropuerto. El problema con las autoridades aduaneras, al detener al profesor Charles Xavier confundiéndolo con Lex Luthor, era hasta cierto punto comprensible, así como el registro minucioso al cinturón de Batman, buscando drogas escondidas. Lo que no estaba en nuestros cálculos era el desorden causado cuando manos extrañas pusieron fuera de servicio el scanner y todos los oficiales de aduana insistieron en registrar a la Mujer Maravilla a la manera antigua.

Al llegar al centro de convenciones, la cosa no mejoró mucho. Una manifestación antiyanqui esperaba al Capitán América a la entrada del hotel, quien afortunadamente comprendió la situación e incluso comentó que estas cosas le pasan todo el tiempo.
La convención empezó con varias horas de retraso, debido a que el Batimóvil se quedó embotellado por la Avenida Abancay, y a que el Hombre Araña tuvo que venir a pie al no encontrar edificios altos en los que balancear su telaraña. Hasta Superman estuvo indispuesto el primer día, porque aprovechando la ocasión, los vendedores ambulantes han estado vendiendo Kriptonita de contrabando en toda la ciudad en forma de llaveros.

Los problemas siguieron al momento de esperar las conferencias. Las presentaciones del profesor Xavier y de Batman no pudieron hacerse adecuadamente. No se nos avisó a tiempo que la Baticomputadora usa Windows y Cerebro, la computadora de Xavier es una Mac. El mayor error de nuestra parte fue cuando la se suspendió la conferencia programada del Dr. Reed Richards. Los tragos de bienvenida de pisco puro lo marearon inmediatamente y quedó literalmente hecho un nudo al tratar de caminar para salir. Por un increíble error de programación, en su lugar se programó una conferencia a cargo de Hulk, quien fue abucheado incluso por quienes estamos acostumbrados a escuchar las declaraciones del Puma Carranza.
Al terminar su presentación, Hulk tomó el asiento equivocado y se sentó sobre el Hombre Invisible. No nos dimos cuenta hasta el final de la noche, cuando recogimos el cadáver hecho puré.

La cena de honor tampoco resultó según lo esperado. A pesar de las advertencias, alguien ofreció cebiche a Aquaman y a Namor, quienes reaccionaron violentamente. Solo Wolverine, quien ya ha estado antes en Lima, fue capaz de comer todo lo que le ofrecieron. El escándalo sucedido después, cuando Bruno Díaz y Tony Stark empezaron a competir sobre quién tomaba más licor y conquistaba a más mujeres, ha sido la comidilla de todos los diarios sensacionalistas del país.

Al día siguiente, durante la conferencia de prensa, la mitad de las preguntas fueron dirigidas a Batman, quien tuvo que aclarar una decena de veces que a pesar de ser el Hombre Murciélago, no tiene nada que ver con la saga de Crepúsculo. Las conferencias del segundo día fueron empañadas por la denuncia del robo del anillo de Linterna Verde, quien declaró que solo le estaba dando la mano a algunos de sus fans y de pronto desapareció.

 Así, la conferencia terminó con la gresca iniciada por Thor cuando mencionó el conocido chiste de que Superman lleva los pantalones sobre la ropa interior. Fue entonces cuando la famosa frase "Marvel vs DC" se hizo realidad. Aunque ambos bandos han prometido pagar los daños, pasará algún tiempo antes de que se pueda realizar una convención semejante en nuestra ciudad. Nos queda el consuelo de que varios de los superhéroes asistentes han decidido quedarse unos días más en nuestro país. Wolverine ha prometido quedarse nuevamente con la Trinchera Norte alentando con la garra característica, a Black Widow le han ofrecido trabajo en una telenovela basada en su vida, a la Mujer Maravilla le han ofrecido su propio reality show, y a Punisher le han pedido que se integre al Serenazgo de San Isidro.

