domingo, 29 de septiembre de 2013

Entrevista a Adán


Por fin, después de muchas gestiones y de asegurarle que se escribiría su verdadera historia, tan maltratada a través de los siglos, he conseguido por fin una entrevista con Adán, que presento aquí:

Buenos Días, señor Adán, siéntase cómodo…
¿Este micrófono va aquí? No me acostumbro todavía a vestir estas ropas… Por eso le acepté esta entrevista en verano.
Está bien… Empezamos hablando del comienzo…
Yo no estuve presente desde el principio, joven… Cuando llegué ya el mundo estaba hecho, todos los animales en su sitio, cuando me di cuenta estaba debajo de un árbol.
¿Qué hacía en ese tiempo? ¿A qué se dedicaba?
No estaba tan aburrido en ese tiempo como la gente dice, eso es algo que quiero aclarar, porque la gente ahora dice mucho de eso. Cuando llegué no había nada, y yo tuve inventar todo. Aun no se me reconoce mi aporte en multitud de actividades en donde yo fui el pionero, fíjese que fui yo el que inventó el hipo, las cosquillas y la contemplación del atardecer. Nadie me reconoce eso hoy en día…
¿Nunca hizo un recuento de sus invenciones?
En ese tiempo no había tiempo ni necesidad, no se pensaba como ahora que el mundo se iba a acabar, pero no todo me salía bien… Recuerdo uno de mis inventos que era el terroteo, que era una costumbre muy bonita que ya se ha olvidado… La gente ahora lo ha reemplazado por mirarse el ombligo tendido en una hamaca. Además, para contar algo, no hacía falta nada… Si no podía contarse con los dedos, no valía la pena.
… Y luego llegó Eva… Cuénteme de eso…
Mire, en ese tiempo el cielo estaba cerquita y para hablar con Dios no hacía falta más que alzar la voz un poco. Dios me tenía un poco consentido y me daba algunas cosas cuando se las pedía. Las sandías eran chiquitas entonces y le pedí que las agrande porque estaban muy ricas, las rosas tenían solo cinco pétalos y le dije que les pongamos más para que se vean más bonitas, cosas de ese estilo. Cuando le pedí que me haga una compañera se entusiasmó con la idea, hasta me felicitó por el consejo, y al día siguiente nomás ya estaba ella… Así nos llevábamos…
Los dos desnudos corriendo por el Paraíso ¿Verdad?
En ese tiempo no tenía nada de malo… Todo era muy natural, muy hippie…
Ahora llegamos al tema de la manzana…
No era en realidad una manzana, era algo que ya no hay por aquí… ¿Cómo le explico…? Se parecía un poco a una papa pero con corazón de fresa y con cáscara delgada como manzana, por eso la confusión… y era una de muchas reglas… No te tires del precipicio, no hables con la boca llena, no comas de este árbol... No me recordaba de todas y Eva tampoco. Ahora, claro, se dice “Ay, que desobediente” pero no se recuerda que en ese tiempo había que inventar de todo y de vez en cuando se quebraban algunas reglas en el proceso… No se hacía tanto escándalo por eso…
¿De quién fue la idea? ¿De Usted, de Eva, de la serpiente?
Un poco de cada, creo yo… En ese tiempo estábamos probando de todo para armar el menú… descubrimos la Papaya, la Naranja, las Uvas. Los pájaros nos recomendaron probar los higos, los cerdos nos enseñaron las trufas, y así… Cuando la serpiente nos enseñó ese fruto confiamos… Acuérdese que tampoco se había inventado la mentira, así que no teníamos por qué dudar. Pero lo hecho, hecho está… Nosotros lo hicimos y Dios hizo lo que prometió, porque él tampoco podía echarse para atrás. Así nos desalojaron, y nadie le echó la culpa a nadie en ese momento. Nos culpan ahora, pero yo los quisiera ver a ellos ahí, no había nada escrito, todo era de palabra… Ahora tienen los diez mandamientos bien escritos y bien claritos y no les hacen caso… ¡Y después me echan la culpa a mí! En esto quiero dejar clara mi responsabilidad. Si los demás le hacen la vida imposible al vecino, se portan mal y después se quejan de que han perdido el paraíso, yo ya no tengo nada que ver…
Hábleme de esos días en que salieron del paraíso…
Ahí si la pasamos mal… Hacía frío, había poca comida, y caminábamos mucho buscando un buen lugar… Para colmo Eva quedó preñada, así que nos quedamos en el mejor lugar que encontramos…
¿Nunca intentaron volver al Paraíso?
Al comienzo tuvimos la idea, pero después los hijos fueron creciendo y al sitio donde estábamos le llamaban “Hogar”. Uno es de donde crecen sus hijos y en ese tiempo ya no estábamos tan mal, así que ya no quisimos volver, sería dejar demasiadas cosas atrás…
Ahora lo de Caín y Abel… Tal vez esto sea difícil para Usted, pero la gente quiere saber…
Cuando eso pasó ya ellos estaban mayores y no vivían con nosotros... Esto es algo por lo que me critican… Que no sabía criar a los hijos ¡Pero si tampoco no tenía nadie de quien aprender! No se acuerdan que fui yo el que inventó la paternidad. De pequeños se peleaban, es cierto, pero creíamos que era normal… No teníamos de quién tomar ejemplo ni de quién comparar. Ya estoy cansado de que me echen la culpa de estas cosas también… Apúntelo bien y publíquelo, para que la gente sepa…
Para terminar… ¿Algo que decirle a la generación actual, a la gente que va a leer esta entrevista?
Las personas no recuerdan que yo fui el pionero de todo lo que se hace hoy, y nadie me reconoce por eso… Me equivoqué en algunas cosas pero el que inventa, tiene derecho a equivocarse. Los que no hacen nada no tienen derecho a criticarme, que lo sepan. Los que se rascan la espalda y disfrutan lo rico que se siente, no se acuerdan que fui yo el que inventó eso, los que ven a una mujer bonita nunca se acuerdan de que si no fuera por mí no tendrían nada de eso… ¡Que se dejen de fastidiar, pues!
Hasta luego Don Adán…

