jueves, 30 de septiembre de 2010

Tres cuentos sin alusiones personales


Pregunta indiscreta

Llevas el pelo teñido de rubio, te has operado la nariz, el busto y las caderas, usas cremas para aclararte la piel, tacones para verte más alta, llevas ropa de imitación de marcas famosas, sueltas palabras en francés como si supieras lo que significan, insistes en que la gente te llame por la traducción en inglés de tu nombre… ¿Y dices a los hombres que lo que más te gusta es la sinceridad?


Chit-Chat
“Estuvimos nada más que una semana juntos. Yo no hablaba casi nada y ella me decía de todo, hacia muchos planes. Un día estaba en el trabajo y nos pusimos a chatear.
Yo seguí sin poder decir nada y ella escribía y escribía. La barrita del scroll se alargaba y no sabía que decir pero mientras leía pensaba que lo nuestro no daba para tantas líneas.”

Lenguas

- Hoy que azorimaste tu parsipal, he caripado una pertoria que acratiza la bracodia de la turpelia. Al antamar la senocilia, polociné el marzario en el trusquero, y como no pude estabar el fasto, tuve que progecir con el tarmático. ¿No te freba la pundia?

- ¿Qué?

- Que cuando pandeciste el beruno del parsipal, no precaste el berrilín del pertio antes de conver la turpelia, así que progecié un poco con el tarmático hasta que el fasto se fulvó y se enpundió. ¿Lo crimas o lo hurdio todavía?

- ¡No te entiendo nada!

- ¿Ebanas? ¡Si tú colebas y estipas cuando combas con los lientos! ¡Cuando solipias siempre me perganas con tunias y fribadas! ¿Y ahora tornias que apaces herda? ¡Lombas!

- ¡Basta! ¡Creo que me estoy volviendo loco!

- Ahora ya sabes cómo me siento cuando te pones a hablar de cosas de ingeniería con tus amigos…

domingo, 26 de septiembre de 2010

Refranes modernos


  • veni, vidi, en mi bici.
  • Al que no arruga, Dios le ayuda.
  • No hay peor sordo que el que no me quiere oír.
  • Si no sólo de pan vive el hombre, buenas son tortas.
  • Muerto el perro, los gatos hacen fiesta.
  • A río revuelto, ganancia de… los de siempre.
  • A mal tiempo, buena cara… hasta que alguien te preste dinero.
  • La ociosidad es la madre de uno que yo conozco.
  • Te juro, querida, que la curiosidad mató al gato… Yo no tuve nada que ver…
  • Si es verdad que el dinero habla… Entonces pagaré con otra cosa.
  • Aquí hay gato encerrado, dijo Schrödinger.
  • Perro que no ladra... Es porque está ocupado mordiendo.
  • ¡Lázaro! ¡Levántate, ya son las diez!

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Disculpa


Créeme que intenté llamarte. Pero debes saber que perdí tu número en la libreta de direcciones de mi celular. Sí, estaba borrando los mensajes antiguos y borré por equivocación tu número de la memoria. ¿Cómo que por qué estaba borrando tus mensajes? Pues porque tus mensajes son muchos y la memoria se llena. Lo sé, un día de estos cambiaré este celular por uno más moderno.
No, tampoco me dí cuenta al momento en que borraba tu número. Si lo hubiera sabido en ese momento, te habría llamado. Aunque eso hubiera sido tonto ¿No te parece? No te puedo llamar a tu celular para preguntarte tu número ¿Verdad?
Así, pues, al momento de llamar, me di cuenta que no recordaba tu número. Sí, ya sé que empieza con nueve, ¿Y después? ¿Era un ocho y luego un siete? ¿O era un siete, luego un siete y después un ocho? Bueno, estoy casi seguro que terminaba en un catorce o en un cuarentaycuatro. No es justo que me acuses de no recordar tu número. ¡Si uno lo apunta en la memoria del celular justamente para no tener que recordarlo!
Mientras iba a mi casa para revisar entre mis papeles a ver si tengo apuntado tu número en algún lado, di una vuelta equivocada y acabé por el parque. Bajé un momento para tomar aire fresco y pensar con claridad. Y entonces lo vi todo claro.
El borrar tu número, el olvidar tu número, el equivocarme al ir a casa. De repente, me di cuenta de que lo mío no era torpeza o falta de memoria. Era instinto de supervivencia.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Las peores canciones de los Beatles


