sábado, 30 de mayo de 2015

El árbol soñador


En el bosque, los árboles conversan entre ellos con el sonido susurrante de sus hojas entre las ramas. Siempre en las tardes de brisa tienen algo que decir, noticias que contarse. Hoy hablan de los leñadores que han sido vistos en los linderos.
- Pronto llegarán aquí y se llevarán a los mejores de nosotros, como lo hacen cada cierto tiempo- dice un árbol de tronco arrugado.
- Traen la muerte, nos cortan desde la raíz y se llevan los cuerpos, nos queman para extraer el calor de nuestros cadáveres - dice amargamente un árbol alto y recto.
- No es solamente eso - le responde un árbol que ha vivido ya incontables inviernos - otros son convertidos en canoas o mesas, en postes o puertas.
- La muerte es terrible, sin duda, pero obtendremos una nueva vida en el mundo de los hombres, en sus viviendas, en sus herramientas, en sus caminos.- Dice a su vez un árbol de tronco ancho.
- Hay aún un destino honorable - interviene el árbol soñador - algunos de nosotros nos convertiremos en papel, y seremos los mensajeros de los pensamientos humanos.
- ¡Ja! ¡Papeles marrones para envolver paquetes!
- No, hojas de papel, en las que los hombres escriben sus palabras y se convierten en una voz que habla a la mente.
- ¿Hojas? ¡Nombre pervertido! No se parecen a nuestras hojas vivas, de verdes colores, las hojas de los hombres son pálidas y delgadas, incapaces de transportar savia.
- Pero las hojas de los hombres no se marchitan, permanecen largo tiempo contando historias con su voz silenciosa.
- ¿Qué tipo de historias pueden contar los hombres que necesiten conservarse, si su voz es escandalosa y malsonante?
- Hay libros con poesías hermosas, historias maravillosas, ilustraciones coloridas.
- Pero el hombre también usa los papeles para hacer pasquines llenos de mentiras y calumnias, amenazas y bajezas.
- Así como todas las obras humanas, pueden ser utilizadas para lo bueno y para lo malo. Las hojas de papel pueden recibir palabras de ánimo e insultos groseros, las primeras palabras de un niño y la última voluntad de un anciano.
- Un poema, la lista de la lavandería, el final es el mismo, olvidado, tirado a la basura. ¿Crees que así conseguirás la eternidad?
- No es cierto, cuando lo escrito vale pena, los libros son conservados en bibliotecas, los mensajes son atesorados por los amantes, eso es la eternidad. Y si no es así, al menos algo de mí se convertirá en pensamiento.
- Aun así, no podemos elegir lo que será escrito en un papel, como no podemos decidir a quién escriba en él.
- No puede ser así, es imposible que en un pedazo de papel no quede nada del árbol de donde salió, la vida es tanto espíritu como materia. Mi alma trascenderá e inspirará al hombre desde el papel en el que me tornaré. Seré la esquela de un enamorado, el dibujo de un niño, el bosquejo de una nueva vida.
- ¿Y qué puede inspirar un alma como la tuya, árbol soñador?
- Mi historia, la historia de este bosque, los sentimientos que guardamos los árboles del bosque, el entendimiento de nuestra historia…
- Bellas esperanzas, pero son solo eso, esperanzas que tal vez no se cumplan.
Al caer la tarde el viento deja de mover las ramas y los árboles quedan en silencio, Los leñadores no han llegado hoy, pero llegarán cualquier día a llevarse a todos: al árbol viejo, al de corteza roja, al árbol soñador.

-          ¿Qué escribes en ese pedazo de papel?
-          No sé, algo que se me ocurrió de repente...

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