martes, 3 de octubre de 2023

Si los antiguos griegos hubieran conocido el aji



Entre las ideas filosóficas que se me ocurren a la hora del almuerzo, hace poco se me ocurrió una ucronía que ahora trataré de desarrollar. ¿Qué hubiera pasado si los antiguos griegos hubieran conocido el ají? Como la mayoría de mis ideas, aunque parece una tontería, tiene más trascendencia de lo que se ve a simple vista. Primero, para ubicarnos en la época, recordemos que los griegos tenían una variedad limitada de condimentos: un poco de mostaza, sésamo, azafrán y una que otra hierba aromática, nada que realmente pueda retar al paladar, pues no se conocía la canela ni la pimienta. Los únicos alimentos de sabor fuerte eran el queso y el yogurt, nada que pueda ser usado para probar voluntades o ganar campeonatos de resistencia. Imaginemos ahora que algún viajero haya traído en remotos tiempos una cantidad de ajíes o chiles, y las semillas de estos frutos hayan podido germinar en los valles helenos. 
Sin duda los griegos habrían creado una leyenda sobre su origen, tal vez hubieran dicho que fue un regalo de Hefestos, el dios de los volcanes, para los hombres, ya que comerlos es como comer el fuego ardiente de un volcán. Tal vez Homero habría contado la leyenda de Chileón, rey de Agias, quien cultivaba frutos tan dulces en sus jardines, que se jactaba de que ni en el Olimpo se hallaba manjar semejante. Al saberlo Zeus, lanzó furioso uno de sus rayos sobre el rey cuando cuidaba de uno de sus arbustos, y el rayo lo fundió a él con la planta, que desde entonces dio frutos que, al comerlos, uno podía sentir aún el rayo que había caído sobre él. 

El ají, como es natural, se habría convertido en el condimento preferido de los arcadios primero, para extender luego su consumo hasta Esparta, en donde se hubiera usado para probar la valentía de los guerreros, y aun se la habría reservado como un alimento para comer antes de las batallas, para aumentar la ferocidad de los soldados. Al expandirse a toda Grecia, el consumo de ají habría sido parte de los Juegos Olímpicos, y se recordaría a Arquilao, como el único capaz de comer dos platos llenos de ajíes, lo que le valió la corona de laurel, al costo de no poder probar alimentos sólidos por el resto de su vida. 

Pero la contribución más importante del ají hubiera sido en la filosofía griega. Nuestro pensamiento y filosofía serían distintos si los antiguos filósofos griegos hubieran conocido el ají. Todos nuestros conceptos sobre el dolor y el placer serían diferentes, y no se verían hoy como sentimientos contrarios. Eros y Tánatos tendrían un significado diferente, El ají, por su sola existencia, habría hermanado las filosofías del hedonismo y el estoicismo. 

Estas y otras cosas semejantes estaba pensando, y ya meditaba sobre la influencia del ají en la política y el comercio griegos, cuando llegó el mozo con mi orden en el restaurante. 
- Aquí está señor, su cebiche con bastante ají, bien picantito, como a usted le gusta…

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