jueves, 29 de noviembre de 2012

Otro año en la colina



Este blog cumple un nuevo aniversario, y como es mi costumbre, hago un post para informar del acontecimiento a los quién sabe cuántos lectores que tengo o que visitan casualmente este rincón de la internet.

Este año ha traído algunas novedades. He empezado una incursión en twitter, en una cuenta que aún considero como hija de este blog. Comenzó con una serie de frases sueltas que fueron publicadas con el nombre de Frases twitteables”, nombre que se me ocurrió por ser frases cortas, aunque varias de ellas excedían el límite de los 140 caracteres (¿alguien se habrá dado cuenta?). El nombre fue profético, porque después de algún tiempo, y al ver que estas frases se acumulaban, decidí finalmente invadir esa nueva colina. La retroalimentación en este medio ha sido satisfactoria, y de allí surgieron ideas nuevas para las historias que publico, e incluso algunos de los tweets publicados dieron origen a historias completas que han aparecido aquí.

La otra novedad es que por fin he caído en las garras de la modernidad y tengo un Smartphone. Un trabajo fuera de la ciudad y la falta de señal me obligaron a adquirir este aparato, que uso a la vez como teléfono, acceso móvil a internet y como modem que conecto a mi laptop, con lo cual puedo mantener el contacto con la civilización y evito dejar abandonado este blog, que se ha convertido ya en una costumbre, lo que se puede notar en los posts cada vez más largos.

Revisando los post de aniversarios anteriores, veo que siempre estoy amenazando con dejar este blog, lo que nunca cumplo porque siguen saliendo de mi mente historias nuevas. Algunas se me aparecen de repente, casi atacándome. Otras son fruto de una maduración larga, incluso algunas de ellas se me ocurrieron antes de que existieran los blogs, y estaban guardadas en algún rincón de mi cerebro. Así son las musas. Me abandonan por un tiempo y luego vuelven a la carga con fiero impulso, dejando historias haciendo cola esperando la publicación. No volveré entonces a amenazar con abandonar esta colina. Si la inspiración se acaba, que así sea. Seguiré escribiendo hasta que pueda.

Y esa es la otra sensación que me deja este año. Cada vez veo menos blogs activos en mi lista de lectura. Parece que esto está pasando de moda. La inmediatez del twitter y el Facebook parece que no deja inspiración para seguir en este esfuerzo. Ya dije una vez que me preguntaba por qué escribo aquí, y la única respuesta que se me ocurre es que escribo para mí mismo. No me importa demasiado tener un millón de seguidores, aunque los pocos que tengo no me incomodan. Agradezco siempre los comentarios, que más de una vez me han dado el empujón necesario para seguir, pero no son la razón principal de este blog, que nunca tendrá auspicios comerciales.

¿Qué le queda a esta colina? Seguirá siendo habitada por este tonto por un tiempo más. Como Tonto, el hobbit, de vez en cuando se escucha en el camino el sonido de la flauta invitando a los viajeros a disfrutar de una cerveza y una buena historia. Pero mayormente solitario, escuchando a los Beatles, pensando en las enseñanzas de Abu Navid y enviando pajaritos con frases twitteables que prueba aquí antes de brindarlas a los lectores apurados.

La colina es un lugar tranquilo y agradable, después de todo. Sean bienvenidos aquellos que pasan.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Las damas primero


MEMORANDUM N° 066 

A: Todo el personal.

Nuestra empresa, fiel a su tradición de buen trato a nuestros clientes y a nuestros empleados, ha observado que en casos de aglomeración de personal tales como esperas en el ascensor y subida al bus de la compañía se están suscitando escenas de empujones, atropellos y violencia diversa. Estas actitudes no son tolerables dentro de la ética personal de nuestros empleados, por lo que se expide la normativa desde ahora en adelante que para tales casos los empleados deberán formar una cola ordenada, dando preferencia a las damas, por lo que los caballeros deberán ceder su puesto en la fila cuando una empleada del sexo femenino se acerque.

