Érase una vez un pollo, y
érase una vez un camino. No se sabe (como se ignoran también la mayoría de los
detalles de este cuento) cómo es que llegó el pollo al borde del camino. Tal
vez en algún momento cruzó por la mente del ave la duda sobre cruzar o no
cruzar, tal vez fue la conclusión de una cadena de hechos y circunstancias más allá
de nuestra comprensión, porque aquí se juzgan los hechos, y no las intenciones. Lo
cierto es que el pollo cruzó el camino, y desde entonces nada ha vuelto a ser
igual, el hecho es irreversible y no hay vuelta atrás.
Un automovilista que pasaba casualmente por el camino fue testigo del suceso, sin apenas dar crédito a sus ojos. ¡Un pollo cruzando el camino! ¡Esto era inaudito! ¿Por qué? ¿Qué habría pasado para que el pollo tomara decisión tan radical? El conductor, que era hombre serio y respetuoso de la ley, y también para dar fe de que lo que había visto era verdad, se detuvo en la siguiente oficina de control de caminos a denunciar el hecho. Una vez en la oficina, los empleados, que ya sabían del hecho gracias a las cámaras de vigilancia ubicadas en puntos estratégicos del camino, habían dado ya la voz de alarma y tenían ya las órdenes sobre cómo proceder ante este hecho, pero la presencia de un testigo complicaba el plan de ocultamiento organizado desde los más altos niveles. Los oficiales de la ley primero intentaron convencer al conductor de que en realidad no había visto nada, y todo era una ilusión óptica, un espejismo o una ilusión creada por el consumo de alcohol. ¿Por qué habría un pollo de cruzar el camino? ¡No había razón alguna! Al negarse el conductor a retractarse, se ordenó la prisión preventiva, con la amenaza de denunciarlo como cómplice del cruce. Después de varias horas, el automovilista fue dejado en libertad bajo la promesa de no revelar a nadie lo que había ocurrido.
Lo que no sabía la policía es que el conductor, mientras estaba de camino a la oficina de control de carreteras había llamado a un amigo, comentando el extraordinario hecho. Este amigo, llamó a su vez a otros que hicieron lo mismo, formando una cadena que más pronto que tarde llegó al periodismo. Primero fueron las estaciones de radio y televisión que interrumpieron su programación habitual para dar cuenta de la noticia: “Tenemos reportes sin confirmar de que hace unas horas, un pollo habría cruzado el camino. Se desconocen aún los motivos del hecho. Seguiremos informando”. Al día siguiente, los diarios de mayor circulación ya lo tenían en sus titulares, acompañados de declaraciones de funcionarios del gobierno que trataban de tranquilizar a la población indicando que se trataba de hechos sin confirmar y que se investigarían las causas en cuanto se tenga la confirmación del hecho. En el transcurso de la tarde, los programas periodísticos ya habían llamado a connotados expertos en comportamiento pollístico para dilucidar las causas del temerario cruce. Psicólogos e investigadores sociales daban su opinión sobre los posibles motivos; historiadores confirmaban la falta de antecedentes del hecho; expertos en comportamiento decían que ya se había advertido sobre la posibilidad y que las advertencias habían sido ignoradas por las altas esferas gubernamentales. El gobierno seguía negando el hecho.
Algunos días después se seguía comentando el tema. Unos a favor, otros en contra, otros negando el hecho, muchos planteando su propia teoría de por qué el pollo había cruzado el camino. Cuando parecía que el asunto pasaría a ser uno de esos pequeños misterios de pronto olvido, alguien filtró a la prensa una foto de las cámaras de seguridad de la carretera mostrando al pollo en el acto de cruzar el camino. Ahora que el hecho era innegable, la discusión creció. Ahora se hablaba de ocultamientos del gobierno y de la responsabilidad de las políticas estatales. Hubo incluso quien aventuró que este no era un hecho aislado y que tal vez habría otros casos que no habían sido divulgados. Hubo marchas exigiendo explicaciones de por qué un pollo había cruzado el camino. Hoy los pollos cruzan el camino. ¿Qué serán capaces de hacer mañana? ¿Sería este el inicio de una revolución animal? Algunos empezaron a decir que esta era una de las señales de que el mundo está próximo a su fin.
El sitio señalado por la fotografía se convirtió rápidamente en lugar de encuentro de periodistas y expertos que informaban y opinaban desde el lugar de los hechos, entrevistando a los vecinos y a los turistas que se tomaban fotos cruzando el camino como antes lo hiciera el pollo. El asunto se convirtió en tema de interés nacional.
El Congreso de la República ordenó una comisión investigadora y se llamó a declarar al ministro. El ministro, por su parte ya había tomado medidas y estaba listo para ese día. Durante la reunión con la comisión investigadora anunció que, después de una paciente labor de seguimiento, el pollo había sido atrapado y en esos momentos estaba siendo interrogado para saber por qué había cruzado el camino. La historia registra el momentáneo alivio de la población y el triunfalismo del gobierno. La nación entera esperaba ansiosa los resultados del interrogatorio. ¿Por qué el pollo cruzó el camino? Se convirtió en un tema común en las redes sociales y en las conversaciones cotidianas.
Cuando parecía que ya no podría haber conmoción mayor sobre el tema, el gobierno anunció que el pollo había fallecido durante su detención. La versión oficial fue que el pollo se había suicidado en su celda, y que no había revelado los motivos por los que cruzó el camino. El escándalo remeció los cimientos del gobierno, ocasionando la caída de varios ministros. Se hablaba ahora que entre las razones del pollo se hallaban implicados secretos de altísimos funcionarios del gobierno, de que el pollo sólo había cumplido órdenes de algún oscuro personaje, de que alguna potencia extranjera estaría implicada en el asunto. El nuevo gabinete prometió investigar el tema y ofrecer una respuesta a la población.
El tema, que parecía próximo a desvanecerse, tomó fuerza todavía un tiempo después cuando, en plena campaña de elecciones, el candidato opositor retó al presidente a esclarecer por qué el pollo había cruzado el camino. La falta de respuesta hizo perder las elecciones al candidato oficialista. En ese tiempo también se difundió la noticia del deceso en circunstancias misteriosas de uno de los implicados en el caso. Se decía que esa persona sabía en realidad el secreto de por qué el pollo había cruzado el camino, y que su muerte se debió a que estaba dispuesto a revelarlo a la opinión pública.
Aún hoy se sigue hablando de las teorías sobre las razones por las que un pollo cruzó una vez el camino, misterio que permanece como uno de los grandes misterios de la historia de nuestro país. Tal vez ahora, que el nuevo gobierno ha prometido desclasificar los documentos de la investigación, puedan aparecer nuevas luces sobre el tema, aunque hay quien dice que lo que aparezca, si es que algo es revelado, será tan sólo una cortina de humo para distraer y tranquilizar a la opinión, porque la verdad es tan terrible que derrumbará los cimientos de nuestra sociedad si es conocida. Mientras tanto, aún podemos especular sobre por qué el pollo cruzó el camino.
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