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lunes, 18 de agosto de 2014

Buscando la energía

En  mi reciente viaje al Cuzco, los guías que encontré en mis varias visitas a otros lugares turísticos podían contarme historias de los muchos tipos de visitantes extranjeros, que viene por la cultura, por los paisajes, por la aventura. Un turista inteligente no se conformará con visitar solamente Machu Picchu, sino que buscará otros lugares. No importa el tiempo que permanezca aquí, el tiempo se le hará corto para todo lo que hay que ver.

En mi anterior post mencioné haber conocido a un turista que venía en busca de la “energía” que según muchos se encuentra en esta zona. No fue ese mi único acercamiento a este tema durante mi estancia. Una de mis visitas fue al complejo arqueológico de Moray, donde el visitante encuentra andenes que forman una especie de anfiteatro hecho de varios escalones concéntricos cuyo centro es el lugar más bajo.

La arqueología oficial lo explica como un laboratorio botánico utilizado por los antiguos incas para estudiar los cultivos que se pueden adaptar a diferentes alturas y climas. De esta manera se seleccionaban los cultivos más apropiados para las diferentes zonas del extenso imperio y, junto con las observaciones astronómicas, determinaban qué sembraría la temporada siguiente, en caso de que el año fuera seco o lluvioso. Esta es la explicación que se les da a los turistas como yo, que buscan conocer la cultura y la historia.
Pero hay otra explicación que los guías dan a los turistas que buscan el misticismo y lo oculto. A ellos les dicen que la forma de embudo que forma esta zona concentra las energías del planeta y que justo en el centro se recibe la mayor energía. Como yo, aparte de mi sed de cultura llevo conmigo la sed de lo insólito y notable, recibí ambas explicaciones.

Obviamente, durante mi visita descendí al nivel más bajo, movido de mi deseo de aventura, y también para tomarme una foto que mereciera estar en un lugar destacado en mi Facebook. Al llegar al centro exacto de la última circunferencia descubrí un pequeño agujero con algunas maderas chamuscadas y hojas de coca. - Es que aquí han hecho un “pago a la tierra”, un sacrificio a la Pachamama, que es la Madre Tierra – me explicó mi guía. No hacía falta la explicación. Yo mismo he visto en diferentes sitios del Perú, cómo se vierte chicha o Pisco, se entierran hojas de coca y otros vegetales, con el fin de calmar a la Tierra antes de profanarla con algún trabajo, y evitar los accidentes que suceden si no se hace este rito.

La razón aquí es para recibir la energía de la Tierra y purificar el alma, llenándola de buenas vibraciones. Mi guía me contaba de los turistas que habían llegado a este lugar para limpiar su alma de energía negativas, e incluso de algún peruano famoso que había realizado el rito. Yo, que no había venido preparado para la ceremonia, tuve que dejat pasar la oportunidad y me conforme con recibir las energías en crudo. Pero faltaba algo más. –Tiene que quitarse los zapatos- Me dijo mi guía. – Así se reciben las energías, directamente sobre la piel- Miré el pasto que crecía en el lugar: una hierba propia del lugar, dura y filosa. Estaba seguro que si caminaba sin zapatillas por allí terminaría con los pies cortados y llenos de espinas clavadas. Más que una purificación, eso me parecía una penitencia, así que decliné la invitación. Después me enteré que esa era práctica común entre los turistas que desean llevarse algo de la energía del Cuzco.

Aquí terminaría mi relato si no fuera por las historias que me contaron sobre los norteamericanos – cuando no – que escuchan esta indicación y no solo la cumplen, sino que exageran en su cumplimiento y se desnudan totalmente, tratando de captar el máximo de energía antes de ser arrestados por los guardias.
Así pues, el caso de los turistas desnudos en Machu Picchu y en otros lugares cercanos se ha incrementado, potenciado por las fotos que los turistas publican en las redes sociales, de manera que antes de que se convierta en una epidemia de mal gusto, las autoridades han colocado avisos en los lugares arqueológicos, amenazando con arresto y notificación a la embajada respectiva a quienes se les encuentre corriendo calatos por un lugar turístico. Y la notificación es a las embajadas, porque los peruanos somos bastante pudorosos en este aspecto, y si nos ven desnudos no nos llevan a la comisaría sino al manicomio.



