domingo, 8 de abril de 2007

El Almuerzo Olvidado


[Musica de fondo: La Fiesta de Pilito - El Gran Combo]


Desde que tengo uso de razón (la fecha exacta es aún tema de discusion, y hay quien afirma que ello no ocurre todavía) a la hora de comer... se comía. Lo que quiero decir es que se realizaba el ritual que la gente normal y corriente hace para comer: Deja uno de hacer lo que estaba haciendo, se sienta en una silla ante una mesa, espera que le traigan un plato y luego empieza la lucha contra el pollo, carne, pescado o lo que tenga a bien darnos la cocinera. En esta lucha, que ha de terminar cuando el enemigo ha sido totalmente barrido del campo de batalla, se usan las eficientes armas del cuchilo y tenedor, y se tiene como incondicional aliado al ají, que es una especie de lubricante que ayuda a que el enemigo se vaya como por un tubo por el tubo digestivo.
Pero... algo empezó a cambiar cuando ingresé a la universidad. A los comentarios inofensivos y al sano raje de los profesores y de los compañeros sucedió la discusión acalorada con quienes veian comedor como centro de adoctrinamiento de sus ideas politicas. En ese tiempo fui acusado de ser un burgués tantas veces que llegué a preguntarme seriamente si había algo malo en ello.
Para los ultimos ciclos, el almuerzo cambió nuevamente. Se convirtió en una carrera contra el tiempo primero y luego en un lujo que muchos obviaban, para poder estudiar, escuchar clases de ese profesor que solo dictaba a esa hora, o para poder terminar con esa bendita monografia.
Al salir de la Uni, las cosas parecieron volver por un tiempo a la normalidad. Comía a la hora (es más, con sirena de aviso) y me di el lujo de hacer algo que antes pense que nunca haria, que es leer el periodico durante el almuerzo.
- Señor, no coma así, que le van a caer mal las noticias con el almuerzo!
Nunca escuché mesera más acertada, así que regresé a la buena senda y no he vuelto a hacerlo desde entonces.
Con el correr del tiempo, he comido en los lugares en que he trabajado almuerzos en todos los valores de la escala: Desde las comidas que les dan a los gringos hasta unas que no las querian comer ni los obreros mas caidos.
Pero poco a poco comenzamos nuevamente a perder la hora del almuerzo. Primero fueron los nextel, con su pitido y la gente que quiere que todos se enteren de sus asuntos de trabajo.
- Oye, deja el nextel, estamos comiendo!
- No compadre, la otra vez el jefe me levantó en peso por no contestarle...
Luego vinieron los celulares y las llamadas y mensajes de texto. No me molesto si alguien aprovecha el tiempo mientras llega el almuerzo, pero eso de mandar mensajes mientra uno está con el tenedor en la otra mano o conversar entre bocado y bocado me parece un verdadero atentado contra la digestion.
El ultimo año ha traido dos nuevos enemigos de una comida tranquila. uno es el "Blackberry". Ya no basta con mandar mensajes de texto por el celular, ahora los empleados "importantes" tienen que revisar su correo entre los platos del almuerzo y contestarlos antes del postre. El otro enemigo son los restaurantes y locales con Wi-Fi. Si antes se veia feo que uno leyera el periodico en la mesa del almuerzo, ahora es peor ver personas con su laptop tan concentrados que hasta se olvidan que vinieron a comer.

- Vamos, que tenemos un almuerzo de trabajo...

- Yo traigo mi lonchera, ¿Que tal si tu vas y yo me conecto al chat desde aquí?

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