martes, 24 de abril de 2012

El Beso

Han pasado varios días desde que me diste aquel beso, y aun siento sus efectos, como una fiebre abrasadora que ha invadido todo mi cuerpo. Recuerdo que estabas intranquila, con los ojos rojos y respirando con dificultad. Traté de decirte algunas palabras, pero no parecías dispuesta a oírme. Como todo un caballero, te ofrecí mi pañuelo. No era apropiado para una mujer en tus condiciones estar sin un pañuelo, o tan siquiera un Kleenex. Fue entonces cuando ocurrió. Al instante me di cuenta de mi error. Ni tu ni yo estábamos para esas cosas, el momento no era para nada el adecuado, y el riesgo que corría era demasiado, aun cuando siempre te dije que yo podría soportar todo lo que tú me dieras. Apenas sentí tu febril calor me aparté, espantado. Sé que tú no te diste cuenta, preocupada por tu propio sufrimiento, pero me empecé a sentir mal yo también. Un sudor frío empezó a recorrer mi espalda, y hasta hoy no se detiene. Ahora, y desde aquel día, estoy solo, temblando de frío y sufriendo tal como tú lo hacías en ese momento. Pero de todo hay una lección que aprender en esta vida, y yo no creo ser un mal alumno. He tomado una decisión que pienso mantener de ahora en adelante. Apenas logre recuperarme y reunir la fuerza necesaria, iré a buscarte y te diré frente a frente lo que he aprendido: ¡Nunca más te volveré a besar cuando estés resfriada y dejar que me pases todos tus virus!

miércoles, 18 de abril de 2012

Frases Twitteables 10


  • Las cámaras de seguridad de los bancos me hacen ver gordo, y ni aun así me quieren dar crédito.
  • Nadie es tan feo como se ve en su foto carnet, ni tan feliz como se ve en su Facebook.
  • Cuando mueras, compraré el cementerio y pondré en su lugar una discoteca para que todos bailen sobre tu tumba. 
  • En esto de perder partidos, debo ser campeón mundial. 
  • Los gatos tienen 7 vidas, y por eso no comprenden a los humanos que mueren de amor. 
  • Personal de limpieza, acercarse al pasillo 7… Apareció otro cadáver… 
  • Las malas compañías se alejan de mí, no vaya a ser que las desprestigie. 
  • La evolución no consiste en que todos aprendimos a nadar, sino en que se murieron todos los que no aprendieron. 
  • Diferencia entre ricos y pobres: Si yo tengo doble personalidad, soy un loco. Si Bruno Díaz tiene doble personalidad, es un superhéroe. 
  • ¿Cómo estuvo el almuerzo? - ¡De chuparse los dedos! Respondió el caníbal. 
  • Ella se enamoró del cardiólogo pensando que él conocería más sobre el corazón humano. 
  • Después de revisar su basura en secreto todo un mes, se convenció de que nunca había tirado las fotos de su ex. 
  • Voldemort debió haberse llamado Parangaricutimicuaro. Así habría sido realmente “El que no puede ser nombrado”.
  • En la escala del 1 al 10, hoy soy un 3.1415926535897932384626433832795.

viernes, 13 de abril de 2012

El tonto que quiso ser inteligente


Es imposible. No importa lo mucho que me esfuerce, nunca logro ser sobresaliente en nada. No soy un completo inútil, tampoco, porque para ser completo también tengo que ser sobresaliente. Me paso la vida más bien flotando en la estrecha franja que existe entre la normalidad y lo notable y digno de ser premiado.
Desde las épocas de la escuela, siempre fui el segundo o el tercero, o justo el puesto que no alcanzaba a las premiaciones. Mi único consuelo era saberme la persona hacía que los primeros puestos se mantuvieran alertas y no bajaran la guardia para no ser superados por mí (y esto, en realidad, fue lo que me confesó uno de tales primeros puestos, tiempo después).

Así pues, no logré ser recordado por la posteridad escolar como uno de los inteligentes de la escuela, sino apenas como una persona con una buena memoria para los datos y un gusto impecable para la música. Tal vez esto parezca suficiente para muchos, pero no para mí. Siempre busqué algo más, algo en lo que fuera nítidamente superior a los demás. Y sabía que esto no pasaba por las actividades físicas. Siempre era el último a quien escogían para los equipos de fútbol, o incluso a quien pasaban al equipo contrario para darle ventaja, ni el baile ni otras actividades sociales fueron nunca lo mío.

