- Cuente, pues Inge… Es otra de sus chistosadas, seguro…
Era una noche de esas que recordarla nomás me da dolor de cabeza. Veníamos en un grupo después de una noche de copas y pasábamos por un parque. Decidí, con lo poco que quedaba de mi cerebro a esas horas, tomar un pequeño desvío hacia el árbol más cercano y descargar mi vejiga, con la desvergüenza propia de los borrachos. Así pues, me acerqué y me disponía a iniciar la labor, cuando sentí un par de ojos que me miraba fijamente desde una de las ramas.
- ¿Quién está ahí? Dije, envalentonado por el alcohol.
Nadie respondió, pero los ojos seguían clavados en mi espalda. Podía sentirlos claramente. Levanté penosamente la vista (los que han estado con una caja de cerveza dentro del cuerpo saben lo difícil que puede ser eso) y lo pude ver. Era un búho mirándome fijamente, con una cara de censor de la urbanidad y las buenas costumbres que le hubieran quitado a cualquiera las ganas de hacer algo ilegal. Pero yo estaba en estado totalmente ebrio e inmune a ese tipo de miradas.
- ¿Qué me miras, caracho? ¿Te crees que porque eres un búho eres mejor que yo?
Tampoco esta vez obtuve respuesta, pero la mirada que me devolvió el búho era clarísima. No se dignaría responder a un tonto, y además, borracho.
- Mira para otro lado, pues, ¿No ves que estoy haciendo mis necesidades?
Ninguna respuesta, pero el búho me puso una cara de policía que me hizo revisar mentalmente mis bolsillos a ver si tenía algo para su gaseosa y que se vaya. Esfuerzo inútil, sin duda, pues esta cara era la de los policías de antes, severo y honrado a toda prueba.
- Ya, pues, Don Búho… Váyase para otro lado, por favor… Hágase el que no vió nada y déjeme tranquilo ¿Ya? Le juro que es la última vez que lo hago.
- Ya, pues, Don Búho… Váyase para otro lado, por favor… Hágase el que no vió nada y déjeme tranquilo ¿Ya? Le juro que es la última vez que lo hago.
Aquí sí que el búho no se quedó callado, y me respondió burlonamente:
- ¡Ju Ju!
- ¡Ju Ju!
Era obvio que no me creía nada. “Este búho de verdad es inteligente” pensé para mis adentros. “No se traga ninguna de mis disculpas”. Traté de trabajarlo al sentimiento.
- Mire, señor Búho, yo sé que usted es una persona consciente, inteligente… Le prometo que esta es la última vez que hago una de estas cosas… Por favor mire para otro lado, váyase a la otra esquina y aquí no ha pasado nada… No sea malito, pues…
Aquí me convencí de que el búho, además de inteligente, tenía ascendencia alemana, pues estaba decidido a hacer que se cumplan las reglas, y me siguió mirando fijamente, como diciendo: “Usted no va infringir la ordenanza 457, sección 4, inciso b, que establece claramente que está prohibido miccionar en áreas públicas”. Me declaré vencido.
- Ya, pues, jefe, ya me voy… Le prometo que esto no va a volver a suceder…
La mirada del búho fue lo bastante expresiva para darme a entender que no me quitaría la mirada de encima hasta que esté fuera de su jurisdicción, para evitar que volviera a hacer otro intento en las cercanías.
Al alejarme, estuve a punto de sentir un gran respeto por el rostro austero y severo del búho, capaz de hacer cumplir la ley sin pronunciar palabra y solo con su presencia sabia y autoritaria. Y digo casi, porque cuando ya me alejaba, pude escuchar su voz, hablando sin duda para sí mismo, y creyendo que yo no lo escucharía:
- ¡Borracho idiota!
Al alejarme, estuve a punto de sentir un gran respeto por el rostro austero y severo del búho, capaz de hacer cumplir la ley sin pronunciar palabra y solo con su presencia sabia y autoritaria. Y digo casi, porque cuando ya me alejaba, pude escuchar su voz, hablando sin duda para sí mismo, y creyendo que yo no lo escucharía:
- ¡Borracho idiota!
Pobre borracho XD
ResponderBorrarSi es que los búhos son muy listos!!!!
ResponderBorrarUn abrazo.
felicitaciones... tremendo poder de imaginaciòn.q bien tener la necesidad d escribir no eres un idiota , màs empero combiertes y describes un mundo genial...
ResponderBorrarSencillamente, genial. Me reí mucho. Gracias por escribir así. Muy ágil y amena prosa.
ResponderBorrarSaludos.