Notifíquese y cúmplase.


 MEMORANDUM N° 075 

A: Todo el personal.

En vista de las quejas generadas por el cumplimiento del memorándum N° 066, nuestra empresa, siempre a la vanguardia de los derechos laborales y fiel a su política de no discriminación por motivo de la orientación sexual de sus empleados, decide hacer la aclaración siguiente sobre el tema de las colas en ascensores y para la subida al bus de la empresa: Los empleados en caso de aglomeraciones harán una cola ordenadas dando como primera preferencia a las damas, y como segunda preferencia a los homosexuales, por lo que los caballeros deberán ceder su puesto en la fila cuando una empleada del sexo femenino, en primer lugar, y cuando un empleado de orientación homosexual, en segundo lugar, se acerque.

Notifíquese y cúmplase.


 MEMORANDUM N° 081 

A: Todo el personal.

Nuestra empresa, consciente de la diversidad presente en su fuerza laboral, y atendiendo a las quejas y sugerencias de sus empleados, ha decidido modificar las normativas sobre aglomeración de personal definidas en los memorándums N° 066 y N° 075, de la manera siguiente: En caso de aglomeración de personal en ascensores, subida al bus de la empresa y cuando llegan hot dogs al cafetín, los empleados deberán formar una cola ordenada, con el siguiente orden de preferencia: 1. Mujeres 2. Hombres homosexuales 3. Mujeres homosexuales 4. Bisexuales de ambos sexos 5. Metrosexuales 6. Hombres 7. Sexualmente Indecisos Si alguno de los empleados se niega a revelar su orientación sexual, se le asignará la categoría correspondiente a su sexo de nacimiento, o si lo desea, a la de “sexualmente indeciso”.

Notifíquese y cúmplase.


 MEMORANDUM N° 108 

A: Todo el personal.

Nuestra empresa, fiel a sus principios de crear un clima laboral adecuado, ha intentado mediante los memorándums 066, 075, y 081, ordenar el problema de las aglomeraciones de gente, sin resultados positivos hasta la fecha, debido a las quejas presentadas por discriminación sexual por parte de los empleados. Con el fin de evitar que lo empleados declaren su orientación sexual para conseguir un sitio en el ascensor, el bus de la empresa o un hot dog en el cafetín, y en vista de las suplantaciones de orientación sexual que han ocurrido en los últimos días, ha tomado la decisión de dejar sin efecto los memorándums 066, 075, y 081, dejando a los empleados a su libre albedrío para que se empujen, atropellen o se maten si desean un sitio en el ascensor, en el bus o por un miserable hot dog. La empresa abandona todo esfuerzo de implantar un poco de urbanidad y evitar el desorden en esos casos, eximiéndose de responsabilidad alguna de lesiones y peleas ocurridas. Del mismo modo se hace saber al personal que al próximo que se queje de que no le ceden el sitio, tiene la completa libertad de irse donde la madre que lo parió, porque la empresa ya no se quiere meter en esto, tira de atorrantes.

Notifíquese y cúmplase.

lunes, 19 de noviembre de 2012

El ave Fénix


Llegamos al valle de Ebris en busca del Ave Fénix, el máximo trofeo de los cetreros. Hemos venido con la intención de capturar uno de ellos para venderlo al poderoso Faraón o al Gran Hitita, tal vez a alguno de los reyes de los reinos pelágicos. Si no podemos capturarlo vivo, lo disecaremos y obtendremos igualmente una gran fortuna que nos permita vivir holgadamente. El valle de Ebris fue famoso en tiempos remotos por sus cetreros que entrenaban Fénix, con los que cazaban conejos e incluso pequeños jabalíes. Se dice que aún hoy en sus altas montañas los Fénix hacen sus nidos, en lugares que saben inaccesibles para los hombres. Yo mismo vi un Fénix una vez en el Monte Vancio hace muchos años, y nunca olvidaré lo majestuoso de su vuelo, con sus rojas plumas refulgiendo a la luz del sol, ni la soberbia de su expresión, la de alguien que se sabe rey de los cielos. A pesar de mi juventud, comprendí entonces la historia de Urdax, el famoso cetrero, quien después de ver a uno de ellos volando en libertad, abandonó a sus halcones y dedicó el resto de su vida a capturar y domar un ave Fénix.

