sábado, 20 de octubre de 2012

Heréticas



I
El asesino en serie fue capturado después de asesinar a su séptima víctima. En todos los casos la víctima había sido un practicante religioso de los que andan tratando de convertir a la gente de puerta en puerta. Su declaración fue la siguiente:

“Es mi deber salvar a mi familia del fin del mundo, por eso asesiné a esas personas. En la Biblia dice que el fin del mundo solamente llegará cuando todos hayan recibido la palabra de Dios. Entonces si yo mato a los que predican la Salvación la palabra de Dios no podrá llegar a todos y el fin del mundo no podrá realizarse. No temo a la condenación eterna, pues Dios sabe el momento exacto en que sucederá el Fin, y todo lo que ocurre en el mundo es parte de su plan divino, el que nos acerca inexorablemente hasta ese momento. El fin del mundo ocurrirá cuando todo esté listo, y no antes. Yo, por lo tanto soy la parte de ese plan divino que hace que el fin del mundo no ocurra antes de tiempo, por lo tanto, mi perdón está garantizado. Si acaso yo me equivocara y mereciera la condena eterna, aun así el tiempo que he ganado al retrasar el fin del mundo asegura que mi familia no sufra la conmoción de los momentos finales de la humanidad, y mi sacrificio no sería en vano.”


 II
La hermandad de San Judas Iscariote crecía en adeptos cada día. Las creencias de esta congregación se fundaban en el reconocimiento de que Judas Iscariote es en realidad el salvador del mundo, explicándolo de esta manera:

“Jesús de Nazaret necesitaba del sacrificio de su propia vida para divulgar su mensaje. El problema es que no podía en modo alguno influir para ser muerto. El suicidio en cualquiera de sus formas es impensable, pues denota cobardía. La muerte tenía que llegar por mano ajena, y de un modo que denotara el sacrificio por la humanidad. Los ataques al poder del Sanedrín no habían resultado. Los Fariseos y Levitas le temían debido a la cantidad de seguidores que lo aclamaban en cada pueblo e incluso en Jerusalén. Los romanos por su parte, no se metían en esos asuntos, considerándolos como cosas de judíos que no les afectaban. Jesús necesitaba entonces que alguien más precipitara su muerte. Y ese alguien tenía que ser de su propio entorno. Esta circunstancia tenía la ventaja de involucrar la traición, lo que haría al sacrificio aún más convincente. La celebración de la Pascua debía ser entonces una reunión de conspiración donde la víctima debía ser él mismo. La Biblia recoge las palabras de Jesús, pero no la entonación ni la fuerza. La frase “Uno de ustedes me ha de traicionar” no era una predicción. Era una orden. Y la orden debía ser dada al discípulo de mayor confianza. Por eso Pedro se ofrece para ser el traidor, pero es rechazado. Solo Judas a quien los demás confían su dinero, demostrando cuidado y esmero en la labor, es el elegido. Pero para esto debe hacer un sacrificio mayor que el de Jesús. Jesús sacrificaría su vida para salvar a toda la Humanidad. Nadie a quien se le ofreciera esta opción se negaría. Mucha gente se sacrifica por su padre, su esposa, su familia, es decir, por un número reducido de personas. Sacrificarse por toda la humanidad entonces no representa una decisión difícil. En cambio, el sacrificio de Judas es mucho mayor, pues debe sacrificar su eternidad. Debe pasar ante la Historia como un traidor, el más vergonzoso de los pecados, para que el sacrificio de Jesús, mucho menor como hemos visto, tenga sentido. Pero el sacrificio de Judas es aún mayor. Rechaza el pago y comete suicidio, como una forma de asegurar  su condenación, ya que solo uno de ellos debe ser elevado al paraíso. Mientras más bajo caiga uno de ellos, a mayor altura se elevará el otro. Es por eso que el sacrificio de San Judas Iscariote es mucho mayor que el de Jesús de Nazaret.”


III
La secta de asesinos escogía cuidadosamente a sus víctimas. Todos ellos eran de posición acomodada y reconocidos en la sociedad. Los crímenes eran siempre sangrientos, y las víctimas sufrían terribles sufrimientos antes de morir. Nada parecía relacionar el móvil de los asesinatos de los diferentes personajes, sin relación unos con otros. Sin embargo, la investigación de los crímenes revelaba siempre vidas secretas.  Una de las víctimas resultó ser el jefe de una red de pedofilia. En otro se encontró que debía su fortuna al robo y la extorsión. La policía, presionada por influyentes personajes de la sociedad, se dedicó a resolver el misterio. Solo después de varias víctimas que resultaron ser criminales, ladrones a gran escala, desfalcadores y violadores, descubrió la existencia de la secta. Al irrumpir en su local de reunión halló entre sus papeles su declaración de principios:

“El hombre no es bueno ni malo. La elección o el libre albedrío le hacen inclinarse hacia el bien o hacia el mal. Por eso, la ley de probabilidades hace que haya un equilibrio entre el bien y el mal. Hay, entonces tantas personas buenas como malas en el mundo. Como consecuencia, la cantidad de mal que existe es constante, como también lo es la cantidad de bien que existe. Pero el mal tiene mayor influencia sobre la conducta de las personas que el bien, y tiende a romper ese equilibrio. Es por eso que la secta existe. Debemos mantener el equilibrio entre el bien y el mal. Y la manera de hacerlo es haciendo que el mal se vuelva contra si mismo. Debemos causar horribles sufrimientos a quienes hacen mal a su prójimo. De este modo, la cantidad de mal, que ya hemos visto que es constante, no se volcará sobre las personas buenas del mundo, y los justos podrán desempeñar su labor sin problemas. Nosotros debemos sacrificarnos haciendo el mal para que las personas buenas puedan desempeñar su labor. Mientras existamos, se mantendrá el equilibrio.”

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