Como ven, el aviso dice en pocas palabras: Nude gringo, Go home!

martes, 26 de junio de 2012

Cómo llegar a la verdad


Cada persona tiene una forma de llegar a la verdad, que proviene de sus ideas, de lo que le han enseñado, y de las experiencias que ha vivido. Basado en este hecho, El Instituto Internacional de Investigaciones Inútiles (I.I.I.I) realizó un estudio sobre la forma en la que distintos tipos de personas tienen para llegar a una conclusión que sea reconocida como una verdad. Este estudio, que incluyó entrevistas y experimentos sobre varios cientos de personas, arrojó como resultados concluyente que no tenemos la menor idea de la verdad, pero en cambio, tenemos una certidumbre absoluta de que estamos en lo correcto.

El I.I.I.I realizó un experimento preguntando a distintas personalidades ¿Cuánto es dos más dos? Inquiriendo, además, qué haría falta para llegar a la respuesta. A continuación, algunos de los resultados:

En primer lugar se preguntó a un Juez. El Juez preguntó a todos los implicados en el problema: Maestros de escuela, contadores, vendedores de pizarras, y a algunos transeúntes que pasaban casualmente por el lugar de los hechos. Se hicieron citatorios judiciales que se suspendieron por falta de los implicados, a los que se tuvo que citar de grado o fuerza. Al final del proceso, la respuesta fue que había circunstancias que hacían pensar que el resultado podría ser cuatro, pero que nadie había podido demostrarlo fehacientemente. En consecuencia, el caso queda sobreseído por falta de pruebas concluyentes.

Luego se preguntó a un político. El político prometió convocar a una sesión de emergencia en el Congreso, dada la vital importancia para el país de la solución de este problema. El caso pasó a una comisión investigadora que solicitó 120 días para la investigación de los hechos, y la reunión de información, para lo cual se solicitó plenos poderes. Luego del plazo establecido, se pidió una prórroga adicional de 120 días, pues la Comisión dictaminó que el caso era más complicado de lo previsto, no había podido entrevistar a todos los testigos, y varias de las instituciones consultadas no habían cumplido con entregar la información solicitada. Pasados los 120 días adicionales, el político se disculpó por continuar con su labor como Presidente de la comisión investigadora, por tener otras urgencias en otras comisiones, y declaró “off the record” que dicha comisión había sido disuelta sin entregar su informe final, el que sería entregado sin falta antes del final de la presente legislatura.

La siguiente pregunta fue para un abogado. Este declaró que había implicancias legales que considerar antes de aventurar una respuesta. Pidió una semana para revisar la legislación aplicable sobre el tema. Después de ese plazo, indicó que el problema se hallaba en un vacío legal, y por lo tanto, se inhibía de proporcionar una respuesta para evitar posteriores acciones legales en su contra.

Se preguntó a un periodista, quien se comprometió a investigar a cambio de la exclusiva de la noticia. Cada semana informó sobre los progresos de su investigación, de su consulta a fuentes generalmente bien informadas, y de su trabajo de seguimiento a los números dos, tres y uno, para saber que ocurría durante las extrañas reuniones de los números dos. Después de cuatro semanas, informó al I.I.I.I. que abandonaba la investigación por motivos personales. Poco después, y prohibiendo ser citado, declaró que al parecer, el número dos tiene amigos en altos puestos del gobierno y que había sido amenazado para que no siguiera adelante con sus pesquisas.

Se preguntó a un contador certificado, quien analizando las normas tributarias y los últimos decretos de urgencia emitidos por el gobierno, declaró que era 51, valor que incluye los impuestos, tasas, y comisiones legales. Sin embargo, este monto podría ser menor si es que se presentaban solicitudes de dispensa y se acogía a los casos especiales de apoyo a los pequeños propietarios.

Se preguntó a un religioso. Después de varios días, informó que había estudiado la Biblia detenidamente buscando la respuesta sin encontrar el versículo exacto. Había preguntado al líder de su congregación, quien después de más días de investigación, le indicó que no necesitaba saber la respuesta, porque si no está en la Biblia, entonces no le es útil, y cualquier investigación posterior era una falta de fe que sería castigada con el fuego eterno, ya que la curiosidad por saber esas cosas era una trampa del demonio para hacerlo dudar de la palabra de Dios.

Por último, se preguntó a un niño que vendía caramelos en la calle. Este colocó dos caramelos sobre el piso, y luego otros dos. Procedió a contarlos y declaró que el resultado, sin lugar a dudas era cuatro.
Al enterarse todos los anteriores, impugnaron el resultado inmediatamente diciendo que era un menor de edad que había abandonado la escuela, por lo que no estaba capacitado para dar una respuesta.
Investigaciones posteriores hechas por el juez, el político, el abogado y el periodista indicaron que durante su permanencia en la escuela, se había equivocado en varias ocasiones, por lo que carecía de autoridad moral para responder a semejantes preguntas, y ordenaron su reclusión en un centro de rehabilitación de menores.

