domingo, 27 de enero de 2008

Perú, el país desconocido II


Hace un tiempo, escribí un post sobre cómo en los medios de comunicación mundiales, el nombre del Perú es ignorado o confundido. Citado en los medios norteamericanos como algún lugar en Latin America, ese país que empieza en el Rio Grande y termina en la Patagonia, donde viven Shakira y Ricky Martin, y la gente come tacos y baila tango.
Los propios políticos norteamericanos se confunden. Hace poco su vicepresidente Dick Chaney dijo que el Perú era gobernado por ¡Hugo Chávez! Hizo recordar a Ronald Reagan, cuando en una visita al Brasil, brindó por sus anfitriones del pueblo boliviano. Por eso digo a mis amigos que el inglés es un idioma tan fácil que hasta los norteamericanos pueden hablarlo.
Pero el Perú se desliza casi silenciosamente en las películas norteamericanas, cuando tratan de poner un toque exótico. He recopilado algunos ejemplos:
- En la película “Mentiras Verdaderas” (True Lies) en la escena en que un vendedor de autos hace creer a Jaime Lee Curtis que es un espía y le deja una maleta que al abrirla, contiene documentos y billetes extranjeros. Los billetes son de 5000 Intis, uno de esos recuerdos que nos dejó el primer gobierno de Alan García, y que yo guardo para enseñárselos a algún desmemoriado en el momento oportuno.
- En “Mini Espías” (Spy Kids), en una escena en que los niños escapan con ayuda de unas mochilas voladoras, llegan a la ciudad y se esconden en un bus que lleva un aviso publicitario de “Moche Cola”. Sin duda el director Robert Rodríguez conoce nuestra Inka Kola, pero no pudo ponerla en la película.
- Esta es más conocida: En la escena inicial de “Los Cazadores del Arca Perdida” (Raiders of the Lost Ark), Indiana Jones entra a un templo en medio de la selva peruana, donde se ve el fondo el “Sol de Echenique”, que se encuentra en la entrada principal del Museo de la Nación. Y el ídolo que recoge como el tesoro principal, es de la cultura Vicús, que también se encuentra en el Museo de la Nación.
- En la película “El Santo”, Simon Templar toma el alias de Martín de Porres, y menciona que fue un santo peruano que luchó contra el diablo (?).
- En “Star Trek: Insurrection” la nave Enterprise llega a un remoto planeta y ayuda a evacuar a la población, utilizando llamas como bestias de carga.

Las más alucinantes que he visto: En “Juego de Patriotas”, los agentes de la CIA rastrean por satélite a los malvados musulmanes del Medio Oriente, y registran un campo de entrenamiento de Sendero Luminoso en Siria (What?) y en “Escape de Los Angeles” el maloso principal es otro peruano de Sendero Luminoso, que viste traje militar rojo y boina a lo Che Guevara.

¿El consuelo? La película “El Amor en los Tiempos del Cólera”. No sé como hicieron los norteamericanos para que Colombia se parezca a la Inglaterra de las películas tipo “Sensatez y Sentimientos”.
Nota aparte: la foto que acompaña a este post es de la pelicula "The Royal Hunt of the Sun", donde vemos a Christopher Plummer haciendo de un Atahualpa de ojos verdes y cuerpo pintado, sobre un fondo de cartón piedra con motivos Tiahuanaco. Gran diferencia con el recio capitan Von Trapp de "La Novicia Rebelde".