En la Universidad, a la que ingresé después de mucho esfuerzo, y en una carrera en la que nadie me daba mucho futuro, porque todos mis conocidos, asesores de carrera y otros expertos me aconsejaban una carrera de letras, tampoco empecé con buen pie. Mis habilidades matemáticas nunca fueron buenas, y meterme en la universidad donde los cursos de números son los más exigentes del país se asemejaba mucho a un suicidio. Allí estuve ya no luchando por ingresar a los primeros puestos, sino batallando por no estar entre los últimos. De alguna manera me mantuve allí, incluso cuando el país entero parecía conspirar para obligarme a abandonar los estudios, ya que pasé en la Universidad la que se considera la época más oscura en su más que centenaria historia.
Cuando salí (en realidad, desde antes) ya soplaban nuevos vientos. Poco a poco me fui armando de confianza, y al final, nadie era capaz de creer que yo no era uno de los alumnos más destacados de su promoción, ni mucho menos dudar que yo estuviera al menos en el décimo superior, cuando la realidad era que yo no estaba ni siquiera en el segundo tercio. Lo cual reducía dramáticamente mis posibilidades de empleo, donde se exigía siempre a egresados del quinto superior de su clase.
Años después, los conocidos con los que me encontraba en reuniones o por motivos de trabajo, se extrañaba de no verme trabajando para una gran empresa o en un alto puesto. Yo siempre ocultaba la verdad de que para esos puestos se elige a las personas que destacan en su carrera. Y como siempre, yo no cumplía con esos requisitos.

Los test de inteligencia que rendía como requisito de ingreso para un puesto, daban como resultado siempre un nivel normal, muy pocos puntos debajo de lo considerado “superior”. Solo una vez, en un examen en una de esas empresas de personal resources me atreví a impugnar el resultado.
-          ¿Cómo, señorita, que no soy adecuado para el puesto?
-          Señor, sus resultados indican que su nivel de inteligencia está dentro del promedio, y nosotros queremos genios, o por lo menos con síndrome de Asperger…
-          Yo puedo ser un Asperger, mire, mis aptitudes sociales son bajas, me cuesta relacionarme con las personas, y puedo ser obsesivo…
-          Lo siento señor pero no califica…
-          ¿Y el otro puesto, para personas de poca calificación?
-          No señor, para ese puesto tampoco califica, sus puntajes de los tests son muy altos…

Al llegar a mi casa, me puse a meditar seriamente sobre el asunto. De acuerdo a las pruebas, exámenes, encefalogramas y cartas astrológicas, no soy una persona normal, pero tampoco soy un superdotado. Al parecer estoy destinado a no destacar en nada. ¿Qué soy entonces? Después de mucho pensar, solamente una respuesta apareció como posible, una única explicación a mi condición. Una sola clasificación posible.
¡Soy un tonto!

Fue en esos días cuando me decidí a empezar a escribir un blog.