Como parte de la terapia de superación de la intoxicación de Beatles, el médico me ha recomendado hacer varios ejercicios de desintoxicación, con resultados varios hasta el momento.
Primero me dijo que haga una lista de las 10 cosas que no me gustan de los Beatles. Fracaso rotundo, pues la lista se compuso de la frase “No me gusta que se hayan separado” repetida diez veces. Ante la insistencia, me vi obligado a colocar otro ítem a la lista: “La carrera solista de Ringo Starr”. Y eso fue lo más que se pudo conseguir.

El siguiente ejercicio fue romper en su presencia un disco de los Beatles. Otro fracaso, pues lo que hice fue llevarle un disco pirata (que se escuchaba terrible, dicho sea de paso) y romperlo. El pobre médico, definitivamente no sabe mucho de los Fab Four, lo que me hizo pensar que pude haber salido del paso llevándole un disco de Oasis.

El siguiente, y hasta ahora último ejercicio, es hacer una lista de las peores canciones de los Beatles. Este ejercicio sí que vale la pena, y me permite marcar distancia de aquellos fanáticos que no conciben una canción mala de sus ídolos. Pues sí, a mí no me gustan algunas de las canciones, y pude por fin entregar un informe completo con referencias bibliográficas, análisis de estructura musical, instrumentación; y comparaciones cronológicas. Por último, incluí un análisis detallado de las circunstancias de la composición y grabación de dichas canciones. Como anexo, entregué una lista cronológica de los covers de cada una de las canciones, con su respectiva calificación. En fin, que el trabajo me resultó muy bonito, aunque mi médico opine que representa muy poco avance en mi adicción. De todas maneras me parece una muy buena aportación a este blog. Aquí va la lista:

Revolution 9: Esta es, entre las canciones malas de los Beatles, la más conocida. Un experimento de John Lennon, basado en la música concreta de Stockhausen, además de las sesiones de LSD de la época del Album Blanco. Un intento de dar un paso más allá de “Tomorrow Never Knows” o la nunca publicada “Carnival of Lights”, resultó en una sucesión de sonidos al parecer sin sentido, y un misterioso “number nine” que se repite a lo largo de la canción. Se sabe que a Paul McCartney no le gustaba este track, lo que ya nos dice algo de su calidad musical. A los defensores de esta canción les aconsejo que traten de sacarla en la guitarra y me avisen del resultado.

Within You, Without You: Segundo intento de George Harrison de hacer música hindú, y el menos logrado de todos. El problema con Harrison es que nunca logró tocar la cítara como un hindú y tampoco intentó que sonara como un instrumento occidental. ¿El resultado? Hasta ahora no lo sé.

It´s All Too Much: Otra de las canciones de George Harrison que simplemente no cuadra. La historia dice que para el proyecto de la película “Yellow Submarine” los productores le pidieron canciones nuevas a los Beatles, y ni Paul ni John mostraron mucho interés en complacerlos. Solo George entregó un par de canciones hechas sin muchas ganas, completando los Beatles el soundtrack con canciones anteriores y otras descartadas de anteriores discos.

You Know My Name, Look up the Number: Cada vez que escucho esta, me queda la impresión de que los Beatles solamente se estaban divirtiendo haciendo una canción lo más ridícula posible. Tal vez fue un día que no tenían nada que hacer en el estudio. A la disquera tampoco le pareció gracioso publicar la canción, y la tuvo guardada por un buen tiempo, hasta que no le quedó otra opción como lado B del single “Let it Be”, y porque al momento de publicarla los Beatles ya estaban separados y no querían grabar otra canción. La disquera ni siquiera se molestó en pasar la canción a sonido stereo, y fue publicada en monaural.

