miércoles, 20 de diciembre de 2017

Navideñas


El niño Jesús nació
en el portal de Belén,
la estrella de sumo bien
a los Magos le alumbró.
El mundo resplandeció
con pitos y panderetas,
bajaron siete cometas
a ver este nacimiento,
los altos del firmamento
que abrieron para la fiesta.

Los fieles del Redentor
acuden muy presurosos
a presenciar el hermoso
regalo del gran Señor.
Adiós a nuestro dolor,
válganos la penitencia,
hagamos la reverencia
en este humilde portal
porque envuelto en un pañal
vino Dios a la existencia.

 Gloriosa la noche aquella
cuando la Virgen sufrió
y al mundo un hijo le dio más claro
que una centella.
Bajáronse las estrellas,
cantaron los pajaritos,
sabiendo que Jesucristo
venido a cristianizarlos
y por amor a salvarlos
con su dolor infinito.

 Ahí está la Virgen pura
al lado de San José,
con el niñito son tres,
se miran con gran ternura.
No ha habío ni habrá dulzura
más grande en intensidad
que la de la Navidad
cuando bajó de los cielos
a darnos su gran consuelo
el Dios de la cristiandad.

(Violeta Parra)

viernes, 15 de diciembre de 2017

Mahoma en la montaña


Si Mahoma no puede ir a la montaña, la montaña va a Mahoma. Desde hace mucho que he escuchado esta frase, pero no siempre he entendido lo que significa. A veces lo interpreto como que cuando hay que hacer algo se hace de una manera u otra. Quieras o no quieras, acabarás en la montaña. Otras veces pienso en que ya que Mahoma vivía en el desierto, de repente le daban miedo las montañas y sus seguidores le trajeron una para que le vaya perdiendo el temor. Habrá sido algo así, yo supongo:

- Maestro Mahoma, somos su equipo de campaña, vamos a planificar la agenda de la semana.
- Está bien, ¿Qué tenemos?
- Hay una invitación a la montaña para el martes…
- No, no, a la montaña no…
- Pero Maestro, tenemos allí un club de fans muy fuerte, y nos lo llevan pidiendo desde hace tiempo.
- Nones…
- La montaña es muy bonita, hay mucho verde y bonito clima, yo fui de vacaciones el año pasado y me fue muy bien…
- He dicho que no.
- ¿Qué tiene de malo la montaña? Yo nací allí, podemos ir a donde mi abuela, que hace un queso de cabra muy rico…
- Que no.
- Maestro, que la montaña se va a sentir despreciada…
- La verdad es que no me gusta la idea de ir hasta allá.
- ¿Y qué hacemos entonces? ¿No va a querer que se la traigamos?
- Eso sí podría ser…

Ahora que la información es tan fácil de conseguir, me he puesto a investigar de dónde salió esta frase, sabiendo que en ninguna de las biografías oficiales de Mahoma se encuentra referencia a alguna ocasión en que no pudo ir a la montaña. Buscando en la Santa Wikipedia, que tiene todas las respuestas, encuentro en que la famosa frase la inventó Francis Bacon, ya mucho tiempo después, cuando Mahoma ya estaba muerto y no podía decir nada para defenderse. Y si él pudo, yo también puedo inventar mis variaciones a la frase, a ver si a mí también me queda algo bonito:
  • En un universo paralelo, Mahoma sí llegó a la montaña. 
  • Hay días en que todo se te viene encima. Y todo porque Mahoma no pudo ir ese día a la montaña.
  • Mahoma, estamos esperándote aquí en la montaña. ¿Puedes venir o no?
  • Si Mahoma no puede ir a la montaña, pues él se lo pierde.
  • Si Mahoma no va a la montaña… Sus razones tendrá…
  • ¡Alto! ¿A dónde está usted llevando esa montaña? – Es para Mahoma, que no puede ir…
  • Me fui a la montaña para no ver a Mahoma. Total, él nunca viene hasta aquí.
  • Tengo tan mala suerte que para un día que voy a la montaña, resulta que se ha ido a ver a Mahoma.
  • Yo tenía una casa en la montaña, pero un día Mahoma no pudo venir. Ahora tengo una casa de playa.
  • Si Mahoma no puede ir a la montaña… ¿Es por arresto domiciliario o impedimento de salida?
  • Oye, Mahoma ¿Este finde tu esposa si te deja ir con nosotros a la montaña?
  • Se hace entrega delivery de montañas. Preguntar por Mahoma.