domingo, 8 de abril de 2012

Tonto el Hobbit

Entre las colinas de Hobbiton y Sobremonte vivía un hobbit, con una casa en la colina que los lugareños llamaban Wasajil, que en el antiguo idioma de la Cuaderna del Este significa simplemente “Colina del Valle”. Era este un hobbit solitario, con un carácter peculiar, aún entre los hobbits. Había llegado hacía ya varios años y desde entonces pocos parecían conocer su origen, lo que los hobbits consideraban un detalle de mal gusto, a ellos que tan aficionados eran a mantener su linaje en orden y bien establecido.
Desde que llegó y solicitó ayuda para construir su casa a algunos hobbits del vecino pueblo de Ríada, se dedicó a vivir en soledad, sin pedir nunca más nada a nadie. No se le veía habitualmente en las numerosas fiestas y reuniones a las que eran tan afectos los hobbits de La Comarca, aunque aquellos que lograban llegar a su casa no se quejaban de la cordialidad del dueño. Los caminantes que frecuentaban el sendero que pasaba al pie de la colina hacia Bree sabían que estaba de buen humor cuando lo escuchaban a lo lejos tocar la flauta.
Entonces podían pasar a su casa, que aunque desordenada incluso para los gustos de los hobbits, no dejaba de tener una buena provisión de quesos, carnes secas y embutidos, acompañados por su famosa cerveza, que preparaba en sus bodegas y a las que agregaba una mezcla especial de hierbas que mantenía en secreto.
Entonces, como era costumbre entre los hobbits, empezaba a contar sus historias. Pero las suyas no eran historias como las que se acostumbraban en La Comarca, ni en Bree, ni siquiera como las que se contaban sobre las Tierras Altas, o las antiguas leyendas de la guerra de Mordor. Sus historias eran extrañas, parecían tratarse de una cosa y repentinamente cambiaban de tema, mezclando tiempos y personas, contando partes de antiguas leyendas como si se tratara de asuntos cotidianos, y con personajes cuyos nombres parecían referirse a alguien a quien el oyente conociera. El caminante entonces no podía más que despedirse cortésmente y retirarse pensando que toda aquella velada no había sido nada más que para ser objeto de alguna burla secreta de Tonto Colinera, que tal era el nombre de nuestro hobbit, aunque nadie sabía a ciencia cierta si era este su verdadero nombre o un disfraz que usaba desde su llegada a La Comarca.
Solo una vez Gargo Sotomonte, un comerciante de Bree que a veces proveía a Tonto de hierba para pipa, pudo vislumbrar el secreto de esas extrañas historias. En cierta ocasión subió a la colina atraído por el sonido de su flauta y se quedó a pasar la noche. Al calor del hogar de la chimenea Gargo contaba las últimas noticias de Bree, y Tonto respondió con uno de sus raros relatos, cuando de pronto se detuvo, y sin mediar palabra, se dirigió rápidamente a su habitación. Creyendo que había cometido una falta de cortesía que hubiera molestado a su anfitrión, Gargo se acercó a la puerta a ofrecer sus disculpas, cuando vio a Tonto Colinera en medio de una llamarada que lo envolvía completamente y que provenía de una pequeña esfera que sostenía entre sus manos. Espantado, salió corriendo a pesar del frío invernal.
Nunca volvió a la casa de Tonto Colinera, y cuando trataba de contar lo que vió aquella noche, no lograba describir aquel espectáculo a la gente que no conocía las antiguas leyendas y que jamás había oído hablar de un palantir.

martes, 3 de abril de 2012

Tonto en verso


Érase una vez un tonto que un día,
Quiso saber lo que se sentía ser poeta
Y hacer un soneto, décima o cuarteta
Así que intentó escribir un post en verso,
Y le salió tan mal el esfuerzo,
Que terminó haciendo una tontería.

No contento con el resultado
Pensó qué es lo que haría Sabina
Buscó una musa pasando la esquina
E insistió otra vez al día siguiente
Peor le salió, y por consiguiente,
Tonto quedó, mas no escarmentado.

Quiso hacer todavía un tercer intento
Y buscó de botella en botella de cerveza
La inspiración que faltaba en su cabeza.
Terminó borracho, tirado y asaltado
En el piso de la cantina del mercado
Ni aun así le sirvió de escarmiento.

El último poema que intentó fue fatal
Consultó diccionarios, libros y recetas
Hasta libros para dummies de poetas
No pudo hacer siquiera un pareado
Tampoco una cuarteta en pie forzado
Todo verso escrito le parecía mal.

Al final decidió abandonar el esfuerzo
Quiso hacer una como las de Sabina
y solo llegó a ser el Tonto de la Colina.
Sin embargo, no abandonen toda esperanza:
si aparece acaso una musa en lontananza, 
Algún día podrá hacer un post en verso.
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