Hasta luego, joven, y recuerde: Ni Cristóbal Colón, ni Elvis… ¡Yo fui el primero que lo hizo todo!

lunes, 23 de septiembre de 2013

Las dos espadas


Hay cosas que el progreso nos ha quitado y de las que hoy queda solamente su valor simbólico. El objeto pierde entonces su utilidad práctica y quienes lo conservan lo exhiben ante el casual visitante con reverencia, por la historia que guardan y para admiración de quien es capaz de apreciarlas como obra de arte. Las espadas nos recuerdan un tiempo en que la milicia era una profesión honorable y las máquinas no habían convertido el acto de matar en un proceso tecnológico más.

La primera espada la vi hace ya muchos años. Una amiga mía era hija de un militar que conservaba la espada en su estudio. Esa habitación llena de libros, recuerdos y diplomas, era también el sitio donde nos juntábamos a conversar y pasar el rato. En un momento en que ella salió a atender al timbre, aproveché para examinarla. La empuñadura me pareció más bien simple y sin adornos en comparación con la funda de cuero bordado, y una placa con el nombre y la fecha., Estaba a punto de sacarla cuando regresó mi amiga. Sorprendido, di un salto y casi la hago caer al piso. La escena cómica de mis disculpas por hacer algo indebido valió la pena para que ella accediera entre risas a contarme la historia. No era una espada, en principio, era un sable, según me dijo, y le había sido entregada a su padre como muestra de que había terminado la escuela militar con honores. Cuando al fin la sacó de su funda y me dejó verla (Solo un momento, antes que llegue mi papá - me dijo) me sentí como quien observa un tesoro oculto. La hoja larga y el filo brillante me hicieron entender por qué en tiempos pasados los militares eran respetados y considerados como un ejemplo. Es por esto, pensé que alguien que porta una ametralladora automática genera miedo, pero el que porta una espada inspira respeto. El acto de matar a un adversario con esta arma implica contacto y conocimiento. Uno debe ver los ojos del enemigo, y debe tener el temple necesario para verlo morir. La muerte por arma de fuego, con fusil o escopeta, por el contrario, implica distancia, convirtiendo el acto en algo más impersonal, con menor carga emotiva involucrada. Yo, que no sé nada de armas ni de estrategias militares, ignoro si realmente era así en esos tiempos, pero recuerdo que eso es lo que pensé en ese momento. Devolvimos el sable a su sitio en la pared y le pregunté a mi amiga cuándo su padre me podría contar más. Quería saber si alguna vez fue usada en combate, si alguna vez se había manchado de sangre, que se necesitaba para dominar el arte de su manejo. El tiempo posterior no dio ocasiones para ese encuentro. Aunque conocí a su padre, siempre nuestras conversaciones duraron unos pocos momentos, y nuca se dio la ocasión de preguntarle sobre la historia de esa espada.

