viernes, 17 de julio de 2015

Huellas en el camino


Hay veces en que es bueno detenerse un momento para ver las huellas que estamos dejando en el camino. Inclinándome un poco, puedo ver todas las huellas que han pasado por este camino. Hay huellas profundas y huellas leves, de gente liviana sin duda. Es fácil ver que alguna vez este camino fue pisado por primera vez por alguien, y luego muchos lo siguieron, algunos de cerca y otros a mayor distancia, hasta que muchos no vieron nunca al que hizo las primeras huellas. Otros fueron por aquí solo porque los demás lo hacían, otros siguieron este camino porque no conocieron otro, por acompañar a alguien, o por flojera de buscar un camino nuevo. Al final todas las huellas están confundidas y nadie sabe cuál huella es de quién.

Naturalmente el camino fácil es el más transitado, pero este camino es de piedra y la gente que pasa por allí no deja huellas. Los que han pasado por aquí vieron lo que todos los demás, un paisaje conocido que nunca cambia, y al final no dejaron huellas y no tuvieron nada qué contar del camino. Hay quien creyó que pintar su nombre en las piedras o dejar un mensaje tallado en un árbol bastaba para ser recordado, pero nadie lee lo que está escrito, lo que importan son las huellas, no que alguien diga lo que hizo.

Hay algunos caminos menos transitados por los que la gente pasa esperando hacer algo diferente. Al inicio del camino puedo ver muchas huellas, pero con cada piedra en el camino se ven huellas que dan la vuelta hacia el camino fácil. Algunos tropiezan más de una vez con la misma piedra, y otros la retiran para ayudar al próximo que pase.Se dice que alguien alguna vez trató de borrar las huellas de otro, pero las huellas se hicieron más profundas y sus propias huellas se desvanecieron rápidamente. Y hay huellas que se encaminan directamente al precipicio, son las de aquellos que no sabían a donde iban, o de los que, incapaces de llegar a su destino, quisieron acabar con todo.

Hay también caminos difíciles con abismos a los costados, piedras obstruyendo, con cactus, caminos en subida y con muchas curvas. Aquellos que lo siguen se ven gratificados con las hermosas vistas desde lo alto y con el honor de lograr lo que pocos pudieron.

Por último, hay los que van por donde no hay huellas, ellos son los que hacen su propio camino que otros seguirán después. No saben lo que encontrarán en el camino, ni siquiera tienen la seguridad de que llegarán a su destino, solamente confían en la dirección que llevan. Ellos serán los primeros en encontrar las dificultades y los que deberán resolverlas para seguir este nuevo camino. Por un tiempo veré sus huellas solitarias en el camino que han hecho al andar.

¿Y mi camino? No estoy aun seguro de cuál de todos ellos es. A veces me parece ir por el camino de piedra, otras veces por un camino nuevo, he preguntado muchas veces cuál sería el mejor camino, pero al final la decisión siempre ha sido solamente mía. Mientras tanto, voy disfrutando del paisaje. He subido y he bajado, he tropezado he dado vueltas para llegar al mismo sitio, aunque no he pasado por el mismo lugar dos veces. Me queda la seguridad de que al menos en algunos tramos del camino mis huellas son las únicas que se ven. Y si alguien me pregunta, no quiero tampoco recomendar mi camino, tal vez no vayamos a mismo destino. Y ya es hora de volver a caminar.

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