sábado, 19 de enero de 2008

El premio gordo de la lotería

Normalmente no creo en la suerte. O más exactamente, no creo en que la suerte se presente a favor mío. Puedo contar innumerables ocasiones en que la suerte se ha presentado porfiadamente en mi contra, ocasiones en que he salido avante a duras penas. A pesar de todo, siempre dejo en todo lo que hago un pequeño margen para la suerte, ya sea porque la suerte pudiera ser buena a pesar de todo, o por haber hallado un placer perverso en vencerla.
Parte de esta concesión al azar es el jugar a la lotería. No tanto a la lotería instantánea, sino a la lotería semanal. Las loterías instantáneas no sirven para mí, pues son una comprobación demasiado rápida de mi divorcio con las combinaciones ganadoras. Además, para alguien con un promedios de aciertos tan bajo, no voy a desperdiciar mi porción estadística de aciertos en un premio de "juega gratis otra vez".
Acostumbro jugar, entonces a la lotería por los premios grandes. Ya he probado la mayoría de las combinaciones sobre como escoger un número. Los cumpleaños de mis seres queridos, mis documentos de identidad, los números de suerte del horóscopo... Todos han pasado a alimentar las jugadas ganadoras que nunca salen. Y hubo un tiempo en que llegué al extremo en esta actividad:
- Señor, que le pasa, no está apuntando su número ¿Acaso se le olvidó?
- No señorita, es que apunto los números de las placas de los carros que pasan, y ahorita no pasa ninguno...
(A la semana siguiente)
- Señor, apunte el 12 de la placa de ese carro!
- No, señorita, esta semana estoy apuntando los números de los precios de esa vitrina...
(A la semana siguiente)
- Señor ¿Qué números va a apuntar esta vez?
- No sé... ¿Qué tal tu teléfono?
Al final, y ya por aburrimiento, dejo que otros escojan los números que voy a jugar. Hasta este fin de año en que ocurrió lo que me impulsó a escribir el primer post de este 2008.
- Voy a comprar la tinka, ¿Qué números se te ocurren para jugar?
- No sé... Voy a pensar un rato y te digo.
Ese rato se prolongó toda la tarde, y al día siguiente, que ya era domingo, repetí la pregunta.
- ¡Ya compré un boleto para tí, con unos números muy bonitos!
- ¿Donde está el boleto?
- A ver... creo que lo dejé en mi casa... ¡Pero aquí tengo apuntados los números!
- Bueno, ojalá que tenga suerte, dije guardando el papel.


El lunes en la tarde, que es mi hora de cotejar mi suerte, voy al puesto habitual y pido a la vendedora los números ganadores. Al compararlos con los números que tenía, me dió el chucaque. 6-10-17-24-28-30... Tenía los 6 números correctos!
¡Al fin se me hizo! pensaba mientras trataba de mantener la calma y regresar a mi casa antes de que a alguien se diera cuenta y me secuestrara al crédito por lo que aún no había cobrado. Pero es muy difícil mantener la compostura después de tres saltos mortales y varios gritos estridentes trepado sobre el puesto de lotería diciendo lo que realmente pienso de mucha gente.
Como pude, llegué a casa y llamé por teléfono.
- ¿Dónde esta el boleto de la tinka? Tráelo al toque, que tenemos que ir a cobrar nuestros millones!
- ¿Qué?
- Flaca, nos vamos a Varadero... ¡NOS SACAMOS LA LOTERIA!
- No puede ser...
- Ya te dije que cuando tú piensas, pierdes, así que tráeme nomás el boleto... ¡AHORAAAA!
- Pero si yo cotejé el número en la mañana, no hay mas que 3 números correctos...
- ¡YO ACABO VER AHORITA! Y si no vienes al instante con el boleto te voy a cambiar por alguien que sepa apreciar a los millonarios!
Los 20 minutos más largos de mi vida fueron los que tardó en venir con el boleto. Ni siquiera la dejé pasar de la puerta antes de arrancarle el boleto que traía en la mano.
- ¿Ves, incrédula mujer? ¡Ya somos de la alta sociedad! ¡Somos respetables! ¡Somos....!
- Pero si son sólo tres números... ¡Ah, ya entendí! ¡El número es 4-16-17-29-28-37!, Mira, este es mi 4, y este es mi 9, y este es mi 6, y...
- Lo siguiente que recuerdo es que me habían echado agua para recuperarme del desmayo. Así que he empezado el año sin millones, y sin perro que me ladre, después de un intento de asesinato y muchos comentarios sobre la madre de quien escribe los números con semejante caligrafía.
Como dije al comienzo, la suerte está siempre en contra mía...
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