La segunda espada la conocí ya varios años después. En ese tiempo trabajaba para una empresa que hacía servicios que me hacían visitar a distintas compañías. En una de ellas me entrevisté con el dueño de una empresa, de ascendencia japonesa. La conversación en realidad era mitad de temas laborales y mitad conversación coloquial, como creo que es mi estilo. En algún momento indiqué que el logotipo de la empresa parecía un emblema samurái. El señor, que ya tenía cierta edad, se mostró encantado por la observación, y la conversación se convirtió en una narración de la historia de su vida, apoyada por algún libro, documentos escritos en japonés, y la espada. Era cierto, el empresario en cuestión descendía de un samurái que llegó al Perú hacía más de un siglo trayendo su honor y su espada. Ya sabía, por películas, que estaba en presencia de una Katana, pero nunca había visto una directamente. Comprendía entonces por qué se les consideraba una obra de arte tanto como un arma. Tan solo la funda de madera laqueada merecía admiración. Sin soltar nunca la espada, la sacó un poco de su funda para mostrarme la hoja. La hoja también estaba tallada y tenía en realidad como me había dicho el filo de una hoja de afeitar. Esta espada si había sido usada en combate, defendiendo a su señor, había conocido la victoria y la traición, el honor y el respeto, en un tiempo se mostró orgullosa al sol, y en otro tuvo que ser ocultada, siendo testigo de una parte de la historia de Japón y del Perú, hasta llegar a su sitio actual.

Difícil me es decir hoy cuál de las dos espadas me impresionó más al conocerla. Fueron épocas distintas. Quizás si las hubiera conocido en orden inverso, o en diferentes momentos, otra hubiera sido mi impresión. Aunque no estoy a favor de matar en ninguna de sus formas, tengo que reconocer que hubo alguna vez un tiempo en que esto se hacía por causas más honorables, que quienes lo hacían en un momento dado creían realmente en aquello que representaban, y que en algún momento acabar con una vida era, de alguna forma, más humano.

martes, 17 de septiembre de 2013

Introducción a las fábulas para animales


Durante muchos siglos
la costumbre fue ésta:
aleccionar al hombre con historias
a cargo de animales de voz docta,
de solemne ademán o astutas tretas,
tercos en la maldad y en la codicia
o necios como el ser al que glosaban.
La humanidad les debe
parte de su virtud y su sapiencia
a asnos y leones, ratas, cuervos,
zorros, osos, cigarras y otros bichos
que sirvieron de ejemplo y moraleja,
de estímulo también y de escarmiento
en las ajenas testas animales,
al imaginativo y sutil griego,
al severo romano, al refinado
europeo,
al hombre occidental, sin ir más lejos.
Hoy quiero —y perdonad la petulancia—
compensar tantos bienes recibidos
del gremio irracional
describiendo algún hecho sintomático,
algún matiz de la conducta humana
que acaso pueda ser educativo
para las aves y para los peces,
para los celentéreos y mamíferos,
dirigido lo mismo a las amebas
más simples
como a cualquier especie vertebrada.
Ya nuestra sociedad está madura,
ya el hombre dejó atrás la adolescencia
y en su vejez occidental bien puede
servir de ejemplo al perro
para que el perro sea
más perro,
y el zorro más traidor,
y el león más feroz y sanguinario,
y el asno como dicen que es el asno,
y el buey más inhibido y menos toro.
A toda bestia que pretenda
perfeccionarse como tal
........................................ —ya sea
con fines belicistas o pacíficos,
con miras financieras o teológicas,
o por amor al arte simplemente—
no cesaré de darle este consejo:
que observe al homo sapiens, y que aprenda.

Ángel González

(Grado elemental, 1962)

