seguido de la idea de que a nosotros los peruanos no nos gustan las cosas fáciles. Hemos vivido tanto tiempo de la manera difícil, que cuando vemos que las cosas ya no pintan tan mal, nos sentimos en la obligación de dificultarlas para no perder esa condición de "pobrecitos peruanos, tan sufridos ellos" que nos asegura ser beneficiarios de la bondad estatal y de las compasivas ayudas extranjeras.
Para la segunda vuelta, y de acuerdo a la clasificación hecha por nuestro reciente premio Nobel, espero encontrarme con discusiones como esta:
- Y... ¿Por quién vas a votar ahora? ¿Por el cáncer o por el sida?
- No sé todavía... El cáncer es tan bonito... usaremos máquinas de última generación y medicación de alta tecnología...
- Pero el sida te mata más lento...
- ¡¿Cómo se te ocurre?! El sida es bien feo... además, no está bien visto... Deja eso para los pobres...
- Yo no sé... de repente en algún momento encontramos la cura del sida... Además, no me gusta la terapia de shock...
- Sí, pues, pero de algo hay que morirse ¿no?
- Y tú... ¿Ya decidiste por quién vas a votar?
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