viernes, 23 de agosto de 2013

Cómo sacar un clavo con otro clavo


Algunas personas me han preguntado últimamente si en verdad es posible sacar un clavo con otro clavo. Claro, algunas personas tienen un concepto de mí como una persona inteligente que sabe muchas cosas, otras piensan simplemente que soy un tonto. De una manera u otra, todos esperan de mí una respuesta interesante y digna de recordarse.

Ya que soy una persona meticulosa y no me gusta decepcionar a la gente que confía en mí, he decidido investigar el tema, consultar a renombrados especialistas en la materia y hacer pruebas personalmente para verificar la hipótesis. Hecha pues mi investigación acerca de esta área del conocimiento y la técnica, paso a describir los resultados en forma de instrucciones sobre el estado del arte de sacar un clavo con otro clavo:

Lo primero que debe hacerse, al igual que con cualquier otra actividad, es verificar detenidamente la situación. Se debe considerar el tipo de clavo que se quiere sacar. Los clavos de cabeza grande no son fáciles de sacar, porque dañan mucho el material cuando se hace el esfuerzo de sacarlos. Aunque no es imposible, se necesita de mucha técnica y esfuerzo, si uno no tiene experiencia en el proceso, se recomienda aplicar el procedimiento solamente a los clavos sin cabeza.
También se debe analizar el material del clavo. Los clavos de madera están hechos de acero dúctil que resiste los esfuerzos para sacarlo. El acero usado en los clavos de cemento, en cambio, es muy frágil, por lo que se pueden quebrar con facilidad. Cuando se habla de sacar un clavo con otro clavo, generalmente se asume que dicho clavo está introducido en madera, aunque también se suelen encontrar clavos en cemento, ladrillo, plancha de madera prensada o yeso. El material influye de manera decisiva en la técnica a utilizar.
Como regla práctica, se utilizan las tablas de Lobensky-Grohmann, que a partir del material del clavo y del medio embebedor (es decir, el material sobre el cual se ha introducido el clavo), la longitud del clavo y la longitud libre (Distancia entre el extremo embebido del clavo y la cara exterior por la que saldrá), se obtiene el porcentaje de posibilidad de éxito al intentar sacar un clavo con otro clavo.
De acuerdo a las tablas anteriores, se obtiene también el tipo de clavo y del martillo con el que se debe hacer el procedimiento. Existen en el mercado kits de martillo y clavo de acuerdo a las características del trabajo.

Una vez hecha planificación del trabajo, se debe iniciar con el procedimiento. Es importante la precisión del golpe del clavo removedor sobre el clavo removido. La fuerza debe aplicarse en la dirección correcta sobre la cabeza del clavo para evitar en lo posible daños al material base. La fuerza de golpeo depende también del material base.
Los kits antes mencionados aseguran precisión y efectividad en la tarea mediante un dispositivo direccionador del golpe y un medidor de la fuerza de golpeo. Los martillos automáticos son también utilizados, pero estos no son muy efectivos en cuanto al direccionamiento, y son de mayor utilidad cuando el clavo removido ya está a medio camino dentro del material base.

Al golpear un clavo con otro clavo, se debe cuidar mucho del efecto rebote. Este es el cambio de dirección del golpe al rebotar en la cabeza del clavo embebido que se desea remover. Si se presenta este efecto, se corre el riesgo de que el clavo removedor se desvíe y que se quede incrustado en el material colindante al primer clavo.
La fuerza, dirección y frecuencia de golpeo se deben mantener constantes para sacar el clavo. Los ejecutantes inexpertos suelen caer en el error de golpear más rápido cuando ven el extremo saliendo por la cara opuesta de la madera, desviando la dirección de la fuerza por el efecto rebote. Si se logra mantener las variables de golpeo, se terminará el trabajo con éxito. Nuevamente, existen en el mercado extractores de clavos que ayudan en esta etapa final.

Al terminar el trabajo, el clavo ha sido extraído y queda a elección del cliente el destino del clavo que fue liberado. Algunos deciden conservarlo como recuerdo, otros deciden que es mejor que sea desechado. No falta quien quiere reutilizarlo para otros usos, pero esto nunca es posible. La cabeza queda inutilizable por el esfuerzo de sacarlo. 

Por último, lo más importante: Todo el procedimiento anterior es válido para trabajos mecánicos de carpintería o albañilería. Nada de lo anteriormente expuesto se aplica a los corazones rotos, ni puede usarse como metáfora para los sentimientos de las personas. En tales casos no se cumple aquello de que un clavo saca a otro clavo.

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