lunes, 7 de mayo de 2018

Historias de amor animales


Ayer me puse a pensar en todas las historias que la gente no conoce por no comprender el lenguaje de los animales. Las historias humanas llegan a aburrir después de un tiempo. Dos personas se conocen, se quieren, pasan por dificultades y permanecen juntos. Solo mucho tiempo después aparecieron los finales tristes, en los que la pareja no termina junta, que son los que están de moda ahora, pero aún así, no dejan de ser predecibles. Los animales, en cambio, pueden contar historias de verdad, aunque el humano no pueda comprender todas.

Alguien me comentó hace mucho en mi pueblo que los animales son más bien simples, como las historias de amor de los conejos. Todas son exactamente iguales, me decía: Se conocieron, se amaron, tuvieron muchos hijos, los conejos. Debo confesar que nunca lo creí. Para mí el amor de los conejos ha de ser un amor volcánico, estrepitoso, desaforado, y siempre con un final feliz. Solo una vez escuché la historia del conejo romántico que miraba todas las noches la función de magia, esperando que el amor de su vida salga de aquel sombrero.

Siempre que alguien quiere comentar sobre un amor que supera todos los obstáculos, debo recordar lo que pasa con los leones. Ellos deben vencer a todos los leones de la manada si quieren conquistar a las leonas. A diferencia de los hombres, los leones no conocen el dinero ni la leonas hacen caso a la billetera. La pelea ha de ser limpia y solo puede haber un ganador, ya que entre ellos no se usa el tener amantes escondidos.

Las historias humanas de quienes dicen arriesgar todo por amor, no son nada comparadas a las de muchos mantis machos que saben que morirán por amor y aún así se ofrecen ante la hembra que les cortará la cabeza.

Es sabido que entre los cuervos existen poetas, aunque la voz no les ayude, Qué hermosa, tienes los ojos de tu madre, dice el cuervo a su futura pareja, ofreciendo todas las mazorcas del maizal.

A pesar de lo que se suele creer, el de las palomas no es un amor tierno y desinteresado. Las palomas son muy dadas a las convenciones sociales, de modo que sus historias se parecen mucho a los dramas ambientados en la Inglaterra victoriana. Y tampoco son desinteresadas. Todos los años llegan a mi jardín palomos buscando un lugar para hacer su nido, ya que las palomas no aceptan menos que un buen nido en una zona residencial, con acceso a parques y bien ubicado. Al palomo enamorado no le queda más que trabajar mucho y endeudarse para lograr la apariencia de un terrateniente y obtener el sí de la cuculí elegida.

Pero también hay historias tristes entre los animales. Tras buscarlo toda su vida, se convenció de que el amor es un mito, el unicornio. O el cangrejo, que prometió regresar pero se alejaba cada vez más cuando lo intentaba. Si amas a alguien, déjalo ir, y regresará, eso no funciona para los cangrejos.

Por último, están las historias de soledad, como la del melancólico sapo que escuchaba a sus compañeros burlarse en el estanque: ¡Oye sapo! ¡Allí viene la princesa que te gusta! Es por eso que los animales no se interesan en las historias humanas.

Un atardecer le conté mi desventuras a una gaviota en la playa. Me escuchó solo por cortesía hasta el final, para salir volando inmediatamente, con esa risa estridente tan propia de las gaviotas.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...