La vida se asemeja a un camino por donde cada
uno transita. El camino, dependiendo del recorrido, puede ser una tranquila vereda
rodeada de árboles que nos dan sombra y en cuyas copas cantan hermosas aves. Aunque
el paisaje es bonito, sabemos que no nos podemos detener a descansar.
Simplemente caminamos alegres disfrutando de la vista. Otras etapas del camino
pueden ser senderos rocosos cuesta arriba, con un recorrido sinuoso que nos
hace dudar de que realmente estemos avanzando.
Y existen también las piedras en el camino.
Algunas piedras son muy pequeñas y se meten en los zapatos, ocasionando
molestias al caminar. En estos momentos es una buena idea detenerse un momento
para sentarse y sacarse la piedra.
Algunas piedras nos hacen tropezar y maldecir
al camino. Estas piedras nos golpean la canilla y el tropezón nos golpea los
codos, el brazo, la cabeza. Sin embargo, a algunos les agrada la experiencia y
vuelven por el camino para encontrarse con la misma piedra y volver a tropezar.
Hay también piedras mucho más grandes. Estas
obstruyen todo el camino, dejándonos con la duda de seguir por otro camino, o
tratar de rodearla. Pero la piedra ha llegado hasta allí por algo. La piedra quiere que nos esforcemos, que
pensemos cuál es la mejor decisión a seguir. El primer impulso siempre es
rodearla, pero es imposible. Un lado del camino da al abismo y el otro da sobre
la pared de la montaña. El regreso significa la derrota, el fracaso, la vuelta
sin gloria. La opción correcta, pero a la vez la más difícil, es mover la
piedra. Al mover la piedra abriremos el camino a quienes vienen detrás, para
que ellos no encuentren las dificultades que nosotros. Pero una sola persona no
puede mover la piedra. Necesitará otros que lo ayuden, necesitará amigos,
familia. Nadie ha dicho nunca que mover una piedra que obstruye todo el camino
sea tarea fácil, pero sabemos que es lo que hay que hacer. Al final, la piedra
que ha sido retirada quedará como recuerdo de que pudimos vencer las
dificultades. Los siguientes que pasen agradecerán a quien hizo su camino más
fácil.
Esta, que es una simple metáfora de la vida,
nos sirve para aprender algunas cosas que necesitamos. Y algunas cosas que
debemos recordar, por lo que de vez en cuando esta lección se me cruza en el
camino. Como hace poco, cuando iba por el área de la obra en donde estoy
trabajando, y encontré lo que parecía una enorme piedra sobre un pedestal, como
si estuviera lista para ser cargada por una grúa.
Al acercarme veo la placa que
está en la piedra:
Así es. Las lecciones están donde quiera, para
que no las olvidemos. La metáfora se convierte en una realidad y la realidad
nos recuerda a la metáfora.
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