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Frases twitteables 24


La inspiración, como sabemos, viene por rachas. A veces la inspiración le hace a uno escribir relatos largos y otras veces da solamente para hacer tweets. Estoy ahora en racha de escribir textos largos. No obstante, he guardado algunas frases twitteables de los tiempos en que sobraban, y de los que no habían pasado por aquí. Dejo la última cosecha entonces:
  • Ya es hora de decirle a mi amigo imaginario que pague su parte del alquiler.
  • He pasado la página solo porque estaba en blanco.
  • Es loable la sensibilidad social de muchas empresas que ponen a retardados mentales en el área de atención al público.
  • Todas las noches, dirigía su telescopio hacia el cielo, buscando aquella estrella fugaz que por fin le concediera aquel deseo.
  • Ni Marte ni Júpiter son nada del otro mundo.
  • Muchos años después, Blancanieves se convirtió en reina y empezó a sentir celos de la belleza de su hija.
  • La conspiración mundial que hace que los panes caigan con el lado untado hacia abajo.
  • Regla televisiva: Si no entiendes el comercial, es de perfume.
  • Los desiertos no serían lo mismo sin espejismos.
  • Aristóteles, después de asistir a una reunión del partido, declaró que el hombre es un animal político. Y que ese político es un animal.
  • Se dice que hubo un sabio tan antipático, que Sócrates, después de conocerlo, para marcar distancias, prefirió decir “Yo sólo sé que nada sé”.
  • Todo aquello que alguna vez se nos dijo que nos liberaría, se convirtió, más temprano que tarde, en otra forma de esclavitud.
  • Quisiera hacer una reflexión, dijo el espejo.
  • -      Me he enamorado de la novia de mi mejor amigo. – No seas tonto, tú no tienes amigos.
  • Los duendes existen. Hoy maté a uno.
  • Yo me esfuerzo por ser un verbo, pero todos me ven solo como un adjetivo.
  • El instrumento, mal afinado, tocaba canciones subidas de tono.
  • La conquista del mundo incluye a los tontos, los flojos, los hipócritas. No crean que es tan simple.
  • Ese espejo gastado, es hoy solo un pálido reflejo de lo que fue alguna vez.
  • Debo esmerarme, con el precio que pagan por mi cabeza no me alcanza ni para el té.
  • Alguien me dijo que el presente es el material con el que fabricamos el futuro.
  • Señores pasajeros: Les habla el piloto de la nave, desde este momento deben apagar sus celulares. Todo lo que pasa desde ahora quedará entre nosotros.
  • Laptop de terror o ciencia ficción: HP Lovecraft.

jueves, 5 de septiembre de 2013

La piedra en el camino

La vida se asemeja a un camino por donde cada uno transita. El camino, dependiendo del recorrido, puede ser una tranquila vereda rodeada de árboles que nos dan sombra y en cuyas copas cantan hermosas aves. Aunque el paisaje es bonito, sabemos que no nos podemos detener a descansar. Simplemente caminamos alegres disfrutando de la vista. Otras etapas del camino pueden ser senderos rocosos cuesta arriba, con un recorrido sinuoso que nos hace dudar de que realmente estemos avanzando.
Y existen también las piedras en el camino. Algunas piedras son muy pequeñas y se meten en los zapatos, ocasionando molestias al caminar. En estos momentos es una buena idea detenerse un momento para sentarse y sacarse la piedra.
Algunas piedras nos hacen tropezar y maldecir al camino. Estas piedras nos golpean la canilla y el tropezón nos golpea los codos, el brazo, la cabeza. Sin embargo, a algunos les agrada la experiencia y vuelven por el camino para encontrarse con la misma piedra y volver a tropezar.

Hay también piedras mucho más grandes. Estas obstruyen todo el camino, dejándonos con la duda de seguir por otro camino, o tratar de rodearla. Pero la piedra ha llegado hasta allí por algo.  La piedra quiere que nos esforcemos, que pensemos cuál es la mejor decisión a seguir. El primer impulso siempre es rodearla, pero es imposible. Un lado del camino da al abismo y el otro da sobre la pared de la montaña. El regreso significa la derrota, el fracaso, la vuelta sin gloria. La opción correcta, pero a la vez la más difícil, es mover la piedra. Al mover la piedra abriremos el camino a quienes vienen detrás, para que ellos no encuentren las dificultades que nosotros. Pero una sola persona no puede mover la piedra. Necesitará otros que lo ayuden, necesitará amigos, familia. Nadie ha dicho nunca que mover una piedra que obstruye todo el camino sea tarea fácil, pero sabemos que es lo que hay que hacer. Al final, la piedra que ha sido retirada quedará como recuerdo de que pudimos vencer las dificultades. Los siguientes que pasen agradecerán a quien hizo su camino más fácil.

Esta, que es una simple metáfora de la vida, nos sirve para aprender algunas cosas que necesitamos. Y algunas cosas que debemos recordar, por lo que de vez en cuando esta lección se me cruza en el camino. Como hace poco, cuando iba por el área de la obra en donde estoy trabajando, y encontré lo que parecía una enorme piedra sobre un pedestal, como si estuviera lista para ser cargada por una grúa. 


Al acercarme veo la placa que está en la piedra:




Así es. Las lecciones están donde quiera, para que no las olvidemos. La metáfora se convierte en una realidad y la realidad nos recuerda a la metáfora.
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