sábado, 27 de febrero de 2010

Cuentos múltiplos de tres

¿Cuánto debe durar un cuento para ser un cuento? ¿Podemos obtener la relación entre la longitud del texto y la calidad? Ahora que están difundidos los microrrelatos en internet, decidí hacer algunos propios. Pero me asaltó la duda de cuántas palabras usar para expresar la idea del cuento. ¿Sería bueno un relato en 100, 50, 20 palabras? Para ejercitarme empecé a contar las palabras e ir progresivamente bajando la cantidad hasta el mínimo posible. Así logré esta progresión que va bajando la cantidad de palabras en múltiplos de tres, como dice el título del post. Aparecieron entonces cuentos, fantásticos, novelas negras, humorísticas y existenciales con cada vez menos longitud. ¿Los resultados? Cada vez más cortos los vemos aquí:

Con treinta palabras
Después de tantos años de persecución, al fin lo tuvo al alcance de la mano. Lo encaró, con el arma lista a disparar, pero se detuvo.
- Quizá no era culpable…

Con veintisiete palabras
Todos escuchaban admirados esas historias maravillosas, las aventuras de cuando era marino en tierras remotas. Por un momento quiso que todo aquello hubiera sido verdad alguna vez. 

Con veinticuatro palabras
Apareció de pronto.
- ¿Quién me hizo venir?
- He sido yo…
- ¿Tú? ¿Por un pacto con el diablo? No eres tan importante, le respondió, fastidiado.

Con veintiún palabras
- No, no va a funcionar…
- Por lo menos haz el intento…
- ¿Y qué crees que puedo lograr con sólo veintiún palabras?

Con dieciocho palabras
-¿Qué te pasa?
- Es que…
- ¿Vas a terminar conmigo?
- Si.
- ¿Qué harás?
- Cobrar el precio por tu vida…

Con quince palabras
Y llamó a sus hijas Socorro, Piedad y Clemencia. Su esposa nunca entendió la indirecta.

Con doce palabras
Lo logró. Pero no sabía que al día siguiente no recordaría nada.

Con nueve palabras
Y ese día tampoco pasó nada. Una vez más.

Con seis palabras
Cuando te ví, lo comprendí todo.

Con tres palabras
Y así terminó.

martes, 23 de febrero de 2010

Los 10 discos que te llevarán al cielo

Hace ya varios días, el diario oficial del Vaticano, L'Osservatore Romano, publicó una lista de "Los 10 discos para llevar a una isla desierta". Este tipo de listas siempre aparece por algún lugar: Lista de libros, películas o videojuegos que llevar a una isla desierta, que es lo mismo que decir un ranking de lo mejor del mundo. Aunque en una isla desierta no parece haber muchas posibilidades de llevar una biblioteca, reproductor, o consola nintendo, y aún sabiendo que ninguno de los protagonistas de la serie "Lost" ha hecho uso de alguna de estas listas, el ejercicio sigue teniendo popularidad. He aquí la lista, por si alguien desea cupo en el vuelo 815 de Oceanic Air:

  1. Revolver (The Beatles)
  2. If I Could only Remember my Name (Davis Crosby)
  3. The Dark Side of the Moon (Pink Floyd)
  4. Rumours (Fleetwood Mac)
  5. The Darkfly (Donald Fagen)
  6. Thriller (Michael Jackson)
  7. Graceland (Paul Simon)
  8. Achtung Baby (U2)
  9. (What's the Story) Morning Glory (Oasis)
  10. Supernatural (Santana)

Vamos, la lista tiene su merito, y es buena. Yo tal vez habría incluido "Tapestry" de Carole King, y "Band on the Run" de McCartney, ya que estamos en esto.
Para entendernos, esta lista es real, aunque parezca chiste. Claro, uno ve a los Beatles en primer lugar y piensa ¿No había dicho Lennon que eran más famosos que Jesucristo? ¡Y pocos meses antes de la publicación de "Revolver"! Ahora tal vez podemos considerar esta lista como una suerte de perdón divino.
Otras elecciones discutibles son "Supernatural" y "Thriller", que desde el título no se ven muy cristianas, y la última con video de zombies incluido. "The Dark Side of the Moon" es otro disco que nunca se escuchará en muchas iglesias, pues yo sabido de muchos estudios religiosos que lo asocian a pactos con el diablo y posesiones diabólicas, en virtud a sus mensajes subliminales, textos al revés y demás diabólicas tretas.
Todo esto me hace pensar que es una manera de desmarcarse de las religiones fundamentalistas, lo cual me hace bastante gracia además.
Por esto es que me simpatizan más los católicos. Saben divertirse más y no se toman tan en serio. La próxima vez que vaya a misa ya sé que llevar en mi reproductor MP3 si es que el sermón está muy aburrido.

sábado, 20 de febrero de 2010

La historia de Adán


Y dicen que Dios ya había estado chambeando toda la semana, y que cuando hizo a nuestro padre Adán, ya estaba medio cansado, y con ganas de que llegue el sábado para descansar un rato, y por eso es que le salió incompleto.

