Sara e Isaac
La esposa de Abraham nunca supo con certeza lo que había pasado esa vez que su esposo fue con su hijo a la cima del monte. Pero intuía que debió ser algo grave. Lo notó porque desde aquel día el pequeño Isaac se portó bien y tomó toda su sopa. Lo que le inquietaba era la expresión de terror de su hijo cuando alguien le decía que “era un niño muy sacrificado”.
Penélope y Ulises
Después de un tiempo de haber recuperado su casa, su esposa y su reino, parecía que todo había vuelto a la normalidad. Al menos eso era lo que pensaba Penélope. Esos cambios de carácter, esa tristeza y esa mirada perdida que ponía a veces pudieron deberse a la costumbre de la nostalgia, después de tanto tiempo lejos, pensaba. Hasta que lo sorprendió un día escuchando un CD con los cantos de las sirenas.
Alicia
Muchos años después, cuando ya era una respetada psicoanalista, Alicia aún preguntaba a sus pacientes si en alguno de sus sueños habían visto alguna vez a un conejo blanco o a un gato que desaparecía hasta dejar solamente su sonrisa…
Cenicienta
Después de su boda con el príncipe, y una vez que tomó a su cargo el mantenimiento del castillo, Cenicienta se convirtió en la más temida por toda la servidumbre, a quienes hacia trabajar arduamente hasta hacer que el castillo quede siempre impecable. Nada parecía contentarla, y las criadas se preguntaban cómo es que una princesa conocía tantos secretos de limpieza para quitar las manchas y la suciedad, lo que las dejaba sin disculpas a la hora de hacer su trabajo.
Madre de Dios, qué genialidad!! Si Disney hubiese sabido esto antes de hacer las películas...;)
ResponderBorrarSi Disney hubiera sabido estas cosas, igual hubiera terminado las películas como lo hizo. Ya sabemos que quitaba de los libros las partes "feas" antes de hacer cada film. No creo que este pequeño post haga que el viejo Walt se revuelque en su congelada tumba...
ResponderBorrarPor lo menos lo de "vivieron felices por siempre", esta aclarado en estos epilogos.
ResponderBorrarMuy buen post.
Saludos