Ante esta situación, el I.I.I.I. ha sido informado que proseguir con esta investigación será motivo de acciones legales, por lo que ha suspendido el estudio. Sin embargo, deja los resultados preliminares a disposición del público en este blog, a fin de que el lector saque sus propias conclusiones y pueda averiguar cómo llegar a la verdad.

domingo, 24 de octubre de 2010

1500 iones


Paseando por un centro comercial abierto recientemente, me encontré con un anuncio de unas nuevas pulseras energéticas. El anuncio que la acompañaba dice que proporciona ¡1500 iones! Aquí mi cerebrito de ingeniero sonó la alarma. ¿Para qué necesito yo 1500 iones? Decididamente esa cantidad no me alcanza para hacer esa bomba de neutrones con la que algún día conquistaré el mundo. Atacar a mis enemigos con energía ionizada sería una buena idea, pero no creo que pueda causar mucho daño con miserables 1500 iones. - ¡Esto debe tener alguna utilidad! - Pensé para mí mismo.

Afortunadamente había un televisor junto a la vitrina de las pulseras, que pasaba un video explicativo. Bueno, explicativo es un decir, porque no me aclaró demasiado la cosa. Presentaba comentarios de deportistas de los que no había oído hablar antes, diciendo que la famosa pulserita les incrementa la concentración, la energía y el equilibrio. Mirando más de cerca la vitrina, no me pareció ver nada especial, solo una pulsera con una etiqueta de esas que tienen un holograma como el de las tarjetas de crédito o los sellos de garantía en los empaques de muchos productos.

Me dejó pensando el tema de los iones ¿Qué harán esos 1500 iones para lograr esos maravillosos efectos? Sin duda son iones amaestrados, que cuando vean que me estoy cayendo me empujarán al lado opuesto, evitando que me desplome. Además, para mejorar mi concentración, bajarán el volumen de la música que siempre escucho cuando estoy revisando algún informe excepcionalmente difícil. Y además, incrementarán mi energía, ya que son iones. Podré abandonar mis intentos de morder una pila AA para aumentar mi energía por las mañanas.

¡Un momento! Debo asegurarme primero de que sean iones positivos. Tampoco es cuestión de andar cargado de energía negativa por la calle. Haría que todo me salga mal y alejaría la suerte de mi lado. ¿Cómo que sí son iones negativos? ¡Ah! Es para atraer a las energías positivas, pues, los opuestos se atraen. Así mi paso por esta ciudad será beneficioso, atrayendo las buenas vibras, la paz y la armonía, mucho Yang para mi Ying.

Pero, con tanta gente mal encarada que anda por aquí ¿Me bastará con 1500 iones para enfrentarlos? A un ión por persona, solo podré rechazar a 1500 personas negativas. Para alguien que gusta de caminar como yo, eso significa que la pulsera me durará una o dos semanas apenas. Me pregunto si esa batería se recarga con una pila o algo. Tal vez pueda ponerle algo del uranio que me sobró de mi última bomba atómica. Yo sé que eso produce muchos iones. No, mejor pregunto a la vendedora.

- Señorita, ¿A cuánto está la pulserita esta? ¿Qué? ¿S/. S/. S/. S/. + S/. ? ¿Tanto? ¿De qué hacen los iones? ¿Que es un secreto? Oiga, los iones no cuestan tanto… ¡Si hasta tengo yo unos cuantos en mi bolsillo, que los guardo en mi monedero! ¡Véalos, señorita! ¿Cómo le voy a estar mintiendo a usted? Ah, tiene razón, es que a usted le falta un microscopio electrónico, pues. Bueno, por lo menos me dirá que minerales tiene ¿Verdad? Lo que pasa es que yo soy alérgico a la Kryptonita, y el médico me dice que no me acerque a ella. ¿No sabe? Pues estamos mal así, oiga… La otra cosa que quería saber es sobre eso de los 1500 iones ¿Cómo sé que no me están vendiendo pulseras de 250 iones..? Sí, pienso contarlos antes de comprar… ¡Ah, si se abre el empaque se pueden caer los iones! Bueno… No podré comprar la pulserita entonces… Gracias señorita…

Ahora que estoy en mi casa, he encontrado un método para fabricar iones, disolviendo Cloruro de Sodio en un medio polar de monóxido dihidrógeno. Solo me queda separar los iones de cloro negativo y venderlos en el mercado negro… Mi plan de dominación mundial sigue avanzando…
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