El caso es que Dios le encargó a Adán cuidar del paraíso, pero las plantas crecían con tranquilidad y los animales se cuidaban solos, así que Adán se aburría tumbado bajo cualquier árbol, calato y sin preocupaciones. Fue por esa época en que desarrolló el hábito de pasarse largas horas en la contemplación de su propio ombligo, costumbre que heredó a todos sus descendientes.

Harto de la situación, inauguró la oficina de reclamos en el paraíso y se quejó ante Dios. Claro, como era el único en la cola, lo atendieron rápidamente. No se había inventado la burocracia todavía.
- Don Dios, me aburro…
- ¿Qué cosa? Tienes todo el paraíso para pasearte, ¿Y te aburres?
- Es que no tengo nada que hacer…
- ¿Cómo que nada? Te he dado a cuidar toda la chacra ¿Y qué has hecho?
- Es que todo está hecho ya…
- No me vengas con eso, que tienes que ponerles nombre a los animales, clasificar los vegetales, y domesticar a los que te sirvan, ¡Yo no te he puesto aquí para que estés de vago!
- ¿Poner nombre a los animales? ¡Qué buena idea! ¡Con razón dicen los ángeles que te las sabes todas!
- Lo sé todo, que no es lo mismo… Ahora vete a trabajar, que estoy ocupado pasando revista a los ángeles, a ver si no me falta ninguno…

Y así Adán se puso a ponerles nombre a los animales. Al principio, le puso bastante empeño a la tarea. Los primeros días los nombres le salían inmediatamente. Vió a un enorme animal revolcarse en el lodo, y el nombre surgió al momento: ¡Chancho!  Veía pasar a una familia de animales y le ponía nombre a todos: toro, vaca, becerro. Pasaba otra: caballo, yegua, potro. Pero al rato ya se le acababan las ganas y se ponía más económico con los nombres: perro, perra, perrito, gato, gata, gatito. Al terminar la semana ya ni se molestaba en diferenciar géneros: jirafa hembra, jirafa macho, llama hembra, llama macho.

A los pocos días se le acabó la imaginación y empezó con los nombres difíciles: hipopótamo, rinoceronte, ornitorrinco. Cada vez le resultaba más difícil encontrar nombres, y empezó a reciclar los términos: caballo de mar, oso hormiguero…

En pocas semanas, Adán estaba nuevamente tumbado al sol, mirándose el ombligo. Volvió a la oficina de reclamos.
- Don Dios, me aburro…
- ¿Y la tarea que te mandé?
- Ya me cansé… Además, ya puse nombre a 11,476 animales…
- ¿Y qué sugiere usted entonces, darle otra tarea que desempeñe hasta que se aburra? – Dijo Dios, que ya empezaba a impacientarse.
- Todos los animales andan en pareja, tienen su familia, menos yo… Hasta los conejos tienen un familión que no sé de dónde lo sacan… Yo también quiero, pues…
- Una pareja…  De pronto Dios recordó que terminó de hacer al hombre a eso de las 6 y media, cuando ya no había luz, y no se dio cuenta que lo había hecho sin pareja. – Está bien, te voy a hacer una pareja… el problema es que ya se me acabó la materia prima…
- Pero tú puedes hacer todo ¿No?
- No te me pongas irrespetuoso, tampoco… Dije que te iba a hacer una pareja y te voy a hacer una pareja… No dudes de mi palabra… Pero ya lo dejamos para mañana, duérmete nomás… A propósito, esa costilla no la estás usando ¿Cierto?

Y Adán se echó a dormir plácidamente, arrullado por la promesa de un mañana mejor (otra costumbre que mantenemos hasta el día de hoy). Al despertar, descubrió que tenía una costilla de menos.
- Qué curioso, no recuerdo haber firmado para la donación de órganos…

Y fue entonces cuando vió a la mujer que le habían hecho mientras roncaba a todo vapor. Era una criatura extraordinaria. Completamente igual a él, pero absolutamente diferente. Hermosa, y llena de las curvas que a Adán le faltaban. Solo bastó una sonrisa para hacer a Adán babear hasta el piso.

- Dios mío ¡Te pasaste!
- ¿Verdad que me salió bonita? – Dijo Dios, haciéndose el modesto. – Ahora trabajarás contento, no espero quejas de ahora en adelante, cuídame bien el paraíso, yo voy a cerrar la oficina de reclamos para que ya no me fastidies… Desde ahora, cualquier cosa, te arreglas con el ángel que voy a destacar aquí, Chau…

Adán no se quejó del cambio, contento como estaba con su nueva Eva. Hasta que Eva empezó a hablar.
- ¿Y así has tenido el paraíso? ¡Qué mal cuidado! ¡Todas las plantas están mezcladas, hay que separarlas! ¿Y los animales? ¡Todos están sueltos! ¡Hay que domesticarlos! ¿Qué has estado haciendo antes de que yo llegue? ¡Con razón estás con esa panza! ¡Vamos, a trabajar!

Ese día, bajo la férrea dirección de Eva, Adán inventó los oficios de jardinero, recolector, cazador, pastor, barrendero y vigilante. Al poco rato, ya Adán empezó a extrañar la costilla que le faltaba. Bajo la dirección de Eva, el paraíso se vió mucho mejor, es cierto, pero Adán terminaba la jornada agotado y adolorido. Además, Eva botó de la casa al chancho y dejó al perro como mejor amigo del hombre, mientras ella se divertía con el gato.

Solo se le ocurrió una salida. Fue a la oficina de reclamos, pero sólo encontró allí a un ángel resolviendo un crucigrama.
- El señor Dios no puede atenderlo en este momento, está ocupado, tal vez si vuelve en unos tres mil años…

Desde entonces, las mujeres, como todos sabemos, son superiores al hombre en casi todas las tareas, pero nos siguen necesitando para mover y sujetar cosas, razón por la cual los varones seguimos vivos…

lunes, 15 de febrero de 2010

Dejame dormir mamá. . .

Ahora que todo el mundo habla de política, comparto este verso de Fray Junípero (1713 - 1784), Religioso franciscano español, que parece que lo hubiera escrito ayer.

Hijo mío, por favor,
de tu blando lecho salta.
Déjame dormir, mamá,
que no hace ninguna falta.


Hijo mío, por favor,
levántate y desayuna.
Déjame dormir, mamá,
que no hace falta ninguna.


Hijo mío, por favor,
que traigo el café con leche.
Mamá, deja que en las sábanas
un rato más aproveche.


Hijo mío, por favor,
que España entera se afana.
¡Que no! ¡Que no me levanto
porque no me da la gana!


Hijo mío, por favor,
que el sol está ya en lo alto.
Déjame dormir, mamá,
no pasa nada si falto.


Hijo mío, por favor,
que es la hora del almuerzo.
Déjame, que levantarme
me supone mucho esfuerzo.


Hijo mío, por favor,
van a llamarte haragán.
Déjame, mamá, que nunca
me ha importado el qué dirán.


Hijo mío, por favor,
¿y si tu jefe se enfada?
Que no, mamá, déjame,
que no me va pasar nada.


Hijo mío, por favor,
que ya has dormido en exceso.
Déjame, mamá, que soy
diputado del Congreso
y si falto a las sesiones
ni se advierte ni se nota.


Solamente necesito
acudir cuando se vota,
que los diputados somos
ovejitas de un rebaño
para votar lo que digan
y dormir en el escaño.


En serio, mamita mía,
yo no sé por qué te inquietas
si por ser culiparlante
cobro mi sueldo y mis dietas.


Lo único que preciso,
de verdad, mamá, no insistas,
es conseguir otra vez
que me pongan en las listas.
Hacer la pelota al líder,
ser sumiso, ser amable
Y aplaudirle, por supuesto,
cuando en la tribuna hable.
Y es que ser parlamentario
fatiga mucho y amuerma.
Por eso estoy tan molido.
¡Déjame, mamá, que duerma!


Bueno, te dejo, hijo mío.
Perdóname, lo lamento.
¡Yo no sabía el estrés
que produce el Parlamento!