Llegamos al pueblo de Numia, al pie de las montañas, y llegamos a Hari, viejo cetrero que nos cuenta antiguas historias sobre los Fénix, y nos enseña su máximo tesoro: Varias plumas del Ave. Las reconozco inmediatamente. Son de un rojo intenso, y por su tamaño solo puede pertenecer a un ave de gran envergadura. Hari nos advierte también sobre nuestra empresa: Los Fénix son aves irascibles, que han atacado y muerto a cazadores que han intentado atraparlos o cazarlos. Nos dice también que es muy difícil disecarlos una vez muertos, porque su calor interno consume el cuerpo en pocas semanas y lo desintegrará antes de llegar a nuestro destino. A pesar de ello, nos da útiles consejos para nuestra búsqueda. Debemos procurarnos ropa gruesa y resistente al frío y a un posible ataque del Fénix. Además, debemos buscar las madrigueras de conejo que hay en las alturas, pues los Fénix suelen cazarlos para alimentarse.

Empezamos a subir por el sendero hacia lo alto de la montaña, imaginando los tiempos en que se podía al principio del invierno, ver a lo lejos las llamaradas de las aves Fénix que se consumían en su propio fuego hasta morir en sus nidos, y usando ese calor para calentar el huevo que quedaba en el nido, de donde al inicio de la primavera emergía un nuevo Fénix. El viejo Hari tenía razón. El camino es muy difícil, y varias veces estamos a punto de caer al abismo. Aunque el camino terminó hace tiempo, seguimos subiendo con dificultad hacia el lado opuesto de la montaña. De pronto, a lo lejos, divisamos algo en una saliente de una roca. Con gran dificultad, y utilizando cuerdas llegamos a la saliente para descubrir que era un nido de Fénix. Es un nido bastante grande, con muchos restos de vegetación quemada. Parece estar abandonado desde hace mucho tiempo, años quizás, pero nos emociona encontrar restos del cascarón del huevo del Fénix. Es increíble la diferencia entre el exterior chamuscado y la blancura del interior. Lo que nos hizo saltar de alegría en el pequeño espacio de la saliente es encontrar dos plumas de Fénix en el nido. Estas no están en tan buena condición como las de Hari, y son de color amarillo. Pertenecen a un Fénix dorado, que es una especie algo menor. Aun así, estoy seguro que recibiremos unas buenas monedas de oro por ellas. Acampamos en una pequeña cueva para pasar la noche. Mañana intentaremos otro camino y buscaremos algunas madrigueras de conejos de montaña.

Llevamos dos días sufriendo del frío de la montaña. Aunque hemos cazado algunos conejos para usarlos de carnada, no hemos podido ver otro rastro de las aves Fénix. Al tercer día uno de nosotros avista algo a lo lejos. No podemos determinar si se trata en realidad de un ave Fénix, ya que es poco más que un punto sobre la blancura de la cumbre. Decidimos encaminarnos hacia allá.
El viaje hacia la cumbre en donde hemos visto al Fénix hace parecer a la jornada anterior como un paseo por el campo, pero ya hemos llegado. Los conejos que vamos cazando nos sirven a la vez como alimento y como reserva para usarlos de carnada cuando llegue el momento. Aún estamos a una o dos jornadas de la cumbre cuando de pronto, sin previo aviso, lo podemos ver sobre una roca. Es el Fénix. Era un ejemplar no tan grande como esperábamos, con plumas rojas y algunas amarillas en los extremos de las alas. No parecía un animal muy joven, quizás no pueda ser domado y tenga que sacrificarlo. Ya tenía el arco listo y tensado, a punto de disparar, cuando vi sus ojos. Había escuchado sobre las cualidades mágicas de las aves Fénix, pero las consideraba solo como viejas leyendas. Pero era cierto. El ave se comunicó conmigo a través de sus ojos, con una expresión de infinita tristeza. Sus palabras resonaron claramente en mi cerebro. No pidió por su vida, no mostró la soberbia del rey de los cielos. Dijo, casi con resignación: “Soy el último”. Bajé el arco, dejé los últimos conejos que quedaban y emprendí el camino de regreso.

