martes, 25 de abril de 2023

Leyendas peruanas: La arcilla de los Awajun



El pueblo Awajún, que vive en la selva del Perú, acostumbra a hacer vasijas de arcilla decoradas. El proceso es recoger arcilla del río, molerla y mezclarla con cenizas, darle forma con piedras y secarlas al sol, logrando productos muy elegantes y livianos. Sobre la arcilla que usan, que es especial y que llaman “duwe”, tienen una leyenda que presento en esta ocasión. 

Hace mucho tiempo, Luna (que es deidad masculina para los awajun) solía pasar tiempos en la tierra, en donde gustaba de vivir y dedicarse a la caza. Luna gustaba mucho de los zapallos, por eso abrió una chacra (campo de cultivo), y dejó a su esposa Ayaymama sembrando zapallos. Siempre le preguntaba a su mujer si los zapallos estaban maduros, y siempre recibía por respuesta “No, todavía están verdes”. 

Un día, pasó por la chacra y vio los zapallos maduros. Cuando vio a su mujer le dijo: "Los zapallos están maduros, tráelos y cocínalos. Después de prepararlos, espérame que yo regresaré después de cazar". Ayamama se fue entonces a la chacra con su tinaja y una taza para recoger todos los zapallos. Así, al regresar, preparó y cocinó todo el zapallo, pero le quedó tan sabroso que en el acto se lo comió y terminó todo. Cuando cayó en la cuenta de que su esposo llegaría, cogió el zapallo verde y lo cocinó para su esposo. Cuando llegó Luna, comió y preguntó a su mujer: "¿Dónde están los zapallos maduros? ¿Por qué has traído zapallos verdes? Yo he visto zapallos maduros. Había bastante". La mujer negaba todo, solo había estos zapallos, decía. En todo momento afirmaba lo mismo, que todos estaban verdes. 
Luna, furioso, se fue a la chacra para encontrar que los zapallos maduros que había visto ya no estaban.

Decidió volver a su casa en silencio. Entonces, espiando encontró a Ayaymama, cogiendo una tinaja escondida, con los zapallos maduros. Regresó molesto a casa, y cuando llegó encontró a su hijo, al que le dijo: cuando llegue tu madre dile que voy al cielo. Y se fue. Cuando la esposa Ayaymama regresó de la chacra preguntó a sus hijos por su padre. Ellos le respondieron: ¨Papá se fue al cielo¨. Entonces Ayaymama dijo: "¡Va aishua, aishua! ¡Ay, mi esposo! ¿Qué voy a hacer? Mi esposo se fue al cielo". 

Luna regresaba al cielo subiendo por una soga que llegaba al firmamento, y cuando iba llegando vio a lo lejos que Ayaymama lo estaba siguiendo, subiendo por la misma soga. Furioso, Luna cortó la soga y Ayaymama, que estaba a la mitad, cayó al suelo. Como estaba tan llena por el zapallo, al caer se reventó la barriga y el zapallo se esparció al suelo. Para entonces ya había aparecido el Sol, el gran justiciero. Al enterarse de la situación conjuró: “Por tomar zapallo mezquinando a su esposo, la barriga derramada de zapallo se convertirá en arcilla”. Luna desde entonces ya no puede regresar a la tierra, pues la soga estaba cortada. Ayaymama se transformó en pájaro y se fue volando. Desde entonces, cada vez que hay luna llena el ave Ayaymama se lamenta a su esposo y llora diciendo: ¡¡¡va aishua, va aishua, aishua, aishua!!!. 

Por eso cuando sale la luna llena, en el lugar en donde se posa el ave ayaymama, para llorar, es donde se puede encontrar buena arcilla para la cerámica de los Awajun.

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