Nada es como nos lo pinta la televisión.
Aunque algunos de los personajes parecen sacados de la vida real, no serían
capaces de despertar la pasión por seguir sus aventuras que vemos en los
televidentes.
No me es difícil imaginarme, por ejemplo, al
Dr. House en cualquier hospital del seguro social, de hecho, he visto a varios
que pudieron haber perfectamente servido de modelo o inspiración para esa
exitosa serie. El problema es que un médico gruñón, que trata mal a sus
pacientes, aunque típico en los hospitales, no despierta simpatía en sus
pacientes, sino todo lo contrario, por muy bueno que sea. Y en un hospital
privado, lo habrían sacado debido a los pobres resultados en las encuestas de
atención al paciente.
¿Y qué decir de los hermanos de Prison Break?
En vez de pasar tantos problemas para escapar de la cárcel
podían haber pagado a las personas adecuadas para que los dejen salir. Se nota
que los norteamericanos son tan legalistas que hasta para escapar de la prisión
quieren hacerlo por la vía legal. Claro, como los que se escapan son los buenos
no son capaces de sobornar a alguien.
El invencible Jack Bauer es otro de los tipos
que si me lo encuentro por la calle, empiezo a correr hacia el lado contrario,
porque sé que donde él está, hay problemas. Lo único bueno de este personaje es
que, como Santa Claus, solo trabaja un día al año. Me lo imagino aburriéndose
el resto del año preguntándose cuándo es que va a pasar algo interesante en su
vida. Tal vez los otros días su jefe, como a muchos de nosotros, siempre lo
tiene podrido pidiéndole que el trabajo esté listo para hoy.
Paradójicamente, los episodios más falsos son
precisamente los que se hacen llamar “reality”. Si viera alguno de ellos, me
horrorizaría sin duda de ver tantas escenas que tratan de ser estrafalarias.
Felizmente, ante tantas dosis de irrealidad
tengo aún una defensa. Apago el televisor.
Nota numérica y contable: Este post que me ha salido un poco corto, y que parece no tener mucha relevancia, tiene el honor de haberse convertido en el post número 400. Escribir 400 tonterías seguidas no parece mucho mérito, pero si me pongo a pensar resulta que me ha costado en realidad mucho esfuerzo y muchas horas sentado frente al teclado, sobre todo las horas en que me siento esperando que se me ocurra algo. Festejaré entonces el número 400 y trataremos de llegar hasta donde se pueda. Tonterías hay en todas partes, y hace falta un poco de paciencia para recogerla y ponerla aquí.
Nota numérica y contable: Este post que me ha salido un poco corto, y que parece no tener mucha relevancia, tiene el honor de haberse convertido en el post número 400. Escribir 400 tonterías seguidas no parece mucho mérito, pero si me pongo a pensar resulta que me ha costado en realidad mucho esfuerzo y muchas horas sentado frente al teclado, sobre todo las horas en que me siento esperando que se me ocurra algo. Festejaré entonces el número 400 y trataremos de llegar hasta donde se pueda. Tonterías hay en todas partes, y hace falta un poco de paciencia para recogerla y ponerla aquí.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario