lunes, 8 de octubre de 2012

Cantando bajo la ducha



Aunque me gusta mucho la música, debo reconocer que no soy de los que cantan bajo la ducha. No es que no me sepa las letras de las canciones, que si las sé, ni que tenga problemas con las canciones en inglés. Por el contrario, y aunque peque de inmodesto, soy todo un políglota musical. Puedo cantar con el mismo desparpajo tonadas en castellano, inglés, italiano, portugués y hasta francés y alemán. Pero no canto en la ducha.

Analizando el tema, puedo comprender a las personas a las que sí les gusta asesinar canciones mientras deberían estarse preocupando en sacarse la mugre acumulada por el contacto con este sucio mundo. La ducha es un lugar donde uno tiene la privacidad para hacer ese tipo de cosas sin que nadie entre a criticarlo, lo que lo hace un antecedente de los actuales karaokes, donde la gente que ha estado practicando bajo la ducha saca a relucir lo aprendido. Además, cantar mientras uno se está bañando hace que las notas salgan más limpias, dicen, que las propiedades acústicas del cuarto de baño y el sonido cristalino del agua ocultan o disimulan las desafinaciones y gallos.

Puestos a calificar la calidad del canto cuasi subacuático, uno mismo es su público y su juez, y por lo tanto, nunca obtiene una nota desaprobatoria. Sabemos lo difícil que es la autocrítica en estos temas, más aun escuchando por la radio a tanto cantante de hip hop y reggaetón que no califica ni siquiera para cantar en su propia ducha.

Entonces he decidido hacer la prueba de combinar la limpieza corporal con la contaminación sonora y cantar bajo el rocío de la ducha, con los resultados que presento a continuación:
El primer intento no es nada auspicioso. Aquello que pareció un canto a lo Led Zeppelin no era más que el efecto del agua fría sobre mi cuerpo. En este crudo invierno hay que cuidar la temperatura del agua antes de meterse a la ducha.  Una vez solucionado el problema del agua caliente, viene la discusión sobre el repertorio más apropiado para la ocasión. La primera opción que se me ocurre sería “Smoke in the Water" o “Singin’ in the Rain”, pero podemos ponernos algo más audaces e intentar algo de opera. Cuando intento atacar el solo de “La Traviata” se me llena la boca de agua y en vez de un do de pecho termino haciendo gárgaras con el agua que cae.

El siguiente intento debe ser algo menos ambicioso, aunque trataré de no llegar al socorrido tema de “En el mar la vida es más sabrosa” intentando el ritmo de “La Piragua” o “Fuma el Barco”. Reconozco que mi falta de experiencia en estos menesteres hace que las notas musicales salgan adornadas con pompas de jabón cuando abro la boca. Deben ser las burbujas de amor de las que hablaba Juan Luis Guerra.
Esto de cantar mientras uno se ducha está resultando más difícil de lo que parece. Uno debe mantener la nota mientras al mismo tiempo está lidiando con el champú, el jabón y la esponja. Asunto complejo es el mantener la concentración durante la operación.

Justo cuando ya estoy agarrando el ritmo, se acaba el agua caliente. No estaba en mis cálculos tomar en consideración el tiempo disponible. Esto significa que las óperas de Wagner están también fuera de discusión. Menos mal, porque tampoco nunca me las llegué a aprender.

Al final, salgo más limpio, y con el convencimiento de que todavía no domino este arte de cantar bajo la ducha. A pesar de todo, mi conciencia está tranquila, ya que hice mi mejor esfuerzo y no terminé ahogado en el intento. Me siento como el sobreviviente del Titanic escuchando a los miembros de la orquesta decir “Señores, ha sido un honor tocar con ustedes”. Afortunadamente, ya he salido del cuarto de baño y ya no estoy como para cantar esa canción de Celine Dion.

2 comentarios:

  1. Jejeje, yo tampoco tengo esa costumbre, solo reproduzco alguna canción en mi cabeza y ya.

    Un saludo.

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