Flying: Otra canción grabada con ánimo de perder el tiempo, esta vez para la película “Magical Mistery Tour”. Les salió tan mal que nadie quiso hacerse responsable de ella, y fue firmada por los cuatro integrantes del grupo. En la propia película, formó parte de la escena más criticada de la misma, y eso ya es decir bastante.

Wild Honey Pie: Esta es la prueba de hasta Paul McCartney puede hacer canciones malas. Otro experimento durante las sesiones del “Album Blanco”. Por lo menos esta tiene el mérito de la brevedad. Es tan mala que casi se queda fuera del “Album Blanco”, y fue salvada (es un decir) por el propio Paul, que la quería como referencia a su canción “Honey Pie” que está más adelante en el disco.

- ¿Sólo seis canciones?
- Soy crítico pero no fanático…

martes, 14 de septiembre de 2010

Optimismo comercial


Muy temprano esa mañana, decidió que ese sería el día en que empezara la recuperación. Es cierto que el último año lo había tratado mal, pero fue a causa de la crisis mundial, la caída de los mercados globales impulsados por la crisis hipotecaria en Norteamérica, la baja de los precios de los metales y la debilidad del euro. Nada de eso importa ahora, los fracasos del pasado son el germen de los éxitos del futuro.

Ha analizado bien la situación. Lo peor de la crisis ha pasado ya. Los mercados inician su lento proceso de recuperación y se puede ver cierto tímido optimismo en las casas de bolsa. Además, sabe que no cometerá los mismos errores del pasado otra vez. El estudio de la idea de negocio ha brindado sus frutos, ha modificado el producto para hacerlo más atractivo al consumidor final, su estudio le ha indicado cuál será el público objetivo, para lo cual ha creado una innovadora campaña de publicidad basada en la interacción personal. Ha asegurado la cadena de abastecimiento para poder atender a la demanda, incluyendo las expectativas de crecimiento.
Ha planificado cuidadosamente el flujo de caja y establecido un plan que le permitirá una financiación adecuada a las características del negocio. Los índices de rendimiento y tasas de retorno no pueden mentir, piensa. Todos los riesgos financieros y de negocio han sido concienzudamente analizados y cuantificados, contando con un plan de contingencia adecuado que le permitirá una rápida reacción apenas se detecten los primeros síntomas de inestabilidad, lo cual implica, a su vez, un monitoreo constante de los indicadores de riesgo.

Esta vez no ha dejado nada al azar. Jamás ha estado tan seguro del éxito de un negocio como lo está ahora. Sonríe por un momento y piensa que tal análisis de negocio haría palidecer de envidia a muchas grandes compañías. Con el tiempo confiarán en él y le darán el lugar que merece entre los grandes ejecutivos del país. Sabe que las personas como él asumen los fracasos como nuevos retos a vencer y no pueden mantenerse fuera del mercado por mucho tiempo.

Por lo tanto, hoy es un buen día para el optimismo. Antes de salir besa a su esposa y le promete que pronto cosecharán lo sembrado hoy, pero para eso hay que trabajar muy duro.

Con una gran sonrisa en el rostro coge la bandeja de dulces y caramelos y se encamina hacia el próximo cruce de avenidas a ofrecer su producto.

viernes, 10 de septiembre de 2010

The One after 909

Hoy es el 10-09, es decir, el día después del 9-09. Para todo beatlemaniaco que se precie, esto significa que es el one after 909. No puedo entonces dejar escapar la ocasión para poner este vídeo de los Beatles con la canción que da título a este post.

El vídeo es parte de la película "Let it Be", y personalmente, también es la canción que más me gusta, donde se ve a los Beatles como lo que siempre fueron: un grupo musical que se divierte cuando tocan juntos, y que pueden hacer magia en cualquier lugar. Una azotea, por ejemplo.

