Homenaje a Monterroso
Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.
Decidió volverse a dormir. Al despertar, volvió a ver al dinosaurio, mirándolo fijamente.
Intentó dormirse aún dos veces más, con el mismo resultado.
Cansado, cogió el celular.
- Augusto, ¿A qué hora vienes por tu dinosaurio? Cada vez que despierto sigue allí...
Mensaje a la Musa
Sé que te mereces un poema, una epopeya, una novela épica, siquiera un tomo con 30 rapsodias o un libro de versos alejandrinos. Sé que la Divina Comedia se quedaría corta de palabras ante ti, pero por ahora, te enviaré un mensaje de texto.
Él y ella
Él era tan mediocremente gris que la gente le olvidaba en cuanto dejaban de verlo.
Ella, en cambio, era tan intensamente real y brillante que resultaba imposible olvidarla aunque sólo la hubieras visto durante un segundo.
Él, por supuesto, se enamoró de ella al instante y jamás pudo olvidarla.
Ella también se enamoró de él al instante pero al instante siguiente ya le había olvidado.
Él volvió a presentarse ante ella con la esperanza de que el milagro amoroso se repitiera.
Ella, en esa ocasión, ni siquiera le dedicó una segunda mirada.
Los milagros, ya se sabe, nunca ocurren dos veces seguidas.
(Este último relato lo he obtenido desde
La cámara
- ¡Préstame tu cámara fotográfica!
Accedo. No por generosidad, sino más bien por falta de una excusa convincente. Mientras entrego el artefacto, no puedo evitar pensar con envidia que mi cámara fotográfica se ha divertido más y ha ido a más y mejores lugares que yo.
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