jueves, 21 de noviembre de 2013

El buceador y el montañista


En una empresa requerían cierta vez contratar a una persona para uno de los puestos de la organización. Sabido es que actualmente las empresas dejan esta labor a empresas especializadas de reclutamiento, pero tras dos intentos infructuosos, decidieron dejar de lado esta opción y encargaron a la jefa de Recursos Humanos la búsqueda de la persona apropiada para el puesto. La encargada lo primero que hizo fue consultar en su red de contactos por si alguien conocía a quien cumpla con los requisitos. Los requisitos, por lo demás, nunca estuvieron muy claros. Se quería a alguien que, aparte de unos requisitos de educación bastante confusos, pudiera cumplir con las cualidades personales que la empresa tiene en sus planes de negocio. Ante la duda, la encargada recibía a todo tipo de personas: Con título, sin título, con experiencia, sin experiencia, con experiencia en otras áreas, en fin, de todo. La búsqueda parecía no dar resultados y los tiempos apretaban. Fue en uno de los últimos días cuando aparecieron dos personas especiales, diferentes a los que se habían presentado antes.

La primera persona apareció en la mañana, recomendada por alguien conocido. Su traje no era todo lo elegante que se suele llevar a una entrevista de trabajo, pero cumplía con lo mínimo que se pide para estas cosas. Se presentó a sí mismo como un buceador.
-          ¿Por qué nos podría interesar un buceador en nuestra empresa? - Fue la pregunta que surgió de manera automática.
-          Un buceador tiene las cualidades que esta empresa necesita – Respondió el postulante – un buceador sabe lo que es trabajar bajo presión, se sumerge en el trabajo asignado, analizando los problemas a profundidad, sabe cuándo se debe respirar y cuando se debe echar el aire. Además, los buceadores no son gente superficial. Saben que una falla en su equipo les puede costar la vida, por eso son muy cuidadosos, pero cuando ven las oportunidades favorables, se zambullen sin ningún temor. Los buceadores son también gente que llega siempre hasta el fondo del asunto, y de vez en cuando encuentran verdaderos tesoros en la profundidad. Saben cuándo es el momento apropiado para salir a la superficie y mostrarse. Si lo que busca es alguien que pueda hacer carrera, un buceador es alguien que ya ha estado en el fondo y conoce lo que cuesta ascender. Un buceador, por lo tanto, es el elemento ideal que necesita su empresa.

Estas razones causaron buena impresión en la reclutadora, quien estuvo de acuerdo con las ideas del postulante y la convencieron de las bondades de tener a un buceador dentro de la empresa. Pero aún faltaba el último postulante, quien se presentaría en la tarde para su entrevista de trabajo. Decidió esperarlo antes de tomar la decisión final.

A la hora indicada se presentó el último postulante. Su ropa, aunque limpia y con una elegancia casual, no era lo que uno esperaría en una entrevista para una gran empresa. Al fin y al cabo, las modernas tendencias de reclutamiento recomiendan indican que la apariencia no es el factor determinante, pensó la encargada, al hacerlo pasar.
-          ¿Qué cree que puede aportar usted a nuestra empresa? – preguntó.
-          Yo, señorita, soy montañista – dijo, como si la respuesta se explicara sola.
Ante la mirada confundida de la encargada de Recursos Humanos, el postulante explicó:
-          Un montañista está acostumbrado a escalar posiciones, está fuertemente orientado a una meta, está dispuesto a llegar a lo más alto, puede ver el panorama que otros no están acostumbrado a ver, y no se conforma con menos que las alturas. Un montañista puede trabajar y rendir incluso cuando la atmósfera está enrarecida, no necesita de mucho oxígeno para trabajar, y no se rinde ante el esfuerzo. Sabe trabajar en equipo, y utiliza todas las herramientas disponibles para llegar al final, pues sabe que si no lo logra, será considerado un fracaso, no lo arredran los climas adversos ni los vientos fuertes, sabe capear una tormenta y se agarra de cualquier saliente para evitar la caída. Es alguien que no se conforma con menos que llegar a la cima. En suma, un montañista tiene las cualidades que su empresa necesita.

La reclutadora, ante las dos posibilidades encontradas ese día, dudó entre las cualidades de uno y de otro. ¿Cuál sería el que reuniera las mejores cualidades para la empresa? ¿El buceador? ¿El montañista? Decidió consultar a su gerente.

-          ¡No me venga con metáforas y contrate al que cobre menos! Fue la seca respuesta.

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