I
El asesino en serie fue capturado después de
asesinar a su séptima víctima. En todos los casos la víctima había sido un
practicante religioso de los que andan tratando de convertir a la gente de
puerta en puerta. Su declaración fue la siguiente:
“Es mi deber salvar a mi familia del fin del
mundo, por eso asesiné a esas personas. En la Biblia dice que el fin del mundo
solamente llegará cuando todos hayan recibido la palabra de Dios. Entonces si
yo mato a los que predican la Salvación la palabra de Dios no podrá llegar a
todos y el fin del mundo no podrá realizarse. No temo a la condenación eterna,
pues Dios sabe el momento exacto en que sucederá el Fin, y todo lo que ocurre
en el mundo es parte de su plan divino, el que nos acerca inexorablemente hasta
ese momento. El fin del mundo ocurrirá cuando todo esté listo, y no antes. Yo,
por lo tanto soy la parte de ese plan divino que hace que el fin del mundo no
ocurra antes de tiempo, por lo tanto, mi perdón está garantizado. Si acaso yo
me equivocara y mereciera la condena eterna, aun así el tiempo que he ganado al
retrasar el fin del mundo asegura que mi familia no sufra la conmoción de los momentos
finales de la humanidad, y mi sacrificio no sería en vano.”
II
La hermandad de San Judas Iscariote crecía en
adeptos cada día. Las creencias de esta congregación se fundaban en el
reconocimiento de que Judas Iscariote es en realidad el salvador del mundo,
explicándolo de esta manera:
“Jesús de Nazaret necesitaba del sacrificio de
su propia vida para divulgar su mensaje. El problema es que no podía en modo
alguno influir para ser muerto. El suicidio en cualquiera de sus formas es
impensable, pues denota cobardía. La muerte tenía que llegar por mano ajena, y
de un modo que denotara el sacrificio por la humanidad. Los ataques al poder
del Sanedrín no habían resultado. Los Fariseos y Levitas le temían debido a la
cantidad de seguidores que lo aclamaban en cada pueblo e incluso en Jerusalén.
Los romanos por su parte, no se metían en esos asuntos, considerándolos como
cosas de judíos que no les afectaban. Jesús necesitaba entonces que alguien más
precipitara su muerte. Y ese alguien tenía que ser de su propio entorno. Esta
circunstancia tenía la ventaja de involucrar la traición, lo que haría al
sacrificio aún más convincente. La celebración de la Pascua debía ser entonces
una reunión de conspiración donde la víctima debía ser él mismo. La Biblia
recoge las palabras de Jesús, pero no la entonación ni la fuerza. La frase “Uno
de ustedes me ha de traicionar” no era una predicción. Era una orden. Y la
orden debía ser dada al discípulo de mayor confianza. Por eso Pedro se ofrece
para ser el traidor, pero es rechazado. Solo Judas a quien los demás confían su
dinero, demostrando cuidado y esmero en la labor, es el elegido. Pero para esto
debe hacer un sacrificio mayor que el de Jesús. Jesús sacrificaría su vida para
salvar a toda la Humanidad. Nadie a quien se le ofreciera esta opción se
negaría. Mucha gente se sacrifica por su padre, su esposa, su familia, es
decir, por un número reducido de personas. Sacrificarse por toda la humanidad
entonces no representa una decisión difícil. En cambio, el sacrificio de Judas
es mucho mayor, pues debe sacrificar su eternidad. Debe pasar ante la Historia
como un traidor, el más vergonzoso de los pecados, para que el sacrificio de
Jesús, mucho menor como hemos visto, tenga sentido. Pero el sacrificio de Judas
es aún mayor. Rechaza el pago y comete suicidio, como una forma de asegurar su condenación, ya que solo uno de ellos debe
ser elevado al paraíso. Mientras más bajo caiga uno de ellos, a mayor altura se
elevará el otro. Es por eso que el sacrificio de San Judas Iscariote es mucho
mayor que el de Jesús de Nazaret.”
III
La secta de asesinos escogía cuidadosamente a
sus víctimas. Todos ellos eran de posición acomodada y reconocidos en la
sociedad. Los crímenes eran siempre sangrientos, y las víctimas sufrían
terribles sufrimientos antes de morir. Nada parecía relacionar el móvil de los
asesinatos de los diferentes personajes, sin relación unos con otros. Sin
embargo, la investigación de los crímenes revelaba siempre vidas secretas. Una de las víctimas resultó ser el jefe de
una red de pedofilia. En otro se encontró que debía su fortuna al robo y la
extorsión. La policía, presionada por influyentes personajes de la sociedad, se
dedicó a resolver el misterio. Solo después de varias víctimas que resultaron
ser criminales, ladrones a gran escala, desfalcadores y violadores, descubrió
la existencia de la secta. Al irrumpir en su local de reunión halló entre sus
papeles su declaración de principios:
“El hombre no es bueno ni malo. La elección o
el libre albedrío le hacen inclinarse hacia el bien o hacia el mal. Por eso, la
ley de probabilidades hace que haya un equilibrio entre el bien y el mal. Hay,
entonces tantas personas buenas como malas en el mundo. Como consecuencia, la
cantidad de mal que existe es constante, como también lo es la cantidad de bien
que existe. Pero el mal tiene mayor influencia sobre la conducta de las
personas que el bien, y tiende a romper ese equilibrio. Es por eso que la secta
existe. Debemos mantener el equilibrio entre el bien y el mal. Y la manera de
hacerlo es haciendo que el mal se vuelva contra si mismo. Debemos causar
horribles sufrimientos a quienes hacen mal a su prójimo. De este modo, la
cantidad de mal, que ya hemos visto que es constante, no se volcará sobre las
personas buenas del mundo, y los justos podrán desempeñar su labor sin
problemas. Nosotros debemos sacrificarnos haciendo el mal para que las personas
buenas puedan desempeñar su labor. Mientras existamos, se mantendrá el
equilibrio.”
No hay comentarios.:
Publicar un comentario