Todo empezó con una letra. Una letra que no es
nada por si sola, que necesita una vocal para poder formar un sonido. Ese
sonido es ahora una sílaba. La sílaba busca ahora con quien juntarse para
formar una palabra. Esa palabra tiene ahora un significado. La palabra puede
ser poderosa o simple, importante o tan solo servir de apoyo a otra palabra.
Esta palabra necesita crecer, necesita formar una frase que exprese un
pensamiento, y este pensamiento debe inspirar, debe motivar. Una frase expresa
una idea y esta, a su vez engendra nuevas ideas. La idea principal debe
desarrollarse en formas creativas. Ahora puede formar estructuras atrayentes
que agraden al cerebro, puede desenvolverse en giros sorpresivos que sorprendan
al lector. Los párrafos inspirados por la primera frase explican, aclaran y
expanden la idea. Esta forma un sistema, una opinión, una creencia.
Esta creencia, que solo nace de la mente
humana, necesita un propietario, alguien que la exprese en voz alta. Así nace
el personaje, que ha de vivir su vida de acuerdo a estos preceptos. Y el
personaje debe tener una historia. Debe tener un comienzo y un fin, debe pasar
aventuras que hagan que el lector le siga a través de todos los episodios, de
todos los capítulos. Es entonces que aparecen los personajes secundarios que
pueden discrepar, oponerse o ayudar al protagonista. El destino y el azar
juegan también su papel creando dificultades en el camino de nuestro
protagonista. La trama se hace complicada y ocupa ya varios capítulos, aparecen
más personajes, lugares que es preciso describir, situaciones que analizar,
muchas ocasiones en las que poner en práctica la filosofía que nació de las
ideas que nacieron a su vez de aquel párrafo proveniente de esa frase que nació
para albergar a esa palabra originada por aquella sílaba que apareció para
acompañar a la primera letra.
El libro es ya frondoso y lleno de historias
secundarias, ideas y filosofías contrapuestas aparecidas para poner a prueba a
la idea original, que pasa además las pruebas que le impone el destino. El
libro tendrá que dividirse en varios tomos. Las descripciones de lugares y
situaciones se multiplican y se forma toda una complicada red de sucesos y
personajes que llevan al final que ha de dejar al lector las ganas de no
terminar el viaje por las páginas de la obra.
Después de recorrer el viaje por todos los
reglones, los párrafos, los capítulos y los volúmenes, el lector pregunta al
escritor cómo resumiría su obra, y queda sorprendido cuando el escritor les
responde que todo se puede resumir en tan solo una letra.
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