miércoles, 25 de octubre de 2017

Frases twitteables 45


Mirando el número del título, me pongo a sacar cuentas y me he dado cuenta de que debo haber publicado alrededor de 1000 frases twitteables en 45 posts. Esto sería motivo para enorgullecerse, si no fuera por el hecho de que hace tiempo que la inspiración no me hace el favor de poner más frases en mi twitter. Así ando. Y hasta que la musa twittera se le ocurra darse una vuelta por aquí, me conformo recordando las últimas frases que mi pobre cerebro pudo inventar.
  • El amor es ciego. – No es cierto, el amor es sordo - me corrigió el invidente.
  • Todo es según el color del cristal con que se mire. - No es cierto, depende del tono en que se escuche - Me corrigió el ciego.
  • Cuando Dios cierra una puerta, abre una ventana, decía. Ahora está preso por entrar a robar en una casa.
  • Si todos los caminos llevan a Roma, tengo miedo de llegar allá y luego no poder salir.
  • ¿Nunca te ha tocado ser el monstruo bajo la cama de alguien?
  • Curioso que aquellos que se dan cuenta de que ya no son niños son los que empiezan a portarse como niños.
  • ¿Será verdad que los que tocan instrumentos en el transporte público los echaron de sus casas para que hagan escándalo en otra parte?
  • La verdad es que nos creó Hánuman, el Dios Mono, evolucionamos, nos convertimos en humanos y creamos un Dios a nuestra imagen y semejanza.
  • Clapton is God. Entonces escucharlo durante Semana Santa es religiosamente correcto.
  • Qué mala nos parece la poesía que no está dedicada a nosotros.
  • La tristeza de entender que aquel que nos dice que no cree en el futuro es porque alguna vez creyó en el futuro.
  • No recuerdo si el ángel que me habla lo hace desde la izquierda o la derecha. Tampoco recuerdo cuál es mi izquierda o mi derecha.
  • ¿Qué haces? - Aquí, matando el tiempo. - Muy bien, ahora me toca a mí - Le respondió el Tiempo.
  • Madurar es aceptar que hay canciones que jamás van a gustarte.
  • La gente se divide en dos, aunque a veces en tres o cuatro, me explicaba el destripador.
  • ¿Cómo es eso de que eres el empleado del mes? - Es que cada mes despiden a uno y contratan a otro.
  • Lo que no te mata... Déjamelo a mí, que yo sí cumplo.
  • Le clavé un cuchillo y le arranqué el corazón. Ella tenía razón, yo ya no estaba allí.
  • Nunca falta un millennial que me hace recordar que soy de la generación X.
  • La pregunta que jamás he sabido responder es: ¿Qué se siente ser tú?

domingo, 15 de octubre de 2017

Escribiendo con la izquierda


Hace un tiempo fue el día de los zurdos. Como me ocurre todos los años, yo no me he enterado hasta que alguien que lo vio en internet me lo recordó. Y como siempre, no sé qué sentir al respecto, ya nunca he considerado mi condición de zurdo como algo que deba ser reconocido y celebrado. Y no es que me sienta diferente por el hecho de usar “la otra mano”, sino porque me parece que tengo muchas cosas más por las cuales ser recordado. Cuando me abandona la modestia, pienso que no es nada fácil encontrar a un ingeniero que pueda hablar con soltura de literatura, música, cine, historia y todas las cosas que saco a relucir cuando el momento es apropiado. Además, para mi, ser zurdo no ha sido nunca una sensación solitaria, siempre he encontrado compañeros de estudios, amigos, y colaboradores zurdos. No hay sitio en el que haya estado como único zurdo.

Y ser zurdo para mí es algo tan natural que no caigo en la cuenta de ello. Son las demás personas las que se sorprenden, se maravillan y empiezan a difundir a los cuatro vientos qué hay un zurdo en la habitación. Es entonces cuando tengo que responder preguntas hechas con mucho, poco o ningún tacto:
- ¿Eres zurdo?
- ¿Cómo se siente ser zurdo?
- ¿Puedes escribir con la derecha?
- ¿Sabes que dicen que los zurdos son más creativos?

Así que tengo que responder o inventar datos o anécdotas sobre la difícil vida de un zurdo que vive en un mundo al revés. Es por esto que escribo estas líneas, con la intención de imprimirlas y repartirlas como volantes la próxima vez que alguien me señale como fenómeno de circo.

En principio, debo decir que hay varios tipos de zurdos, no todos somos iguales. Yo los reconozco por varios detalles, como la forma de escribir. El que agarra el lápiz como si fuera un puñal y escribe con la hoja perpendicular a la mesa, es generalmente es un zurdo ultraizquierdista, que tiene todo el lado derecho inútil, incapaz de usar la derecha para nada. Es este un tipo que no quiero juzgar, porque estoy seguro que existen muchos derechos que podrían perder la mano izquierda y no se darían cuenta, y que pasan desapercibidos porque nadie les pide que escriban con la otra mano, como a nosotros. Hay otros zurdos que pueden hacer algunas cosas con la derecha, ya sea por talento o por presión social. Yo pertenezco a esta categoría. Me han contado, y recuerdo vagamente, que cuando aprendí a escribir o a usar cubiertos, lo hacía con las dos manos indistintamente, y aún después, cuando empecé a jugar tenis de mesa también lo hacía con las dos manos hasta que me decantaba por el uso de la mano izquierda. Ese es uno de las pocas cosas que me hacen sentir especial, el que yo pude, si hubiera querido, ser ambidiestro, y en que soy zurdo por propia elección.