(este verso, para variar, también está cortipegado, esta vez de http://ardanaz.blogspot.com/2009/06/dejame-dormir-mama.html)

jueves, 11 de febrero de 2010

Ocho historias con mal final



Incompatibilidad de Caracteres
Yo te quise dar el cielo, tú querías un piso…
Yo te quería como a nadie, tú me querías como si yo no fuera nadie…
Yo daba todo por ti, tú querías que te diera de todo…
Yo compuse canciones por ti, tú quisiste los derechos…
Yo te dí lo mejor de mí, tú tomaste lo más costoso de mí…
Mi amor por ti no tenía precio, tú no aceptabas nada que estuviera en oferta…
Yo preguntaba siempre por tu estado de ánimo, tú preguntabas siempre por mi estado de cuenta…
Yo quería poner tu nombre en el cielo, tú querías que ponga mi firma en los recibos...
Yo te quería más durante las noches, tú me querías más durante los fines de mes…
Yo te quería más, tú querías más…


Nunca un ingeniero
No tiene remedio. Se enamoró de pintores, escultores, filósofos, dibujantes, barmans, guerrilleros (?), hippies, rockers, bohemios, guitarristas, bajistas, bateristas, cantantes, artesanos, indígenas, escritores, actores, fotógrafos, diseñadores, desempleados, pero nunca jamás de un ingeniero. Una vez una amiga la llevó a un after-office donde el 99 por ciento eran ingenieros, como para ayudarla a "ampliar el panorama". ¿Y ella qué hizo? Se fijó en el 1 por ciento: eligió, de lejos y sin siquiera haber hablado con él, al único dibujante de la mesa.


Búsqueda inútil
El buscaba a una mujer inteligente, que le guste criar una familia, que quiera a un hombre que la ame y un marido que la mantenga. Alguien que lo comprenda y apoye en sus proyectos, y que tenga siempre una sonrisa para él al llegar cansado del trabajo. Y la buscaba en las discotecas más ruidosas y en los lugares de mala reputación.
Ella buscaba a un hombre trabajador, cariñoso, respetuoso, atento, que la llene de detalles, que le gusten los niños. Alguien con quien mirar la luna y dormir abrazados. Y lo buscaba en las fiestas reggaetoneras de los distritos.
Por supuesto, nunca se encontraron.

Equivocación
- Si te vas me muero!! - te grité
te acercaste a mí, y me dijiste al oído
- No morirás si me voy, nadie muere de amor, o soledad,
y te fuiste...

Y ahora te espero aquí,
en un rincón de la eternidad
y cuando llegues, me acercaré a tí y te diré
¿Ves que equivocada estabas?


La clase de Idiomas
- ¿Es cierto que sabe varios idiomas?
- Bueno, sé inglés, alemán, algo de italiano y portugués...
- ¿Me enseña a hablar algo?
- Cuando terminemos... Estoy aquí para ayudarte con tus matemáticas...
Pensé que esto haría la sesión más amena, y que al final de la hora ya lo habría olvidado, pero no fue así.
- Ahora sí, me va a enseñar idiomas.
- Está bien, ¿Qué quieres saber?
- ¿Como se dice "Te quiero" en inglés?
- I love you.
- ¿Y en alemán?
- Ich liebe dich.
- ¿Qué es eso?
- Lo mismo que antes...
- ¿Qué?
- Lo mismo que "I love you".
- ¡Ah! ¡Es "Te quiero"! ¿Por qué no lo dijiste?
Pude haberle explicado que esa es una frase peligrosa de decir, que no se debe malgastar alegremente con cualquiera, y que yo en ese momento era incapaz de decírsela a nadie, pero ella es una niña de secundaria, que aún no entiende de esas cosas...

Recomendación
Fíjese
en el fondo del envase
mire bien
el reverso del paquete
revise con cuidado
la etiqueta
no sea cosa que le vendan
un amor
con fecha de vencimiento

No eres Penélope
Cuando me fui, te pedí que me esperaras, pues no pensaba demorar. Es cierto que tardé más de lo que pensaba, pero cuando volví, no te encontré sentada en el parque, esperando mi regreso. ¿Es que ya a ninguna mujer le gusta Serrat?

...
¿La última historia?
Es la tuya...

sábado, 6 de febrero de 2010

Una imagen vale mas que 1000 palabras

Después del post anterior sobre frases que debieran ser célebres, me quedé con el gusanito de escribir más. Pero me encontré con que a los que escribía les faltaba algo. Faltaba una imagen que les diera el sentido apropiado. Entonces me di a la tarea, un poco más difícil, de juntar las imágenes y el texto de modo que se hagan entendibles, y para dar un mejor aspecto.
Armado de unos pequeños conocimientos en edición de gráficos y lo que me quedaba de imaginación, logré estos ejemplos que pongo ahora en mi blog:

Tomado de la encuesta a fin de curso:

En esta vemos que no fue Humphrey Bogart el autor:

En esta se demuestra que yo cumplo mis promesas:

Reconocimiento al esfuerzo:

Escuchado en la oficina de recursos humanos:


Por eso es que ya no te llevo al cine:

En esta ocasión, he puesto mi firma a las imágenes, me dicen que hay mucho pirata suelto y mis textos están circulando por internet como cadenas de email...
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