Cuando estábamos ya casi en las faldas de la montaña vimos cerca a la cumbre un punto luminoso. Sabía que era la última llamarada al recordar que estábamos a principios de invierno.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Las historias que no leerán aquí


En estos días estoy un poco falto de inspiración. Tal vez sea porque he estado pasando más tiempo en Twitter, ese sitio donde se consagra la inmediatez de la lectura, y la inspiración no necesita más de una frase para expresarse. Aunque navego por allí con la excusa de buscar la inspiración para un próximo post, me quedo leyendo los tweets de mi lista, a veces respondiendo alguno y otras creando uno o dos tweets para mi propia cuenta. Así se me va el tiempo que estoy frente a la computadora siempre con el fondo musical de la colección que tengo guardada, desfile de tipos y variedades de música. Entonces me pongo a pensar en las cosas que podría escribir. La razón ya no es la falta de ganas, como antes, pues ya tengo la costumbre adquirida en estos 5 años que estoy llevando este blog. Las razones ahora son otras. Las ideas que se me ocurren ahora son muy cortas y no alcanzan siquiera para la pequeña longitud de mis historias. Muchas veces es solo una frase o aún menos. Algunas de ellas están lo suficientemente definidas como para convertirse en un tweet, que voy acumulando primero en los posts que llamo “frases twitteables” y que contrariamente a la lógica, publico después de mucho tiempo en mi propia cuenta de Twitter, tal vez en otra muestra de mi consideración de este blog como mi actividad principal.

Y es en estas ocasiones en que solo me queda lamentar las historias que tengo y que no puedo escribir. Es que tengo historias que pertenecen a otros, o que son tan cercanas a mí que escribirlas sería violar el poco cuidado anonimato que mantengo en este blog.

Una de estas historias, y la que más lamento no poder escribir, me la contó un señor ya de edad a quien conocí por motivos de trabajo. Al llegar a su oficina, quedé intrigado por el origen del logotipo de su empresa, y dicho señor, viendo mi interés, accedió a contarme la historia de su familia, historia que recorría más de un siglo y medio y abarcaba tres continentes, se involucraba en la política y el honor hasta llegar a la época actual. Incluso esa historia el señor había encargado en algún momento ponerla en letras de molde, en un libro lleno de fotos que me enseñó orgulloso. Por una casualidad, a las pocas semanas un artículo histórico en el suplemento dominical del periódico mencionaba algunos detalles y agregaba otros al relato que yo ya conocía. Esto me confirmó la veracidad de la historia y completó algunas lagunas que el señor evitó por pudor decirme. En fin, tengo una historia apasionante que no puedo escribir. Las personas a las que he contado esta historia verbalmente siempre han quedado sorprendidas e incluso me preguntan si es que no la he inventado o exagerado. Pero no es así. Al que me encuentre personalmente le contaré gustoso el relato, pero no la verán escrita aquí, ya que no me pertenece, y como dije, está publicada, aunque incompleta, en un libro.

