viernes, 14 de enero de 2022

Lugar de citas 4



Repasando los grandes éxitos de este blog, escogidos por mi personal gusto, he recortado algunos párrafos de posts anteriores para casos como este, en que no hay nada nuevo que poner, y que presento hoy para aquel que se los haya perdido:

Alguien me comentó hace mucho en mi pueblo que los amores animales son más bien simples, como las historias de amor de los conejos. Todas son exactamente iguales, me decía: Se conocieron, se amaron, tuvieron muchos hijos. Debo confesar que nunca lo creí. Para mí el amor de los conejos ha de ser un amor volcánico, estrepitoso, desaforado, y siempre con un final feliz. Solo una vez escuché la historia del conejo romántico que miraba todas las noches la función de magia, esperando que el amor de su vida salga de aquel sombrero. 

II
¿Qué hace el monstruo bajo la cama durante el día? Tengo la íntima convicción de que la pasa en la lectura de los filósofos alemanes. Lo sé desde la noche en que al quedar dormido dejé caer un libro de Heidegger y al mañana siguiente – y hasta hoy – no lo volví a encontrar. Y tiene sentido, porque, citando a Descartes, el monstruo bajo la cama piensa, luego existe. 

III 
En el amor, mi ilusión, es exactamente la que no quiere Joaquín Sabina: un amor civilizado, con recibos, y escena del sofá, alguien que elija mi champú, con sólo la concesión de morirme con ella si se mata, y se mate conmigo si me muero. Será por eso que cuando cojo la guitarra, no me imagino a mí mismo en un estadio repleto de gente que grita mi nombre repitiendo mis acordes en guitarras invisibles. En tales casos, pienso más en que soy ese sonido que suena desde una esquina de un pequeño local, pero que llega al corazón de los pocos que le prestan atención. 

IV 
Mucho tiempo después, Blanca Nieves vio la hermosura de su hija que ya entraba en la adolescencia. Sintió algo extraño, que no había sentido antes, como si la belleza de su hija era obtenida a costa de la suya propia. Asustada, fue a los sótanos del castillo y descubrió el viejo espejo. Fue entonces cuando vio cómo su propio reflejo se había convertido en el de su madrastra. Tal vez aún pueda encontrar el viejo libro de hechizos donde dice cómo envenenar una manzana, pensó. 

¿Cuántas margaritas a lo largo de la historia han sido sacrificadas inútilmente por un tonto que no está seguro de los sentimientos de su pareja? Es un milagro que no hayamos llevado a las margaritas al borde de la extinción. Supongo que en algún lugar del mundo ha de haber un monumento a las margaritas caídas en el cumplimiento del deber. Y si no lo hay, pues debería haberlo.

1 comentario:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...