sábado, 26 de febrero de 2011

Una historia violenta


Al darle el primer cuchillazo, sintió miedo.
Al segundo cuchillazo, sintió rabia.
Al tercer cuchillazo, ya no sintió más dudas.
Al cuarto cuchillazo, sintió alivio.
Al quinto cuchillazo, sintió por fin tranquilidad.
Al sexto, séptimo y octavo cuchillazo, sintió que se le quitaba un peso de encima.
Al noveno cuchillazo, ya no sintió nada.
Al décimo cuchillazo, por fin se detuvo y sintió pena. Hubiera deseado que el cuerpo que yacía inerte fuera el de ella.

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