La segunda de las historias es sobre un amigo mío con un carácter tan especial que la gente no puede creer que exista cuando cuento algunas de las anécdotas de las que he sido testigo. Sobre esto no tengo una, sino decenas de historias, todas surrealistas pero verdaderas. Durante un tiempo la charla habitual de sobremesa en el grupo de trabajo que entonces formaba se componía de una de las historias de este personaje. Las historias eran increíbles y disparatadas, pero el protagonista estaba presente para confirmar la veracidad del relato. Un par de esas historias las he podido disfrazar lo suficiente para publicarlas en este blog, pero el resultado me ha parecido un pálido reflejo de la historia verdadera. A otras personas a las que he referido algunos de los hechos (y que ignoran totalmente que mantengo este blog), les ha parecido tan increíble que me han animado a escribir la historia completa. Pero nuevamente estoy impedido de escribirla, pues el protagonista, a pesar de todo, es aún mi amigo, y en la mayoría de los relatos no sale bien parado. No soy capaz entonces de cambiar una amistad por una historia. Nuevamente, cuando mis amigos me lo piden, puedo contar la historia con todos sus detalles. Incluso una amiga una vez me invitó un café específicamente para que le cuente la historia, la que narré muy incompleta por falta de tiempo y porque en ese entonces la historia no llegaba todavía a su final. Aún le debo el final, que sucedió hace algunas semanas. Esta historia entonces no la puedo escribir, aunque hay esperanzas de que algunos episodios aparezcan aquí, muy disfrazados para evitar problemas, como ya he hecho en dos o tres ocasiones.

Otras historias hay que no puedo contar, pero eso lo dejaré para otra ocasión en que no tenga nada que contar y pueda al menos contar algo sobre las historias que no puedo contar.

viernes, 9 de noviembre de 2012

El zapato de cristal


Una puerta se abre, ante los ojos de un niño, al escuchar o leer mágicas palabras como: "Hace mucho tiempo...", "Érase una vez..." Es la puerta que le invita entrar en el fabuloso reino de fantasía. El niño, atraviesa el umbral consciente de estar accediendo a otra estancia y lo hace con la misma naturalidad que corretea, de un lugar a otro, en su propia casa.

Parece ser que, los primates evolucionados somos los seres más frágiles y complicados del planeta Tierra. Al llegar a adultos, también necesitamos no permanecer durante mucho tiempo en un mismo "cuento", sólo que, a diferencia del niño, cada vez que deseamos cambiar de "estancia" solemos cuestionarnos si todo queda en orden y si nos irá bien aunque... hay veces que nos gusta guiñarle un ojo al azar.

Cuando, en el S. XVII, a Charles Perrault se le ocurrió recoger y publicar 11 cuentos, por primera vez, tuvo que editarlos en nombre de su hijo porque las costumbres de la época no veían bien que los escribiera un adulto. ¡Qué curioso, sin embargo, que a "Cenicienta", la protagonista que quiso pasar de los fogones a una maravillosa fiesta, le fuera a cambiar la imprenta los zapatos de cuero por los de cristal! Así fue: en el manuscrito original, escrito en francés, se leía que sus zapatillas eran de "vaire" (un tipo de cuero) mientras que, por errata de imprenta, se tradujo como "verre" (vidrio). Hasta aquí muy normal, lo no tan normal fue que el error nunca fuera corregido. Nadie se atrevió a romper el encanto de una imagen tan brillante, evocadora y fantástica. Tal vez, para hacer frente a la realidad, lo más humano sea soñar y a los adultos nos consta que tenemos necesidad de ficción.

No sé si a los niños les importaría mucho el material con el que se fabricó el calzado, creo que aún no comprenden la imagen sugerente de los zapatos, ni siquiera adivino si el cuento tendría el mismo éxito de haber sido de cuero. Sólo sé que ellos preguntan ¿por qué los zapatitos no se deterioraron cuando las ropas se volvieron harapos? Muy ufana contesto: porque los zapatitos fueron un regalo y no necesitaron ser transformados por el toque de la varita mágica, hay que leer/ escuchar bien, lo dice el cuento. Ellos entienden bien las moralejas implícitas: que la belleza interior es la que más deslumbra, que es muy mala la envidia y que los envidiosos sufren muchísimo más que los seres desprendidos y bondadosos, que estar al servicio de los demás es bueno si no se nos convierte en siervos y que, de vez en cuando, no está mal pedirle un regalo a la vida como compensación al esfuerzo. La de que sólo el que tiene padrino se bautiza, tristemente la entenderán luego...