Vemos también parte del tumulto que crearon cuando decidieron, sin previo aviso, hacer un concierto en la azotea de los estudios de Apple, y a los policías que tratan de poner orden en la multitud que se va congregando para escuchar la última presentación en directo de Los Beatles. Noten que ninguno de los policías hace caso a las cámaras que los filman. Otros tiempos, sin duda.




La canción se refiere a las líneas de tren de Londres. y habla de tomar no la línea 909, sino a la que le sigue. Como no encontré una traducción en español decente en internet que tomara en cuenta este detalle, me decidí a hacerla yo mismo, la que dejo para los que quieran saber qué demonios quiere decir la canción:

Mi chica dice que está viajando en la que sigue a la 909,
Le dije, muévete cariño, yo estoy viajando por esa línea.
Le dije "muévete" una vez, "muévete" dos veces,
Vamos, nena, no seas fría como el hielo.
Dice que está viajando en la que sigue a la 909.

Le rogué que no vaya, y se lo pedí de rodillas,
Tú sólo estás jugando, estás jugando conmigo.
Dije "muévete" una vez, "muévete" dos veces,
Vamos, nena, no seas fría como el hielo.
Dice que está viajando en la que sigue a la 909.

Tomé mi bolsa, corrí a la estación,
El boletero me dijo "tienes el destino equivocado".
Tomé mis bolsos, corrí derecho a casa,
Entonces me di cuenta que me había equivocado de número.

Mi chica dice que está viajando en la que sigue a la 909,
Le dije, muévete cariño, yo estoy viajando por esa línea.
Le dije "muévete" una vez, "muévete" dos veces,
Vamos, nena, no seas fría como el hielo.
Dice que está viajando en la que sigue a la 909.
Dice que está viajando en la que sigue a la 9-0,
Dice que está viajando en la que sigue a la 9-0,
Dice que está viajando en la que sigue a la 909.

Feliz one after 909.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Historia de un microcuento

En estos días me dio por escribir microcuentos. Quedé seducido, debo decir, por el reto de escribir relatos mínimos, de gran concisión y sencillez, libres de descripciones detalladas, largos estudios psicológicos y piruetas literarias que solo sirven para alimentar el ego de los escritores. Solo el hecho relevante, la verdad pura y dura, la idea desnuda, entrarían en el cuento. La máxima descripción con la mínima cantidad de palabras es la meta a cumplir. Lograr tal nivel de laconismo es tarea ardua para quien está acostumbrado a derramar verbos mientras escribe. Debe uno tener un gran nivel de concentración para mantenerse en la idea principal, sin desviarse del tema y sin caer en la trampa de las divagaciones filosóficas.

Así, decidí lograr mi objetivo mediante aproximaciones sucesivas. Escribí mi mejor cuento, el cual me duró varias páginas. Me esforcé en aislar la idea principal y me dediqué a eliminar lo que sobraba. Una vez hecho esto, me quedó un cuento de la mitad de longitud del original. Volví a repetir el proceso, logrando esta vez un mayor nivel de abstracción de la idea principal y encontrando en el camino que a esta versión aún le sobraban muchas palabras.
Tras varios ciclos de relectura y eliminación del ripio literario, quedé satisfecho. En ese momento, una gran sonrisa apareció en mi rostro. Todo el esfuerzo valió la pena en ese instante. Lo había logrado. Nadie podría expresar todo esto con menos palabras, pensaba yo.

Fue en ese momento, cuando yo estaba embriagado por la soberbia de pensar en mi mismo como un maestro del laconismo y la concisión, cuando llegaste tú y me dirigiste esa mirada. Solo me quedó estrujar el papel recién impreso y arrojarlo a la basura. ¿Cómo superarte a ti, que sin palabras y con sólo una mirada has podido decir todo lo que yo quería expresar en mis escritos?

jueves, 2 de septiembre de 2010

Vendo mi alma


¿Alguna vez han tratado de venderle el alma al diablo? La cosa no es tan fácil como nos dicen los libros y las películas, déjenme contarles mi caso:

