domingo, 17 de julio de 2011

SMS perdidos

Hace poco he cambiado por fin mi viejo celular. Pero no, tampoco he cambiado a uno de los modelos ultramodernos con internet, banda ancha, cámara de alta definición y todas esas cosas. Lo he cambiado simplemente por un modelo de modesta pantallita, teclado numérico y mínima cámara fotográfica. Es que aún me resisto a ser esclavo de un aparatejo que me obligue a responder correos esté donde esté o a twittear o facebookear lo que veo mientras estoy caminando por la calle. Es que de vez en cuando también me gusta ser inubicable.
En estos días estoy aún aprendiendo a utilizarlo y a programarlo de acuerdo a mis gustos, por lo cual son de esperar algunos problemas. Supongo que sería una escena divertida verme sufriendo para encontrar las opciones correctas para contestar un simple mensaje de texto en esos primeros días.

Dentro de estos problemas, como decía, está el cómo escribir los benditos SMS. Y creo que he cometido algún error de configuración, porque últimamente me han estado llegando mensajes que no estaban dirigidos a mi persona, y que me hablan de cosas que ignoro. Como muestra, presento algunos de ellos, que parecen dirigidos a personas que me tinca que las conozco de algún sitio, pero todavía no logro identificar de dónde:

  • Julieta, mete a tu perro, que no me deja acercarme a tu balcón.
  • Frodo, ¿A dónde te has ido? Estoy en la puerta de tu casa y nadie responde.
  • Mahoma, estamos esperándote en la montaña ¿Puedes venir o no?
  • Agamenón, si recibes un adjunto llamado caballo.exe, no lo abras, es un troyano.
  • Twittean, Sancho, señal de que avanzamos.
  • Penélope, estoy saliendo para Troya. No me demoro.
  • Gustavo Adolfo, ¡Ven rápido, que ya volvieron las oscuras golondrinas!

Creo que voy a aprovechar esto, y mientras aprendo a manejar el celular, me voy a divertir mandando algunos mensajes a Noel diciendo que soy Liam.

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