(tomado del blog http://eljardindeirina.blogspot.com/2011/11/mas-que-cuentos-erase-una-vez.html)
Hace tiempo que no publico un cortipegado en este blog. La razón es principalmente, que tengo bastantes historias listas haciendo cola para ser publicadas y que voy programando para dar la impresión de un flujo constante, cuando la verdad es que cada vez más estoy escribiendo por ráfagas, a razón de una historia por día, para después entrar en una sequía que puede durar semanas. La otra razón es que cada vez tengo menos tiempo para revisar otros blogs, y cuando lo hago, encuentro cada vez menos historias que pueda incluir aquí. Tal parece que la inspiración se limita ahora a solo 140 caracteres. Sin embargo, cuando encuentro alguno, lo archivo en espera de la ocasión propicia para publicarlo. Este es el caso de este post ajeno. Espero que les guste.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Frases Twitteables 16


Esta manía por el twitter me está volviendo flojo. Últimamente ya no pienso en historias sino solamente en frases con menos de 140 caracteres. Así han quedado historias que merecían un post completo pero que se han visto confinadas a una o dos frases. La inspiración me da de vez en cuando para terminar la historia que pudo haber quedado dentro de estas series de frases twitteables y que aparecen más tarde como historias completas. En fin, aquí va la última cosecha de frases sueltas:
  • La huelga en esa dependencia estatal fue suspendida antes de que los demás se dieran cuenta de que los trabajadores no hacían falta.
  • Quiero ser el último hombre en tu vida. Es decir, aquel que ha de matarte.
  • Antes dudaba, ahora estoy seguro, pero no sé de qué.
  • El pastor gritaba “lobo”, y cuando la gente venía no veía nada y no le creía.  Es que siempre llegaban después de la luna llena.
  • No hay decepción tan grande como comprobar que el prólogo es mejor que el libro.
  • Aquel triángulo amoroso era bastante obtuso.
  • Descubrió la mejor manera de suicidarse. Lamentablemente, se llevó el secreto a la tumba.
  • Era tan adicto que aspiraba a una medalla olímpica.
  • Me quemé el dedo por tratar de tapar el sol.
  • Un lobo aullaba a la luna. Eso no tiene nada de extraordinario. El milagro fue cuando la luna le respondió.
  • Si caes, debes levantarte. Es fácil decirlo para quien no ha caído del sexto piso.
  • Quiero ser totalmente transparente contigo, me dijo el fantasma.
  • Me rompiste el corazón y te llevaste varios pedazos. No lo niegues, los conté.
  • Un día de estos agarraré un violín y me pondré a tocar para no dejar dormir a los mosquitos.
  • Hagámoslo por el bien de la ciencia. Averigüemos hasta dónde podemos llegar.
  • Todos los hombres descendemos del mono, pero algunos más directamente que otros.
  • No estás mal, pero aún no te mereces una página en mi autobiografía.
  • Teseo se encontró perdido en el laberinto. - Es por allá - le dijo el Minotauro.
  • El náufrago arrojó una botella al mar. Recibió 10 centavos por ella.
  • La rebelión de las máquinas será una protesta pacífica. Se negarán a funcionar.
  • A veces dan ganas de afilar un disco de Radiohead para cortarse las venas.
  • Me pediste más tiempo. Te voy a dar cadena perpetua.
  • Caminando por el bosque, se me ocurrió una idea. No, era solo una luciérnaga.
  • Tuve una idea genial, pero no la puedo poner aquí, porque ocupa 141 caracteres.
  • Escribía una historia tan violenta, que el lápiz estalló en pedazos.
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