viernes, 25 de marzo de 2011

Ni rubia, ni tonta

Entre todas los estereotipos que nos ha dado el cine, pocos hay tan perdurables como el de la rubia tonta. Este personaje es una chica hermosa, con un hermoso cabello rubio, pero con actitudes infantiles, y una simpleza de pensamiento que raya en la incapacidad mental. Sin embargo este personaje, a causa de su belleza, es querido por todos los hombres, quienes perdonan sus simplezas a cambio de la esperanza de conquistarla.

La encarnación viviente de este estereotipo fue sin duda Marilyn Monroe, actriz en quien mito y fantasía se confunden y de quien es muy difícil separar la vida real de las impresiones que nos dejó en sus filmes. Así de poderoso es su mito, alimentado por una muerte temprana que nos impidió ver su decadencia.

¿Fue Marilyn Monroe la primera rubia tonta del cine? No recuerdo alguna anterior a ella, y si la hubo, su presencia fue apabullada por el poder de Marilyn. Pero el caso es que Marilyn no fue rubia, y tampoco era tonta. O tal vez Marilyn era la rubia tonta, y al terminar la labor diaria se convertía en Norma Jean Baker, cambiando de personalidad como quien se cambia un traje, o como el actor consumado que se cree su propio papel durante la función.

De lo que sabemos de su vida, cuando aún era Norma Jean a tiempo completo, era morena, tal como lo atestiguan sus primeras fotos, sufrió una infancia desastrosa, yendo de hogar en hogar, sufriendo abusos y escapando. Quizá entonces aprendió el arte del fingimiento, el hacer como si no se diera cuenta de nada, como una manera de escapar de los maltratos, y como manera de evadir el efecto que su presencia causaba en los hombres, y que por ese entonces le representaba más problemas que ventajas.

Cuando se dio cuenta de que con esa actitud podía lograr de los hombres lo que quisiera, fue cuando nació Marilyn, la rubia tonta. Norma Jean quedó relegada a la intimidad.

Hoy sabemos que Norma Jean tenía en realidad sentimientos, que era una persona sensible, que prefería una buena y tranquila conversación a las fiestas de los grandes estudios. Pero Hollywood, el lugar donde ser superficial es la forma de sobrevivir, no le daba lo que su alma pedía. Por eso sus esposos fueron lo más alejado del galán de películas que se puede encontrar. Y porque ellos supieron encontrar a Norma Jean a través del disfraz de Marilyn, aunque fingieron, para el público, que tenían simplemente otra mujer-trofeo.

Sabemos también ahora que Marilyn (o más bien Norma Jean) leía literatura, que se interesaba en lo que pasaba en el mundo y que incluso escribía poesía. No puedo imaginar a una rubia tonta diciendo banalidades en una conversación con Arthur Miller durante todo el tiempo que duró su matrimonio. Ni a alguien que haya merecido el respeto profesional como actriz que le concedieron sus coestrellas. Es que para alternar con Bette Davis, Lawrence Olivier, Jack Lemmon o Robert Mitchum hace falta mucho más que ser una rubia tonta.

Por desgracia, el mito que creó en vida, el de la Marilyn tonta, demandaba un gran esfuerzo, y a medida que Marilyn crecía, se veía obligada a acallar la voz de la sencilla y pueblerina Norma Jean a punta de drogas y alcohol. Una noche, Marilyn pudo acallar al fin a Norma Jean con un frasco de barbitúricos, dejando viva solamente a Marilyn, el mito, que ya no necesitaba de un cuerpo para vivir en el Olimpo de los dioses paganos del siglo XX.

Atrás quedó el sufrimiento de la niñez, la inseguridad de Norma Jean, el desencanto de ver sus mejores actuaciones ignoradas por el público, el triunfo y decepción a la vez que significó ser la amante presidencial, Everest de las mujeres-trofeo. Solo nos quedó el recuerdo de la rubia tonta de las películas y deseo de tener a Marilyn, y conocer a Norma Jean.

Colofón: Ha habido muchas canciones dedicadas a Marilyn. Todas con melancolía. Entre las más conocidas puedo nombrar a "Candle in the Wind" the Elton John, y "Angel in Blue" de J. Geils Band. Para terminar este post, elegí esta canción:

2 comentarios:

  1. Dios!!! siempre he amado esta canción!!! Y tienes mucha razón: ni rubia ni tonta ;)
    Me ha encantado este post!!!
    Un abrazo enorme!!!
    Favole

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  2. Gracias por compartir un post tan bueno y revelador. Una gran tragedia que, para crear el mito, se sacrificara el espíritu de Norma Jean.

    Es posible que, si hubiera sobrevivido, habría logrado una decadencia elegante, como la de una rosa cuando se marchita o una hoja que toma el delicado color del otoño.

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