jueves, 5 de septiembre de 2013

La piedra en el camino

La vida se asemeja a un camino por donde cada uno transita. El camino, dependiendo del recorrido, puede ser una tranquila vereda rodeada de árboles que nos dan sombra y en cuyas copas cantan hermosas aves. Aunque el paisaje es bonito, sabemos que no nos podemos detener a descansar. Simplemente caminamos alegres disfrutando de la vista. Otras etapas del camino pueden ser senderos rocosos cuesta arriba, con un recorrido sinuoso que nos hace dudar de que realmente estemos avanzando.
Y existen también las piedras en el camino. Algunas piedras son muy pequeñas y se meten en los zapatos, ocasionando molestias al caminar. En estos momentos es una buena idea detenerse un momento para sentarse y sacarse la piedra.
Algunas piedras nos hacen tropezar y maldecir al camino. Estas piedras nos golpean la canilla y el tropezón nos golpea los codos, el brazo, la cabeza. Sin embargo, a algunos les agrada la experiencia y vuelven por el camino para encontrarse con la misma piedra y volver a tropezar.

Hay también piedras mucho más grandes. Estas obstruyen todo el camino, dejándonos con la duda de seguir por otro camino, o tratar de rodearla. Pero la piedra ha llegado hasta allí por algo.  La piedra quiere que nos esforcemos, que pensemos cuál es la mejor decisión a seguir. El primer impulso siempre es rodearla, pero es imposible. Un lado del camino da al abismo y el otro da sobre la pared de la montaña. El regreso significa la derrota, el fracaso, la vuelta sin gloria. La opción correcta, pero a la vez la más difícil, es mover la piedra. Al mover la piedra abriremos el camino a quienes vienen detrás, para que ellos no encuentren las dificultades que nosotros. Pero una sola persona no puede mover la piedra. Necesitará otros que lo ayuden, necesitará amigos, familia. Nadie ha dicho nunca que mover una piedra que obstruye todo el camino sea tarea fácil, pero sabemos que es lo que hay que hacer. Al final, la piedra que ha sido retirada quedará como recuerdo de que pudimos vencer las dificultades. Los siguientes que pasen agradecerán a quien hizo su camino más fácil.

Esta, que es una simple metáfora de la vida, nos sirve para aprender algunas cosas que necesitamos. Y algunas cosas que debemos recordar, por lo que de vez en cuando esta lección se me cruza en el camino. Como hace poco, cuando iba por el área de la obra en donde estoy trabajando, y encontré lo que parecía una enorme piedra sobre un pedestal, como si estuviera lista para ser cargada por una grúa. 


Al acercarme veo la placa que está en la piedra:




Así es. Las lecciones están donde quiera, para que no las olvidemos. La metáfora se convierte en una realidad y la realidad nos recuerda a la metáfora.

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