miércoles, 6 de diciembre de 2017

Diciembre


Como todos los años, en esta época del año, ha empezado diciembre. Y es en estos días en que la gente toma conciencia de que el año ya se acaba y empieza a portarse diferente haciendo una rutina especial que se repite todos los años con pocas variaciones.

Digamos que diciembre empieza igual a cualquier otro mes, con gente en Twitter escribiendo “ya empezó diciembre”, como si los demás no tuviéramos calendarios. En la primera semana ya se empiezan a notar los cambios. El sol aparece con mayor fuerza cada día, para anunciar que el verano se acerca, para desesperación de muchas mujeres que buscan ahora las ofertas de gimnasios y la forma de quedar con un bronceado veraniego antes de que empiece el verano. De pronto, la demanda de bocadillos de media mañana y media tarde disminuye a la mitad, impulsada por las declaraciones públicas de dieta. Hasta yo le entro al juego, después de sacar la cuenta de lo que voy a engordar entre navidades y Año Nuevo.

Es en estos días en que aparecen en la oficina las convocatorias al concurso de nacimientos y decoración navideña. Me alegro de ya no tener la responsabilidad de comandar el grupo este año, no me gusta pasar otra vez por el trance de empezar como tío amistoso y terminar como comandante nazi del personal del área.

En la segunda semana aparecen los avisos y correos anunciando en la oficina el juego del amigo secreto. Yo, que he tenido suerte variada en los últimos años, sólo me queda esperar que me toque alguien con un mínimo de gusto que me regale algo que pueda usar. Y lo mismo aplica al regalo que yo tengo que comprar. Estas noches debo afinar los detalles de mi plan para que me toque esa arquitecta y poder darle uno de esos abrazos apachurrantes que se están convirtiendo en mi marca personal.

Los niños son los que más se entusiasman a la llegada de diciembre, porque es el último mes del año, llega la navidad y los regalos, previo tormento de la semana de exámenes de fin de año. Por esa misma razón, los padres temen a este mes, en qué hay que gastar para los regalos de los hijos. La televisión no ayuda, pues esta también es la época en que la publicidad de las grandes tiendas nos ataca por todos lados, al punto que los avisos promocionando el juguete de moda parecieran ser la única programación.

Pero no solo los juguetes nos acechan a la vuelta de cada esquina, los juguetes para adultos también están a la orden del día. Televisores y celulares tienen también su temporada alta en estos días. En un prodigio de obsolescencia programada, hasta mi propio celular se ha negado a trabajar para que compre el último modelo que me durará un año exacto, hasta que caduque la garantía.

Conforme se acerca la quincena, se notan ya los rostros nerviosos del personal, todos haciendo planes y sacando cuentas para decidir el destino de la gratificación de fin de año. Aprovechando la ocasión, aparecen también los que quieren obtener alguito vendiendo pequeñas artesanías y bocaditos, rifas y colaboraciones diversas. La gratificación no puede salir de esta oficina, parece ser la consigna.

La última semana es el desmadre. Nadie se concentra en el trabajo, todos están pensando en el viaje a su tierra, en la visita de los parientes y en los preparativos de la cena navideña. La euforia de navidad da paso a la euforia de Año Nuevo hasta que termina el mes y el año apenas sobrevivientes a la aventura que ha significado este 2017. Como dije al comienzo, es una rutina.

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