¿Son los zurdos más inteligentes que el resto de las personas? Cuando me hacen este tipo de preguntas, siento que efectivamente, soy más inteligente que el que me hace la pregunta. Pero, yo que he conocido a muchos zurdos, me pesa decir que como con los diestros, los hay inteligentes y también los que son definitivamente tontos. El ser zurdo no es garantía de imaginación o creatividad desbordantes. Tal vez incluso yo me he vuelto imaginativo y creativo por culpa de los diestros, que siempre esperan de mí una idea brillante sólo porque soy zurdo.

Otro tema tópico es el de los zurdos famosos. Los nombres de Charles Chaplin, Leonardo da Vinci (que en realidad no era zurdo sino ambidiestro), Maradona, y algunos más son los que me dice la gente, con el candor de quien cree darme la gran novedad. Yo personalmente, acepto la admiración por Paul McCartney, y el placer de tener algo en común con Scarlett Johanson. Como en todo, hay de todo, y tengo que justificar que Vladimir Putin, George Bush y Osama Bin Laden también escribían con la izquierda.

¿Y los problemas al utilizar herramientas? Aquí si he tenido mi porción de problemas. No tanto al escribir, porque he aprendido a hacerlo sin mancharme mucho de tinta, ni al usar cuchillos, pero si con otros artefactos, como los teléfonos fijos. Pocos saben que los teléfonos están diseñados para diestros que cogen el auricular con la mano izquierda y teclean o escriben con la derecha. Otro problema que tengo es que hasta hoy, y con toda mi experiencia como ingeniero, nunca sé hacia dónde dar vuelta un destornillador para aflojar un tornillo. Al menos una de las pocas cosas que me quedan de mi pasado ambidiestro es poder manejar las tijeras con cualquier mano.

Como se ve, para un zurdo, al menos para este zurdo, las cosas no son ni tan difíciles ni tan color de rosa como cree la gente. Y tal vez por eso es que no soy de la izquierda militante, de esos que quieren que todos se enteren qué hay un zurdo presente.

Saludos desde la izquierda.

jueves, 5 de octubre de 2017

Mi nombre famoso



Hoy me he despertado con ansias de posteridad, con ganas de hacer mi nombre inmortal. Más de uno pensará seguramente que hoy día es muy fácil ser famoso, que para eso existen hoy los videos virales, los memes, los reality shows y los chismes del espectáculo, que en estos tiempos ya no tiene chiste ser famoso, pero eso no es cierto. La fama que obtienen los personajes de internet viven una fama instantánea, quince minutos de fama que se van tan rápido como llegan. ¿Quién recuerda hoy a los que fueron famosos tan solo el año pasado? No, mi fama debe perdurar por siempre, esa fama que traspasa los periódicos y llega a los libros de historia. Aunque en la mayoría de los libros de historia se encuentra gente que llegó allí convirtiéndose en héroe, proceso que implica la muerte en el común de los casos. Hay mejores maneras de eternizar mi nombre. Y no es tan difícil, según veo al investigar un poco y encontrar que muchas de las cosas que vemos en nuestra vida diaria llevan el nombre de su creador. Por ejemplo ¿saben quién inventó el turrón? Pues un barcelonés llamado Turró. ¿Quién inventó el condón? El doctor Condom. Los nombres están allí, clavados en la posteridad. Lo mismo se puede decir del saxofón, inventado por Sax, y de los taxis, que fueron inventados por el príncipe Von Thurm und Taxis.

Leyendo un poco más, encuentro que los griegos antiguos tuvieron más suerte en dejar su nombre dentro del uso diario del idioma. Encuentro a Anfitrión, griego que daba tan buenas fiestas en la antigüedad, que ahora se llama así al dueño de casa en cualquier evento; también a Mentor, que era el maestro del hijo de Ulises. Los antiguos romanos no se quedaron muy atrás y nos dejaron personajes como Mecenas, Tácito y Severo.

Tal vez tenga el ingenio suficiente para inventar un movimiento, como Schubert Gambetta, quien inventó la gambeta, o aquellos que le dieron su nombre a la maniobra Heimlich o la llave Nelson. Tal vez tenga que descubrir algo para darle mi nombre, como Dahl, que difundió la Dalia en Europa.

Por otro lado, hay famosos desconocidos. Mi investigación encontró que Kame Hame Ha no es en realidad ese golpe que asesta Gokú a sus más poderosos enemigos en la serie Dragón Ball, sino un personaje real, que fue el unificador y primer rey de las islas Hawaii.

Pero así como estoy, creo que es más probable que mi nombre acabe usándose para designar una enfermedad, y termine junto a Alzheimer o Tourette. ¿Verdad que daría mucho miedo padecer del “Síndrome del Tonto de la Colina?
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