viernes, 5 de mayo de 2023

La experiencia Chat GPT



El tema de moda entre los que están pegados a una computadora todo el día es el Chat GPT. Desde que salió al uso público, los detractores de todo lo que signifique progreso empezaron a predecir el fin de la civilización, el triunfo de las máquinas sobre el hombre, el reemplazo de todos los empleos y cosas semejantes. Ante todas estas predicciones apocalípticas, voy a recordar, por enésima vez, que lo mismo dijeron de la imprenta, de las máquinas de vapor, del automóvil y de la computadora. 

Solo cuando escuché que el famoso Chat GPT puede escribir informes, libros y hasta cuentos, me empecé a preocupar ¿Habrá inteligencia artificial que escriba las refinadas tonterías que pongo en mi blog? ¿Los nuevos Cortázar, Borges o García Marquez no serán humanos, sino computadoras? Hay que probar, antes de cerrar mi blog a causa de la competencia desleal. 

Primero me puse a investigar un poco el tema. Resulta que los ingenieros de sistemas se embarcaron un buen día en un proyecto monstruoso: Enseñar a las computadoras a escribir tal como lo hace un humano. Para esto tomaron billones (si, billones) de textos para que la computadora aprenda a redactar, y luego, la instruyeron para que, a partir de los resultados obtenidos de un buscador, redacte párrafos completos imitando a como lo haría un humano. 
Aquí encontré la primera falla de concepto, que renueva la confianza en el ser humano. Si la computadora redacta a partir de resultados en un buscador, la base de lo que escribe proviene de lo que el buscador piensa que son los resultados más relevantes. Y cualquiera que haya hecho una búsqueda en Google o Bing, sabe que los resultados más relevantes casi nunca son los que buscamos. ¿Cuántas veces hemos tenido que buscar entre varias páginas de resultados para encontrar lo que queremos en el buscador? Pues esa es la efectividad que nos dará el Chat GPT. 

La segunda conclusión de este algoritmo es que el programa devolverá lo que la mayoría de la gente piensa. Es decir, los resultados serán el promedio del pensamiento existente en internet. En primer lugar, dejará de lado la genialidad humana, pues esta es escasa. En segundo lugar, si la mayoría de la gente que publica en internet es machista, clasista y retrógrada, el buscador entregará un artículo machista, clasista y retrógrado. Y ya se han escuchado quejas contra el Chat GPT por este motivo. 

Esto me hizo recordar una serie de eventos hace varios años, donde grandes ajedrecistas se enfrentaban a una computadora que elegía las jugadas de acuerdo a las sugerencias de miles de ajedrecistas. Los grandes maestros vencían fácilmente a la computadora, porque el promedio de jugadas era mediocre para un Gran Maestro Internacional. Faltaba la genialidad. Solo en el último evento, llamado “Kasparov contra el mundo” representó dificultad para el maestro, porque los organizadores cambiaron las reglas para favorecer a la máquina, e introdujeron en el “equipo mundo” a varios ajedrecistas de élite. A pesar de ello, Kasparov ganó la partida. Sospecho que algo así está pasando ahora. 

Pero todo esto no es más que teoría, y hay que contrastar esta teoría con la realidad. Curioso siempre, me puse a probar la versión ligera que ahora viene con el buscador de Microsoft para ver si pasa la prueba del tonto, o por lo menos, la de este tonto. 

Primero le pedí que redacte un procedimiento o manual de instrucciones técnico como los que yo hago en mi trabajo. Como resultado, me entregó un documento no muy largo con lo mínimo indispensable para cumplir con lo que yo había pedido, pero escrito en un tono que dejaba a las claras su procedencia. Si yo fuera profesor, y uno de mis alumnos me entregara esto, lo aprobaría con la nota mínima y lo miraría con esa cara que se pone cuando sabemos que alguien está haciendo trampa, pero no puede demostrarlo. 

La segunda tarea fue la escritura creativa. Le pedí al Chat GPT que escriba un cuento. Sin razón alguna, me acordé de Jorge Luis Borges y le pedí que el tema fuera sobre un milagro secreto. El producto fue una decepción, una pena y a la vez un alivio. Lo que hizo la famosa inteligencia artificial fue contarme la historia de la Virgen de Fátima, solo cambiando algunos detalles. Y yo que esperaba algo más borgiano, quedé nuevamente con ganas de un poco más de esfuerzo. Otra vez me quedó la impresión del alumno que hace las tareas con desgano y que aprueba con lo mínimo. 

Por último, con ayuda de algunos compañeros de trabajo, hicimos tema libre. No contaba con que mis compañeros se portaran igual que con cualquier tecnología nueva, y pidieran escribir sobre ellos mismos, como cuando salió Google Earth y lo primero que hicieron fue buscar su propia casa. Yo también cedí y pedí al Chat GPT que escriba mi biografía. Nuevamente quedé aliviado al saber lo poco que sabe internet sobre mí, con solo dos párrafos escritos en un estilo de tarea escolar y un tono a medio camino entre lo informal y lo serio. 

Como conclusión, creo que al Chat GPT todavía le falta personalidad para escribir y en este momento solo servirá a los escolares perezosos para hacer sus tareas. Mi blog no corre peligro de ser reemplazado por una inteligencia artificial, y mis informes técnicos seguirán siendo escritos a la antigua. Lo más importante, falta la chispa de originalidad del ser humano, la sorpresa y la genialidad. Me despido con el consuelo de que todavía una inteligencia artificial no puede competir con mi tontería natural.

2 comentarios:

  1. Por lo que yo sé, el chat tiene ideología woke. Un beso

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    Respuestas
    1. El chat, como instrumento basado en un buscador, escoge lo más popular, no lo que más se acerque a la verdad. Si hubiera existido hace seiscientos años, nos hubiera dicho que la tierra es plana.

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