Acudí allí por un amigo que me pasó el dato. Y era una de esas direcciones que uno guarda por allí en caso de que las necesite. En vista de mi actual condición, decidí que era tiempo de dar una probada al servicio. La dirección en cuestión resultó estar en uno de esos edificios en el centro de la ciudad convertidos en centros comerciales informales, donde venden discos piratas, tienen consultorios de cosmiatría y atienden brujos para hacer amarres eternos o temporales.
A pesar del aspecto poco prometedor del edificio, entré y llegué a la oficina indicada, la que estaba llena de gente que entraba y salía. Después de coger mi número y hacer una cola de 20 minutos, me atendió un diablo con esa cortesía falsa y ese desinterés propio de la burocracia.

- ¿En qué le puedo servir, caballero? ¿Quiere inscribirse en las legiones satánicas? ¿Desea el tour a los infiernos con derecho a visita a sus seres queridos? ¿O tal vez quiere nuestro servicio de alquiler de espectros, íncubos y espantos?
- No… Lo que yo quiero es vender mi alma…
- Ahh… Para eso debe pasar a la oficina de atención personalizada… Tenga este ticket y esta ficha de datos, y uno de nuestros sectoristas le atenderá en breve… pase a la sala de espera, por favor… Por mientras, ¿No desea inscribirse como cliente preferente con derecho a descuentos en daños y eliminación de enemigos?

La sala de espera, debo admitir, estaba bastante mejor, con sillas cómodas y una mesita con revistas de “El Necronomicón Semanal” y “Pecados de Hoy”. Luego de otra espera, me hicieron pasar a un cubículo.
- Buenos días, yo soy su sectorista y mi nombre es Harpael, ¿En qué le puedo servir?
- Quería vender mi alma… Me dieron esta ficha de datos para que la llene…
- Muy bien, señor… Veamos qué dice aquí… El caso no es muy fácil… Voy a tener que medir su alma… Por favor, sáquese el alma para medirla…
- ¿Qué?
- No se asuste, señor, tan solo desabotónese la camisa para ver su alma con este aparato…
- Ahh, ya conozco eso… es para ver el aura ¿Verdad?
- ¡¿Qué?! ¡Oiga señor, no confunda! ¡Aquí no somos tan idiotas para creer en esas cosas! ¡Este es un visor de almas! Su alma tiene un gris rosáceo, con puntos azules y una mancha violeta en el sector de la emotividad…
- ¿Y eso que significa?
- Según la escala vigente, eso le hace elegible a 5,000 dólares o a un trabajo como asesor del consejero uno de los políticos de nuestra nómina, con un sueldo de 600 soles mensuales más derecho a coimas…
- ¿Tan poquito? Oiga, ¿Qué hay de las historias de gente que obtiene poder político, eterna juventud y riquezas incalculables?
- Señor, eso era antes… Ahora hay mucha oferta de almas… Todo el mundo quiere vender la suya, y por eso el precio ha bajado… Así está el mercado ahora…
- Pero, por esa cantidad no voy a vender mi alma inmortal, oiga usted…
- Señor, si viera la cantidad de gente que acepta mucho menos que eso… Le estoy ofreciendo buen precio, créame…
- No… Me voy, en otro lado me deben dar mejor precio…
- ¡Ja! ¿Acaso usted cree que tiene un alma como para regatear? Vea el resultado del análisis… No se haga el tonto…
- Aquí dice que me porto mal en ocasiones… y que mi alma no está para llegar al cielo…
- No entiende ¿Verdad? Si compráramos almas de gente malvada ¿Cuál sería el negocio?
¡Nosotros queremos almas buenas! La de usted es un riesgo, porque todavía se puede ir para cualquier lado, así no sacamos utilidades… Váyase nomás, caballero…

Al salir de la oficina, sin duda atraído por mi rostro decepcionado y abatido, se me acercó un diablo chato y de mirada ladina.
- No se vaya, joven, yo le puedo arreglar sus papeles para que salga buen resultado y pueda vender su alma… Barato le cobro, joven ¿No quiere?
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